"Terrestres"
AL DÍA siguiente todo transcurrió con tranquilidad, los cien se encargaron de crear un campamento con las provisiones que el transbordador les permitió, y aunque no era lo más abastecido sin duda habían hecho un gran trabajo. Habían armado tres grandes carpas y por dentro eran bastante cómodas. Era obvio que pocas personas podían dormir ahí, pero estaba más que claro que una de ella era de Bellamy Blake, quien el grupo ya había asignado como el "Líder"
—Hola, Linn— saludo Murphy con una pequeña sonrisa socarrona, de esas que tanto lo caracterizaban. La chica le dio un pequeño asentimiento de cabeza como saludó.
John y Bellamy se encontraban lanzando un pequeño cuchillo —hecho con partes de la nave— hacia un árbol.
—Creo que el árbol no tiene la culpa de que sean unos idiotas— dijo la pelinegra con una pequeña sonrisa. Mientras se apoyaba en otro árbol cercano a la escena.
—Nah, pero ayuda en algo— respondió Bellamy tranquilo. Ambos adolescentes se miraron expectantes y por un pequeño momento se sintió como hace años atrás.
—Creo que deberías intentarlo, por lo que recuerdo tu puntería no era para nada mala— murmuro Murphy rompiendo el momento de tensión entre el Blake y la Ward.
La chica volteo hacia el rubio quien en su mano derecha reposaba el cuchillo. Adeline lo tomo con algo de inseguridad, para luego posarse frente al árbol y tirarlo.
Y fallarlo.
Los tres chicos miraron expectantes el arma blanca tirada en el comienzo del árbol.
—Creo que no es tan buena— carraspeó Adeline mientras se encogía de hombros.
—Seguro que si, solo tenías mala postura— afirmó el mejor amigo de la chica. Este mismo se acercó hacia el árbol para buscar el cuchillo y volver a tendérselo a la chica— Yo te ayudo.
Pero antes de que John pudiera hacer otro movimiento Atom lo llamo, pidiendo su ayuda para poder armar la fogata que usarían esa noche.
—Bellamy, por favor ayúdala tu. Mientras yo ayudo a Atom— John ni siquiera espero a que le respondieran, simplemente se marcho dejando a los dos chicos mirándose incomodos.
—Es la postura— inició el pecoso—. Pon tus piernas a la altura de tus hombros y apoya todo tu peso en la pierna trasera.
Adeline hizo cada cosa que Bellamy le indicó. Cada movimiento era cuidadoso, para asegurarse de hacerlo a la perfección.
—Okey. Ahora cuando lances el cuchillo pondrás todo tu peso en la pierna delantera— indicó acercándose a la chica. El aliento de el chico golpeó la nuca de la oji-diferente. Causándole un escalofrío.
Hace demasiado tiempo no estaban tan cerca. Haciendo que ambos cuerpos reaccionaran.
—Ya puedes lanzar— prosiguió Bellamy carraspeando la garganta. Así también alejándose de la chica.
Adeline hizo cada cosa que le indicó el pelinegro. Haciendo así que el cuchillo quede clavado en el árbol. Adeline aplaudió emocionada, como si una niña chica hubiera conseguido un juguete perdido.
Y aquello causo una carcajada de ternura en Bellamy. Haciendo que ambos se miraran y explotaran en risa.
Tal vez podían ser amigos.
(...)
La tarde cayó dejando ver un sol aún más intenso que el de el amanecer. Por esa misma razón Adeline se instaló en la parte superior de la nave para empezar a separar objetos que la ayudaran a hacer algunas armas.
Aunque la chica no lo admitiera tenía una puntería increíble, y también una increíble capacidad de hacer armas con pocos objetos. Y eso no la enorgullecía para nada.
Eso era su pasado. Eso era el Arca. Y Adeline no iba a dejar que aquello la persiguiera durante toda su vida, ni menos aún sobre la tierra.
Así que la chica sacudió su cabeza disipando sus pensamientos. Para luego bajar hacia donde se ubicaba la muchedumbre.
La pelinegra frunció el ceño algo perdida al ver la escena frente a sus ojos. Bellamy, Atom y Murphy. Uno de ellos tenía una palanca de metal en sus manos, y los otros dos sostenían a las personas mientras le quitaban la pulsera.
Adeline avanzó hacia un tronco, tan lejos de la escena como para no verse involucrada, pero lo suficientemente cerca como para ver a la perfección.
—¿Puedes detenerlo?— una voz distrajo a Adeline.
Era Wells.
El hijo de el canciller Jahan.
—No— la voz de la pelinegra sonó seca. Aquello incluso desestabilizó al moreno, por el tono tan agresivo.
—¡Te harán caso!— exclamó exaltado. Algunas personas de al rededor se voltearon a ver la escena.
—No me harán caso, Wells— sentenció. Y estaba en lo cierto, Bellamy no pararía su plan de eliminar las pulseras, ni siquiera si eso le costara el perdón de Adeline.
—¡Eres una egoísta!¡Eres igual a ellos!— gritó el chico. Eso hizo que todos enfocaran la vista en la escena.
Bellamy rápidamente camino hacia los dos chicos, y detrás de el Murphy.
—¿Que esta pasando?— preguntó el pecoso examinando a Wells de arriba hacia abajo.
Jahan se sintió pequeño y temeroso. Ya ni siquiera estaba seguro de seguir con su plan para que pararan de quitar las pulseras.
—Deben parar. Esas pulseras ayudan a tener sus signos vitales en el Arca. Si se las quitan pensaran que están muertos— dijo rápidamente el chico. Pidiendo internamente que alguien le hiciera caso y se opusiera a las palabras de Bellamy. Pero no fue así.
—Esto nos mantiene prisioneros. Y nosotros ya no somos prisioneros— soltó Blake completamente seguro de sus palabras. Los cien asintieron completamente de acuerdo con el pecoso.
—Sabes que puedes hacer algo para pararlo, ellos te hacen caso— susurró Wells hacia Ward. La chica por primera vez lo vio a los ojos y pudo sentir su inseguridad y miedo. Pero aún así ella negó.
Y lo que se vino después jamás se lo espero. La oji-diferente sintió como una mano impactó con fuerza en su mejilla. Y luego de eso se desató un caos.
Murphy corrió hacia el autor del golpe. Wells Jahan, y lo tiro hacia el suelo con fuerza. Y así empezó una pelea, golpe tras golpe.
—¿Estas bien?— preguntó Bellamy hacia Adeline. Quien asintió tragando saliva.
Aún sentía su mejilla arder por el golpe, pero decidió ignorarlo, en ese momento se tenia que hacer cargo de su mejor amigo.
—Bellamy, detenlo— dijo la chica desesperada. Wells le estaba dando una paliza a John sorprendentemente.
Bellamy dio dos pasos hacia el frente haciendo que todos lo vieran atentos. Incluso los chicos que antes se mantenían golpeándose mutuamente.
—Que sea una pelea justa— informó, para después tirarle un cuchillo a el moreno y alejarse nuevamente, tomando una posición a un lado de Adeline.
La chica simplemente espero que Murphy se las arreglara y que no saliera con ningún golpe más. Aunque el chico fuera extremadamente idiota seguía siendo su mejor amigo. Y la única persona que le quedaba.
Pero antes de que pudieran seguir con su disputa—la cual ahora contenía armas— Una voz se hizo presente en todo el campamento.
—¿¡Que esta pasando aquí!?— Clarke se mantenía delante de los otros chicos con los que había ido a la expedición.
—¡Octavia!
Bellamy corrió sumamente preocupado hacia su hermana. Quien lo recibió con los brazos abiertos y una gran sonrisa.
—¿Y tu pulsera, Wells?— la voz de Clarke se volvió a escuchar en el campamento. La rubia sintió por un momento decepción del moreno, y de la posibilidad de haberse quitado la pulsera.
—Pregúntale a ellos— respondió el chico señalando a los tres responsables.
Atom, Bellamy y John.
Clarke los miro mal, y antes de poder lanzar algún insulto quedo interrumpida por la voz de Adeline.
—¿Donde esta Jasper?— preguntó frunciendo el ceño. Jasper y ella no eran cercanos, ni mucho menos conocidos. Pero a Adeline le caía bien el chico el cual había conocido de celda a celda en el Arca.
—Se lo llevaron los terrestres— respondió Finn. Todas las personas al rededor quedaron confundidas. Todos con la misma pregunta;
—¿Terrestres?— murmuro Murphy. Quien ahora abrazaba a su mejor amiga de los hombros intentando brindarle confort.
—No somos los únicos en la tierra— afirmó la rubia asintiendo. Todos quedaron aún más confundidos que antes.
¿No eran los únicos?
El silencio se expandió en el campamento, haciendo que así varias personas se retiraran para opinar sobre lo acontecido.
—Ayúdame, Adeline. Octavia esta herida— Bellamy toco el hombro de la chica con sumo cuidado.
Adeline volteo a ver a su mejor amiga. Quien se encontraba cojeando de una pierna.
—Siempre he dicho que tienes una habilidad impresionante para lastimarte— murmuro la pelinegra. Octavia se encontraba sentada en un tronco extendiendo su pierna, mientras que su mejor amiga pasaba con cuidado un pequeño paño mojado en la herida.
—Y tu una para salvarme— bromeo la menor de los Blake.
Bellamy sonrió inconsistente ante la escena. Adeline y Octavia sin duda eran sus personas favoritas en el Arca, aquellas que lo hacían olvidarse por completo de los problemas familiares o económicos.
Sin duda Bellamy las extrañaba a las dos, extrañaba a su hermana y sus ocurrencias. Extrañaba a Adeline y su manera tan terca de ser. Sin duda las extrañaba.