Dulce obsesión

By ygionfire

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"Tu gran error fue ceder ante él, porque ahora eres su más grande y dulce obsesión" *Historia HETEROSEXUAL 🔞... More

💍 Prologo 💍
Flashback 1 🥀
Flashback 2 🥀
💍 Capítulo 2: Luna de miel 💍
Flashback 3 🥀
💍 Capítulo 3: El nombramiento 💍
🥀 Flashback 4 🥀
💍 Capítulo 4: Cortar comunicación 💍
🥀 Flashback 5 🥀
💍 Capítulo 5: Un castigo ejemplar 💍
🥀 Flashback 6 🥀
💍 Capítulo 6: Arrodíllate 💍
🥀 Flashback 7 🥀
💍 Capítulo 7: Min vs Park 💍
💍 Capítulo 8: Dulces sueños, cariño 💍
💍 Capítulo 9: Venganza 💍
💍 Capítulo 10: Fiesta de cumpleaños 💍
💍 Capítulo 11: Dulce obsesión pt. 1 💍
💍 Capítulo 11: Dulce obsesión pt. 2 💍

💍 Capítulo 1: La boda 💍

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By ygionfire

Aria.

—Te ves preciosa, eres idéntica a Lilian —mi padre se vuelve melancólico cuando me ve con el traje de novia—. Sé que todo ha sido muy difícil, pero créeme que las cosas pueden resultar mejor de lo que piensas, princesa.

Sonrío forzada. —Todo sea por la tradición y el apellido Belmont, ¿no, padre?

Limpia una lagrima de mi mejilla. —Te lo hemos dicho muchas veces pero mírate en el reflejo de tu madre. La prometieron conmigo cuando tenía tu edad y fuimos muy felices hasta el día que murió.

Ojala pudiera pensar que mi historia con Yoongi será igual de fructífera que la de mis padres pero es evidente que lo que menos queremos es estar cerca uno del otro, además mi padre sabe mejor que nadie que mi corazón ya tiene dueño. 

—Señorita Aria, Fiscal Belmont, la limosina los espera para ir al salón. —Anuncia Fred, el mayordomo de la casa.

—¿Podría tomarme unos minutos a solas antes de irnos, por favor?, quiero repasar una última vez mis votos.

Mi padre abandona un beso comprensivo en mi frente. —Claro que sí, princesa. Te veo en un momento.

Tomo la cola de mi vestido para caminar de un lado a otro, repitiendo cada palabra escrita en el correo de Leslie pero mi concentración se ve perjudicada cuando la puerta se desliza otra vez.

No puede ser.

—Aria —Jimin aparece frente a mí vistiendo un fino traje color beige. Detalla mi vestido de novia y por ultimo mi peinado. Su expresión carente de emoción me lo dice todo—. Tu padre está en la limosina así que no hay peligro.

—Aun así, alguien más te puede ver —susurro con temor a que la servidumbre escuche nuestras voces—, nos podemos meter en un problema grave si te descubren, por favor vete, recuerda lo que pasó la última vez...

Me toma de las muñecas, ignorando mi petición. —Sé lo que pasó —me acorrala en una de las esquinas del salón, subiendo sus manos a mis mejillas—, pero ayer fue tu cumpleaños y... —se le corta la voz—, no podía pasar desapercibido, nunca podría.

—Jimin... —aunque lo único que quiero es echarme a sus brazos para encontrar el consuelo que nadie ha podido brindarme, me abstengo de hacerlo—, fue el cumpleaños más triste que he tenido, pero... tu presencia lo arregla todo, aunque sea por un instante.

Acaricia mi mejilla en forma de consuelo—. Daría lo que fuera porque no tuvieras que pasar por esto, Aria —rechina los dientes y su cuerpo vuelve a encajar con el mío. Siento la tensión de su torso y lo duro que se ha puesto al tenerme cerca otra vez—, daría lo que fuera por ser yo quien estuviera en ese salón esperando por ti.

—Yo... yo también —sostengo sus mejillas entre mis manos—, pero es imposible.

La temperatura de mi cuerpo se mezcla con la de él cuando me besa desesperado. Volvemos a fundirnos en un beso después de largos meses de agonía. Saboreo la agresividad de su lengua y la sedosidad de sus labios. Mis dedos se pierden en su rubia melena y los de él se encargan de masajear mis caderas. Gimo delicadamente deseando un segundo más, una vida más, una en la que estemos juntos.

