Scared you first! (Is Big Bad...

By TheInspiratedGuy

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Max nunca se consideraría una persona espeluznante. William lo ve por lo que es. No deberían ser tan parecido... More

Nota de Autor

Cápitulo 1. Preludio a medias

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By TheInspiratedGuy


Cuando William inauguró su primer restaurante y Henry se llevó más del crédito que merecía por el establecimiento, los animatrónicos, y su idea, se sintió humillado. Cuando William murió por una falla que el mismo ignoró en los trajes que él mismo creó y que él mismo sabia reaccionaban catastróficamente a cualquier tipo de humedad o movimiento brusco, se sintió humillado. Cuando tuvo que pasar casi 30 años atrapado en una habitación escondida en su propio restaurante mientras su cuerpo y alma se echaban a perder dentro de un fursuit glorificado, se sintió humillado.

Pero esto era demasiado.

Intentó mover sus muñecas otra vez, quejándose levemente cuando la cuerda atándolo a la silla volvió a raspar su piel de alguna maldita forma.

"¿Cómo mierda haces esto?" Preguntó con molestia, dejando colgar su cabeza mientras miraba a la figura frente a él con un ceño fruncido que le daría más arrugas si siguiera vivo.

"¿Hm?" La figura se movió un poco al oír su voz y se volteó a verlo, su carita redonda y enmarcada por cabello oscuro y casi ondulado cortado en algún baño público a las 3 de la mañana en medio de una crisis pudiendo engañarlo si lo viera de pasada. Pero después de convivir con Max por tanto tiempo, Will podía entender que su suave sonrisa era más sádica y burlona que dulce y compresiva, algo que Max solo reservaba para él.

"...¿A qué te refieres exactamente, Afton?" Max preguntó después de un momento, volteándose y recargándose sobre la mesa detrás suyo, mirando a William con atención, el indistinguible brillo metálico de unas pinzas titilando tras él.

"Tú sabes muy bien. Todo...esto." Escupió Afton, moviendo con dificultad sus manos para hacer el ademan de señalar los alrededores de la habitación, sus paredes frías repletas de mercancía, posters y peluches de Fazbear's organizados en un caos calculado junto a montones de partes de animatrónicos dispersos por el suelo "Ni siquiera estoy vivo y de alguna maldita forma logras mantenerme aquí, atado y encerrado con un número asqueroso de imitaciones baratas de mis creaciones... ¿Qué mierda hiciste?"

Max rió, sus mejillas sonrojándose un poco al esfuerzo "¿Apenas me estas preguntando eso? ¿Después de 2 años?" remarcó, mirando a Will con un brillito en los ojos que lo hizo querer gritarle y apuñalarlo ahí mismo, mostrarle quien era más fuerte de los dos. Pero él sabía que sería inútil.

Will miró a Max en silencio con el ceño fruncido, esperando pacientemente que Max abriera el pico y dijera algo productivo, sabiendo que si no le daba la reacción que quería entonces hablaría sin problemas.

Y su teoría se probó cierta cuando la sonrisa de Max se volvió un ligero puchero, y luego un ceño fruncido cuando se sentó en el regazo de Will con un suspiro exasperado "Joder, ¿Es que acaso tienes que saber todo? ¿No te basta con saber que lo que pasa aquí lo hago yo? ¿Yo solito?" reclamó Max mientras tomaba la cara de Will con una mano, sus dedos apenas apretando sus mejillas mientras le miraba, expectante.

"...Que tú lo hagas en primer lugar es lo que me preocupa," dijo Will con su mejor intento de neutralidad, sintiendo sus dedos retorcerse ligeramente al contacto con Max, maldiciendo y agradeciendo las cuerdas que lo sostenían a la silla de metal "Anda. Dímelo. Ya me presumiste todos tus logros, ¿Qué es uno más?"

Will trato de no sonreír cuando el puchero de Max se volvió menos pronunciado y sus mejillas se volvieron más oscuras, su piel café siendo inútil para esconder su sonrojo mientras se escondía en la curva del cuello de Will, arrugando el chaleco morado con estrellitas que el mismo le obsequió.

Pero esa misma arrogancia se volvió sorpresa cuando sintió el agudo dolor de una daga torciéndose en su hombro izquierdo "Eres un engreído hijo de puta, Afton." Murmuró Max sobre el hombro derecho de Will mientras torcía la daga un poco más, arruinando la camisa de William por quinta vez esta semana.

