Hogwarts-
—El aire fresco del patio exterior envolvía a Hogwarts en un susurro otoñal mientras Hermione se acercaba con paso vacilante a la banca en la que Donker estaba sentado. Su figura encorvada sobre el libro de aves que Percy le había regalado a principios de año, garabateando frenéticamente notas sobre las criaturas que rondaban el castillo, se veía tensa, como si estuviera a punto de explotar.
Hermione, que acababa de escuchar su conversación con Dumbledore, no podía ignorar la urgencia de las emociones que había sentido brotar en él. Sabía que no podía dejarlo solo, no después de lo que había escuchado, no después de entender que había tanto más de Donker de lo que ella o los demás veían.
Sabía que Donker no la recibiría bien, no después de su traición ni después de haberlo espiado sin querer. Pero aún así, sentía que debía estar allí, con él. Debía entenderlo.
Donker no levantó la mirada cuando ella llegó lo suficientemente cerca. Estaba completamente inmerso en sus notas, corrigiendo errores y tachando pasajes con una rabia contenida que Hermione podía sentir desde donde estaba.
A pesar de su estado, Donker se dio cuenta de su presencia más cerca de él sin siquiera girarse, como si tuviera un sexto sentido para detectar a las personas que intentaban acercarse demasiado-
Donker: Ya te lo dije. Vete. -murmuró enojado-
Hermione: Pero yo...
Donker: No puedes dejar de entrometerte en lo que no te incumbe, ¿verdad, Granger? -le preguntó sin mirarla, su voz seguía siendo fría, afilada-
-Hermione se detuvo, mordiéndose el labio. Tenía que encontrar las palabras adecuadas, pero Donker siempre conseguía desarmarla con un solo comentario.
Aún así, no podía permitir que eso la detuviera ahora-
Hermione: No vine a entrometerme. -respondió la castaña, con un tono firme pero suave- Solo... Solo quiero hablar contigo. Quiero entender.
-Finalmente, Donker levantó la vista de su libro, sus ojos oscuros se clavaron en ella con una mezcla de desprecio y frustración.
Hermione no retrocedió ante su mirada, aunque cada fibra de su ser le gritaba que debía hacerlo-
Donker: ¿Entender qué? -replicó, su voz teñida de sarcasmo- ¿Quieres saber qué más escuchaste, o vas a seguir fingiendo que no estabas espiando?
-Hermione sintió que sus mejillas se encendían, pero negó con la cabeza-
Hermione: No fue mi intención escuchar, Donker. De verdad no fue. Pero lo que dijiste... sobre Silver... -titubeó un segundo antes de continuar- ¿Quién es Silver?
-En cuanto volvió a mencionar el nombre, vio cómo el rostro de Donker cambiaba otra vez. No fue un cambio dramático, pero lo suficiente para que Hermione supiera que había tocado una fibra sensible.
La mandíbula de Donker se tensó, y por un momento, Hermione pensó que el chico iba a levantarse e irse, pero no lo hizo. En su lugar, cerró el libro bruscamente y lo dejó cuidadosamente a un lado, sobre la banca, mientras su mirada se endurecía-
Donker: No es asunto tuyo, Granger. -gruñó, su voz casi un susurro peligroso- Y te sugiero que dejes de hacer preguntas si no quieres arrepentirte.
-Pero Hermione no se echó atrás. Sabía que Donker estaba intentando protegerse, pero ella también sabía que detrás de esa fachada había un dolor profundo, un dolor que quizás solo necesitaba ser escuchado-
Hermione: Por favor, Donker. -murmuró con suavidad- No tienes que hablarme si no quieres, pero no voy a irme. No deberías estar solo ahora. No después de todo esto.
Donker: ¿Y quién demonios eres tú para decirme eso? -espetó el castaño, levantándose de la banca de repente, sus ojos brillaban con furia contenida- ¿La heroína que salva el día? ¿La amiga leal que se preocupa? No eres más que una entrometida que juega a ser lo que no es. -gruñó, acercándose peligrosamente a ella- Si quieres jugar a ser amiga, ve a buscar a Potter o a Weasley. Déjame en paz. -se giró, dispuesto a seguir con su actividad-
-Hermione sintió el peso de sus palabras como un golpe, pero no se inmutó.
Sabía que Donker estaba herido, y lo último que quería era avivar esa herida.-
Hermione: No me voy a ir, Donker. No importa lo que digas. -respondió, su tono fue aún más suave-
-Donker se volvió hacia ella, su expresión incrédula. La miró como si no pudiera creer lo que estaba escuchando.
Hermione sintió que su corazón latía más rápido, pero no estaba dispuesta a retroceder. Había algo en Donker, algo que había sentido desde el principio, y no podía ignorarlo.
No podía permitir que él se sumergiera más en esa oscuridad, aunque aún no sabía el por qué-
Donker: ¿Por qué? -preguntó Donker finalmente, su voz llena de frustración- ¿Por qué demonios te importa? Ya me traicionaste una vez, ¿por qué sigues aquí?
-Hermione respiró hondo, sabiendo que este era el momento en que debía ser completamente honesta.
No podía ofrecerle excusas, no podía justificarse. Tenía que ser directa y dejar a un lado esas vagas disculpas como Trelawney le había dicho en clases anteriores-
Hermione: Porque me importas. -respondió, su voz quebrándose apenas perceptiblemente- Sé que no he sido la mejor amiga, y sé que te fallé. Pero no voy a fallarte otra vez. No voy a dejarte solo. -lo miró-
-Donker la miró fijamente durante lo que pareció una eternidad. Sus ojos, normalmente fríos e impenetrables, mostraban un destello de algo más, algo que Hermione no había visto antes.
Vulnerabilidad.
Hermione, con una suavidad en su rostro y tacto, llevó una de sus manos al hombro del chico. Donker se sorprendió, pero al tener en su mente a su querida amiga Silver, se dejó guiar por la castaña de vuelta a la banca, donde se sentó en silencio y con una mirada perdida.
Hermione se sentó lentamente en la banca, a su lado, sin dejar de mirarlo. Sabía que él estaba en una encrucijada, decidiendo si dejarla entrar o no.
Y no quería presionarlo más de lo necesario-
Hermione: Donker...
Donker: Que hermoso esta el día, ¿no? -sonrió, mirando los altos pinos a lo lejos que se sacudian de izquierda a derecha con una suave brisa que anunciaba la pronta llegada del invierno- El cielo esta gris. Siempre me recuerda a las infinitas posibilidades y los momentos que han dejado una marca imborrable en mi vida.
