El cielo seguía oscuro, cargado con la promesa de muerte y desolación. La figura sombría de la diosa de la muerte flotaba por encima de Riyo Gudako y sus Servants, sus palabras resonando en el aire mientras las almas de las mamonos caídas desaparecían hacia ella. La atmósfera estaba cargada de tensión, un momento de quietud antes de la tormenta.
—Has traído destrucción a mi dominio, y ahora reclamaré lo que es mío... —dijo la diosa con una voz profunda y reverberante, casi desgarrando el espacio con su presencia.
Riyo Gudako, sin embargo, no parecía impresionada. Con los ojos entrecerrados, observó con una mezcla de aburrimiento y desdén mientras la deidad oscura trataba de intimidarla.
—¿De verdad? —musitó Gudako, mientras una sonrisa burlona se extendía por su rostro—. Esto está tardando más de lo que pensaba. Pensé que las diosas eran más interesantes.
(cuando conosca al resto de divinidades de mge quedara decepcionada y creo que le tendra mas respecto a los dioses griegos o los panteones poco conocidos)
Con un movimiento rápido y despreocupado, Gudako levantó una mano hacia Spartacus, que esperaba impaciente su señal.
—Spartacus, ya sabes qué hacer.
El guerrero colosal, con su característico fervor por la libertad y la destrucción, rugió y levantó ambos brazos, invocando el poder de su Noble Phantasm. La energía comenzó a condensarse a su alrededor, irradiando una luz cegadora.
—¡Libertad para los oprimidos, y destrucción para las tiranas! —rugió Spartacus, mientras la energía acumulada estallaba en una onda expansiva que atravesó el campo de batalla, dirigiéndose con toda su furia hacia la diosa.
El impacto fue monumental. La explosión de luz y energía chocó directamente contra la figura imponente de la diosa, envolviéndola en un torbellino de caos y destrucción. Por unos segundos, todo el mundo quedó en blanco.
Pero entonces, cuando la luz se disipó, lo que quedó en su lugar no fue lo que nadie esperaba.
La imponente figura oscura se desmoronó como una ilusión, revelando una pequeña silueta en su lugar. La diosa, que antes parecía una entidad aterradora y poderosa, ahora se mostraba como una niña. Su piel era pálida, con un leve matiz verdoso que recordaba a un cadáver, sus ojos brillaban con un color púrpura, y su cuerpo parecía hecho de sombras y huesos, como un espectro no-muerto.
Riyo Gudako la miró con sorpresa al principio, pero lo que siguió fue aún más perturbador. Su rostro se iluminó con una sonrisa torcida, una que claramente desbordaba locura.
—¿Esto es todo? —preguntó Gudako, sus ojos brillando con una mezcla de euforia y demencia—. ¡¿Esta es la diosa de la muerte?! —Su risa resonó como un eco siniestro por el aire mientras se acercaba a la pequeña figura.
La diosa, que había mantenido su compostura amenazante hasta ese momento, retrocedió al ver la expresión en el rostro de Gudako. La sonrisa de Gudako era demasiado... intensa, demasiado peligrosa, incluso para una deidad. Algo en la mirada de esta humana era profundamente aterrador.
—No... no te acerques... —dijo la diosa, su voz ahora temblorosa, perdiendo toda la grandiosidad que antes tenía.
Pero Gudako no se detuvo. Cada paso que daba hacia la diosa de la muerte estaba cargado de confianza, como si ya hubiera ganado esta batalla antes de comenzarla. Las manos de Gudako se tensaban, pensando en los Saint Quartz que podría obtener de esta nueva víctima, pero lo que realmente desconcertaba a la deidad era la mirada de Gudako, que la veía como si fuera una presa indefensa.
—Mira qué tenemos aquí... —dijo Gudako, acercándose aún más—. ¿No eres tan imponente ahora, eh? Pensé que las diosas eran más difíciles de derrotar. Me pregunto... ¿qué podré sacar de ti?
La diosa, acorralada, intentó mantener su dignidad, pero la pura intensidad de la presencia de Gudako fue demasiado para ella. Con una expresión de miedo absoluto, algo que nunca antes había sentido, la diosa de la muerte dio un paso atrás, luego otro, y finalmente, en un arranque de pánico, dio media vuelta y huyó despavorida, sus pasos espectrales casi inaudibles mientras escapaba.
—¡No... no te atrevas a seguirme! —gritó mientras se desvanecía en la distancia, llevándose consigo las almas de las mamonos caídas. Sin embargo, su figura se disipaba, cada vez más pequeña e insignificante mientras desaparecía en el horizonte.
Riyo Gudako, observando cómo la deidad huía, simplemente se cruzó de brazos y dejó escapar una risa triunfal.
—¡Hah! ¡Qué decepción! Ni siquiera necesitábamos usar todo nuestro poder. —Suspiró, mientras sus ojos volvían a enfocarse en el desolado pueblo que acababan de saquear.
Koyanskaya se acercó lentamente, con una sonrisa irónica en los labios.
—Parece que las diosas de este mundo no son tan impresionantes después de todo, ¿no te parece, querida? —dijo con tono burlón.
Gudako asintió, sin perder su actitud despreocupada.
—Sí, pero da igual. No necesito diosas poderosas, solo necesito más Saint Quartz. —Respondió, mientras revisaba nuevamente el botín que había conseguido del pueblo mamono. Aunque la diosa había huido, todo lo valioso ya estaba en manos de Gudako.
Mash, quien había observado todo el enfrentamiento desde un costado, todavía no podía procesar lo que acababa de suceder. La forma en que su Senpai había enfrentado a una deidad, la misma que momentos antes parecía ser una amenaza mortal, y la había asustado hasta hacerla huir... Era demasiado.
—Senpai... —murmuró Mash, con la mente enredada entre la preocupación y la incredulidad—. Esto está yendo demasiado lejos... estamos alterando algo mucho más grande de lo que podemos manejar.
Pero, como siempre, Riyo Gudako no escuchaba. Con una sonrisa de satisfacción, miró hacia el horizonte, pensando en la próxima aventura, en la próxima singularidad, y en todas las oportunidades que aún quedaban por descubrir.
—Vamos, Mash, todavía hay más por hacer. El gacha no va a tirarse solo.
Y así, con el caos desatado y una deidad aterrada huyendo a las sombras, Riyo Gudako continuó su búsqueda implacable por más Saint Quartz, sin importar los mundos, las criaturas o las deidades que tuviera que destruir en el proceso.
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fin de capitulo
pregunta seria ¿deberia en algun momento introducir a riyo Gudao?.