(Flashback)
Era difícil mantener la concentración, esto no me había sucedido antes, siempre he sido muy aplicada e inteligente simplemente nada se me complica, fácilmente puedo entrar a cualquier universidad, puedo aplicar para cualquier profesión, mi cerebro es eminente
Nunca fui una niña normal como las demás, a tan corta edad ya sabía muchas cosas, diferenciaba las letras, expresiones y colores pero siempre hubo algo que llamó mi atención, mi padre solía leerme cuentos desde que estaba en el vientre de mi madre, su voz la escuchaba constantemente que quedó grabada en mi memoria, su voz me tranquilizaba, era suave y delicada, transmitía mucha paz
Mi padre ha sido todo para mí en esta vida, daría todo por él, incluso estoy dispuesta a renunciar a mi felicidad con tal de que él sea inmensamente feliz.
Mi padre fue el primero en notar mi inteligencia, siguió alimentando mi cerebro con juegos, lecturas y música, todo eso me gustaba era tan entretenido, cuando el prendía la tv y ponía caricaturas lo odia, terminaba llorando, nada de esos personajes animados fueron de mi agrado
Mamá se comenzó a preocupar y me llevó a muchos especialistas donde llegaron a la conclusión de que era una niña prodigio, eso sería un orgullo para otros padres pero a mi madre no le agradó esa idea, ella quería que viviera mi niñez normal, que no sobrecargara mi cerebro pero por otra parte mi padre estaba tan orgulloso que lo celebró a lo grande.
Mamá con el tiempo le prohibió a mi padre que me pusiera música o leyera, le suplicó que me tratara como una niña de mi edad, que me enseñara lo que miraban los demás en tv y así lo hizo
Los libros fueron clausurados, la música de bolero que le encantaba a mi padre se dejó de escuchar y los juegos mentales desaparecieron, esa bebé ya no era feliz solo lloraba, esa bebé quería ser feliz
Mi madre fue muy dura, le di muchos dolores de cabeza, día y noche lloraba desconsoladamente, solo al llegar mi padre me tranquilizaba.
Cuando cumplí 6 años mis padres lo celebraron en grande, mi madre invitó a todo mi salón de escuela incluso a los profesores y el director y vecinos, el jardín se adorno de cosas brillantes y rosas, en ese tiempo eran muy populares las princesas así que esa fue la temática
Mi madre era la más feliz al verme vestida como una linda princesita, así solía llamarme.
Las horas pasaban y pasaban, estaba linda, el pastel de 6 pisos había llegado, las piñatas estaban colgadas pero en realidad esa tarde nadie llegó
Nadie se dignó a ir a mi fiesta de cumpleaños, estaba triste y enojada, nunca desee una fiesta lo único que le pedí a mi madre era un libro cualquiera no me importaba de que se tratara lo único que quería era leer.
Corrí a mi habitación en mares, me acosté en mi cama preguntándome ¿Por qué no quisieron venir?, mi madre me consoló dijo — eso no es importante princesita, lo único importante es que está tu familia
— pero yo quería jugar
— y lo harás matías te está esperando afuera.
Ella limpió aquellas lágrimas que no cesaban, volví a bajar para jugar con mi hermano mati
A pesar de que me creí la más infeliz terminé olvidándolo gracias a mi hermano.
Cuando la fiesta terminó el señor Salvatore llegó, él me causaba miedo por lo que me escondía detrás de las piernas de mi padre —todo está bien, él es bueno — mi padre dijo
Él no venía solo, a su lado venía una mujer muy hermosa que al verme tomó mis mejillas apretándolas — ¡Pero que niña más linda! — decía esa mujer con lápiz labial rojo en un diente
El señor Salvatore me entregó una enorme caja que era mi obsequio, ni siquiera dijo feliz cumpleaños solo se lo entregó a mi padre y se dirigió a mi madre que lo miraba con desagrado
— ¿Quieres abrirlo!?
Asentí.
Mi padre lo abría con tanta emoción, adentro habían 100 libros de muchos temas, todos eran diferentes y educativos
Mis ojos brillaron al verlos, nunca había sentido esta felicidad pero mi madre lo miró con odio, sabía que terminaría quitándomelos pero mi padre me prometió que me los regresaría.
Salvatore solo chocaba miradas con mi madre, ninguno se toleraba, no cruzaban palabras pero sus miradas decían todo.
(Fin del flashback.)
Ahora ya no soy una niña a la que le da miedo todo, ahora soy una mujer fuerte dispuesta a hacer lo que quiera, una mujer que luchará por la felicidad de su familia
Mamá ya no está y nunca volverá pero ahora está papá que me necesita y por eso es que decidí volverme fría, muy pocas personas conocen mi lado amable y como realmente soy, no cualquiera tiene la dicha de ser mi amigo
He cerrado mis sentimientos, he construido una gran barrera donde nadie puede hacerme daño.
Este día me levanté muy temprano, debía preparar el desayuno de todos, miré en el pequeño pizarrón donde están repartidas las tareas del hogar — ¡Si! — Matías sería el encargado de lavar toda la ropa mientras que yo tenía que hacer el desayuno, almuerzo y cena, a papá le tocó todo ayer así que le toca descansar
Cómo era sábado no tenía clases y Mati no trabajaba y mi padre solo daría una clase de inglés por internet.
Saqué mi lado chef, este desayuno será sencillo pero nutritivo, tosté pan integral, exprimí algunas naranjas que estaban muy jugosas, hice unos sandwiches con mucho tomate, y de postre una rebanada de flan que hice ayer
— ¡papá baja a desayunar!, ¡Mati date prisa flojo!
