Había quedado a las diez con Félix así que me empece a preparar pronto, no quería llegar tarde.
Ayer estuve observando la dirección que me había mandado y por lo visto vive en una casa de tres pisos mas el garaje, ya me gustaría a mi.
Me puse un crop top negro con unos vaqueros ajustados y converse negras, me hice unas ondas y me puse rimmel.
Salí pronto hacia casa de Félix, estaba bastante lejos, era la zona mas cara de Menorca y teniendo en cuenta que yo vivía en una de las mas baratas pues si estaba bastante lejos.
Al cabo de media hora llegue y llame al timbre.
– Hola, Mía, pasa– me saludo nada mas entrar.
Parecía que se había duchado hace poco, todavía tenia el pelo húmedo.
Yo pase y justo después de la entrada ya se encontraba el salón, era bastante minimalista.
– Bienvenida a mi humilde morada– dijo poniéndose a mi lado.
Humilde dice, si viera mi piso eso si que es humilde.
– Me gusta mucho– le conteste sonriendo.
Seguí revisando cada rincón, hasta que vi que Félix se estaba riendo por detrás.
– ¿Que pasa quieres un house tour?– preguntó divertido.
Le mire.
– Pues no estaría nada mal – le conteste divertida.
El me adelanto para ir por delante.
– Tus deseo son ordenes, por aquí como ya has visto esta el salón.
El salón solo tenia el sofá, la tele, un mueble y un cuadro.
– Eres bastante minimalista.
El se encogió de hombros.
– Sencillo diría yo – continuo andando y yo le seguí–, por aquí tenemos la cocina americana y un pequeño baño.
La cocina era muy bonita, sencilla pero muy completa tenia una barra con la inducción, y un montón de cosas de cocina, el baño era pequeño pero funcional, tenia el retrete, el lavabo y al lado un pequeño mueble.
Me fije que al lado del baño había una puerta.
– ¿Esta puerta que es?– le pregunte.
– A eso iba, es la puerta que da al garaje.
Bajamos las escaleras y dio al garaje, tenia muchas estanterías repletas pero ordenadas también estaba su coche que era una Mercedes-Benz, no me sorprendió porque ya se lo había visto alguna vez.
– Este es el garaje, aunque también lo uso de trastero.
– Me encanta la verdad.
–Me alegro, vamos a la siguiente planta.
Yo asentí aunque si no quisiese ir no se lo pudiera haber dicho porque el salio corriendo.
– Vamos, Mía – me dijo subiendo las escaleras.
Antes de ir a la siguiente planta fuimos al patio.
Era muy amplio y tenia un columpio, el me contó que por las noches se ponía ahí para ver las estrellas.
– ¿Subimos a la siguiente planta? – me pregunto.
– Vale.
La siguiente planta tenia cuatro salas.
– Mira, la primera habitación que ves es la de invitados– y señalo al primer cuarto–, aunque es pequeña, no esta mal.
Entramos y era un pequeño cuarto en tonos grises y blancos con una cama doble, un armario, espejo y cómoda.
– Es funcional – le dije sonriendo.
El siguiente cuarto era un despacho en el que también guardaba cosas para gatos, bueno para su gato supongo.
– ¿Así que tienes gato?– le pregunte.
Por primera vez hoy le salio su típica y maldita sonrisa picara.
Aunque hoy no me pareció tan maldita.
– Si tengo un gato naranja, tiene seis meses y se llama Romeo, ahora le veras suele estar en la sala del piano.
Simplemente le sonreí no sabia que decir.
Lo siguiente era un cuarto de baño, pero a diferencia del otro este era mas grande y incluía una ducha.
Por fin llegamos a la sala del piano, era mucho mas grande que la mía y tenia un toca discos y también para vinilos, cosa que yo no tenia y como había dicho estaba su gato.
– Antes de empezar a practicar, ¿te enseño la planta de arriba?
– Hombre, no me querrás dejar con la intriga.
Subimos y esa planta tenia el tamaño de mi piso, casi todo era su habitación con una gran cama, un televisión y un gran armario, pero también tenia una terraza bastante amplia, un baño y una zona de gimnasio.
Mientras volvíamos a la sala del piano le pregunte una duda que tenia desde que me dijo donde vivía.
– ¿Por que si vives por aquí y tienes esta pedazo casa, vienes a menudo por mi barrio?
– Porque por ahí vive mi hermana.
Así que tenia una hermana, quien lo diría, estuvimos hablando un rato mas sobre nuestras familias y al fin empezamos a practicar.
Poco a poco fui progresando en la parte de interpretación y cada vez teníamos mas química.
– Has mejorado un montón– me dijo cuando terminamos de interpretar.
– Gracias, Félix.
– ¿La practicamos por ultima vez?
– Vale.
Nos preparamos y empezamos a tocar.
–Sonríeme una vez más
Verás que soy capaz de alargar esta noche
Quédate a dormir al lado de mí
Esa parte la hacia casi toda mirando el piano menos la ultima frase en la que le miraba a el.
Ahora era su turno.
–Cuéntame un poco de ti, tu dolor lo sentí
Aunque te cueste hablarlo me lo puedes decir
En tus ojos verdes vi un poco de gris
Al contrario de mi el hacia toda la parte mirándome, y la mayoría de veces a los labios cosa que hizo que me pusiera nerviosa.
Al terminar la cancion nos quedamos mirándonos como si quisiéramos decir algo pero en vez de eso hubo un pequeño silencio incomodo.
– Bueno– dijo rompiendo el silencio–, te acompaño a la puerta.
– Vale, gracias.
