034.┆ ⋆ ˚。⋆୨୧˚ 𝗖𝗛𝗔𝗣𝗧𝗘𝗥 𝗧𝗛𝗜𝗥𝗧𝗬-𝗙𝗢𝗨𝗥
—The Bolter˙✧˖° 🌑
"She's been many places with men of many faces
First, they're off to the races and she's laughing drawing aces, but, none of it is changing
that the chariot is waiting.
Hearts are hers for the breaking,
there's escape in escaping"
—T.S
(Mini maratón 1/2)
Con esto me refiero a una doble actualización, ¡hay un capítulo más después de este!
Me estoy moviendo, pero en realidad estoy quieta. Existo, pero al mismo tiempo mi alrededor parece ser prescindible, escapando de mi por más que me aferré a él.
No, el tiempo y yo no éramos amigos.
Por un instante todo se encontraba bien, las cosas estaban tal y como tenían que estar y al siguiente, mi hogar está destruido y yo vuelvo a vagar sola.
Intento cerrar los ojos, dejar que la fría brisa arremoline mi pelo y disfrutar aunque sea un poco esta caminata, pero no lo logró: los veo a ellos a cada paso. Mi grupo.
Dudo que todos estén muertos, no soy ni de lejos lo suficientemente capaz como para ser la única en sobrevivir. Se que más de uno debe de estar allá afuera, pero ¿cuáles son las probabilidades de encontrarlos?
Coloqué mi mano sobre mi frente, para protegerme de los rayos del sol. A cada movimiento que daba, el peso de la mochila sobre mis hombros era mayor.
Sujetando la cuerda que había sacado de la prisión en una mano y la pistola que reemplazó la escopeta en otra, deseé mantener el ritmo que había llevado durante la última hora, con esto me refiero a no encontrarme con grandes masas de caminantes.
Para mantenerme estable, he estado recordando las palabras de Bob como si fueran un mantra, para convencerme de que mi situación no era tan mala: "hay personas que sobreviven mejor de esa manera, solas".
No odiaba estar sola, pero si que odiaba estar en silencio, porque entonces mis pensamientos comenzarían a hablar demasiado alto:
"Mentiroso"
Mentiroso. Mentiroso. Mentiroso.
Aquello fue lo que dijo el gobernador antes de terminar con la vida de Hershel, y es lo que se ha estado reproduciendo en mi mente una y otra vez.
Eso y el hecho de que hay muchas personas a las que no les dije un "te quiero" una última vez: papá, mamá, Rigel, Sophia y Beth, incluso.
Al menos se lo dije a Carl, aunque la capacidad de ese hecho para hacerme sentir mejor es poca.
Por todo esto, no quería llorar, no estaba triste ni deprimida, solo enojada y con ganas de gritar.
Aparté todos los pensamientos que me enjaulaban. No era el momento de lamentarse o de dejarse manejar por la frustración, no tenía que ser débil.
Mi camino por la carretera continuó, había cosas de las que había que ocuparme, como encontrar un lugar temporalmente seguro para dormir.
Justo cuando consideraba severamente la opción de darme un tiro, un extraño restaurante de barbacoa apareció en mi campo de visión. Hubiera preferido uno de sushi, pero supongo que ya era demasiado pedir.
Relamí mis labios y tras pensarlo un segundo, avance hacia el lugar. Para cuando la gravilla pasó a ser tierra, yo ya estaba alzando la pistola en alto.
Nada más pisar el local, no pase el desorden por alto. Mesas de madera esparcidas por el suelo, utensilios por doquier y una televisión con la pantalla convertida en añicos.
Desvíe mi vista hacia la cocina, donde sin lugar a dudas debería de haber algo de provisiones. Antes de comenzar a siquiera acercarme, el sonido del impacto de algo al caer llamó mi atención. Provenía del otro lado del lugar, en una sala donde había algo parecido a trincheras de sillas y mesas.
Con el dedo en el gatillo del arma me acerqué, esperando encontrarme con un caminante, no con otra pistola apuntándome.
Ahí estaba él, con el pelo hecho un desastre y sudor en su frente, cicatrices escondiendo su cara y sangre seca descendiendo desde la oreja hasta el cuello. Detrás de él, una mirada me escaneaba de arriba a abajo al mismo tiempo que sus manos reposaban sobre su arma en el cinturón. Permanecía igual, la misma nariz pecosa, el sombrero de sheriff y los ojos azulados. Pero en ellos algo había cambiado.
Creo que todos cambiamos después de lo de hoy.
Rick, al reconocerme, fue el primero en bajar el arma. Yo tarde más, por consecuencia, Carl frunció el ceño hasta que desistí de usarla.