Hermione: ¿Cuáles son esos momentos? -se atrevió a preguntar, sintiendo nervios de pensar en que el castaño se cerrará al recordar con quién hablaba-
Donker: Según recuerdo, fue uno de mis días más miserables en el orfanato. -murmuró, su vista fija en el horizonte- Una tarde, cuando todos los demás huérfanos estaban jugando en el jardín. Nadie me invitaba a jugar, como siempre. -suspiró, con una pequeña sonrisa nostálgica- Pero eso no importaba. No lo hacía desde hacía mucho tiempo. Me escapé al interior del orfanato y me escondí en una de las habitaciones vacías, y allí estaba ella. Pequeña, asustada, y sola. Justo como yo. -empezó a decir, pero su voz se apagó de repente. Tragó saliva, y Hermione pudo ver la tensión en sus hombros, como si estuviera luchando contra una tormenta interna-
-Hermione se quedó en silencio, dándole espacio para hablar. Sabía que si decía algo ahora, podría romper el frágil momento de apertura-
Donker: Silver era mi amiga. -murmuró, con una voz que apenas era audible- La única amiga que tuve en el orfanato. Cronos también, claro, pero a mi Cronos la veo como una hija, pero... Silver era diferente.
-Donker respiró hondo, como si cada palabra que dijera le costara un esfuerzo titánico-
Donker: La cuidé desde ese día. Silver no era como los otros animales. Me entendía. Y yo la entendía a ella, no solo porque hablo pársel, sino porque... no sé, era como si compartiéramos el mismo dolor. Ella me ayudó a soportar los insultos, las burlas. Siempre estuvo ahí cuando los demás no lo estaban.
-Hermione sintió un nudo en la garganta mientras escuchaba. Era como si, por primera vez, estuviera viendo al verdadero Donker Riddle, sin sus capas de sarcasmo y frialdad.
Y el dolor que él sentía era más profundo de lo que jamás habría imaginado-
Donker: Cuando llegué a Hogwarts, la traje conmigo. -continuó Donker, con la mirada perdida aún en el horizonte- Una noche... ella se metió en mi túnica. -sonrió con nostalgia- Le gustaba hacer eso, conocer el castillo sobre mí, y bueno, ella solo quería escuchar las clases de Astronomía. Le gustaba escuchar a la profesora Sinistra... Pero, al bajar las escaleras, al final de la clase... McLaggen...
-Hermione se tensó al oír el nombre de Cormac, comprendiendo de inmediato qué debía haber pasado-
Donker: Esa noche murió. -la miró finalmente, sus ojos miel cansados y sin brillo miraron esos ojos color avellana que brillaban en intensidad de solo saber que estaba cerca del chico- Fue algo que no pude evitar. Fue un momento en el que me sentí impotente. Pero cada vez que miro a las estrellas, en especial después de una clase de Astronomía, pienso en mi Silver.
Hermione: Eso es muy dulce. -murmuró sonriendo-
Donker: A mi me recuerda que hay cosas en este mundo sobre las que no tenemos poder. Pero también en un recordatorio de que debemos apreciar cada momento de nuestras vidas, aún cuando no somos felices. -suspiró-
Hermione: ¿Tú... -suspiró, sintiendo su corazón encogerse al escuchar esas palabras- ¿No eres feliz?
Donker: No sientas pena por mí, Granger. Esta experiencia me ha enseñado mucha fuerza y vulnerabilidad, la vida y la muerte son solo partes de un orden mayor al que todos estamos sujetos.
Hermione: Parece que lo supiste en...
Donker: McLaggen la mató. -confesó con una voz fría, pero rota al mismo tiempo- La aplastó con un libro de Astronomía, y ni siquiera lo pensó dos veces. Sólo rió.
-Hermione se quedó en silencio, incapaz de procesar la crudeza con la que Donker relataba la muerte de Silver. Las palabras "sólo rió" resonaron en su mente, haciendo que un nudo se formara en su estómago.
¿Cómo podía alguien ser tan cruel, tan insensible? Pero más allá de la repulsión que sentía hacia McLaggen, lo que le conmovió fue la soledad palpable en la voz de Donker-
Hermione: Lo siento tanto, Donker. -susurró, su voz llena de empatía-
-Donker soltó una risa amarga, sacudiendo la cabeza al escucharla decir eso-
Donker: ¿Lo sientes? -replicó, la dureza regresando a su tono al mismo tiempo que se ponía de pie y se giraba para encarar a la chica- ¿Qué importa que lo sientas ahora, Granger? Ya está muerta. Nada de lo que digas va a traerla de vuelta.
Hermione: No, no lo hará. -admitió, su voz aún suave- Pero eso no significa que no puedas hablar de ella. O que no puedas sentir el dolor. Silver fue importante para ti. Nadie debería minimizar eso.
-Donker apretó los puños, su respiración volviéndose errática. Hermione vio el conflicto en su rostro, la batalla entre el enojo y el dolor que estaba librando internamente.
Por un momento, pensó que se levantaría y se iría, pero en lugar de eso, se dejó caer de nuevo en la banca, derrotado-
Donker: Nadie la recuerda. Solo yo. -susurró finalmente, con una voz rota- Ni siquiera Cronos la menciona desde entonces. El único que lo hace es Ba... -la miró sorprendido, reprendiendose mentalmente al saber lo que estaba a punto de decir- Es decir, ahora... tú vienes y haces preguntas como si tuvieras derecho a saber. -la miró mal-
-Hermione sintió una punzada en el corazón ante esas últimas palabras. Lo entendía. No había estado allí para él cuando la necesitaba, y ahora, después de todo lo que había pasado entre ellos, no tenía derecho a exigir respuestas.
Pero eso no significaba que no quisiera estar ahí ahora, y lo único que podía hacer era mostrarle que su preocupación era genuina-
Hermione: No tengo derecho a saber. -le confesó, mirándolo fijamente- Tienes razón en eso. Pero quiero entender. No porque quiera entrometerme, sino porque... me importas. A pesar de todo. Y sé que no he sido una buena amiga, pero estoy aquí ahora. Y no pienso irme.
-Donker la miró, con los ojos llenos de un resentimiento que, a pesar de todo, no podía esconder del todo su vulnerabilidad.
Hermione podía ver más allá de esa fachada, el dolor que llevaba dentro, y que, quizás, nunca había compartido con nadie. No sabía cómo había llegado hasta este punto, pero estaba decidida a no dejar que se cerrara de nuevo-
Donker: Me parece que te gusta entrometerte en lo que no entiendes. -expresó finalmente, con una voz más baja, aunque aún arisca-
Hermione: Tal vez. -respondió la chica, encogiéndose de hombros- Pero eso no significa que no esté aquí por las razones correctas. No tienes que estar solo, Donker. Puedes hablar conmigo.