"Tienes suerte de que me agrade platicar contigo...y que lo que yo te haga no pueda matarte más muerto de lo que ya estás," dijo Max, casi abrazando a Will mientras sacaba la daga y ponía su mano sobre la herida, la sangre mezclándose con el brillo que emanaba de sus dedos y palma a su vez que la llaga se cerraba limpiamente, dejando ni un solo rastro de una herida, solo sangre extrañamente seca y espesa sobre la tela blanca.

"Eres un fantasma tan interesante...¿Qué haría yo si realmente me obligaran a mandarte al infierno?..." se lamentó Max, sonando tan genuino que hasta William dudó mientras sentía la suavidad con la que Max lo miraba atentamente, preguntándose si el brillo en los ojos de Max era su honestidad o su propia falta de sangre haciéndolo ver cosas.

Will resopló, dejando caer su frente en la de Max "Tu eres infierno suficiente, maldito bebé inmaduro...si por ti fuera, estaré aquí por la eternidad." Will se quejó, su cerbero debatiendo entre preocuparse por pedir otra camisa blanca o permitirse sentir esa escasa calidez humana tan familiar otra vez.

"...No me digas así, tengo 22. Solo suenas estúpido." Protestó Max, ignorando el comentario de Will mientras acomodaba su chaleco, sonriendo ligeramente al ver el tierno pin de conejo dorado en su solapa, sin un rasguño y bien cuidado.

"Uh-huh. Y yo tendría...¿83?...si siguiera vivo. Compárate conmigo, vamos." Respondió Will, dudando en si su edad era siquiera correcta, perdiendo la cuenta después de los años y tortura, tanto de Max como autoinfligida y accidental.

Max frunció el ceño y torció los ojos antes de poner su cabeza en la curva de cuello de Will nuevamente, sosteniendo las mangas de su camisa entre sus puños mientras su nariz descansaba en el cuello de la camisa de Will "Shh. No quiero." Le renegó suavemente, el sadismo que demostró anteriormente faltando en su voz

"...Ugh, ¿Por qué? ¿Tu consciencia te carcome?" preguntó Will en su mejor tono molesto, hallándolo difícil cuando las cuerdas que lo ataban a la silla se soltaron ligeramente, permitiéndole tocar la espalda y lado de Max con comodidad. Se cuestionó por qué diablos se sentía tan cómodo así, pero solo por un momento, decidiendo que sería mejor no pensarlo tanto a menos que quisiera que Max reajustara las cuerdas nuevamente.

"...no" respondió Max después de un momento con un tono inseguro, haciendo que el corazón de Will se sintiera pesado ante el silencio que siguió sus palabras. Max al parecer presintió esto y se acurrucó otra vez en el cuello de Will, su cabello haciéndole cosquillas.

"...¿Realmente quieres saber cómo hice todo esto?" preguntó el pelinegro, una oferta clara para cambiar de tema e ignorar cualquier gramo de conciencia que pudieran tener sobre su situación "No es muy entretenido. Técnico, quizás."

Will se quedó quieto ante la pregunta, su mano descansando en la curva de la espalda baja de Max con algo que podría ser sinónimo de cariño.

"¿En cuanto a almas?" Preguntó con cuidado, sintiendo lo delicado del tema cuando Max se tensó bajo su toque.

"En cuanto a almas." Respondió Max, sentándose derecho otra vez y mirando hacia otro lado mientras los bordes de la habitación comenzaban a oscurecerse como un viñetado macabro. Will debía apresurarse.

"¿La tuya o la de ellos?" Pregunto Will, ignorando el pellizco que Max le dio en las costillas cuando buscó sus ojos nuevamente.

Después de un silencio, Max respondió "...La mía...casi...algo así...es... complicado..." dijo con voz más pesada, visiblemente detestando el tema mientras sus puños se volvían garritas negras y sus hombros se movían mas cuando respiraba, incluso haciendo que las cuerdas alrededor de Will se ajustaran irregularmente.

Will frunció el ceño al notar su libertad temporal, sintiendo que la presión en las cuerdas en sus brazos y muñecas disminuía. Pero en lugar de quitarse a Max del regazo y salir corriendo de ahí, finalmente libre de un mediocre castigo eterno, William...se quedó.

