Giovanni me lleva a la cama, ambos estamos empapados pues acabamos de salir de la bañera.
Se sienta en la cama de mi habitación dejándome sentada sobre el.
Me mira a los ojos y no entiendo porque siento estas cosquillas en el estómago cuando el me mira así.
Este hombre me ha dicho que ha matado personas, que su trabajo es ilegal. Hasta existe la posibilidad de que solo me quiera por mi dinero y aún así, yo estoy aquí, dejando que me haga lo que quiera, que me toque, que me bese a su antojo.
Antes una vida lejos de él y era todo lo que podía desear, pero ahora no quiero que sus brazos me suelten, y quiero que me complazca de todas las maneras posibles.
Le rodeo el cuello con mis brazos y el sonríe, sonríe de verdad antes de besarme.
Acaricia mis pechos como si tuviera todo el tiempo del mundo, como si no quisiera que el tiempo pasara.
—Hazme lo que tú quieras—me habla con esa voz.
Gracias a Dios no lo ha dicho en Italiano.
Me sonrojo, mis mejillas arden, queman.
No podría, me da tanta vergüenza.
—No tengo tanta experiencia—admito.
—Sal de tu zona de confort, nunca sabrás que es lo que te gusta si no lo descubres—me mira los labios mientras me habla.
—Me gusta como tú me tocas—digo con el tono de voz mas bajo que consigo, aunque de lo cerca que estamos Gio podría escuchar hasta mis pensamientos.
Una sonrisa se dibuja en su rostro.
Lleva su mano a mi entrepierna y comienza a tocarme.
—¿Así?—habla contra mis labios sin apartar sus manos—¿Te gusta cuando te toco así?.
Yo asiento.
Junto mis labios con los suyos y unos segundos más tarde el se separa, sin dejar de tocarme.
—A mi también me gustaría sentir tus manos sobre mi piel—me habla al oído erizandome.
—No sé cómo hacerlo...
—Lo importante no es que sepas hacerlo, lo importante es: ¿Quieres hacerlo?.
Yo asiento con algo de timidez.
El pone toma una de mis manos libres la lleva hasta su miembro, que está duro y caliente.
Nunca había tocado a nadie, mis manos tiemblan un poco, es muy grande mis manos pequeñas no logran rodearlo por completo y es largo, es extraño sentir con mi mano lo que solo había tocado mi coño y el me enseña como hacerlo, su mano sobre la mía marcando el ritmo y la presión.
Miro su cara, el placer se refleja en esos ojos, está caliente, duro y pegajoso por mi reciente orgasmo.
Muevo mi mano sin ninguna dificultad y cuando quiero darme cuenta su mano ya no está junto a la mía, lo estoy haciendo yo sola, el se apoya sobre el colchon sus manos detrás de él y me mira.
Me mira y siento en su mirada el placer que le estoy dando, gime suavecito y su respiración está entrecortada.
—¿Te gusta?—pregunto...
—Si, sigue así preciosa.
Sus palabras me dan valor, es que me intimida un poco hacer esto, imagino que Giovanni ha estado con tantas chicas que de seguro sabían lo que hacían y ahora está aquí, atrapado conmigo.
—¿Lo estoy haciendo bien?.
—Perfecto—su voz sale más como un gemido—No te cohibas, haz lo que quieras conmigo, si quieres tocarme hazlo, si quieres besarme, si quieres montarme... Hoy eres dueña de mi placer.
Giovanni me habla y debería ser yo quien le está dando placer a él, estoy mojada de solo imaginar lo que ha dicho y siento como he mojado su pierna sobre la cual estoy sentada.
—Giovanni—siento un poco de vergüenza y el sonríe.
—Ven aqui—se sienta de nuevo sobre la cama y gira dejándome debajo de él.
Lo miro a los ojos y el me besa, pero sé que no durará mucho tiempo solo besándome, baja sus besos por mis pechos, hasta llegar a mi entrepierna.