Donker: No lo estoy. Tengo a Percy y a Penny, ellos...
Hermione: Ellos están en su último año en Hogwarts. -lo miró- Pero cuando se vayan, quisiera que me dieras la oportunidad de ser yo quien ahora vea por ti. Te habla mi corazón, no ningún engaño.
-Hubo un largo silencio entre ambos. Donker desvió la mirada, volviendo a fijarse en los terrenos de Hogwarts, como si estuviera debatiéndose internamente.
Hermione no quiso presionarlo más, sabiendo que cualquier palabra de más podría hacer que él se cerrara de nuevo.
Finalmente, tras lo que pareció una eternidad, Donker suspiró, rendido. Su cuerpo se relajó levemente, y aunque no la miraba, ella supo que algo había cambiado-
Donker: La encontré en el orfanato... -empezó a decir, su voz apagada-
Hermione: Lo sé. -lo miró con una sonrisa suave, acercándose un poco más a él-
Donker: Era pequeña, indefensa... tal vez como yo en ese momento. -susurró, sintiendo la necesidad de hacer que la memoria de su pequeña amiga siguiera existiendo- No tenía a nadie, igual que yo. La cuidé. Era lo único que tenía, además de Cronos.
-Hermione asintió, escuchando atentamente mientras Donker, poco a poco, le contaba más de la historia.
Había una tristeza profunda en cada palabra que pronunciaba, pero también un cariño que era evidente en cómo hablaba de Silver-
Hermione: Ella te ayudó a sobrellevar todo... el rechazo, las burlas. -le sonrió, intentando enseñarle al chico que estaba bien hablar, que ella no lo iba a juzgar-
Donker: Los... los otros huérfanos siempre se reían de mí, o peor. -murmuró rápidamente, sus dedos moviéndose como si estuviera tocando un piano en el aire- Pero Silver no. Ella me entendía. -la miró de reojo- Sabía lo que era sentirse... insignificante. Nadie me llamaba para jugar, y tampoco importaba mucho. Pero Silver... ella me hacía sentir que no estaba completamente solo. Ella y Cronos siempre serán mi familia.
-Hermione se quedó en silencio, asimilando lo que Donker le estaba diciendo. No podía imaginarse cómo debía haber sido para él crecer en ese ambiente, solo y apartado, pero podía sentir el dolor detrás de sus palabras, la pérdida que aún lo consumía-
Hermione: Le diste una vida linda. -comentó con suavidad- Le diste momentos únicos y especiales, como con la Astronomía.
Donker: Se escondía entre mis cosas y escuchaba a la profesora Sinistra. Era lo único que la hacía feliz. Pero... -su voz se quebró por un momento-
-Hermione cerró los ojos, conteniendo la rabia que sentía hacia Cormac.
Sabía que era impulsivo, pero jamás imaginó que pudiera ser tan cruel-
Hermione: No le des más protagonismo a ese tonto. -le susurró, sintiendo una profunda compasión por Donker-
Donker: Eso fue divertido. -la miró sonriendo- Yo le digo McTonto.
Hermione: Tal parece que pensamos lo mismo. -le sonrió de vuelta, sintiendo un déjà vu con esas mismas palabras hace un año-
-Y tal parecía que Donker también lo sintió, porque al escuchar a Hermione, su mirada más serena, se endureció, como si aquella frase tuviera un hechizo que provocaba el odio en el castaño.
Y casi era así-
Donker: Lo peor de todo es que no importó. -gruñó enojado- Nadie se dio cuenta de su muerte. Ni siquiera mis profesores. Solo... se enojaron conmigo, como si fuera una broma cuando intenté asesinar a McLaggen después de su crimen. La profesora Sinistra me llevó con Dumbledore como si lo que yo sentía no importara más que la vida de ese imbécil.
-Hermione miró a Donker, sintiendo cómo el dolor de la pérdida se mezclaba con años de resentimiento y soledad en sus palabras-
Hermione: Pero para ti sí importaba. -le comentó ella con suavidad- Y eso es lo único que cuenta. Silver era tu amiga, y su muerte fue una tragedia. Lo siento mucho, Donker. Realmente lo siento.
-El silencio que siguió a sus palabras fue tenso, pero ya no hostil. Hermione pudo sentir cómo, poco a poco, el muro entre ellos comenzaba a desmoronarse, aunque Donker seguía siendo reticente a dejarla entrar completamente-
Donker: ¿Por qué haces esto, Granger? -preguntó de repente, girándose hacia ella con el ceño fruncido- ¿Por qué sigues aquí?
-Hermione mantuvo su mirada fija en la de él, decidida a que él viera su sinceridad-
Hermione: Porque me importas. Siempre me has importado, Donker. Y no quiero perder esa conexión, no de nuevo.
-Donker la observó durante unos segundos, como si estuviera evaluando si creerle o no. Luego, soltó un largo suspiro y volvió a mirar al horizonte-
Donker: Tal vez sea demasiado tarde para eso. -aseguró en un murmullo, pero había un leve matiz de vulnerabilidad en sus palabras, algo que Hermione no había escuchado en mucho tiempo-
-Ella se acercó un poco más en la banca, con cuidado de no invadir demasiado su espacio.
Estaba claro que Donker aún no estaba listo para dejarla entrar del todo, pero al menos había comenzado a abrirse, aunque fuera solo un poco-
Hermione: No creo que sea demasiado tarde para nada. -respondió ella suavemente- Todavía podemos recuperar lo que teníamos. Si tú quieres.
-Hubo otro largo silencio, y esta vez, aunque Donker no le respondió, Hermione sintió que sus palabras lo habían alcanzado.
Estaba plantando una semilla de comprensión, y aunque sería un camino largo y difícil, estaba decidida a estar allí para él, siempre que él la dejara.
O al menos eso creía.
Donker se quedó en silencio, su mente aún procesando lo que Hermione acababa de decir hace unos minutos.
"Tal parece que pensamos lo mismo."
Las palabras resonaron en su cabeza, y de inmediato lo llevaron de vuelta a los días oscuros del año anterior en Hogwarts. Recordó esas mismas palabras, cómo Hermione solía decirlas con una sonrisa en los labios, usándolas para ganar su confianza, para fingir una cercanía que nunca fue real.
Ella lo había manipulado, lo había hecho creer que podía confiar en ella. Y todo para obtener información sobre el diario de Tom Riddle.
El resentimiento que había intentado enterrar volvió a florecer, y sus ojos se endurecieron. La conexión que había sentido por unos momentos con Hermione se evaporó al recordar la traición. Se levantó bruscamente, sin importarle que ella aún estuviera allí, observándolo-
Hermione: ¿Sabes lo que me recuerda eso? -le preguntó con una voz fría, mirando hacia ella por encima del hombro-
Hermione: ¿Qué? No sé de qué...