Bajamos las escaleras y note que me pegue a el mas de lo normal, o el se pego mas a mi.
Llegamos a la puerta y los dos nos miramos pero no decíamos nada.
Por primera vez quise besarte.
Quería que me besara. Necesitaba que me besara.
– Esto... Adiós – me despedí yendo a la puerta.
El me agarro del brazo.
– Mía... ¿Y si hacemos que la tregua dure para siempre?
A modo de respuesta le cogí por la nuca, me puse de puntillas y le bese.
Cuando termino el primer beso, me miro y me volvió a besar mas intenso.
– ¿Te apetece si salimos a comer?– me pregunto.
– Vale, mierda no puedo.
Maldita Alma ahora por tener que ir al aeropuerto no podía comer con Félix.
– ¿Por que?
– Es que a las tres y media llegan mis amigos de su viaje entonces les prometí recogerles. Y el aeropuerto no esta muy cerca de tu casa.
Félix se quedo pensando.
– Que te parece si comemos por un restaurante que hay cerca del aeropuerto y luego tu vas a por tus amigos y yo voy a casa de mi hermana.
– Me parece perfecto– le dije sonriendo.
– Vale, ¿vamos?
Salimos y decidimos ir en mi coche, mientras íbamos no parábamos de hablar de cosas.
– Te puedo hacer una pregunta – le dije.
– Las que quieras.
No sabia si hacer esta pregunta iba a ser un error pero no perdía nada por preguntar.
– ¿Por que visitas tanto a tu hermana?
El enarco una ceja.
– ¿Estas celosa, Blanco?– respondió divertido
– ¡No, no! No es eso, es simplemente curiosidad, es que yo no tengo hermanos entonces no se si es normal o no.
El me miro muy tierno.
– La verdad es que la visito tanto por que desde que murió mi madre mi padre esta muy mal y no se hace cargo de mi hermana a penas.
Vaya así que era esa la razón.
– Lo siento mucho.
– No te preocupes, Mía. Mi madre murió cuando yo tenia diez años y mi hermana seis, por eso en cuanto cumplí dieciocho me fui de casa, no lo podía soportar.
– ¿Y no te pudiste llevar a tu hermana?
– No, mi padre tiene la custodia completa, pero llevo dos años intentando conseguirla.
Me daba pena verle así.
– Seguro que la consigas, si me necesitas para cualquier cosa aquí me tienes.
– Gracias, Mía Blanco.
Me reí, me hacia gracia como había pronunciado mi nombre.
– De nada, Félix De La Cruz.
Al cabo de unos minutos llegamos al restaurante, y la verdad es que era muy mono se llamaba La Palette.
Nos pedimos unos mejillones al vapor para compartir ya que no teníamos mucha hambre y poco tiempo.
Al terminar Félix se fue a casa de su hermana y yo para el aeropuerto.
Otra vez a pasar por ese sufrimiento, pero esta vez iba una hora antes así que no creo que allá problema.
Cuando he llegado una de seguridad me ha reconocido y me ha hecho un atajo para ir a la puerta donde aterrizaran.
Al llegar había una pareja intentado coger un bus hablando en español, pero sin mucho éxito, se notaba que eran ingleses así que he ido a ayudarles.
– Perdón,¿os puedo ayudar?- les dije en Ingles.
El chico me miro.
– Si por favor, queremos coger un autobús al centro de Menorca, es que mañana vamos a ir a ver un programa que le gusta mucho a mi amiga.
Es su amiga, pues yo pensaba que eran novios.
– Vale, ¿que programa es?
– La nueva voz.
Iban a ir a verme y no me había reconocido.
– Vale, pues tienen que coger el autobús de la linea seis.
– Vale, gracias. Lucy ven que ya se como ir– le dijo a su amiga.
La chica se dio la vuelta y me reconoció.
– ¿Mía Blanco? – me pregunto.
– Esa misma.
La chica abrió los ojos como platos, estaba alucinando.
– No me lo puedo creer, ¡soy súper fan!
Estuvimos un rato mas hablando, decubri que el chico se llamaba Peter y le había regalado las entradas a su amiga gracias a un amigo invisible que habitan hecho en navidades,eran muy majos y me hacia gracia ver como ella intentaba hablar conmigo en español aunque me lo acababa diciéndomelo en ingles, al cabo de un rato llego su autobus y se tuvieron que ir.
Diez minutos después de que se fueran anunciaron que el avión de Alma y Roi (el que venia de Italia), había aterrizado.
Tenia muchas ganas de verles, les tenia que contar muchas cosas.
Los primeros en salir fueron ellos y Alma vino corriendo a abrazarme.
– Mía, te he echado de menos.
– Yo mas Almita.
Ahí justo llego Roi y le salude también.
– ¿Ya tenéis todas las maletas? – les pregunte.
– Si – me contesto Roi.
Les mire nerviosa.
– Bien porque tengo que contar muchas cosas– hice una pausa y me miraban expectantes–. He besado a Félix– anuncie feliz.
Alma alucino y Roi mas aun, ella me hizo contar todo lo que paso con detalles, aunque no era mucho ella escuchaba y estudiaba todo con atención, mientras que Roi se dedicaba a hacer comentarios sarcásticos de vez en cuando.
– Pues habíamos pensado en invitarte a cenar, pero y si te llevas a Félix- pregunto Roi.
Dude un poco pero los dos estaban tan entusiasmados que no me pude negar.
– Vale, se lo digo.
Mía: Los pesados de mis amigos me han invitado a una cena y me han dicho que te invite a ti también, ¿quieres venir?
Félix: Por supuesto, es un placer :)