—Estas tan mojada—sonrie y siento su aliento en mi coño—Me siento el Rey del mundo solo de saber que yo te he puesto así.
Entierra su cara lamiendome sin darme tiempo ni de prepararme.
Me aprieta de las nalgas y estampa su boca contra mi, grito desesperada y aprieto las sábanas con mis manos.
Nunca nada se había sentido tan bien.
Llevo una de mis manos a su cabello, mientras el abre mis pliegues y me penetrar con su lengua maravillosa.
Giovanni va a acabar conmigo.
Me va a hacer llorar, y no de tristeza, de placer y no sabía que eso era posible.
Me contraigo, siento que me está comiendo viva, entra dos de sus dedos en mi y me estimula hasta que me vengo gritando, casi llorando de lo bien que se ha sentido.
Se acerca a mí lamiéndose los labios.
—Eres deliciosa—me mira con una sonrisa, yo aún intento recuperarme de lo que acaba de pasar—¿Que te da Zulma de comer?—bromea.
—Son los Chocokrispies y los Froot-loops, esas cosas con poco valor nutricional—bromeo y el se ríe.—Vas a tener que empezar a desayunar conmigo.
—Prefiero desayunarte a ti—se chupa uno de los dedos aún mirandome.
Auxilio.
—Tambien podría funcionar—respondo con las mejillas ardiendo de la vergüenza.
Sonríe pícaro ante mis respuesta y me siento aún más vergonzosa.
Este hombre me está haciendo hacer y decir cosas que jamás pensé.
Se lanza sobre mi y me besa, este hombre está entre las cosas más adictivas del universo.
Le correspondo el beso con premura y enseguida siento como se abre espacio entre mis piernas y entra en mi otra vez, penetrándome, haciéndonos uno, como dos piezas que encajan perfecto, llega al fondo haciendome suspirar, el se mueve sobre mi como un experto, sabe perfectamente como moverse para tenerme suplicando por más.
Me toma de la cadera y sin salir de mi cambia de posición.
Me deja sentada sobre él, me mira desde abajo, acostado en la cama.
—Hazme acabar—me pide con esa voz, es que le daría hasta mi alma si me la pidiera asi.
Siento las mejillas arder estoy nerviosa.
—Vamos cielo, tu puedes... Solo tu puedes hacerlo.
Muevo mis caderas, me muevo suavecito como intentando establecer un ritmo, luego me doy cuenta de que es como un baile, me muevo sobre Giovanni, adelante y atrás, mis pechos suben y bajan con cada movimiento y el parece hipnótizado, pongo mis manos sobre su abdomen fuerte, y me muevo contra él.
El placer que siento en mi cuerpo es inexplicable, estoy intentando hacerlo acabar pero la que está acabando soy yo.
Giovanni sube sus manos por mis muslos y las deja en mi cadera para ayudarme, me armo de fuerzas y valor y sigo con mis movimientos hasta que lo oigo gemir en voz baja, se muerde el labio inferior, suelta mis caderas y voy sintiendo como me llena.
Me muevo un poco más hasta que acaba.
El me mira con una cara de satisfacción, con las mejillas sonrojadas y mechones de cabello húmedo pegados a su frente, sus ojos azules brillan cuando me mira, tira de mi mano haciéndome caer sobre su cuerpo.
Me rodea con sus brazos y yo hago lo propio.
Abrazados, sudados, recién follados, estamos en otra dimensión.
Acaricio su brazo y el acaricia mi espalda, mientras me tiene entre sus brazos.
Cierro los ojos unos segundos y luego me veo en la obligación de preguntar.
—¿Lo hice bien?.
—Mejor que bien—baja sus manos a mís nalgas y acaricia mis muslos—Si bien es una gota de agua, tu eres los 7 mares y toda fuente de agua que pueda existir en el planeta—me levanto y lo miro.
—No mientas Giovanni, no tengo tanta experiencia.
