¿Sabes esa sensación de vértigo cuándo vuelas por primera vez?
Así me sentía yo cuando empezamos, pero tú con tu amor y paciencia la hacías desaparecer en cuestión de segundos.
Y allí que fui directa al vacío en caída libre, disfrutando el vuelo aún sabiendo la ostia que me esperaba tarde o temprano, y que pena que fuera más temprano que tarde, y que raro que esta duela más que las anteriores, será porque de tí si me dió tiempo, ilusión y ganas de enamorarme, hasta las trancas.
Pero aún me da mucha más pena que yo con el corazón hecho pedazos siga manteniendo el para siempre que algún día nos juramos, mientras tú con el corazón ya sano, no hayas ni intentado luchar mínimamente para salvar todo lo que algún día me juraste.
No me has echado, pero tampoco me has pedido que me quede.
Ya no me quieres y yo aún no te olvido.