En un jarrón puse las flores que corté del jardín para darle más color a la mesa
— pero que delicioso se mira
— gracias papá, pero siéntate
Antes de comer papá encendió la radio y puso un cd de boleros, eso no puede faltar, se ha vuelto una manía de mi padre eso lo hace sentirse feliz
— oye papá, ¿Puedes darme un poco de dinero? Mi mesada se ha terminado
— claro, ¿En qué lo ocuparas? Espero que sea para algo bueno
— necesito comprar unos zapatos nuevos y cosas personales
— está bien al rato te deposito
— gracias.
He pensado en buscar un empleo pero hubo un momento donde mi padre y mi hermano se sentaron a hablar conmigo, ellos querían que siguiera estudiando, que terminara una carrera, que fuera una profesional
Mati decidió abandonar sus estudios para trabajar y así ayudar a mi padre en los gastos, papá se opuso pero Mati ya era mayor de edad solo acepto con la condición de que después volviera a retomar sus estudios.
Ellos querían que yo continuará y también lo quería de esa forma, dijeron que no era necesario trabajar ya que ambos pagarían mis gastos, no me sentí cómoda al principio, no me gustaba la idea de que ellos me dieran lo que trabajaron con esfuerzo pero Mati y papá fueron claros
— quiero que estudies, no te preocupes por lo demás, soy tu padre y por lo tanto no eres una carga
— hermana yo soy un burro, tu siempre fuiste inteligente aunque peleamos no quiero que termines como yo, tú si estudia ya cuando seas profesional me pagas, lo mío no es gratis boba así que esfuérzate ¡Ok!.
Quiero ser el orgullo de ambos, y dedicarles mi titulo y se que lo haré de esa forma por qué ya lo he decidido.
Al terminar salí por un momento ya que debía comprar algunas cosas, mi periodo ha iniciado y las toallitas se me han terminado, también necesito cremas corporales y unos zapatos, tomé el taxi hasta llegar a la plaza. Mi casa es un poco retirada, de echo el lugar no es muy concurrido solo tenemos de vecinos a cuatro personas, cada casa posee un gran terreno, algunos tienen ganados, perros, vacas y pollos pero también hay un lado bueno y es que estamos rodeados de mucha naturaleza, el aire es fresco y se siente una paz que te hace querer echar una siesta afuera
Nuestra casa lleva años en pie, mis padres la construyeron cuando eran novios, ahí crecimos, reímos y también pasamos por momentos difíciles, no me veo en otro lugar que no sea Inglaterra.
Cuando llegue a la plaza lo primero que hice fue comprarme mis zapatos, opté por unos rojos, el rojo es mi color favorito como la sangre, después eché un vistazo a una tienda de ropa, lo nuevo que había llegado era muy lindo pero no combinaba con mi estilo, lo mio es casual o oscuro, no soy de vestidos y mucho menos falda pero es entretenido mirar
Seguí caminando por un largo momento hasta que mi celular sonó..
(Papá)
— princesita ¿Dónde estás?
— en el centro comercial
— ¿Podrías hacerme un favor?
— claro
— en esa plaza está la tienda de licor de Salvatore, ¿podrías ir ahí y traer mi billetera?, se me olvidó aquella vez en el golf y dijo que me la devolvería, le dije que irías a traerla ¡Por favor!
— está bien papá
— ¡Gracias!.
Por supuesto que estaba molesta, lo que más odio es a ese señor y ahora tengo que ir hacia él y todo por mi padre y sus descuidos.
Al subir a la tercera planta pude ver su tan llamativa tienda, no me esperaba que fuera popular pero el lugar estaba lleno, cuando entré él estaba sirviendo un vino
Al verme se detuvo, amablemente se acercó a mí — espera un momento, puedes sentarte
— no gracias solo deme la billetera de mi padre
— claro — me molestaba su forma educada de hablar, por qué tiene que verse tan perfecto, solo quería marcharme aunque el lugar era bello y olía rico
— aquí está
La tomé bruscamente y comencé a revisarla
— no le robe nada — él dijo con calma
— quien sabe no es bueno confiar, bueno gracias — salí inmediatamente.
Sé que puedo sonar grosera y lo soy pero la realidad es que no sé por qué actuó de esa forma, él no me hizo daño, no ha sido grosero y mucho menos me ha visto mal
Pero ¿Por qué lo odio?.
Cuando estaba por bajar las escaleras unas detonaciones se escucharon en la siguiente planta, todos comenzaron a correr y a esconderse, unos tipos habían interrumpido, quería robar una joyería pero el caos se desató
Ellos estaban a punto de subir y yo me encontraba ahí, mis manos y pies comenzaron a temblar ¿Que me sucede!? Siempre he sido fuerte y valiente pero esta vez no lo era.
Unas manos tocaron las mías al voltear Salvatore se encontraba detrás de mí, ni siquiera pude reaccionar solo me tomó, nuestras manos estaban entré enlazadas no dejaba de mirar las manos
Él cerró la tienda, todos se resguardaban, Salvatore sostenía mi cabeza y cintura mientras miraba su estómago, mis manos sostenía su camisa blanca
Mi corazón comenzó a latir de una forma inexplicable, ni siquiera podía parpadear
Cuando subí la mirada, él bajó su cabeza y volvimos a coincidir, nos mirábamos con una fuerte intensidad que creí que terminaría besándome
Pero no lo hizo
Cuando todo se calmó él me soltó, al hacerlo salí de mi trance emocional, lo único que hice fue correr a pesar de que Salvatore quiso meterme solté su mano bruscamente
¡Que mierda acabó de suceder! Yo a ese imbécil lo odio.
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