—No te miento, jamás había estado con alguien como tú, y si así eres sin experiencia imaginate cuando la tengas—me toma del cuello y me trae a sus labios—Pero si lo que quieres es experiencia, puedes practicar conmigo todas las veces que quieras... Puedes follarme cuando quieras Bettina, jamás te negaría placer.
Lo tomo de las mejillas y lo beso, entro mi lengua en su boca y el parece agradecido.
Aprieta mis nalgas contra el, recordandome que sigue dentro de mi y me corresponde al beso con intensidad.
Siento mi estómago rugir y al parecer el también lo escucho pues sonríe.
—Vamos a comer Elasti-girl.
Me levanto de encima de el con una sonrisa, es que el buen humor que me queda después de una sesión con Giovanni es inexplicable.
Veo su miembro lleno de su semen, y yo también estoy chorreando.
—Y si primero vamos por una ducha—le digo y el asiente.
—Andiamo.
Me coge en sus brazos y me lleva de regreso al baño.
Veo el agua caer por el cuerpo de Giovanni.
Su seguridad me abruma, se cree el rey del mundo y hasta cierto punto creo que lo es, se baña frente a mi y yo no puedo evitar mirarlo, se lleva la mano a su miembro y se enjuaga tocándose a si mismo hasta dejarse limpio y yo no puedo apartar la mirada ni un segundo.
¿Y si fuera yo quien lo tocará? Quiero hacerlo pero no me atrevo.
Giovanni ajeno a mis pensamientos me da vuelta dejándome de espalda hacia el y me ayuda limpiarme.
Baja su mano a mi entrepierna y entra uno de sus dedos en mi haciendome temblar.
Yo no me he atrevido a siquiera tocarlo, pero el me toca como si mi cuerpo le perteneciera entero, y quizás así es, después de todo estamos casados.
Gio limpia todo rastro de nuestro momento de pasión y cierra el grifo.
Ambos salimos de la ducha y Giovanni me besa, antes de envolverme en una toalla.
—Ahora si, vamos a comer.
.... 🌕💕....
Estoy tirada en el sofá mirando el techo.
Giovanni está trabajando y yo no tengo ganas ni de ir a caminar, no quiero encontrarme a Estrella ni por casualidad.
Pero cuando cierro mis ojos veo a Giovanni sobre mi, lo veo a cada minuto y mi mente reproduce cada uno de nuestros encuentros.
Creo que estoy un poco obsesionada con él.
Abro los ojos y ahí está.
Al principio creo que mi mente me está jugando una mala pasada hasta que veo esa sonrisa, me está mirando.
—Ciao bella—habla mirándome desde arriba.
—Hola esposo—le sonrío.
—Tengo una reunión de negocios... ¿Quieres venir?—su pregunta me toma por sorpresa, me levanto del sofá quedando sentada frente a él.
¿Quiere que yo le acompañe? ¿Esta seguro?.
—¿Yo?.
El se rie y se sienta a mi lado.
—Si, tu—pone su mano en mi pierna descubierta por el vestido—Ire a la mansión De Luna y pensé que tal vez querrías ir, a saludar a tu padre y ver a tu familia.
Siento una alegría en el corazón al oír eso, desde que me fui aquella vez no volví allí.
Es un gesto muy lindo de su parte llevarme con él.
—¿Quieres venir?—sonrie—Te prometo que no van a matar a nadie ni va a suceder nada extraño...
—Claro que quiero—lo rodeo con mi brazos emocionada.
Hace mucho que no veo a Carmen, y sin dudas me emociona tambien ver a papá y estar en mi casa, mi habitación, mis cosas.
—Vamos entonces—me besa la mejilla un par de veces con ternura.
El camino desde nuestra casa a la casa De Luna es largo, Giovanni ha sacado su auto deportivo, y Ryle nos sigue en el auto de atrás con Hassan y Sutton.
Lo miro manejando su auto y se ve tan atractivo, tan guapo, está vestido completamente de negro, y su cabello bien peinado, ni siquiera lleva puesto el GPS, parece saber la dirección de memoria.
—¿Cuantas veces has estado en la mansión De Luna?—la curiosidad me gana.
—Muchas veces, tu padre es la mano derecha de mi padre—responde con calma.
—Yo nunca te había visto—admito—Ni en mi casa, ni en ningún lugar... No sabía que existías.
—Es lógico, tu padre te mantuvo bajo perfil—pone su mano en mi pierna—Lejos de los negocios.
—¿Tu me habías visto antes?—lo miro, pero el sigue con la mirada fija en el camino.
—Si—sonrie a medias.
—¿Si me habías visto o si sabías que existía?.
—Ambas—me impresiona la habilidad con la que maneja entre los autos y aún así me responde con serenidad.
—¿Sabias que ibas a casarte conmigo?—la curiosidad me ataca, e intento indagar pues las respuestas de Giovanni son vagas.
—Quizas.
—¡Giovanni!—me quejo de sus vagas respuestas.
—¿En que te beneficia saber eso?—pregunts con una media sonrisa, sin mirarme, el está con toda su atención en la autopista.
—Solo quiero entender nuestra relación, quiero entender lo que sientes por mi—miro su perfil—Yo no entiendo como te enamoraste de mi, he sido la peor versión de mi contigo, te he gritado, te he golpeado alguna vez, te cuestiono todo... Solo quiero entender un poco tú mente.
—Me gustas así, de hecho tienes más carácter de lo que imagine, eres tan terca—sonrie—Tan cabezota, tan decidida, y valiente, nunca nadie me habia tratado como tú, y a la vez eres dulce, cuando sonríes y se te hacen esos hoyuelos en las mejillas me siento encantado—me mira un segundo—No hay nada que entender Bettina, cualquier persona podría enamorarse de ti.
Regresa su mirada al frente.
—Tu también me gustas—digo bajito—No es como que este enamorada de ti, ni nada de eso, es como que me agradas y no me eres indiferente—el suelta una risa hermosa.
—¿Tanto te cuesta admitir que te enamoraste de mi Bettina?.
Es tan engreído.
—Eres tan creído—rodeo los ojos—Yo nunca me he enamorado.
—Pues será un honor ser el primero—sonrie con satisfacción.
—Ay ya cállate.
—Callame—me lanza una mirada rápida como un relámpago.
—Shh—le pongo el dedo en la boca y el se ríe.
—Eres un caso Bettina.
Giovanni entra a la mansión De Luna cunado los guardias de seguridad nos dan acceso.
Me siento tan feliz viendo lo que fue mi casa por los primeros 21 años de mi vida.
Me bajo del auto y veo el enorme vitral de Luna que hay en la puerta.
Esta se abre y sale mi padre.
Voy corriendo a abrazarle, me alegra que esté bien después de lo que pasó esa noche.
—Mi Beth—me besa la mejilla y luego la frente.
—Hola Papá.
—Soy tan feliz de tenerte aquí—acaricia mi mejilla.
—Y yo... ¿Donde está Jane?—pregunto.
—Tu madre de viaje—no me sorprende.
—¿Y Carmen?—el baja un poco la mirada.
—Renuncio días después de que te fuiste, no se llevaba muy bien con tu madre y fue muy específica al decir que sin ti en casa ya no tenia nada que hacer aquí.
Siento dolor al escuchar eso, le tengo tanto cariño, mi vida aquí fue hermosa por ella y Elbert.
Mi esposo llega a donde estamos y saluda a mi padre.
—Bosco...
—Mi yerno—papá lo saluda con un abrazo—Gracias por traer a mi niña.
—Ella está feliz de estar aquí—me rodea con su brazo y me da un besito en la mejilla.
—Vamos a adentro—sugiere mi padre.
Entramos a casa y la puerta del salón está abierta.
—Los dejo para que hablen sus cosas—los miro a ambos.
—Esta bien—Gio me mira.
—Estaré en mi habitación... En mi antigua habitación—corrijo y Giovanni sonríe.
—Anda Piccolina.
Ellos se pierden en el salón y yo subo a mi habitación.
Abro la puerta y todo está intacto, el papel tapiz, la cama perfectamente hecha, mi escritorio, todas mis fotos, mis peluches, mi ropa.
Todo.
Hasta el olor de mi perfume está en toda la habitación.
Me tumbo sobre la cama y veo el candelabro, es extraño estar aquí, pues todas estas cosas son mías, o fueron mias en algún momento, pero ahora se sienten diferente, es como si este ya no fuera mi lugar.
Cuando pienso en mi habitación ya no pienso en este lugar, ni siquiera en mi habitación en la mansión Zannier.
Cuando pienso en mi habitación, pienso en la habitación de Giovanni, con esa vista espléndida del mar, con las luces apagadas y la puerta cerrada, con el dormido a mi lado.
Me he dado cuenta de lo rápido que pasan las cosas, como todo cambia y no hay manera de detenerlo.
—¿Beth?—la voz de Elbert me saca de mi ensoñación.
—¿Elbert?—me siento y lo miro ahí de pie en el umbral de la puerta.
—Beth, volviste—entra rápido a abrazarme y yo le abrazo también—¿Que te ha hecho ese hombre?
Se separa y me mira como si buscase algo, como asegurandose de que estoy bien.
—¿De que hablas?.
—Si volviste fue por algo ¿no?.
Yo niego.
—No volví Elbert, estoy de visita... Con mi esposo—decir eso se ha sentido tan raro como la mirada que me ha lanzado Elbert.
—No tienes que decirle así cuando el no está .
—¿Así como?—pregunto.
—"Mi esposo"—hace una vaga imitación de mi voz.
—Yo no hablo asi—me río y a los pocos segundos el se ríe también.
—Yo creo que si—me sonríe—No tienes que llamarlo así frente a mi.
Ahora se ve más serio.
—Es que es mi esposo, no tiene sentido ocultarlo.
El no parece complacido con mi respuesta.
—¿Y como te trata?.
Me siento sobre la cama de nuevo.
—Como una Reina—hablo con honestidad, después de todo Elbert y yo nunca nos dijimos mentiras—Giovanni es realmente especial.
—Ta ha enamorado, con regalos y atenciones ¿no?—noto cierta amargura en sus palabras.
—No estoy enamorada aun, pero valoro mucho todo lo que hace por mi, va más allá de simples regalos.
—Has dicho aún, ¿o sea que piensas enamorarte de él?.
—¿Esto es un interrogatorio policial o que?.
—Solo quiero saber que lugar ocupo en tu vida ahora Bettina, después del recital me sentí bien, al ver que no eras capaz ni de darle un beso, creí que aún tenía una oportunidad.
—Elbert, es complicado.
—No lo beses, no cedas, no te acuestes con él, no le des lo que quiere—me quedo en silencio unos minutos, si el supiera que todo lo que me ha dicho que no haga ya ha pasado una y otra vez—Bettina, aún no pierdo la esperanza, de que podamos estar juntos.
—Elbert estoy casada ahora y lo estaré mañana y el resto de los días por venir—no quiero darle esperanzas.
—No me importa Beth, no me importa cuantos años pasen, si tienes hijos con ese hombre no me importa cuantos años tengas, ni como te veas yo voy a estar esperandote—me mira con ese par de ojos verdes—Los hombres de la mafia jamás duran tanto, algún dia caerá la DEA o la Interpool buscando a tu esposo y cuando eso suceda yo ire a rescatarte, y viviremos la vida que nos merecimos desde el principio—se acerca—Tu y yo nos merecemos vivir la vida de nuestros sueños, y nunca será demasiado tarde para ello, tu solo no te rindas ante él, esperame un poquito más.
Aún me cuesta creer que Elbert pueda sentir algo por mi, nunca me dio ni una puta señal jamás, trabajo para mí y fue mi mejor amigo.
—Elbert, ¿por qué no me dijiste lo que sentías antes?... No creo que eso hubiera cambiado algo pero al menos no se sentiría tan extraño.
—Iba a hacerlo, iba a decírtelo el día de tu recital Bettina, lo tenía planeado todo, pero toda esta situación llegó antes y me arruinó lo planeado, no sabía que ibas a casarte Bettina, quizás debí decírtelo antes, que me moriría por ti de ser necesario... Al menos me queda la satisfacción de que he tenido tu primer beso para mí.
Siento mis ojos llenarse de lágrimas.
—Lo siento tanto Elbert.
No soy capaz de decirle la verdad, lo único cierto es que todas mis primeras veces pertenecen a Giovanni y así será siempre
Me duele tanto haberlo perdido, porque Elbert era mi mejor amigo, pero ya no puedo hacerle más esto, lo estoy lastimando.
—No lo sientas Beth, aún tenemos una oportunidad, lo sé y lo siento—se sienta a mi lado en la cama y me toma la mano.
—No lo siento por eso Elbert, lo siento por haberte lastimado, eres mi mejor amigo, el hermano que nunca tuve y...
—No digas eso—me interrumpe—No me rechaces, no me digas que no has sentido nada cuando te bese, sabes en el fondo de tu corazón que tú y yo siempre debimos estar juntos, Bettina sé que me amas, y también sé que lo que puedas llegar a sentir por Giovanni no sé comparara jamás con lo que tú y yo creamos estos años, sé que las circunstancias están en contra ahora, pero no siempre será asi—pone su mano en mi mejilla—Por favor, prometeme que me esperaras.
Acerca su rostro al mío.
—Tienes 3 malditos segundos para alejarte de mi esposa—la voz de Giovanni inunda la habitación.
Mierda.
Me giro y ahí está de pie, en el umbral de la puerta que el mismo Elbert dejo abierta.
Elbert se aleja de mi y se levanta de la cama.
—Que sea la última vez que se te ocurra siquiera mirarla—le habla Giovanni.
—Sabes que eso no va a pasar, Beth es mi...
Giovanni le da un golpe de lleno a Elbert en la cara.
Jadeo en sorpresa y me tapo la boca de la impresión, la nariz de Elbert está sangrando.
—Lo tenía atorado desde el día en que te conocí—habla Giovanni con ese aire de superioridad.
Elbert sonríe aún con la sangre chorreando de su nariz.
Esto va a acabar mal.
Giovanni me mira un segundo y Elbert le da un golpe en la mandíbula que no se si me ha dolido más a mi o a él.
Enseguida comienza a ponerse roja el área del golpe.
—Ese lo tenía atorado desde que me quitaste a mi mujer—le da otro golpe en el estómago que hace que Giovanni se doble—Y este desde que la vi llorar en esa iglesia, obligada a casarse contigo, eres un maldito hijo de puta, no tenías derecho de arruinarle la vida así.
—Te voy a matar infeliz—Giovanni saca su pistola y lo apunta en menos de un segundo.
—¡NO! ¡NO! ¡Ya paren por favor!—me meto en medio de ellos separándolos.
Abrazo a Giovanni y me aferró a él.
—Por favor no me hagas esto—lo rodeo con mis brazos—Me prometiste que nada iba a pasar, me prometiste que si te acompañaba no habrían muertos ni heridos, ni nada—lo miro a los ojos, estoy llorando del miedo—Por favor Gio.
.......
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🌕💕
Esto es real gansta loveee♪
Feliz noche ✨ Feliz viernes.
Ayer no llegué a mi casa y no pude subir el capítulo 🙂 y cada vez que lo subo del teléfono algo pasa porque la aplicación me odia.
Déjenme sus teorías en los comentarios, me encanta leerlos.
—Mane♥