—No hay marcha atrás para nosotros, ¿recuerdas? —susurra sobre mi boca—, pensaré en algo para que estemos juntos otra vez, agotaré la última maldita posibilidad pero lo intentaré aunque eso signifique esperar media vida.

Mi corazón no puede evitar emocionarse ante su promesa—. Pero... pero eso es una locura, Jimin, y también es egoista. No quiero que detengas tu vida por mí. No te lo mereces.

—No es egoista porque mi vida eres tú —pone su mano derecha sobre la pared—. Solo necesito saber si tú también estas dispuesta a intentarlo.

Acaricio sus hombros delicadamente. —Sabes muy bien todo lo que está en riesgo...

—No pienses en mí, ni en tu padre, ni en la puta sociedad. Piensa en ti, ¿qué es lo que quieres?

Estar contigo toda mi vida. —De... de acuerdo, intentémoslo.

Señorita Aria, tenemos el tiempo justo para llegar al salón. —Advierte Fred, detrás de la puerta.

Jimin se hace a un lado, acomodando el bulto en su entrepierna y yo corro al espejito para retocar rápidamente mi labial y el maquillaje de mis ojos. En seguida deslizo la puerta y antes de salir de allí, Jimin y yo nos lanzamos una última mirada cómplice que reafirma el pacto que acabamos de hacer.

∞∞∞

El salón se adornó tal y como yo lo quise; con hermosas lilas apiladas en delicados ramos. El lugar se inunda de aplausos y alabanzas cuando ingreso del brazo de mi padre, mientras camino reconozco en las primeras filas a colegas de mi padre e incluso al mismo vicepresidente. En las filas posteriores localizo a algunas compañeras de la universidad y a mi mejor amiga, Charlotte, en compañía de sus padres, los embajadores de Australia.

"Daría lo que fuera por ser yo quien estuviera en ese salón esperando por ti"

Las palabras de Jimin retumban en mi mente, provocando que el nudo en mi garganta se acentúe. Leslie me hace una seña disimulada para que me muestre feliz y así lo hago o más bien, así lo finjo.

Entonces mis ojos se cruzan con los del hombre que se convertirá en mi esposo. Permanece de pie junto al juez, deslizando esa intensa mirada sobre mi cuerpo y por décimas de segundos el estómago se me encoje.

Viste un elegante esmoquin color negro, un moño en el cuello de la camisa e impecables zapatos. Su cabello que suele estar peinado hacia atrás ahora está acomodado hacia los lados, luciendo mucho más joven y menos formal.

—Aria —sonríe y quisiera ser tan buena fingiendo como él—, te ves preciosa. 

Mi padre me entrega con él y de pronto todo se me olvida. El protocolo, los votos, como responder sin parecer una idiota y hasta cómo respirar.

—Yoongi —aspiro despacio por la boca—, gracias, tú... te ves... espectacular.

Durante los siguientes minutos lo único que se escucha es la pacífica voz del juez y uno que otro murmullo de los invitados. Mantengo mi sonrisa intacta durante el acto hasta que me doy cuenta de que Yoongi está mirándome. Giro mi cabeza en su dirección y me regala una media sonrisa que por alguna razón me llena de confianza.

Diez minutos más tarde, los medios de comunicación ingresan a la sala. Ha llegado la hora de recitar nuestros votos.

Yoongi toma el micrófono del juez con tanta seriedad que pareciera que va a dar alguna conferencia relacionada al ministerio. Me admiro por la seguridad que posee y que desprende cada uno de sus movimientos.

—Dicen que nacemos para morir —toma mi mano delicadamente poniéndome el doble de nerviosa—, pero considero que yo nací para amarte y para morir junto a ti —humedece su labio inferior, parece que es una manía—. Si mi vida tuviera cien desenlaces diferentes, elegiría siempre aquel en donde te encuentres tú, porque la muerte significaría nada mientras estes sosteniendo mi mano. Pero hasta que ese desenlace llegue, quiero llenar tu vida de magia, de buenas experiencias y de mí. Acepta este anillo como algo más que una promesa, acéptalo como un símbolo de unión eterna entre los dos.

No leí los votos de Yoongi porque Leslie quiso que fueran sorpresa. Ahora entiendo el por qué. Sus votos son bellísimos. Ni siquiera fue necesario fingir un llanto porque él se ha encargado de que las palabras cursis e innecesarias -como él las describió hace dos días-, se transformen en la promesa conmovedora y perfecta de amor.