Donker: Me recuerda cómo jugaste conmigo el año pasado. Cómo fingiste ser mi amiga solo para sacarme lo que querías.
-Hermione abrió la boca, con una expresión de arrepentimiento en su rostro, pero antes de que pudiera hablar, Donker levantó una mano para silenciarla-
Donker: No. No quiero escuchar más disculpas. -escupió con brusquedad- Ya las he escuchado antes, y no cambiaron nada. No voy a dejar que vuelvas a usarme. No soy un objeto, Granger.
Hermione: Donker, por favor, no es así. -dio un paso hacia él, con los ojos llenos de preocupación- Te juro que no era mi intención…
-Pero él no le dejó terminar-
Donker: ¿No era tu intención? -replicó con una risa amarga- Claro, porque manipular a la gente es algo que haces sin pensarlo, ¿no? Pues ya no soy ese niño ingenuo al que puedes usar cuando te conviene.
-Dicho esto, Donker dio media vuelta y se alejó con grandes zancadas. Hermione lo llamó, su voz sonando desesperada detrás de él-
Hermione: ¡Donker, por favor, vuelve!
-Él ni siquiera miró hacia atrás. La ira y la frustración lo consumían mientras se dirigía de regreso al castillo, acelerando el paso.
La noche estaba cayendo, y el viento frío de octubre golpeaba su rostro, pero apenas lo sentía.
Solo quería alejarse de Hermione, de sus palabras y de las memorias dolorosas que había revivido.
Al llegar al interior del castillo, tomó el camino hacia las mazmorras, donde la sala común de Slytherin le ofrecía el refugio que necesitaba. Sabía que Hermione no podría seguirlo allí. En cuanto cruzara la puerta de la sala común, ella no tendría acceso. Y eso le daba un retorcido consuelo.
Entró a las mazmorras, los corredores fríos y oscuros casi reflejaban su estado de ánimo. El silencio era sofocante, y por un momento deseó que las paredes lo tragaran, lo llevaran lejos de todo.
Justo cuando entró a su sala común y siguió caminando con pasos pesados y mirada fría, a mitad de camino, listo para tomar las escaleras que lo llevarían a su habitación, una voz familiar lo detuvo-
Pansy: ¿Donker? -la voz era suave, aunque un poco nerviosa-
-Se giró para ver a Pansy Parkinson parada a unos pasos de él, con una sonrisa tímida en los labios.
Sus ojos oscuros lo observaron con una mezcla de curiosidad y... ¿preocupación? No, era algo más, algo que no alcanzaba a descifrar en ese momento-
Pansy: ¿Estás bien? ,preguntó ella, dando un paso más cerca- Pareces... pensativo. Y un poco malhumorado.
-Donker parpadeó, un tanto sorprendido por el tono de su voz, como por verla en el castillo cuando la mayoría de estudiantes de tercer año, hasta séptimo, estaban en el pueblo.
Aún así, no estaba acostumbrado a que Pansy le mostrara tanta atención, al menos no de esta manera.
Siempre había sido más cercana a Draco o a las chicas de Slytherin, pero ahora parecía que le estaba prestando más atención de la habitual.
Intentó apartar los pensamientos sobre Hermione y centrarse en la pregunta de Pansy. Aunque lo último que quería era hablar sobre lo que acababa de ocurrir, no podía ser grosero con ella.
De alguna manera, Pansy siempre había sido... agradable con él, aunque nunca habían sido particularmente cercanos-
Donker: Estoy... bien. -respondió finalmente, su tono un poco apagado- Solo estoy cansado. Ha sido un día largo.
-Pansy lo miró con una mezcla de comprensión y algo que parecía... decepción.
Aunque trató de disimularlo, Donker notó un ligero temblor en sus manos mientras se apartaba el cabello negro que le caía sobre los hombros-
Pansy: Bueno... me alegra que estés bien. -Le contestó ella, sonriendo con nerviosismo-
-Parecía querer decir algo más, pero se quedó en silencio por un momento, mirando hacia el suelo como si intentara reunir el valor.
Donker no estaba seguro de qué esperar, pero la sensación de incomodidad que había comenzado a crecer entre ellos se volvió palpable.
Finalmente, Pansy levantó la vista de nuevo y, con un leve rubor en las mejillas, se acercó más a él-
Pansy: Si... necesitas hablar o algo, ya sabes, siempre puedes contar conmigo, Donke. -le comentó, su voz apenas un susurro-
-Donker la miró, algo confundido. Sabía que Pansy no era la persona más abierta o empática en su círculo de amigos, pero esta faceta de ella, tan torpe y casi... dulce, lo tomó por sorpresa.
No estaba seguro de cómo responder, así que simplemente asintió con la cabeza-
Donker: Gracias, Pansy. Lo aprecio.
-Hubo un momento incómodo de silencio entre ellos, hasta que Pansy, aún con las mejillas encendidas, se inclinó hacia él y, antes de que Donker pudiera reaccionar, depositó un rápido beso en su mejilla-
Pansy: Ve a descansar. Nos vemos después. -murmuró rápidamente, apartándose con una sonrisa nerviosa-
-Donker, aún sorprendido, la miró por un segundo, sin saber qué decir.
Finalmente, decidió no darle demasiada importancia. Pansy siempre había sido algo impredecible-
Donker: Nos vemos, Pansy. -respondió de manera amable, aunque algo distraído-
-Ella se dio la vuelta, lanzándole una última sonrisa antes de desaparecer por el pasillo.
Donker, aún procesando lo que había sucedido, decidió dejar el asunto en paz por el momento y se dirigió hacia su habitación.
Necesitaba espacio para pensar, lejos de las complejidades de las relaciones y las emociones que lo rodeaban.
Al llegar a su dormitorio, se dejó caer en su cama, sintiendo cómo la tensión en su cuerpo finalmente comenzaba a disiparse.
Cerró los ojos, intentando encontrar un respiro en la soledad de su habitación. Pero incluso en la tranquilidad de su sala común, las palabras de Hermione seguían resonando en su mente, junto con los recuerdos de la traición que lo habían marcado tanto.
Intentó apartar esos pensamientos, centrarse en cualquier otra cosa. Pero en el fondo sabía que esa herida seguía abierta, y no sería fácil cerrarla, no mientras Hermione Granger siguiera tan cerca de él.
Se dejó llevar por el cansancio, cayendo en un sueño inquieto, con el rostro de Hermione y las memorias del pasado persiguiéndolo en cada esquina de su mente-
...