En la cara demacrada de Rick apareció un ápice de sonrisa, por lo que yo prácticamente sin ánimos, me obligue a esbozar una sonrisa también. Carl, por su parte, no se molesto.
—Que suerte que estés bien —dijo Rick, colocando una mano en mi hombro al mismo tiempo que se posicionó a mi lado—. ¿Viste a alguien más salir?
—No, todo estaba solo. Pero salí rápido, estaba apurada y no me dió tiempo de revisar, habían muchos caminantes. Tal vez sí que había gente, no lo sé. Pero Rick, la carreola de Jud...
—Ya lo sabemos —acalló Carl, con dotes de brusquedad en su voz.
Lo observé monótonamente por un segundo antes de apartar la mirada. Entendía que era probable que su enojo fuera causado por todo lo que ocurrió, yo misma estaba irritada, por ello decidí ignorarlo y darle su espacio.
—Siento todo eso —murmuré, mirando a el mayor de los Grimes, que me dió un asentimiento por respuesta.
—Está bien. Ahora, necesitamos buscar un lugar y provisiones —comentó Rick, llevando ambas manos a sus caderas.
—Busquemos en la cocina —sugerí, comenzando a andar.
Nada más entrar, el movimiento del caminante frente a nosotros captó nuestra atención, por lo mismo, Carl y yo alzamos las armas.
—Esperen, está débil —intervino Rick.
Pero antes de permitirle agregar algo más, apreté el gatillo de mi arma.
—Lo tenía controlado, ¿por qué lo has hecho? —gruñó Rick, lanzándome una mala mirada.
—Simplemente no estás en tu mejor momento y no tenemos porque perder el tiempo con esto —contesté, encogiéndome de hombros.
Los tres comenzamos a buscar por el lugar, era una cocina amplia. Comencé por el almacén, que para mi suerte no se encontraba demasiado alto.
Alcé mi brazo, logrando tomar una lata de maíz, la cual coloqué en la barra frente a mi. Trate de repetir el mismo movimiento para lograr alcanzar la otra lata, pero Carl fue más rápido y la tomó de un tirón, rozando mi mano en el proceso y manteniendo el contacto visual entre nosotros.
—¿Qué buscas? ¿Comida para perros? —inquirí con rastros de burla.
Él volteó los ojos, aunque yo se que vi una pequeñísima sonrisa en su cara.
—¿Alguien te había dicho antes que utilizas el humor cuando te pones nerviosa, uh?
—No...pero solo porque nadie se había tomado la molestia de mirarme por tanto tiempo como para notarlo, Grimes.
Dicho esto, eleve la lata de maíz levemente en el aire como despedida y continúe rebuscando en los cajones del otro extremo de la cocina.
Después de un rato, los tres nos reunimos en una de las mesas que aún estaban de pie y colocamos todo lo que habíamos recolectado. Rick tenía una barra de granola y dos latas, una de aceitunas y otra de pepinillos; Carl había conseguido tres latas: dos de atún y una de guisantes. Por mi parte, tenía la lata de maíz, dos botellas de agua y un empaque de galletas saladas.
Nos apresuramos a guardar las cosas dentro de mi mochila, la cual parecía estar a punto de estallar contra mi espalda.
—Racionaremos la comida cuando encontremos un lugar para pasar la noche —dije, en un intento de apurarlos.
Salimos hacia afuera y dejamos el restaurante atrás.
Mientras avanzábamos, sentía el dolor en mi oído izquierdo cada vez más. No escuchaba por este desde que el gobernador había llegado a la prisión y comenzaron los cañones.
La posibilidad de haber quedado sorda en ese oído era algo cada vez más real.
Habíamos caminado demasiado antes de dar con el vecindario en el que estábamos ahora. Primero por la carretera, donde había un anuncio gigantesco de un restaurante de alitas, el cual automáticamente me puso de mal humor, porque jamás volvería a probarlas.
Después de vagar por la carretera nos adentramos en el bosque, hasta dar con este lugar. Era bastante amplío y las casas simulaban estar bien conservadas, pero las calles estaban repletas de autos volteados y cadaveres putrefactos.
Carl caminaba en frente, marcando sus pasos con dureza y lanzando rocas con su zapato de vez en cuando, como para dejar en claro que no le importaba nada, ni Rick ni yo.
Rick, quien al principio le había pedido infinitas veces que andara más despacio, se había rendido y ahora caminaba en silencio.
Yo había tratado de ayudarlo a mantenerse erguido, sin embargo, mi paciencia es poca y el pobre está tan golpeado que camina a pasos de tortuga, por ello Rick terminó por pedirme que siguiera a mi ritmo, que él nos alcanzaría.
Entonces, como Carl decidió rebelarse y Rick esta jodido, prácticamente seguía estando sola y en silencio.
Miré el cielo, el cual había adquirido un tono anaranjado. Necesitábamos apurarnos, o la noche tendría ventaja.
Una paloma voló sobre nosotros, lo cual me hizo recordar a Lizzie. El animal dio vueltas en círculo por unos momentos, antes de defecar en el hombro de Carl.
Este no se inmutó, me pregunté si simplemente no lo noto o si lo hizo, pero no quiso mostrar reacción alguna para que Rick y yo no nos burlemos.
Aunque, por supuesto, de cualquier forma intercambié una sonrisa divertida con el mayor de los Grimes, asegurándome de que vio lo mismo que yo.
Caminamos un poco más, hasta que nuestros pasos se ralentizaron.
—Esta es tan buena como cualquiera —comentó Rick aludiendo a una de las casas, y con eso, decidimos que esa sería.
Alzamos nuestras armas, Rick en el frente, golpeando el suelo con sus botas repetidas veces.
—No es el momento de presumir tu zapateado —hablé.
Pero claro, el sheriff tenía en mente otra cosa. Se quitó una de sus botas y, ejerciendo presión sobre la puerta blanca de la vivienda, logró que esta se abriera.
Una vez dentro, nos esparcimos por la casa. Nadie lo mencionó, pero era obvio que había tensión en el aire. Era como si nadie quisiera estar cerca de nadie.
Rick tomó camino por la sala, yo me apresuré a subir las escaleras y por su parte Carl bajó a lo que aparentaba ser un sótano.
Caminé por el pasillo de la parte superior, en el papel tapiz reposaban varios marcos sostenidos por clavos, en los cuales se lograban ver fotos de una familia.
Sin pensarlo mucho entré en una de las habitaciones, la cual sin lugar a dudas era de un adolescente. Había comics, videojuegos y posters de películas de ciencia ficción.
Deje mi mochila en la cama antes de tumbarme en esta. Mis piernas dolían, mi cabeza también y ni hablar de mi oído izquierdo. Pero el peor de mis dolores era que tenía demasiada hambre, y no de comida enlatada.
Por ello decidí bajar a la cocina, con la esperanza de encontrar algo dulce. Era una sala pequeña con una mesita de madera y dos sillas. Busque por todos los cajones y, finalmente, solo di con unos cereales secos.
Prefiero morirme de hambre, muchas gracias.
Al salir al pasillo de afuera, me encontré con una escena incluso peor: pelea de padre e hijo.
—¡Oye, idiota! —gritaba Carl con fastidio, golpeando el marco de la puerta—. ¡Oye, imbécil! ¡Oye...!
—Cuida tu boca —siseó Rick.
Claro, porque ahora nuestro principal problema es lo que hace Carl con su boca.
Estupidos, los dos.
Formé un escrutinio con las cejas. No solo los gritos de Carl me parecían irritantes, si no que traían de vuelta recuerdos que prefiero olvidar.
Los ecos, resonando en todas partes, sus puños cerrados chocando con la pared.
Todo eso era familiar para mí.
Me alejé de aquel entorno y regresé a la habitación de antes, volviendo a recostarme sobre la cama, mirando al techo.
Quería llorar, en serio quería, pero las lágrimas simplemente no salían. Quería tener una forma de desahogarme, de tragarme lo que sucedió y continuar, permitirme lamentar la muerte de Hershel. Pero sencillamente no podía, era como si mi enojo hubiera encerrado al resto de las emociones.
Cuando menos lo supe, mi mano derecha ya estaba ejerciendo presión sobre mi brazo izquierdo, dejando un rastro de enrojecimiento cuando la aparté.
Coloqué ambas manos a mis costados y respiré pesadamente. Tal vez solo necesitaba dormir.
Pero una sombra captó mi atención, Carl había entrado a la recámara y se había ido rápidamente al verme ahí.
—¿Carl?
—¿Si?
—Ven, por favor —pedí, sentándome en la cama y comenzando a abrir el zipper de mi mochila.
—¿Qué? —preguntó, dirigiéndose hacia mí y mirando, desinteresado.
Le mostré la fotografía de su familia, con Lori en ella y excluyendo a Judith.
Antes de que todo se viniera abajo, la había guardado, ya que supuse que Carl querría tener ese recuerdo.
—No la quiero —rechistó él, apretando los dientes—. Una estúpida foto no me devolverá a mamá, ella ya no está aquí. Solo la quería para que Judith la conociera, pero ahora ella también está muerta.
Me tomé unos instantes para responder. Podia haberme enojado con él, descargar mi enojo, pero a fin de cuentas él se encontraba en mi mismo estado. No valía la pena discutir.
—Está bien, como quieras —repliqué, guardando la foto nuevamente—. Cierra la puerta cuando te vayas.
Sentía el tiempo golpeando a mi puerta. Apurándome, susurrando palabras negando la seguridad de este lugar. ¿Cuánto tiempo tendremos antes de que una horda se avecine?
Era preguntarte qué es lo que te deparará el mañana, que sucederá la siguiente hora, el siguiente minuto, lo que provocó que comenzará a buscar alternativas.
El tiempo, al menos para mi, era como un cuchillo afilado acariciándote la piel, preparándose desde el silencio para cortarte cuando mete lo esperas.
Era por eso que había tomado una decisión.
Hay una cosa que temo más que a nada: perder el control de mi misma.
Y este lugar, estar con los Grimes...me sofocaba y estaba tentando mi moderación. Me gustaría decir que tenía una explicación, un motivo más fuerte, pero no lo había. Simplemente quería huir.
Bob tenía razón, tal vez yo soy una de esas personas que están mejor solas.
Y era lo mejor. Tenía que serlo. Tanto para mi como para Carl. Lo iba a proteger, estuviera o no conmigo, y en este momento lo mejor era mantenerlo alejado.
Desde la habitación, podía escuchar los gritos de Carl. Estaban teniendo una discusión más, esta vez no me moleste en siquiera esforzarme en deducir que decían.
Saque la foto de la familia Grimes de mi mochila y la coloque en uno de los estantes antes de colocar las cintas de la mochila sobre mis hombros. No había mucho que planear, sencillamente me iría. Estaban en medio de una disputa, lo que era una oportunidad perfecta para pasar desapercibida.
Tome dos respiraciones profundas antes de tener la ventana de la recámara en la mira. Llegué hacia ella, estaba ligeramente entreabierta pero aún así tendría que elevarla un poco más para poder salir. Coloque ambas manos en la franja de madera debajo del vidrio y empujé hacia arriba.
Dude un segundo, preguntándome si era realmente esto lo que quería. Cerré mis ojos con fuerza y después volví a abrirlos, decidida. A la par que agachaba mi cabeza, saqué una pierna por la ventana.
La altura no debía de ser demasiada...¿cierto?
Estaba a punto de sacar la otra pierna e iba a hacerlo si no hubiera sido por el sonido del abrir de la puerta, un chirrido sonoro. Mierda.
—¿Qué carajos haces? —preguntó Carl. Ni siquiera tenía que voltear mi cabeza para saber que era él.
—Saldré un momento a tomar aire, Carl —mentí.
—Va a anochecer, es peligroso y estuviste insistiendo todo el día sobre que era tarde como para que...
—Cambié de opinión —interrumpí, soltando las palabras como si fueran un insulto.
Si me tiraba y comenzaba a correr, ¿me lograría alcanzar? Podría intentarlo.
—No vas a ir.
Reafirme mi compostura, ahora de pie a unos centímetros de él. Iba a decírselo, no lo iba a entender, pero era mejor que quedarme aquí tratando de convencerlo acerca de una mentira.
—No quiero estar aquí —empecé, y en seguida su mirada se suavizo, más su mandíbula se tensó—. No soporto nada de esto. Ni tú, ni tu papá, ni yo estamos bien y me molesta como actuamos o como yo podría actuar. Se que no tiene nada de sentido, pero solo me quiero ir.
Carl permaneció estático, sin despegar su mirada de mí. Me gustaría saber que pasaba en su mente.
—No puedes hacer simplemente eso —espetó él, alzando el tono de su voz a cada palabra que pronunciaba—. No después de haberme evitado todo el día, Rory.
—¡Si hice eso fue porque tu comenzaste a comportarte mal, buscaba darte tu espacio!
—¡¿Es esta tu manera de darme espacio?! ¡¿Irte?! —explotó, su voz parecía ahora un estruendo. No me sorprendería si Rick despertará.
—No te pongas así.
—¡¿Y de qué otra manera quieres que actúe si estas siendo una egoísta?!
—¡Soy una egoísta que solo quiere huir, si! ¡Pero solo porque eres un baboso temperamental que no sabe cómo controlar sus emociones y en su lugar discute con todo lo que se mueve! —vociferé, sintiendo el calor subir hacia mis mejillas a medida que me acercaba más al Grimes.
—¡No actúes como si tu no fueras igual: una inmadura que prefiere huir y mantener su orgullo de mierda antes de venir y hablar las cosas conmigo! ¡Todos estamos pasando por lo mismo y no hacemos este tipo de estupideces, Aurora! ¡No puedes dejarnos a un lado solo porque se te dio la gana, maldita sea, deja de hacer las cosas difíciles! —escupió de manera brusca, señalando la ventana.
—¡Solo porque tú te hagas pasar por el fuerte no significa que estés en lo correcto o que todos debemos de ser así! ¡¿Sabes qué, Carl? ¡Estoy cansada de esto, de que trates a todo mal cada vez que se te da la gana, de que conviertas todo en una discusión! ¡Yo hago las cosas diferentes, no me importa que no sea lo correcto, me sirve a mi y eso es todo lo que me importa! —grité, antes de tomarme un tiempo para recuperar aire. Cubrí mi rostro con ambas manos, tranquilizándome—. Se lo que mis acciones provocan, pero no me voy a quedar sentada y ahogarme en mi propia pena, sabes que no soy así. Perdón por no ser lo que esperabas, Carl, pero no puedo cambiar.
Solo cuando él dió un paso hacia atrás fue cuando noté la poca distancia que había entre nosotros. Carl caminó hasta recargarse en el marco de la puerta, aun con sus ojos puestos en mi.
—No te vayas —pidió, suavizando su voz—. Es mi culpa, pero no tienes que hacer esto. Quédate e intentemos calmarnos, mejoraremos y...
—No es solo eso —interferí, un poco asustada de continuar—. No quiero...no creo que tu y yo podamos seguir con lo que sea que teníamos. No es el momento, no estamos bien.
—No es el momento, pero podría haber uno, ¿verdad? —inquirió con esperanza tras una pausa.
—Carl.
—Si te quedas, esperaré el tiempo que necesites. Solo quiero que te quedes. Ya te lo dije, solo necesitamos calmarnos y mejorar.
Su insistencia a quedarse conmigo me estaba haciendo ver como una completa idiota.
Demonios, si era una idiota.
—Quiero estar sola un momento, ¿de acuerdo? No huiré, solo necesito esto —pedí, en voz baja.
Él asintió y comenzó a caminar nuevamente hacia mi. Abrió sus brazos ligeramente, como en busca de un abrazo. Vi el segundo en el cual se arrepintió.
—Que pases buena noche —deseó, esforzándose en plasmar una sonrisa en su rostro.
—Lo mismo digo.
Cerró la puerta tras de sí, aunque pasaron unos segundos antes de que su sombra desapareciera completamente detrás de la madera.
Suspiré pesadamente y apreté mis labios con violencia, hasta que sentí el sabor del metal salir por una de las comisuras. Observé la ventana por un momento, la mantendría abierta. Era bueno dejar entrar algo de brisa.
La luna estaba en su punto y me maldije por ser lo suficientemente tonta como para pensar en escapar en la noche. Se suponía que era más inteligente que eso.
Estaba exhausta, necesitaba descansar.
Ojalá lograr conciliar el sueño, lo haré siempre y cuando no repasé mentalmente todo lo que ocurrió hoy.
Desde mi última conversación con Hershel a mi plática con Bob, Sophia y como perdió a su mamá y a los demás a los que quería en menos de una semana, mi beso y discusión con Carl, el gobernador, la muerte de Hershel, mi maldito oído izquierdo y mi casi escape perfecto.
Hubiera sido mejor irse antes de ser dejada.
Aún así, tenía que aceptar que ahora era tiempo de recoger todas mis piezas rotas y reconstruirme nuevamente.
Word Count: 3453
──★ My 𝘀𝗽𝗮𝗰𝗲!! 🐍
Holaa, aquí les dejo el primer capítulo del mini maraton<3
Todo lo de que quería huir (bolt=the bolter=titulo del capítulo) es lo más mastermind q Rory ha hecho 🤓 Aclaración de que la historia se llama mastermind solo por los siguientes lyrics~>
Lyrics de mastermind: "I'm only cryptic and machiavellian cause i care".
Criptico: difícil de entender.
Maquiavelico: la capacidad de usar cualquier medio necesario para obtener lo que uno quiere. Aurora sabe que va a lastimar a Carl, but en la busca de ella misma sentirse bien, llego al extremo de huir para alcanzar lo que deseaba.
Y en la parte de "cause i care" (porque me importa), vendría siendo q ella piensa que es lo mejor tanto como para ella como para Carl, piensa q lo esta protegiendo.
Btw, este capítulo vendría siendo "After" y lo es, solo que no lo finalicé ya que hubiera terminado siendo demasiado largo. En su lugar, coloque las escenas faltantes en el siguiente.
Nimodillo, me despido, gracias por leer 💞