Los asistentes se enternecen ante mi sensibilidad y la escena se vuelve memorable cuando Yoongi limpia la humedad de mis ojos con sus pulgares para finalmente colocarme el anillo. La prensa enloquece en este momento.

—Señorita Aria, sus votos por favor. —Me pide el juez.

Dirijo mi atención a Charlotte y sin necesidad de hablar me transmite su apoyo moral. Pienso en mi madre y en lo orgullosa que estaría de mí por seguir la tradición familiar. Pero todo se desmorona en el momento en que recuerdo a Jimin y ese último beso que me entregó.

—Señorita Aria... —reitera el juez con una sonrisa nerviosa—. Sus votos, por favor.

—Eh, ¿mis votos?...

La mayoría de los invitados se ríen por mi nerviosismo. Leslie no, Leslie me da una bofetada con esa mirada. Nada puede salir mal, Aria Belmont.

—Llegaste a mi vida tal vez como un acto del destino o de suerte. La verdad es que yo creo que llegaste para demostrarme que no tenía la menor idea de lo que era el amor —Yoongi me observa como si quisiera examinar en lo más profundo de mi alma—. Acepta este anillo como muestra de que a partir de hoy llenaré de ternura tus días más amargos, que llorare contigo cuando ya no puedas más y que te impulsaré en aquellos que quieras rendirte. —Le coloco el anillo poco a poco mientras que la prensa se encarga de filmar cada segundo.

—Con el poder que el distrito me confiere, los declaro marido y mujer.

Yoongi me atrae hacia él y todo el mundo se vuelve loco, incluyéndome, esto no era parte de lo que habíamos planeado.

—Lo siento, pero yo no sé besar delicadamente. —Sus ojos están puestos en mis labios y sin darme la oportunidad de replicarle, me besa. Su boca se apodera de la mía con ganas de mostrarle al mundo que a partir de este instante nos pertenecemos. Mis labios se abren para recibirlo y deleitarme por primera vez de ese sabor agridulce que posee.

Yoongi, al sentir que le correspondo, ejerce más presión con sus enormes manos puestas en mis caderas, dominante y enérgico y si no fuera por el alboroto, aseguraría que lo escuché gruñir. Se separa relamiendo su labio inferior mientras que yo tengo que respirar profundamente para recuperarme de lo que acaba de pasar.

∞∞∞

Yoongi y yo nos dirigimos al centro del salón para nuestro primer baile. La música empieza a sonar y se me eriza la piel al escuchar la canción True de la agrupación ochentera Spandau Ballet. Es una de mis canciones favoritas en el mundo y no se lo dije a Leslie porque seguro la cambiaba.

—Me encanta esa canción —dice él, poniéndome las manos en la cintura—, al menos la idiota de Leslie tuvo buen gusto.

Es curioso como casi no gesticula incluso cuando algo le gusta. Yoongi es un misterio.

—Creo que ya tenemos otra cosa en común —evito el contacto visual después del beso—, es una canción preciosa.

La penetrante mirada de Yoongi me exige que lo encare, pero no puedo.

—Con una emoción en mi cabeza y una pastilla en mi lengua, disuelve los nervios que acaban de comenzar... —recita—. Esa parte de la canción te queda, estas temblando, Aria. Relájate.

Mis mejillas arden. —Es que no sé bailar, te lo dije. Seguro estoy haciendo el ridículo.

—Todos los hombres del lugar te observan por mil razones menos porque estés haciendo el ridículo —su voz se vuelve severa—. Supongo que muchos quieren estar en mi lugar.

Mis ojos no resisten así que vuelven a encontrarse con los de él y para mi sorpresa, lo noto tenso.

—No lo sé y francamente no me interesa. —Le echo un vistazo a todos los invitados para desviar mi atención. Las señoritas cuyos padres son poderosos personajes en el ministerio de seguridad, recorren descaradamente la imponente figura de Yoongi mientras cuchichean entre ellas—. Podría decir lo mismo de ti.

—No lo sé y francamente no me interesa. —Me reta.

La música termina y el animador se planta detrás de nosotros.

—¡Ahora es momento de que los recién casados, reciban su primer regalo de bodas! ¡Démosle un fuerte aplauso a nuestros invitados especiales, Taeyang y Park Jimin!

Retrocedo soltando a mi esposo de la mano. El estómago se me revuelve y de pronto me dan ganas de esconderme para siempre cuando mi exnovio aparece en el escenario vistiendo el mismo traje beige de hace un rato. Busco a mi padre en la primera fila y está echando chispas por la cabeza.  

—Es un honor para nosotros presenciar esta hermosa unión —toma la palabra Taeyang—. Voy a cantarle a los novios una canción de mi álbum Down to earth y cuya magia no sería posible sin la increíble voz de mi amigo Jimin. Así que esperamos que lo disfruten.

Las luces bajan de intensidad pero eso no me impide comprobar la hostil mirada de Jimin hacia Yoongi. Nadie más parece notarlo, ni el mismo Yoongi, pues está ocupado acribillando a Leslie con esos ojos felinos por la dichosa sorpresa.

La música da inicio y los invitados, incluso los más veteranos, parecen contentos por el ritmo de la canción "vibe". Yo no, yo quisiera salir corriendo para evitar escuchar esa canción. Es una broma cruel de la vida.

Siento electricidad solo con tocar tus manos

Antes de conocerte mi mundo era oscuro...

El ambiente se llena de buena energía. Algunos se paran a bailar y los más jóvenes filman todo en sus teléfonos. Entonces sucede, Jimin canta con toda su energía puesta en mí.

Si tú eres el río Han yo soy la montaña Nam.

Nada puede ser más perfecto...

Llevo las manos a mi pecho y justo antes de que la música termine, me encuentro con la mirada confundida de Yoongi pareciendo incauto en sus pensamientos.

Taeyang se despide entre alabanzas y aplausos con un emotivo discurso. En seguida le da la palabra a Jimin, quien se limita a decir tres silabas. El atisbo de rencor disfrazado de emotividad es lo que termina por destruirme.

—Vivan los novios. —Sonríe forzado y desaparece del escenario.

∞∞∞

Tras una hora de vuelo privado a Isla de Jeju, nos alojamos en una exclusiva residencia, propiedad de la familia de Yoongi. Gracias a dios Charlotte y otras amigas me ayudaron a cambiarme el vestido de novia por uno más fresco y cómodo, el calor aquí es infernal.

—Suba nuestras cosas a la habitación principal, Ed.

En cuanto escucho la orden me exalto. —¿Qué? ¿No se supone que dormiríamos en cuartos separados?

El mayordomo lo obedece, llevándose junto a otras dos personas nuestro equipaje.

—Cambio de planes, Aria —sentencia en absoluta seriedad—, todo el mundo sabe que estamos aquí de luna de miel, si alguien de la servidumbre se deja comprar y le dice a la prensa que estamos en cuartos separados, la farsa se viene abajo —toca mi mentón con su dedo índice, obligándome a mirarlo para susurrar lo siguiente—. Pero descuida porque no pienso tocarte.

Retrocedo temblando. —Eh, sí, yo... yo sé que no.

Ambos subimos por las escaleras y recorremos el inmenso pasillo del primer nivel de la casa.

—¿Qué te pareció la sorpresa de Leslie?

—Pues fue muy emotivo. —Me adentro a nuestra habitación en donde se encuentran nuestras maletas apiladas—. ¿A ti?

—No me gustan las sorpresas —confiesa desinteresado, cerrando con llave la puerta—, pero admito que fue un buen detalle para los invitados que gozan de esas estupideces románticas —se posiciona junto a mí—. Lo que me sorprendió fue tu extraña actitud durante el acto y la de tu padre.

Rasco mi oreja. —Para nada, son figuraciones tuyas...

—¿A si? —se cruza de brazos—. Y las miraditas que me lanzaba el cantante rubio, ¿también eran figuraciones mías?

No puede ser, se dio cuenta.

Yoongi me sujeta del brazo y me obliga a mantener contacto visual. —¿Hay lago que yo deba saber? —su pregunta me provoca una punzada en el pecho—. Te repito que no me gustan las sorpresas, Aria, así que habla ahora.

—Yo no tengo nada que decirte —me defiendo y me suelto de su agarre—, y si me disculpas, quiero darme un baño, sude mucho durante el vuelo.

No responde, en su lugar arquea una ceja. Detesto que me mire de esa forma, temo ser predecible para él así que lo esquivo, tomo mi pequeño maletín con mis cremas faciales y me encierro en el baño ahogándome en preocupación.

***

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