Alondra no tenía palabras suficientes para agradecer que la peliroja hubiera accedido a ser la niñera de su hija. Sabía que Rai había aceptado porque ella se lo había pedido, ya que, la idea no le agradaba del todo. Tenía miedo de que Manuel pudiera reconocerla, pero pensaban que con el estado de embriaguez en el que se encontraba cada vez que visitaba el Black and Pink iba a ser difícil que recordara algo.
Sin embargo, decidieron que lo mejor sería que Rai se tiñera el pelo de otro color, en un primer momento pensó en ser rubia pero a cualquier mínimo cambio en su imagen tenía que ser consultado con su jefe y él no accedió. Era un color demasiado típico, así que finalmente la stripper optó por el color castaño, al que sin lugar a dudas, su jefe no puso ninguna objeción.
Antes de hablar con su esposo, Alondra quiso preguntarle a Mia que le parecía la idea, al pequeño le encantó el hecho de tener a una amiga de su mamá como su niñera, y además, Rai le había caído genial. La morena tuvo que hacerle prometer que guardaría en secreto que ellas se conocían de antes. Sabía que no habría ningún problema con eso, a pesar de su corta edad, Mia era alguien en quién se podía confiar y siempre estaba del lado de su madre.
Esa misma noche, después de cenar, Alondra le comentó a Manuel que no estaba contenta con su actual niñera y que quería contratar una nueva. A pesar de que no era verdad, le dijo que la chica era bastante descuidada, que siempre llegaba tarde y además faltaba muy seguido. A su marido no le gustó la idea en un principio, no entendía la necesidad de ese cambio, pero después de un rato la morena consiguió convencerlo de tener al menos una entrevista con alguna candidata.
Dos días después, llegó el día de la entrevista. Alondra confiaba que con el encanto personal de Rai y un currículum que ella misma había falsificado, fuera suficiente para hacer que Manuel accediera a su contratación. El timbre sonó y la criada fue a abrir la puerta. La morena y su esposo estaban en la sala donde la recibirían. El hombre leía una hoja con los datos y titulaciones que supuestamente la futura niñera había enviado por email para optar por el puesto.
Una nerviosa y tímida Rai, vestida elegantemente aunque no muy exagerado, entró en el salón –Buenas tardes...- se acercó a ambos, para saludarlos estrechando sus manos.
Alondra no pudo evitar sonreír al verla tan hermosa, era la primera vez que la veía con el look nuevo y no podía dejar de pensar en que el color castaño le quedaba genial, pero pudo notar lo nerviosa que estaba –Buenas tardes señorita Rosario- no podía apartar la vista de ella, ese pelo la hacía más sexy todavía.
Manuel la miró de arriba abajo haciendo que a ambas mujeres se les parara el corazón durante unos segundos, el primer encuentro era lo que más temían, ya que cabía la posibilidad de que la reconociera –Un placer señorita- pronunció el hombre un momento antes de sentarse e indicarle a la stripper que hiciera lo mismo. Estaba claro que lo que menos le había mirado a Rai en el cabaret era el rostro.
-Lo mismo digo- se sentó frente al matrimonio sonriendo y los miró sin saber por dónde empezar.
Alondra carraspeó un poco y fingió leer su currículum –Bueno, he visto que estuvo trabajando tres años con una familia con varios hijos ¿Verdad? Entonces no tendrá problemas en cuidar a uno, además que Mia es muy tranquila, no es de ocasionar inconvenientes-
-Claro, uno solo va a ser fácil. He lidiado con niños muy revoltosos- la pelirroja sonrió y luego fijó la vista en Manuel, el hombre se la estaba comiendo con la mirada, podía notarlo porque la miraba de la misma manera que hacían en el club donde trabajaba. Eso la incomodó mucho y que encima lo hiciera delante de Alondra le molestaba más.
La morena miraba de reojo a su esposo, estaba muy callado, seguramente disfrutando de las vistas que tenía delante, no podía evitar sentirse celosa, que el idiota de su marido mirara así a la mujer que quería hacía que le hirviera la sangre. Debido al silencio de Manuel tuvo que llevar ella la palabra y seguir con las preguntas rutinarias que Rai fue contestando una a una correctamente.
-Bueno, yo no tengo nada más que preguntar, ¿Y tú?- mirando al hombre.
-A mí me parece perfecta para el puesto-
Alondra conocía a su esposo demasiado bien, su niñera actual no era muy atractiva y si traía a una mujer tan linda como Rai estaba segura de que no tardaría en acceder a contratarla, aunque eso significara que la pobre pelirroja tuviera que aguantar esas miradas lascivas.
Rai sonrió al ver que prácticamente el puesto era suyo y se sentía aliviada por no haber sido reconocida –Bueno, ¿Cuándo podría empezar?-
-Cuando puedas- contestó Manuel sin dudar.
-Sí, cuando quieras puedes instalarte, puedo mostrarte la casa, tu habitación y presentarte a Mia- Alondra estaba entusiasmada al pensar que iba a tenerla viviendo en su casa –Bueno cariño- dirigiéndose a su esposo mientras se ponía en pie –Tú tendrás mucho trabajo así que no queremos molestarte-
El hombre asintió –Sí, muéstrale un poco todo y que vaya acostumbrándose a la casa-
Ambas mujeres se levantaron y Alondra le indicó a Rai que la acompañara. Una vez que estaban fuera de la vista y de los oídos de Manuel, la pelicastaña resopló mirándola –Dios, estaba que moría de los nervios...
La morena sonrió –Has estado estupenda- se pararon en el pasillo de las habitaciones y Alondra la observó –Dios, estás demasiado sexy con ese cambio de look- tenía muchas ganas de besarla, pero iban a tener que controlarse si no querían ser pilladas –Ven, voy a enseñarte tu habitación, está alejada de la nuestra, pero... mejor, así si me escapo no nos oirá- no pudo evitar reír al pensar en aquello.
-Mira en lo que estás pensando ya...- Rai rio y entraron al que iba a ser su cuarto –Wow, me gusta mucho, pero no voy a poder vivir todo el tiempo aquí-
-Ya lo sé, obviamente tienes tu casa, pero siempre que necesites descansar o cualquier cosa aquí tienes tu sitio personal, todo para ti- sonrió, sabía que la otra mujer no había disfrutado de muchos lujos en su vida.
-Gracias, seguramente lo use, pero para ciertas cosas es mejor mi casa, imagina si una de tus criadas descubriera uno de mis trajes aquí... morirían del espanto y quizás hasta se lo comunicarían a tu esposo-
-Pero luego tienes un montón de trajecitos lindos como estos- dijo indicando lo que llevaba puesto y la tomó por el pañuelo del cuello tirando de ella para besarla. En la intimidad de su cuarto no sentía el miedo de ser descubiertas.
Rai correspondió al beso –Sí, tengo, pero tengo otros no tan adecuados...-
-No me lo recuerdes... me pongo mal sólo de pensar lo que haces con esos trajes- se separó un poco de ella, cada día le afectaba más el trabajo de Rai y era consciente de ello.
La stripper levantó sus cejas al ver su reacción –Hey, sólo era una broma...-
-Ya... no me hagas caso- suspiró intentando cambiar de tema -¿Vamos a ver a Mia?-
Rai asintió y caminaron hasta el cuarto del pequeño –Hola- dijo mientras ambas entraban -¿Te acuerdas de mí?-
La niña asintió –Claro, ¿Vas a ser mi nueva niñera?- estaba sentado en la cama.
-Sí, eso parece, ya verás que nos vamos a divertir mucho juntos- se agachó poniéndose a su altura y lo miró sonriendo.
-¿Te sabes algún juego divertido? La otra niñera no me dejaba hacer mucho ruido-
Alondra se había sentado a su lado en la cama y acariciaba su cabello suavemente –Rai se sabe muchísimos juegos, y cuando yo esté en la casa podemos jugar los tres-
-Podemos jugar a lo que tú quieras... ¡no te preocupes! -la niña le sonrió-
-¿Por qué no puedo decirle a mi papá que te conocemos? – Mia no podía entender porque creo tenía que ocultarle algo así a su padre, por lógica le tendría que alegrar que alguien conocido cuide de su hija.
-Pues porque a papá no le gusta que gente conocida trabaje en la casa, piensa que no es bueno juntar negocios con amistad y si se entera... te buscaría otra niñera y seguro que no te va a gustar tanto como Rai, así que será nuestro pequeño secreto, de los tres, ¿vale? – la niña asintió con su cabeza mientras Alondra le besaba en la mejilla. Le dirigió una mirada a la pelicastaña -Bueno, querrás ir a casa y prepararte las cosas ¿no?-
La niña sonrió contenta, quedaron en que Rai se iría a casa para prepararse las cosas, ahora que el empleo era suyo tendría que hacer una pequeña maleta con ropa y cosas necesarias. También acordaron que iría a recoger a Mia a la escuela para ir habituándose a las tareas de niñera.
Esa misma noche, la pelicastaña tenía que trabajar por eso le sorprendió que justo un par de horas antes su teléfono sonara, era su jefe.
-Sé que me pediste que te redujera las horas porque te había surgido algo y como sabes no te puse problemas- hizo una pausa, Ricardo era un hombre que no se andaba por las ramas –Así que ahora vas a tener que hacer algo a cambio. El otro día en una de tus actuaciones, un cliente se fijó en ti, te quiere personalmente en su casa-
Rai no podía creer lo que estaba escuchando, ¿Cómo se atrevía a pedirle algo así? -¿Qué? ¿Estás loco? ¿Ir a meterme sola a la casa de un hombre?-
-Sabía que reaccionarías así, es un hombre de confianza, lo conozco y tiene mucho dinero, míralo como una ventaja, en vez de bailar delante de veinte hombres bailas delante de uno y de los amigos que quiera traer algún día. Cobrarás lo mismo que antes e irás muchas menos horas Rai cualquiera de las chicas mataría por ello, eres una afortunada- Ricardo estaba acostumbrado a usar su palabrería para convencer a sus chicas.
Al hombre de pelo oscuro, a la pelicastaña siempre había sido la más difícil de persuadir y no le tenía miedo, como mucho temía perder su trabajo.
Rai lo meditó por unos segundos, sabía que a Alondra no le gustaría nada, por lo que lo mejor sería no decirle nada del tema -¿Y qué pasaría si digo que no? Creo que prefiero cobrar menos trabajando más...-
-Sabes que no me gusta estar amenazándote, pero perderíamos un gran cliente, así que tendría que despedirte para cubrir esos gastos que me ocasionarías-
No podía permitirse perder ese empleo, estaba enfadada por la amenaza de su jefe, pero sabía que no le quedaba otra salida -¡Está bien! Lo haré...-
-Perfecto, empiezas mañana, cuando vengas esta noche te daré la dirección y demás- una vez dicho esto, colgaron.
Rai tiró el teléfono en la cama muy furiosa, tenía miedo de que el tipo al que iba a ver se propasara con ella. Se metió a la ducha y después fue al club, por primera vez en mucho tiempo apreció bailar delante de tanta gente con sus compañeras cerca de ella.
Al día siguiente, Rai se despertó temprano para ir a recoger a Mia a la escuela, la niña se acercó a ella sonriendo algo tímida y la saludó con un beso en la mejilla. Fueron directamente a casa y se metieron al cuarto de la niña para jugar mientras la cocinera hacía el almuerzo.
Alondra había pasado la mañana haciendo varios recados y cuando volvió fue caminando hasta el cuarto de su hija y escuchó risas, algo que rara vez pasaba en su casa. Entró con una sonrisa al cuarto de su hija -¡Ey! ¿Qué tal todo por aquí?-
Rai levantó la mirada viéndola –Todo bien, salvo porque esta muchachita me está ganando- rio bromeando.
-Sí, a mí siempre me gana a ese juego, es porque se lo sabe de memoria- se sentó en la cama con una sonrisa en los labios, estaba claro que Mia y Rai se llevaban muy bien –Cariño, baja a ver si Dina ya tiene la comida hecha- su hija asintió y se levantó yendo hacia la cocina.
La pelicastañaa se levantó del suelo acercándose a la otra mujer -¿Cómo ha ido tu mañana?-
-Genial- sonrió –bueno, aburrida como siempre, estoy preparando una fiesta benéfica para el fin de semana y es bastante importante porque vendrá gente de altos cargos políticos- se rio un poco porque sabía que esas cosas le causaban gracia a Rai.
-Ya me imagino, todos esos amigos tan divertidos que tienes- rio también y tomó su mano acariciándola, pero escucharon que Mia gritaba avisándolas de que la comida estaba lista -¿Vamos?-
Alondra asintió, pero antes de salir del cuarto se acercó a ella para besar sus labios –Pero que esto no sirva de precedente ¿Eh? Eres mi empleada- volvió a reír y caminaron hacia el comedor.
Por suerte Manuel no volvería hasta la hora de cenar y podrían estar los tres a solas. Disfrutaron de una agradable comida, la pequeña cada vez tenía menos vergüenza delante de Rai y no dejaba de bromear con ella, a veces incluso en contra de su madre, pero siempre en plan chiste haciendo que los tres acabaran riendo por tonterías. Estaba claro que formaban un buen equipo.
Por la tarde, la nueva niñera y Mia irían al parque, Alondra todavía tenía cosas que hacer, pero antes de eso iban a descansar cada uno en su cuarto como hacían cada día.
-¿Qué vas a hacer?- Rai no comprendía muy bien la dinámica de la casa todavía, la niña se había ido a su cuarto, probablemente a jugar con algo.
-Voy a acostarme una media hora o así, al menos para descansar un ratito ¿Y tú?-
-No lo sé, tú me has mandado descansar- Rai sonrió de costado.
-Es lo que hacen las niñeras en esta casa Rai, recogen a Mia, comen y se van a descansar un rato para volver a la tarde a sus tareas. No es que te esté dando privilegios ni nada así- estaban en el comedor todavía y miró a todos lados por si acaso venía alguien –Pero la diferencia es que cuando mandaba a las otras niñeras a descansar, no esperaba que vinieran a mi cuarto- le guiñó un ojo.
La pelicastaña levantó sus cejas –Entonces sí tengo privilegios-
Alondra largó una carcajada –Pero debemos disimular un poco, voy a ir para allá primero, si recuerdas cómo llegar te espero ahí- caminó hacia su habitación.
Rai esperó un poco y luego de un rato fue tras ella, abrió la puerta con cuidado y entró en silencio -¿Me extrañaste?-
La morena asintió sonriendo, estaba sentada en la cama y la otra mujer se acercó a ella y se besaron tiernamente –Me encanta tenerte todo el día por aquí-
Se recostaron un poco en la cama –A mí también me gusta, además Mia es muy divertida-
-Me alegra que te caiga bien- acarició el brazo de la pelicastaña suavemente -¿Hoy tienes que trabajar en el club también?-
Rai no le había contado lo que iba a tener que hacer esa noche, no quería preocuparla –Sí... por desgracia, pero quizás termine pronto-
-Bueno, de todas maneras yo llevaré a Mia al colegio, así puedes dormir hasta que salga- giró la cara para besar sus labios y luego se acomodó en el pecho de la stripper –En ningún momento se le podría pasar a Manuel por la cabeza que la niñera y yo estamos así-
-Probablemente se imagina más a sí mismo con la niñera que tú- rio mientras acariciaba el cabello de Alondra.
-Uff... calla, es un pervertido, seguro se imagina con todas las mujeres de la ciudad menos conmigo- hizo una pausa –Lo siento por él, pero... eres mía-
Rai asintió con su cabeza sin dejar de sonreir –Claro y de nadie más- tenían 15 minutos más antes de que Mia fuera a buscarla para ir al parque, así que aprovecharon para descansar.
La tarde fue tranquila para Alondra, siguió organizando las cosas del fin de semana mientras la niñera y su hija jugaban a la pelota en un parque cercano. Por la noche, ya con Manuel en la casa, Rai tendría que cenar a solas en la cocina, que hubieran podido comer juntos en la mañana había sido una excepción y no sabían cuando volvería a darse la oportunidad.
Mientras su marido se duchaba justo antes de irse a dormir, Alondra aprovechó para ir a ver a la pelicastaña, sólo tendrían cinco minutos pero quería darle las buenas noches –Hey, ¿Cómo va todo? ¿Te está gustando estar aquí?-
-Sí, lo estoy pasando muy bien. No puedo quejarme, el resto de tus empleados son muy buenos y ni hablar de tu hija- se acercó para besarla, estaba sólo con la ropa interior, recién salida de la ducha y preparándose para irse a trabajar.
-Qué sexy estás- se le formaba un nudo en el estómago cuando pensaba en que se estaba arreglando para exhibirse delante de otras personas -¿Luego vienes a dormir aquí?-
-Sí, no sé a qué hora, supongo que a eso de las 3 o las 4 de la madrugada-
-Vale, te veré mañana entonces- sonrió un poco.
-Está bien- se acercó a ella de nuevo y la besó con ganas, un beso bastante intenso –Para que no me extrañes-
Se despidieron y Alondra tuvo que volver a su cuarto antes de que Manuel notara su ausencia. Ahora que Rai vivía bajo su mismo techo estaba notando que el trabajo como stripper le afectaba más que antes. Al no ver cómo se iba ni cómo se preparaba para desnudarse le costaba más imaginárselo, pero ahora era todo mucho peor.
Rai había recibido un mensaje con la dirección a la que tenía que ir, se visitó y se maquilló. Tuvo que ponerse una gabardina larga por si el resto de las empleadas la veían. Se dirigió a su coche, estaba muy nerviosa, tenía miedo porque nunca había hecho algo así, pero Ricardo le había dicho que era una persona de confianza, con suerte sólo tendría que hacer su espectáculo de siempre pero delante de una sola persona y volvería a casa pronto, más cerca que nunca de su querida Alondra.
NOTA:
No me gusta para nada a donde se dirige Rai
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