SAROCHAS'S POV
DENVER, COLORADO
2 DE SEPTIEMBRE
Es lunes de nuevo, una día mas, una semana más. Ahora no tengo dudas de que el tiempo es una magnitud física creada para medir el intervalo en el que suceden una serie ordenada de acontecimientos, sólo ha pasado una semana pero parece que han pasado mil años desde la última vez que pude hablar más de cuatro palabras con Rebecca. Comienzo a creer que el tiempo es relativo y varía dependiendo de la persona que lo observa. Quizás no es el tiempo lo que he estado observando sino es la distancia. Me parece sumamente increíble que hace una semana Rebecca y yo pareciéramos dos personas que se conocían a la perfección y ahora seamos dos extrañas con amigas en común que se ven sólo a la hora del almuerzo.
Cuando me hice del Black Horse pensé que sería un buen motivo para poder ver a Rebecca con más regularidad, pensé que podría llevarla a la escuela y después a casa, y quizás algunas veces podríamos recorrer la ciudad, ir al cine o a comer, quizás me imaginaba que nos quedaríamos por horas en la acera frente a su casa escuchando música en mi auto pero eso se volvió algo inverosímil por dos cosas; la primera el estero de mi Mustang estaba averiado y no había podido escuchar ni una sola canción mientras conducía lo cual me hacía escuchar con más intensidad la voz de mi cabeza que no dejaba de martillar de manera sistemática; y la segunda desde el primer día de clases Rebecca no se había vuelto mi copiloto designado.
La mañana del martes pasado cuando encendí mi teléfono la respuesta de Rebecca llegó inmediatamente.
BB🦦: Acabo de llegar a casa, mañana no voy al instituto. Muchas gracias de cualquier manera.
Muchos escenarios se dibujaron en mi mente aquel día, ¿por qué ella había llegado tan tarde? ¿Qué fue lo que había hecho con Prim? ¿A dónde habían ido? Pensé en conducir a su casa y preguntarte indirectamente, muchas veces había ido a su casa sin avisar pero ahora no me sentía segura de hacerlo, no quería incomodarla así que terminé en el instituto. Las clases fueron bastante aburridas y muchas veces me encontré mirando por las ventanas de manera ausente pero no todo fue malo aquél martes.
—No he visto a Rebecca hoy—. Ice buscaba a la castaña por la cafetería y el recordatorio me hizo pinchar la salchicha en mi bandeja con fuerza—. ¿En dónde estará?
—Ella no vino—. Reconocí la voz del que contestaba la pregunta de Ice por lo que continué mirando mi almuerzo—. Ayer fue la fiesta anual de la agencia y sus padres terminaron un poco ebrios—. Mis cejas se alzaron ante la revelación de Gemini, había olvidado por completo que el evento siempre se realizaba a la par del inicio de clases, si Rebecca asistió a la cena, y me cuestiono en si salió con Prim o no—. El tema se ha vuelto interesante así que lo miro —. Tuvieron que pedir un taxi y hoy en la mañana Rebecca me dijo que no vendría porque tenía sueño.
—Y no nos invitaste, Gemini—. Ice señala a Gemini con su cuchara y éste sonríe mostrando los dientes, sus ojos se achican y se pasa una mano por el cabello.
—De haber podido las hubiera llevado chicas—. Guiña un ojo que me hace rodar los míos, sé que si no fuera porque Gemini es amigo de Rebecca probablemente nunca hubiéramos llegado a conocernos, incluso al principio me caía mal pero con el tiempo me he dado cuenta que no es una mala persona— pero ya saben que pronto será mi cumpleaños y debe ser una fiesta descomunal porque será la de nuestro último año de instituto.
—Tus fiestas me encantan—. Ice habla con exageración mientras sonríe—. Aún recuerdo la última...
—El piso de mi habitación también la recuerda—. Nam se integra a la plática y me dedica una mirada inexpresiva que me hace encoger de hombros—. Si no fueras mi amiga te hubiera matado.
Todos en la mesa ríen y puedo sentir como mis mejillas comienzan a calentarse. No recuerdo mucho de ese día pero realmente es algo que agradezco porque de lo contrario creo que viviría disculpándome eternamente con Nam por haber vomitado la alfombra de su habitación peor aunque no lo recuerde creo que es algo que nuestro grupo de amigos nunca podrá olvidar. En mi defensa fue la primera vez que tomé alcohol y aprendí que el vodka y yo no nos llevamos bien, por fortuna no hice alguna locura esa noche, todos dicen que sólo baile y hablaba intensamente sin soltar la copa, como si el caos y yo nos hubiéramos convertido en un mismo ente, por eso desde ese día ahora sólo bebo whisky en las fiestas, tampoco es que lo haga a menudo porque es difícil conseguir que nos vendan alcohol pero he aprendido que el whisky podría ser mi buen amigo, porque no me hace olvidar momentos de mi vida.
—¿En dónde va a ser este año?—. Trix pregunta ladeando la cabeza y haciendo que la atención sea alejada de mí.
—Ya les mandaré la dirección, no es muy lejos de aquí pero no conozco el nombre de la calle—. Gemini habla emocionado—. Ya saben que no deben de preocuparse de nada, contrate un organizador de eventos que se está haciendo cargo de toro, la música, alcohol, bocadillos... todo el instituto estará invitado así que no te limites, Freen.
Gemini me guiña un ojo y lo miro sin ninguna clase de expresión, lo que lo hace reír.
—Hola—. Viro mi mirada a la derecha para ver a la castaña de un día anterior acercarse, se queda de pie a un lado de la mesa, sonríe y todos en la mesa la saludan—. ¿Puedo sentarme?—. Habla de manera tímida y vuelvo mi vista a mi almuerzo.
—¡Claro que puedes, Prim!—. Gemini está más animado de lo habitual y lo relaciono totalmente a lo próxima que está su fiesta, tomó el jugo de la mesa y doy un gran trago.
—¿Y Becky?—. Es lo primero que Prim pregunta, el uso del diminutivo me hace ahogarme con el jugo y Trix que está a mi lado golpea mi espalda en repetidas ocasiones.
—¿Estás bien?—. Nam pregunta y asiento mientras sigo tosiendo y golpeando mi pecho.
—Rebecca no vino—. Gemini contesta a la pregunta de Prim mientras entorna los ojos hacia mí—. ¿En verdad estás bien, Freen?—. Vuelvo a asentir mientras limpio mi boca con una servilleta de papel—. Ah... Rebecca estaba muy desvelada así que decidió no venir hoy.
—¿A qué hora terminó todo?—. Prim pregunta y detengo la servilleta sobre mis labios.
—¿O sea que no nos invitaste a nosotras pero si invitaste a Prim?—. Ice habla de manera ofendida—. Seguramente Rebecca tiene que ver con esto... no es nada contra ti Prim, pero me ofende muchísimo que no nos hayan invitado Norawit.
—No fue así—. Gemini mueve sus manos en negación, su rostro ha palidecido un poco pero no podría estar segura—. El papá de Prim trabaja en la agencia así que por eso ella estaba allí, te prometo que si hubiera podido te hubiera invitado.
Norawit parece realmente preocupado por el sentimiento de desplazamiento que Ice está fingiendo pero yo no puedo concentrarme en ese hecho porque no puedo dejar de mirar a Prim, incluso no lo hago cuando ella lo nota y desvía la mirada. Sonrío de manera inconsistente porque puedo verlo con claridad, ellas no habían tenido ninguna clase de cita, probablemente Rebecca sabía que Prim estaría en la fiesta y por eso acordaron verse a esa hora; había sido una casualidad.
—¿Segura que estás bien?—. Nam vuele a preguntar y parpadeo en repetidas ocasiones para volver de mis pensamientos—. ¿Segura que el agua no se te subió a la cabeza? Estás sonriendo como loca.
—Acabo de recordar algo—. No puedo evitar sonreír con fuerza mientras llevo el tenedor con la salchicha a mi boca. El día había comenzado de mejorar.
Por lo menos eso fue lo que pensé en ese momento porque la sensación de alivio se esfumó tan rápido como llegó. Quería hablar con Rebecca pero esa tarde no lo hice porque Norawit dijo que pasaría a ver a Bec una vez que saliera de clases y la chica nueva dijo que le gustaría acompañarlo a lo cual Gemini no se negó, preferí esperar al día siguiente porque lo que necesitaba hablar con Rebecca no podía ser escuchado por nadie más, así que pensé en verla al otro día en el instituto pero al otro las cosas se pusieron raras.
Aún hoy no sé si todo sea producto de mi imaginación, quizás sea que he estado acostumbrada a tener la atención de Rebecca la mayor parte del tiempo. Incluso entre nuestro grupo de amigos, incluso entre Gemini y yo siempre ha habido una constante y ahora no sé si estas ideas vienen de mi reciente aceptación sobre los sentimientos que Rebecca evoca o si realmente ha aparecido una barrera entre Rebecca y yo; una barrera humana me refiero.
—¿Freen?—. Trix me saca de mis pensamientos—. ¿Estás bien?
Pregunta mientras se sienta de la misma manera en la que yo lo estoy sobre el capó de mi auto, volteo a verla unos segundos pero mi vista vuelve a la escena que se desarrolla unos metros adelante de nosotras. Rebecca usa un short de mezclilla que deja descubiertas sus piernas bocinas y largas, una blusa blanca de tirantes que deja un poco de su abdomen descubierto y unas zapatillas deportivas blancas. Su cabello castaño está levemente ondulado y se lleva un mechón del cabello detrás de la oreja de manera constate mientras conversa con Prim. No sé cómo viste Prim y tampoco me importa porque sólo puedo concentrarme en Rebecca Armstrong y en la sensación de escozor que se propaga por todo mi cuerpo cada vez que las dos chicas se sonríen, la sensación me hace sentir incómoda de una manera en la que nunca había conocido.
—Deberías dejar de mirarlas—. Trix habla pero no contesto nada, me limito a cruzarme de brazos y a morderme el labio cuando la mano de Prim recorre el brazo derecho de Rebecca hasta el codo, deja su mano ahí y me obligo a tragar con fuerza—. Freen...
—Tengo que llegar temprano a casa—. Me pongo de pie con brusquedad—. ¿Quieres que te lleve?
—¿No esperaremos a las chicas?—. Trix pregunta y alborota mi cabello con la mano derecha soltando un suspiro sonoro.
—Tengo que llegar temprano a casa—. Repito aunque no sea cierto—. Pueden tomar el autobús si quieren.
—Tienes razón—. Trix se acomoda las gafas de pasta y camina hacia la puerta del copiloto. Hago lo mismo hacia la puerta del piloto y mientras la abro para entrar vuelvo a mirar a Rebecca, Gemini se acerca a ellas y cuando nota que lo veo alza su mano en forma de saludo hacia mí haciendo que Rebecca y Prim volteen para ver a quien saluda, mi nariz se frunce de manera inconsciente e ignoro el saludo de Norawit y me deslizo dentro del auto.
Maldigo por lo bajo cuando el auto no da marcha, mi mandíbula se tensa y siento un calor apoderarse de mis mejillas, ha sido la peor semana que he vivido y ahora parece que estoy a punto de vivir otra igual. Cuando el auto enciende pongo la velocidad en reverse y acelero haciendo que las llantas rechinen, no había sido mi intención pero no puedo cambiar lo que ha sucedido. Mientras cambio la velocidad a drive puedo ver a Rebecca mirar atenta hacia el Black Horse y la opresión en mi pecho aparece, se siente como si nos estuviéramos despidiendo y lo detesto, quisiera apagar el auto y bajar, quisiera aclarar lo que sea que esté sucediendo pero en lugar de eso giro el volante y piso el acelerador.
Mi cabeza sigue martillando y me reclama por la actitud que he tomado pero después de la semana que he pasado encuentro justificable mi manera de actuar. Conozco a Rebecca desde hace años, muchos años antes que Prim y nunca he tocado su brazo de la manera en la que Prim lo ha hecho, nunca Rebecca me ha sonreído de esa manera en la que le ha sonreído a la recién llegado, nunca me había sentido de esta manera y ahora sólo quiero regresar y decirle a Prim Chanikarn que no vuelva a tocar a Rebecca de esa manera pero no lo hago porque no tengo ningún derecho.
He soportado los últimos días esas tornas interacciones, he soportado bromas tontitas de parte de ambas, risas bajas y miradas raras pero esta tarde simplemente llegué a mi límite, quizás tiene que ver con el hecho de que el sábado que fui a buscar a Rebecca su madre me miró con incredulidsd y dijo: "Dijo que iría al acuario, pensé que iría contigo." Por supuesto que no fue conmigo, ni siquiera sabía que tenía pensando en ir porque no hemos hablado más de dos palabras en los últimos días, y todo es culpa de Prim.
—Me pregunto si es así como Rebecca se sintió cuando te vio salir con Love o con Davikah—. Trix que se ha mantenido en silencio hasta ese momento me recuerda que está en el mismo auto que yo—. Supongo que Rebecca tiene la cabeza más fría que tú.
—No estoy para tus juegos—. Murmuro y me sorprendo con el tono exasperado de mi voz, no me reconozco y me frustra de nuevo—. Hoy no, Torfan.
—Lo único que me estoy preguntando es si ¿Rebecca se sintió de la misma manera? No estoy jugando—. Mis manos se aprietan con fuerza al volante mientras una luz roja me hace frenar—. Como futura psiquiatra me inquieta la manera en que la mente funciona... ¿Qué habrá pensando Rebecca cuando comenzaste a salir con Love?
—Ellas no están saliendo—. Contesto girando mi rostro hacia Trix—. Rebecca y Prim no están saliendo.
—¿Entonces por qué estás celosa?—. Mis labios se separan y los músculos de mi frente se relajan mientras sus ojos se entrecierran detrás de sus gafas, me siento psicoanalizada por ella así que giro mi cuello lentamente para avanzar una vez que la luz se ponga en verde.
Trix no dice algo más lo que agradezco internamente porque me permite pensar libremente, los nuevos cuestionamientos inundan mi mente, ¿celos? ¿Es eso lo que estoy sintiendo?
—No estoy celosa—. Murmuro más apaciguada después de avanzar unos metros—. Es sólo que Rebecca confía demasiado rápido en las personas, no quiero que le hagan daño.
—Sentir celos no es malo, Freen—. Trix habla de manera parsimoniosa, la observo por mi visión periférica y suspiro—. Todo el mundo sentimos celos, es normal.
—Es que no creo que...
—Los celos tienen que ver con el miedo que sentimos por la posibilidad de dejar de recibir, atención, tiempo o amor por algo más o alguien más. Todo el mundo tenemos miedo a perder a las personas que queremos...
—Deberías replantearte el querer ser psiquiatra—. Escucho a Trix reír mientras giro en la calle en la que está su departamento—. Lo digo en serio, Trix. No tengo miedo a perder a nadie, sólo no quiero que Rebecca sea lastimada.
—Bueno... pero no tienes que tapar esa inseguridad con enojo—. Frunzo el ceño mientras detengo el auto afuera del edifico en el que está el departamento de Trix, ella mira por la ventana. Nunca se lo he dicho pero me parece increíble que siendo tan joven viva sola, su hermana siempre está al presente aún en la distancia, pero Trix Torfan es sumamente inteligente e independiente—. Sé que no te quieres mostrar vulnerable, es algo que a nadie le gusta pero he visto lo que sucede entre tú y Rebecca; pasaron de ser inseparables a básicamente ignorarse y no sé por qué.
Apago el auto y niego mientras cierro los ojos y frunzo los labios tratando de encontrarle sentido a mis pensamientos
—Es complicado—. Susurro rapando el volante con la yema de mis dedos.
—El problema no es sentir celos o enojarse—. Trix abre la puerta del auto pero se mantiene sentada, me niego a mirarla—. El problema no es que sientas alguna emoción, el problema es como reaccionamos a las emociones. Sé que es tu decisión pero quizás hablar con Rebecca de lo que sea que está sucediendo entre ustedes sea lo mejor...
— ¿Qué le voy a decir, Trix?—. Me encojo se hombros y me muerdo el labio—. Tú misma lo dijiste algún día ella se iba a fijar en alguien...
—Freen Sarocha Chankimha—. Torfan habla con seriedad poniendo una mano sobre mi pierna, observo sus dedos delgado sobre mi pantalón y me muerdo el labio con más fuerza—. Desde que las conozco han sido amigas.Sé que siempre te molestamos a ti y a Rebecca con eso de que se gustan y no pueden confesarse pero independientemente de eso han sido amigas por más de diez años, sé que Rebecca te quiere y que tú la quieres, ¿de qué manera? Sólo ustedes lo saben, no dejes que un malentendido arruine lo que tienen. Habla con ella, estoy segura de que Rebecca también tiene cosas que decir.
Trix palmea mi pierna y baja lentamente del Black Horse, trago saliva porque me ha dejado sin ninguna clase de contestación posible.
—Aaah y Freen—. Trix habla antes de cerrar la puerta del copiloto, se inclina hacia abajo y sonríe—. A veces los celos hacen que interpretemos una mirada, una sonrisa como una deslealtad absoluta.
—Rebecca no me debe lealtad—. Trix no deja de sonreír y asiente de manera lenta—. Sólo somos amigas, no debería sentirme de esta manera.
—Tú eres mi amiga y te aseguro que mi lealtad es incondicional, yo soy team Freen así que será mejor que hables con ella. No te hagas historias en la cabeza. Te quiero, Sarocha.
Trix Torfan cierra la puerta del auto pero abre la puerta de una dimensión no explorada, me quedo ahí observándola caminar con tranquilidad hasta la entrada de su edifico hasta que se gira hacia mí y se despide moviendo su mano en el aire mientras el portero le abre la puerta, ella sonríe y le devuelvo el gesto de manera milimétrica.
Enciendo mi auto y conduzco de manera lenta por las calles de Denver, he vivido aquí desde hace tanto tiempo que conozco las vialidades de manera casi perfecta, el sol aún está en lo alto así que sus rayos golpean las aceras y años transeúntes de manera violenta, miro el estéreo averiado de mi auto y chasqueo la boca con fuerza mientras giro a la izquierda en una intersección. Si funcionaría probablemente We can't be friends de Ariana Grande estaría sonando porque es precisamente una estrofa de esa canción la que no puedo dejar de repetir en mi cabeza.
We can't be friends
But I'd like to just pretend
You cling to your papers and pens
Wait until you like me again
Sigo conduciendo dando vuelta y siguiendo derecho cada vez que debo hacerlo, cada segundo que pasa es relativo.
Estoy llegando a la calle en la que he crecido los últimos años pero en lugar de bajar la velocidad acelero, sigo de largo.
Después de casi una hora giro a la izquierda y después de nuevo a la izquierda, no sé cuántas vueltas le he dado a la manzana mientras las palabras de Trix siguen golpeando mi cuerpo y mi cabeza.
Entonces freno.
Freno y dejo de sujetar el volante para sujetar mi corazón con fuerza cuando intenta salir de mi pecho.
Abro la puerta y bajo antes de que mi cuerpo deje de responder las órdenes de mi cerebro, siento como mi corazón golpea contra mi pecho de nuevo y cierro mis manos en puños con tanta fuerza que duele, quizás las que duelen son mis piernas porque parecen tan duras que siento que en cualquier momento podría tropezar, mi cabeza da una, dos vueltas por el tambor arrítmico que se escucha en mis oídos.
Subo las escaleras del porche aún con las manos cerradas con fuerza, observo el ventanal de colores que adorna la puerta de madera y cierro los ojos antes de mirar el pomo pero en lugar de entrar estiro mi mano hasta el timbre que está del lado izquierdo. Escucho los pasos de alguien que se aproxima desde el otro extremo, trago saliva con fuerza y cayó la voz de mi cabeza, la misma que me reclama cada vez que hago algo mal y que ahora me pide dar media vuelta, subir al auto e ir a casa.
La puerta se abre y mi estómago se hunde en una sincronía que podría conseguir el oro olímpico. Rebecca me mira sin ningún tipo de emoción visible en su rostro, sus ojos se enfocan en los míos y los míos en los de ella, está tan cerca de mí que puedo saborear su olor a vainilla con facilidad, tan cerca que podría contar las pecas que posee y que no son visibles a simple vista, observo sus pestañas subir y bajar pero no dice nada, se mantiene estoica sin hacer nada más que mirarme.
—Necesito hablar contigo—. Mi propia voz me asusta, sus ojos se abren y asiente lentamente.
Debo confesar que empecé este capítulo molesta y lo terminé con ansiedad jajaja 😅 espero que lo hayan disfrutado.
El lunes volvemos con una capítulo nuevo si es que sobrevivo al cap 8 de TLP.
Tengan un buen fin de semana 🫶 no olviden votar y comentar.