Levantó una mano y tocó el brazo de Max con una suavidad que no se merecía luego de haberle apuñalado, pero que definitivamente necesitaba a juzgar por su mirada "Hey, no es necesario que me cuentes. No me importa." Le dijo Will, su manera grosera de decirle que se tomara su tiempo, incluso cuando la oscuridad ya estaba regándose en las paredes como humedad, empapando la habitación con un aroma extraño a azufre y pan dulce.

Max lo miró, su ceño aun fruncido, pero mil veces más suave al sentir la mano de Will sobre su brazo. Will le respondió asintiendo, mirándolo expectante hasta que Max suspiró pesado y luego respiró profundamente, dejando salir el aire de sus pulmones lentamente y repitiendo el proceso bajo la mirada atenta de Will hasta que ya no sentía su corazón palpitar en sus oídos.

Se quedaron en silencio mientras Max volvía a controlarse, reduciendo la presencia de oscuridad en la habitación lentamente, dejando atrás marcas que desaparecieron tan rápido como llegaron, dejándolos nuevamente en la presencia de la usual disposición caótica de mercancía Fazbear y paredes frías de azulejos cuadrados.

"¿En verdad quieres saber?" lo interrumpió Max, volteándolo a ver con ojos grandes y cansados "¿De verdad? ¿No es una forma de distraerme?" insistió, siempre a la defensiva y dañado por tantos años de liderazgo, enterrado sus ahora normales manos en los hombres de Will.

Will lo miró, su cerebro sintiéndose como si se hubiera reiniciado. Max tenía un punto, ¿En verdad esto era algo que le interesara? ¿Genuinamente?...

...No. No, en verdad no. Pero a su vez, ese no era un , y luego todo se volvía confuso, porque después de casi mas de 40 años atrapado como un alma en pena, con casi diez de esos años siendo encerrado por la misma persona que ahora lo miraba con tanta necesidad de genuina honestidad...sentía que algo dentro de él ansiaba aprender más.

Will siempre fue curioso, y no podía negar que Max era una maravilla, casi milagroso, no por cómo o quien era, sino por el qué era

Max era un guardián, alguien peculiar que de alguna puta forma lograba hablar con espíritus, interactuar con ellos, pedir prestada su energía, y más. El hombre podría curarse como si nada después de que su cuerpo fuera despedazado, por amor a dios.

Pero nada de eso tenia que ver con Will, o sus creaciones, o Fazbear Entertainment, o Afton Robotics, o los asesinatos que él mismo había cometido, o su muerte autoinfligida por accidente.

No. Todo alrededor de Max era coincidencias, no causantes. Coincidencias que se relacionaban, pero no llegaban a conectar. Callejones sin salida. Solo estar en el lugar adecuado en el momento correcto.

Y eso lo fascinaba.

Era un ingeniero, un mecánico, un creativo. No se le podía dar un enigma así y pedirle que no se preguntara como es posible que alguien como Max siguiera vivo. Quería estudiarlo, analizarlo, picar y escarbar donde pudiera para entender, así como Max había hecho con él tantas veces antes.

Le aterraba que pensaran tan igual. Era como un espejo retorcido, lleno de una luz extraña. Pero eso solo añadía a su creciente curiosidad.

"...Will?" la voz de Max le llamó suavemente, sacándolo de su ensoñamiento con una mirada insegura que le quedaba como un anillo que no lograba embonar. Will nunca creyó que ver a alguien con miedo le fuera a disgustar.

Y Will tentó a la suerte, callando las dudas de su mente y apretando el brazo de Max en lo que intentó fuera un gesto cariñoso, mostrándole sus dientes caninos con esa sonrisa que practicó por tantos años como animador familiar, llena de esa extrañeza y tortuosidad de la que nunca logró deshacerse.

"Cuéntamelo todo, soy todo oídos, Kim-Upshur."

Max parpadeó lentamente, procesando las palabras de Will, y luego, le respondió con una sonrisa propia, de alguna forma más sádica de lo que él podría alguna vez hacer; tal vez le nacía naturalmente, tal vez era pura práctica. Lo que si sabia era que la sonrisa de Max no podía dejar de ser dulce por mas que este tratara. Le era físicamente imposible.

"Muy bien, Afton. Espero que estes cómodo. Esto va a tardar."

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