Ron: Aquí tienes. -le sonrió al azabache llegando hacía él- He traído todos los que pude.
-Un chaparrón de caramelos de brillantes colores cayó sobre las piernas de Harry.
Ya había anochecido, y Ron acababan de hacer su aparición en la sala común, con la cara enrojecida por el frío viento y con pinta de habérselo pasado mejor que en toda su vida-
Harry: Gracias. -le expresó, agarrando un paquete de pequeños y negros diablillos de pimienta- ¿Gustas uno? -miró a la castaña a su lado-
Hermione: No, gracias. -le sonrió, haciendo que el azabache asintiera-
Harry: ¿Cómo es Hogsmeade? ¿A dónde has ido?
Ron: A juzgar por las apariencias, a todos los sitios. A Dervish y Banges, la tienda de artículos de brujería, a la tienda de artículos de broma de Zonko, a Las Tres Escobas, para tomar unas cervezas de mantequilla caliente con espuma, y a otros muchos sitios...
Hermione: Ya veo por qué acabas de llegar. -sonrió divertida mirando a su amigo-
Harry: No me sorprendería que siguieras allá, Ron. -río bajo-
Ron: ¡La oficina de correos, Harry! ¡Unas doscientas lechuzas, todas descansando en anaqueles, todas con claves de colores que indican la velocidad de cada una! Honeydukes tiene un nuevo caramelo, daban muestras gratis. Aquí tienes un poco, mira.
Harry: Gracias. -sonrió-
Ron: De nada. -lo miró y asintió- Hermione, debiste ir. No puedo creer que te hayas arrepentido de ir al último segundo. -miró a la castaña-
Harry: ¿Qué? -la miró confundido- Creí que...
Hermione: Estuve todo el tiempo en Hogwarts. -confesó con un suspiro-
Harry: ¿Y dónde? No te vi en ningún lado. -frunció el ceño-
Hermione: Yo... -suspiró- Estaba con Donker.
Harry: ¿Qué? -la miró perplejo-
Ron: ¿Ya son amigos otra vez? -le preguntó, mientras daba una mordida a su varita de regaliz-
Hermione: No. -murmuró rendida-
Harry: ¿Entonces cómo es que estuvis...
Hermione: Vi a Donker cuando yo ya estaba sobre el carruaje, y... no lo sé, mi instinto me hizo bajarme y seguirlo...
Ron: Dice la verdad, lo hizo y se fue. -asintió-
Harry: ¿Y después? -miró a su amiga-
Hermione: No due difícil encontrarlo, le gustan las aves, lo encontré en el jardín, cerca de la torre del reloj, anotando sobre ellas mientras las veía. -sonrió- Pero luego llego Dumbledore con él y...
Harry: ¿Ya se hablan? -sonrió- Eso es fascinante, yo creía que...
Hermione: No, Harry. -lo miró- Dumbledore intentó hablar con él, respecto al golpe que le dio a Malfoy...
Ron: Gran bofetada, por cierto. -sonrió divertido- Todos en Hogsmeade se reían de él y de la mano de Donker marcada en su rostro de principio a fin. -soltó una risa- Casi ni molesto.
Harry: Fue un milagro. -sonrió- ¿Y qué habló Dumbledore con Donker?
Hermione: Dumbledore intentó convencerlo de que los golpes no son la mejor solución para los problemas, pero después el tema se desvió a que Donker se parece mucho a su madre. -miró a sus amigos-
Harry: ¿Supiste quién es? -la miró sorprendido-
Hermione: No. -suspiró- Pero me partió el corazón enterarme de que ni siquiera Donker sabe quién es ella. -los miró con tristeza- Es horrible. Donker vive en soledad. Su madre lo dejó en el orfanato con apenas horas de haber nacido.
Ron: ¿Qué clase de madre abandonaría a su hijo en un lugar tan horrible en tan poco tiempo? -preguntó sorprendido- Es un horror.
Harry: Lo sé. -suspiró-
Hermione: Donker estaba enojado, le hizo entender a Dumbledore de que no siente que encaje en ningún lugar. Allá lo ven como un monstruo al él ser mago, y aquí... bueno...
Harry: Lo ven como un raro solitario. -suspiró-
Hermione: Sí. -suspiró también- Después Donker corrió a Dumbledore, y cuando lo hizo, él sabía que estaba escuchando, así que me confronto y bueno, logré que se abriera a mí un rato. Me contó sobre su tarántula llamada Silver y...
Ron: ¿Tarántula dices? -la miró aterrado-
Hermione: Sí. -sonrió- Pero lamentablemente McLaggen la mató. -suspiró-
Ron: Menos mal. -sonrió aliviado-
Hermione: No digas eso, Ron. -lo reprendió enojada- Silver era su amiga. Me he dado cuenta de que Donker tiene un don mucho más del de hablar pársel. -miró a sus amigos- Me dijo que él la entendía y de cierta forma ella también a él.
Ron: Quizás en las noches se convierte en un chico tarántula con ocho patas y muy peludo. -hizo una mueca-
Hermione: ¿Cómo se te ocurre decir eso, Ron? -lo miró perpleja ante tan absurdo comentario-
Harry: O quizás se deba a que tiene más desarrollado su don con los animales. Creo que por eso lloraba con lo de Hagrid, ¿no lo recuerdan?
Ron: Creí que Donker solo era un defensor de animales. -lo miró confundido-
Hermione: Y con más razón. -se cruzó de brazos- Aunque igual, al final, con él... -suspiró- Se me escapó una frase que fue el quiebre de todo lo que había logrado avanzar con Donker y se fue después de gritarme. -los miró- Intenté buscarlo, pero al llegar a la biblioteca no pude evitar no perderme en ese mundo. -sonrió tímida-
Ron: Es que tú también, Hermione. -la miró con una mueca-
Hermione: ¿Cómo que yo también, Ronald? Solo creí que sería lindo mostrarle mi lado sincero, sin segundas intenciones.
Harry: Ya vimos que no funcionó.
Hermione: Y ahora no sé qué más hacer para que me hable. -suspiró rendida- Tengo una idea en mente, pero es de locos.
Ron: Y como tú no lo estas. -murmuró irónico-
-Hermione lo miró con enojo apenas escucho eso, y el rostro de Ron paso a ser pálido en menos de un segundo, tal parecía que el chico temía ver a la castaña enojada-
Ron: ¿Ya les dije que me pareció ver un ogro. -murmuró nervioso, intentando evitar su metida de pata de hace un segundo- En Las Tres Escobas hay todo tipo de gente...
Hermione: Ojalá le hubieras traído cerveza de mantequilla a Harry. -lo miró mal, cruzándose de brazos- Realmente te reconforta. -miró al azabache-
Harry: Quisiera probarla para la próxima. -sonrió tímido-
Hermione: Quizás podamos ir juntos. -le sonrió- ¿Y tú que has hecho? -le preguntó- ¿Has trabajado?
Harry: No. -respondió- Lupin me invitó a un té en su despacho. Y entró Snape...
-Harry les contó lo de la copa llena de una poción rara que Snape le había hecho al nuevo profesor de Defensa Contralas Artes Oscuras. Lo raro que le pareció todo. Ron se quedó con la boca abierta, y Hermione solo lo miró pensativa, intentando descifrar aquello, con algunas piezas de ambos profesores.
Aunque por el momento, no tenía mucho que buscar-
Ron: ¿Y Lupin se la bebió? -exclamó, sacando del trance a la castaña- ¿Está loco?
Hermione: Será mejor que vayamos bajando. -miró la hora- El banquete empezará dentro de cinco minutos
-El trío de oro padó por el retrato, entre la multitud, todavía hablando de Snape-
Hermione: Pero si él..., ya sabes... -bajó la voz, mirando a su alrededor
con cautela- Si intentara envenenar a Lupin, no lo haría delante de Harry.
Harry: Sí, quizá tengas razón. -comentó, mientras llegaban al vestíbulo y lo cruzaban para entrar en el Gran Comedor-
-Lo habían decorado con cientos de calabazas con velas dentro, una bandada de murciélagos vivos que revoloteaban y muchas serpentinas de color naranja brillante que caían del techo como culebras de río.
La comida fue deliciosa. Incluso Ron, que estaba que reventaba de los dulces que había comido en Honeydukes, repitió.
Hermione sonreía con felicidad, permitiendose, al menos ese día, degustar cada dulce que había sobre la mesa.
Su mirada se alzó un poco, mirando a la mesa de Slytherin al fondo, frente a ella y, al mirar cerca de las grandes puertas del Gran Comedor, Hermione sonrió inconscientemente al ver a Donker comer una rebanada de pastel de calabaza con mucho entusiasmo.
Ginny, quien se sentó a su lado en menos de un segundo y sin avisar, llevó su vista a la mirada de Hermione, y al darse cuenta de a quién miraba, sonrió con malicia-
Ginny: Vaya, Hermione, no sabía que querías ser mi sobrina. -le comentó en un susurró que hizo sobresaltar a la castaña al darse cuenta de su presencia-
Hermione: ¡Ginny! -la reprendió-
Ginny: Perdón, no quería interrumpir tu fantasía con Riddle. -le susurró sonriendo-
Hermione: No estoy fantaseando. -rodó los ojos-
Ginny: Oh, claro, y yo soy rica. -se cruzó de brazos-
Hermione: Solo estaba observando las paredes. -respondió, regresando su vista a su pastel de chocolate frente a ella- Nada más.
Ginny: Claro. -la miró divertida, decidiendo que quizás en otro momento podía molestar a su amiga-
-Ginny creía que si lo hacía en ese momento, quizás arruinaría el chiste cuando fuera necesario.
El banquete terminó con una actuación de los fantasmas de Hogwarts. Saltaron de los muros y de las mesas para llevar a cabo un equeño vuelo en formación. Nick Casi Decapitado, el fantasma de Gryffindor; cosechó un gran éxito con una representación de su propia desastrosa decapitación.
Fue una noche tan estupenda que Hermione caminaba junto a Harry, Ginny y Ron, los tres riendo sobre lo inflamado que había quedado el estómago de Ron despúes de casi acabarse dos charolas enteras de dulces de todo tipo.
Aún así, cuando apenas habían cruzado las puertas, Draco, junto a Pansy, Daphne, Crabbe, Goyle y Theo Nott, salió casi cerca de ellos, con un cabestrillo sosteniendo su brazo derecho, pero aún así, sonriendo con malicia al pasar junto al azabache-
Draco: ¡Los dementores te envían recuerdos, Potter! -le gritó por entre la multitud, sonriendo con arrogancia-
-Harry ni siquiera iba a responder, pero cuando él y sus acompañantes vieron una figura un poco más grande que el rubio, de cabellos castaños y casi del mismo tono de piel, los Gryffindor se detuvieron al ver de quien se trataba y a dónde iba dirigido-
Donker: ¿Y a ti qué te pasó, Malfoy? ¿Se te pasó la mano de placer o simplemente alguien se ha atrevido a golpearte más de lo necesario? -preguntó con una sonrisa arrogante- Ah no, espera. -lo miró con malicia- Escuché que un ave hermosa y magnífica te piso como el estiércol que eres. -rió- Ni de un animal puedes defenderte, niño tonto. ¿Por qué te atreves a gritarle y molestar a Potter?
Draco: ¡Tú no te...
-pero antes de que el rubio pudiera terminar la oración, al señalar a Donker con su mano izquierda, el castaño agarró el dedo de Draco y se lo dobló hacia atrás con rapidez, haciendo que el rubio jadeara de dolor y llevara su otra mano para intentar detener al mayor.
Pero Donker sonrió victorioso, soltando el dedo y el brazo izquierdo, para pasar al brazo derecho, quitándole el cabestrillo y tirándolo al piso, aún entre la multitud que pasaban o se quedaban para ver el pequeño espectáculo-
Donker: ¿No que casi morías por ese animal, Draco? -preguntó burlón- Habían dicho que casi perdías el brazo, pero yo te veo igual que siempre, feo y vivo. -sonrió- Mira este brazo, parece un fideo. -río, sacudiendo el brazo derecho del rubio con diversión- Ni siquiera te lastimó, ¿cierto?
Draco: ¡Déjame en paz! -se quito con brusquedad, haciéndose hacia atrás para quedar con sus amigos-
-Crabbe recogió el cabestrillo y se lo entregó a Draco, quien lo agarró ofendido, al saber que su mentira no había servido de mucho.
Aún así, el trío de oro sonrió con diversión al ver como Donker Riddle enfrentaba y desacreditaba las mentiras que Draco Malfoy había hecho a tal grado de llevar a una audiencia a Hagrid por el incidente en su clase, incidente que pudo haberse evitado si cierto rubio no hubiera tenido el ego tan alto y el cerebro tan pequeño-
Draco: Ese tonto grandote va a pagar. Él y su pollo. Y tú no te...
Donker: Atrévete a hacerle algo a ese bello animal y te juro que si él no te arrancó el brazo, lo haré yo. -lo miró enojado-
Draco: Intenta hacerme daño y le diré a mi padre que te regrese a ese inmundo orfanato muggle del que saliste, huérfano. -escupió con odio, sonriendo burlón y con cierto aire de valentía al estar nuevamente junto a sus amigos-
Donker: Huérfano o no, no tengo que recurrir a teatros tan escasos y ridículos para llamar la atención de todos. -lo miró- Ah, por cierto, Draco. -sonrió- Se me olvidaba algo.
Draco: ¿Qué cosa? -lo miró confundido-
Donker: Esto. -y apenas termino de decir esa palabra, el sonido de una bofetada resonó en todo el pasillo del Gran Comedor-
-Los espectadores nuevamente mirando con sorpresa la forma en que Donker empezaba a ver a Draco como un saco de box.
Y Harry, detrás de Donker, no pudo evitar reírse divertido-
Donker: Eso es por ser un llorón y dramático. -le comentó, y nuevamente, sin previo aviso, volvió a abofetear al rubio, esta vez en su otra mejilla- Eso por creer que eres superior, incluso frente a Potter. -y nuevamente el castaño alzó su mano para querer golpear a Draco una vez más, pero el rubio se tapó la cara con una expresión de cansancio, miedo y dolor-
-Y Donker sonrió divertido, dándole una rápida, pero asertiva patada, en la entrepierna a Draco Malfoy, quien cayó de rodillas al suelo, más adolorido que antes-
Donker: Y eso es por decirme huérfano. -le apuntó- Ahora deja en paz a Potter, que el único que puede molestarlo soy yo. -gruñó-
Draco: Te arrepentiras. -susurró adolorido, aún en el suelo- Tú y esa maldita ave. -lo miró, sus ojos cristalizados, intentando contener el llanto- No se van a...
Donker: Ya lárgate, Malfoy. -sonrió burlón, dando un paso hacia atrás, colocándose junto al azabache, la castaña y los dos pelirrojos que lo veían con una sonrisa enorme, mirándolo con respeto-
-todos los que miraban la escena también lo veían, pero esta vez confundidos al ver al chico junto a ese grupo de Gryffindor. Y es que Donker no era fan de ninguno de ellos, quizás de Ginny sí, pero podía dejar a un lado su disputa con ellos para humillar una última vez a Draco esa noche.
Así que, sin nada más que decir, Donker, con una sonrisa, paso su brazo por los hombros de Harry, sorprendiendo no solo al azabache, si no a sus amigos del ojiverde, quienes nunca creyeron ver ese momento ni en sus sueños-
Donker: ¿Qué se siente, Malfoy? -preguntó sonriendo, mirando al chico que seguía en el suelo y frente a ellos- Potter rechazo tu amistad hace dos años, yo hace unos meses, y ambos somos buenos amigos.
Harry: ¿En serio? -le preguntó en un susurro, perplejo de escuchar eso-
Donker: Lo que tanto quisiste con ambos, nosotros mismos lo hicimos realidad, pero sin ti. -sonrió, mirando al rubio e ignorando a Harry-
-Donker pensaba en que suficiente tenía con abrazarlo de esa forma. Tampoco es como que quisiera hablarle.
Aún así, Draco, al sentirse demasiado humillado y bajo las burlas y murmullos de los que estaban presenciando todo, de incluso ver las risas del trío de oro, de Ginny Weasley y algunas pocas de quién decían ser sus amigos, se levantó con rapidez y, empujando a algunos estudiantes, salió corriendo rumbo a las mazmorras, esperando que todo lo que acababa de pasarle, se borrara de la mente de todos apenas el sol saliera.
Donker soltó una carcajada al perderlo de vista, y al ver a los "amigos" de Malfoy irse hacia donde el rubio corrió, el castaño soltó a Harry con una sonrisa de alivio y se giró hacia los cuatro Gryffindor-
Harry: Donker, eso fue incre...
Donker: Puaj, no me hables, Potter. -lo miró con asco- Que disfrutes mi venganza contra Malfoy por haber contado mi secreto a todos como señora en pleno chisme mañanero de mercado, no te da derecho a hablarme.
Harry: Pero creí que...
Donker: Ay, tortito. -lo miró con falsa pena, dándole tres palmadas en el cabello- El pequeño Potter creyó que era mi amigo. -le hizo un puchero- Ni en un millón de años, ni porque mañana me dijeran que mis dos padres al final de cuentas sí están vivos, tú y yo. -lo señaló- Seríamos amigos.
Harry: Yo...
Donker: Piérdete, Potter. -se giró para caminar hacia su sala común, pero antes de hacerlo, se detuvo de golpe a solo dos pasos y sonrió con malicia- Ah, y Potter. -lo llamó, sin siquiera girarse-
Harry: ¿Sí? -pregunto confundido, pero con un poco de aires de esperanzas al creer que se disculparia-
Donker: Ten en cuenta, tú y tus dos amiguitos, que apenas termine con Malfoy... ustedes serán los siguientes en tener mi venganza. -sonrió con malicia, dándoles la espalda- No crean que se me ha olvidado la forma en que me utilizaron hace un año.
Ron: Pero nosotros no...
Donker: Adiós.
-eso fue lo último que dijo Donker, cuando camino y se perdió de inmediato entre la multitud, quienes empezaron a dispersarse y seguir sus propios rumbos al ya no tener entretenimiento-
Ginny: Ese muchachito, pero ya verá cuando lo tenga de frente. Le enseñaré a no ignorar a su tía. -se cruzó de brazos-
Harry: Ya vámonos. -se giró a verlos-
Ron: ¿Creen que de verdad sigamos nosotros en su venganza? -preguntó en un murmullo, temblando un poco mientras caminaba junto a sus amigos y hermana rumbo a la torre de Gryffindor-
Hermione: Yo no sé ustedes, pero esta claro que su venganza conmigo ha iniciado desde que se entero de todo. -los miró de reojo, caminando con los brazos cruzados, pero con una sonrisa, al recordar lo sucedido- Es muy increíble ver el lado malvado de Donker.
Ron: ¿Muy increíble? -la miró perplejo, caminando a su izquierda- Hermione, los siguientes en recibir golpes podríamos ser nosotros.
Hermione: Claro que no, Ron. -sonrió divertida-
Ginny: Sí, Ron, quizás Donker sea vengativo, pero al menos no lo han denigrado o querido humillar frente a todos respecto a que es huérfano y vive en un orfanato muggle.
Harry: Bueno, yo no tengo derecho a hacer eso. Soy huérfano también. -se encogió de hombros-
Ginny: Sería irónico que lo hicieras. -sonrió-
Hermione: Aún así, esta claro que lo de Donker y Malfoy es personal. Por eso actúa así con él.
Ron: Solo espero que tengas razón. -murmuró nervioso-
Hermione: Descuida, siempre la tengo. -le sonrió-
-Harry, Ron, Ginny y Hermione siguieron al resto de los de su casa por el camino de la torre de Gryffindor, siguieron hablando, pero ahora riéndose y recordando cada golpe que Malfoy recibió de Donker, sin duda ese había sido de los mejores día de su vida.
Claramente de ellos, porque el rubio definitivamente no opinaria lo mismo.
Aún así, cuando llegaron al corredor al final del cual estaba el retrato de la señora gorda, lo encontraron atestado de alumnos-
Ron; ¿Por qué no entran? -preguntó intrigado-
-Harry miró delante de él, por encima de las cabezas. El retrato estaba cerrado-
Percy: Déjenme pasar; por favor. -expresó la voz del mayor. Se esforzaba por abrirse paso a través de la multitud, dándose importancia- ¿Qué es lo que ocurre? No es posible que nadie se acuerde de la contraseña. No puedo creer que no pueda tener un minuto a solas con mi novia. -rodó los ojos- Déjenme pasar, soy el Premio Anual.
-La multitud guardó silencio entonces, empezando por los de delante. Fue como si un aire frío se extendiera por el corredor.
Oyeron que Percy decía con una voz repentinamente aguda-
Percy: Que alguien vaya a buscar al profesor Dumbledore, rápido.
-Las cabezas se volvieron. Los de atrás se ponían de puntillas-
Ginny: ¿Qué sucede? -preguntó-
-Al cabo de un instante hizo su aparición el profesor Dumbledore, dirigiéndose velozmente hacia el retrato.
Los alumnos de Gryffindor se apretujaban para dejarle paso, y; Hermione, Ron, Ginny y Harry se acercaron un poco para ver qué sucedía-
Hermione: ¡Vamos, mi madr...! -exclamó, agarrando el brazo de Harry-
-La señora gorda había desaparecido del retrato, que había sido rajado tan ferozmente que algunas tiras del lienzo habían caído al suelo.
Faltaban varios trozos grandes. Dumbledore dirigió una rápida mirada al retrato estropeado y se volvió. Con ojos entristecidos vio a los profesores McGonagall, Lupin y Snape, que se acercaban a toda prisa-
Dumbledore: Hay que encontrarla. -expresó a los mayores- Por favor; profesora McGonagall, dígale enseguida al señor Filch que busque a la señora gorda por todos los cuadros del castillo.
Peeves: ¡Apañados van! -expresó su voz socarrona-
-Peeves, que revoloteaba por encima de la multitud y estaba encantado, como cada vez que veía a los demás preocupados por algún problema-
Dumbledore: ¿Qué quieres decir, Peeves? -le preguntó tranquilamente-
-La sonrisa de Peeves desapareció. No se atrevía a burlarse de Dumbledore.
Adoptó una voz empalagosa que no era mejor que su risa-
Peeves: Le da vergüenza, señor director. No quiere que la vean. Es un desastre de mujer. La vi correr por el paisaje, hacia el cuarto piso, señor; esquivando los árboles y gritando algo terrible. -le comentó con alegría- Pobrecita. -añadió sin convicción-
Dumbledore: ¿Dijo quién lo ha hecho? -preguntó en voz baja-
Peeves: Sí, señor director. -respondió de inmediato, con pinta de estar meciendo una bomba en sus brazos- Se enfadó con ella porque no le permitió entrar, ¿sabe? -explicó, dandouna vuelta de campana y dirigió a Dumbledore una sonrisa por entre sus propias piernas- Ese Sirius Black tiene un genio insoportable.
-El profesor Dumbledore mandó que los estudiantes de Gryffindor volvieran al Gran Comedor; donde se les unieron, diez minutos después, los de Ravenclaw, Hufflepuff y Slytherin.
Todos parecían confusos. En especial un castaño que acariciaba suavemente a su amiga serpiente dentro de su bata con la que dormía, perfectamente cambiado con su pijama fresca y cómoda-
Dumbledore: Los demás profesores y yo tenemos que llevar a cabo un rastreo por todo el castillo. -explicó el profesor, mientras McGonagall y Flitwick cerraban todas las puertas del Gran Comedor- Me temo que, por su propia seguridad, tendrán que pasar aquí la noche. Quiero que los prefectos monten guardia en las puertas del Gran Comedor y dejo de encargados a los dos Premios Anuales. Comuníquenme cualquier novedad. -añadió, dirigiéndose a Percy y a Penny, el pelirrojos sintiéndose inmensamente orgulloso- Avísenme por medio de algún fantasma.
-El profesor Dumbledore se detuvo antes de salir del Gran Comedor y añadió-
Dumbledore: Bueno, necesitarán... -con un movimiento de la varita, envió volando las largas mesas hacia las paredes del Gran Comedor. Con otro movimiento, el suelo quedó cubierto con cientos de mullidos sacos de dormir rojos- Felices sueños. -les deseó el profesor, cerrando la puerta-
-El Gran Comedor empezó a bullir de excitación. Los de Gryffindor contaban al resto del colegio lo que acababa de suceder-
Percy: ¡Todos a los sacos! -gritó el mayor- ¡Ahora mismo, se acabó la charla! ¡Apagaré las luces dentro de diez minutos!
Ron: Vamos. -comentó su hermana, a Hermione y a Harry-
-Agarraron cuatro sacos de dormir
y se los llevaron a un rincón-
Hermione: ¿Creen que Black sigue en el castillo? -susurró con preocupación-
Ron: Evidentemente, Dumbledore piensa que es posible. -comentó-
Hermione: Es una suerte que haya elegido esta noche, ¿se dan cuenta? -les preguntó, mientras se metían vestidos en los sacos de dormir y se apoyaban en el codo para hablar- La única noche que no estábamos en la torre...
Ron: Supongo que con la huida no sabrá en qué día vive. -comentó divertido- No se ha dado cuenta de que es Halloween. De lo contrario, habría entrado aquí a saco.
-Hermione se estremeció.
A su alrededor todos se hacían la misma pregunta.
Al menos la mayoría, porque mientras Penny daba instrucciones a su casa, gritando al estar demasiado lejos de ellos, la rubia agarró a Donker de los hombros y lo giró sin decirle nada, para llevarlo hacia ella.
El castaño se sobresalto, estando más pendiente en su mente y preguntando si los elfos podrían llevar algún café o té para el susto, quizás algunos aperitivos para pasar la noche.
Pero al ver a la rubia girarlo y mirarlo con preocupación, al revisarle el rostro, llevando sus manos a las mejillas de Donker y apretarlo con fuerzas, la miró avergonzado-
Donker: Penny, ