Ivankov miró la manta ovalada que estaba sentada en su sala de trabajo, en el pequeño sofá de color verde té.
Hace apenas un par de días Nami estaba tan feliz parloteando sobre su amor y su progreso en la música, ahora esa alegría humanoide se transmutó en una bola de algodón esponjosa con ojos rojos hinchados. Muy a juego con su cabello color fuego.
"Cariño, no puedes quedarte así todo el día. Es bueno desahogarse, pero también necesitas un poco de aire fresco o empeorará".
"...abre entonces la ventana."
No era la respuesta que buscaba, pero al menos ella estaba dispuesta a hablar y su lengua seguía afilada. Buenas señales.
"¿Quieres beber algo? Un té, una infusión, agua... vodka..."
"No, gracias."
"Muy bien, una última cosa: ¿puedo quedarme a tu lado?"
"Como quieras."
Ivankov sonrió, impidiendo que un suspiro saliera de su boca, su mano se movió lentamente sobre su espalda, sintiendo la suavidad y el consuelo que le brindaba la pequeña manta. "¿Tan mal terminó?"
La niña asintió, para ella terminó de la peor manera.
"¿Organizamos una fiesta para animarte?"
Ella negó con la cabeza.
"¿Entonces para celebrar tu derrota?"
La mirada hizo callar a Ivankov como ni siquiera sus padres pudieron hacerlo, por lo que tomó su teléfono para responder algunos mensajes.
"Si no una fiesta, ¿qué tal una noche de llanto, chismes, alcohol y comida chatarra?"
"Que propongas comida chatarra es una blasfemia -frunce el ceño- ¿tan mal me veo?"
"¿Tengo que responder?"
"No, por favor."
"Podríamos llamar al resto de las chicas, a Koala también. ¿Quieres algunos chicos también? Podríamos preguntarle a Luffy."
"Eso es un no rotundo".
"¿Peleaste con él?"
"No, mh lo hicimos, pero también resolvimos el problema. Es solo que... -la manta cae sobre su hombro mientras sus manos se rascan el cabello con agitación- ¡No quiero verlo!"
Ivanov se quedó estupefacto. ¿Estaba tan enfadada? ¿Y por qué?
"¡Estoy tan mal! ¡Odio que tuviera razón! ¿Ya sabía lo que Marco pensaba de mí? ¿Por qué no me lo dijo antes? ¡O podría haberme dado algunas pistas en lugar de ser un idiota!"
"Vaya... ¿Qué pasó realmente, cariño?"
Sus ojos se llenaron de lágrimas una vez más. "Ivaa... -su voz tembló y las palabras se apagaron- No quiero una noche de llanto en grupo. Solo quiero llorar contigo".
Su voz era tan aguda que parecía otra persona. Ivankov la abrazó.
Después de que ella se tranquilizó, fueron a un supermercado y compraron todo lo que sus estómagos deseaban. Los dos solos.
•°•°•
Marco se preguntó si debería ir con Nami y ver cómo estaba, pero sintió miedo incluso de intentar enviarle un mensaje. Habían pasado algunos días pero no sabía nada sobre su situación, Luffy también, era como si hubiera desaparecido de la existencia el mismo día. La atmósfera entre ellos parecía extraña.
¿Quizás hablaron de que Nami iba a confesarse y ahora Luffy lo estaba evitando solo porque dijo que no?
Esa era una posibilidad, pero no tenía sentido, debió ser al contrario ya que desde el principio él le dijo explícitamente que se alejara de ella. ¿Ahora quería que Marco fuera con ella?
No, Luffy no era así. También tuvieron una pelea, tal vez estaban arreglando las cosas.
Pero eso todavía no explicaba por qué lo evitaban.
Él también estaba sufriendo, se sentía como una mierda por cómo aplastó las esperanzas de Nami y quería contárselo a Luffy.
Ni siquiera llegaron sus mensajes, ¿bloqueó a Marco?
Se dio vueltas en su cama hasta caer al suelo, fue una caída lenta y fácil de detener, pero no lo hizo. Y con la cara aplastada contra el suelo optó por ir a lavarse un poco y salir a tomar un poco de aire fresco.
El aire tenía un sabor horrible, hacía frío y enormes nubes grises y oscuras retumbaban alertando a la gente de la tormenta que se avecinaba. Decidió caminar con la esperanza de que lo alcanzara un trueno.
Diez minutos después, cuando la lluvia caía a cántaros, su deseo se hizo casi realidad. Saltó con el corazón en la garganta: "¡Mierda, eso estuvo cerca!". Tal vez no tanto, pero lo suficiente para asustarlo.
¿A dónde iba? ¿Por qué estaba bajo la fuerte lluvia? Porque trataba mal a Nami...
Pero era demasiado para un castigo. ¿Cuál era entonces la otra razón?
¿Fue realmente porque Luffy lo eliminó de su vida de repente?
Sí.
¿Cómo se atreve? Pasaron muchos momentos geniales juntos, se divirtieron mucho y la mayor parte del tiempo él podía simplemente dejarse llevar cuando estaban los dos.
A veces pensaba que Luffy era simplemente una parte faltante de su hogar, no porque siempre estuviera allí, sino porque encajaba tan bien.
Tal vez podrían ser compañeros de cuarto, una de las razones por las que Marco no tenía uno es porque prefiere no tener dolores de cabeza por caminar cerca de él las 24 horas del día, los 7 días de la semana, pero si era Luffy entonces... Las aspirinas no costaban demasiado.
Pero ¿cómo podrán convertirse en compañeros de habitación si ni siquiera hablan?
Ahora tenía mucho frío así que se detuvo bajo las cortinas exteriores de un bar, estaba abierto y tenía muchos clientes que se refugiaron para escapar de la lluvia, él permaneció allí afuera ya que estaba empapado hasta los pies.
O al menos esa era su intención, el dueño abrió la puerta y lo instó a entrar con una expresión medio lastimera, lo dirigió hacia las escaleras que comunicaban con la casa de arriba.
"No quiero imponer..."
"Por favor, date una ducha caliente. —casi cerró la puerta del baño cuando su cabeza volvió a aparecer—. Ya tienes mala cara, creo que quedarte bajo la lluvia es demasiado."
Y cerró definitivamente.
¿De verdad estaba tan mal? Al mirarse al espejo la respuesta era sí. Parecía mucho más viejo con todo ese estrés en su piel.
Se duchó rápidamente y se vistió con ropa desconocida, incluso tuvo una interacción incómoda con un niño que parecía vivir en la casa. Afortunadamente escuchó la explicación y la creyó.
Una vez que regresó al bar, el dueño lo tomó bajo su protección y le sirvió una cerveza con un brindis para acompañar.
Afortunadamente para Marco aceptó el pago normal, no quería más compasión.
"¿Por qué un hombre tan joven como tú está afuera con este tiempo?"
"¿Problemas de amor? Sí, podemos decirlo, y también problemas de amistad".
"¿Tu chica rompió contigo?"
Marco negó con la cabeza, algunas gotas cayeron por todos lados, debería haberlas secado mejor. "No, yo soy el que le rompió el corazón. Pero no estábamos juntos".
"Si estás triste por el resultado quizá significa que en realidad tienes sentimientos por ella."
"No es realmente eso, estoy seguro de mi respuesta..."
"Entonces, ¿qué pasa con tus amigos?"
"Un amigo mío me bloqueó de la nada, también era amigo de esta chica pero no es el tipo de persona que me ataca sólo porque no le correspondo sus sentimientos."
"Tal vez lo sea."
Marco se sintió ofendido. "No es una mala persona. Debe haber algo más..."
"Pero no puedes decirle qué es ni preguntárselo."
"Sí."
"¿Por qué no enfrentarlo cara a cara?"
Marco cayó de las nubes, ¿cómo no se dio cuenta? ¡Sabía dónde vivía Luffy!
"Soy tan tonto."
"Tal vez... -el dueño miró intensamente las tazas sucias, preguntándose si debía seguir hablando- ¿hay una razón por la que no quieres ir con él?"
"¿Qué? Como si."
Pero cuando estaba frente a la puerta, comprendió de qué estaba hablando el propietario.
Se sentía avergonzado, había tratado tan mal a la amiga de Luffy que la hizo llorar como una fuente. Y se conocían desde hacía más tiempo que Marco, obviamente Luffy no estaría feliz de verla así.
También existía la posibilidad de que Nami estuviera con él esos últimos días y por eso no respondió.
Así fue como se sintió Nami cuando la dejó a un lado para consolar a Luffy, la diferencia fue que Marco no estaba enamorado de su amiga.
Una ventana se ilumina, dejando claro que había alguien en casa...
Pero no entendía por qué seguía allí dando largas, un golpe a la puerta y podrían haber hablado, aunque solo fuera para decir que no era el momento y que se habrían sabido cosas más tarde.
Si Luffy quisiera escucharlo más tarde.
Porque si hubiera querido, le hubiera llevado solo un segundo escribir un mensaje rápido, no exigió una explicación de inmediato. Incluso si Luffy estaba realmente enojado con él por esta historia, muy bien podía decírselo. Mejor que simplemente dejarlo solo.
No merecía ser completamente ignorado.
Entonces dio el primer paso hacia atrás, con el segundo se alejó de la casa y se fue enojado.
Porque estaba enojado, absolutamente.
No enfadado, herido.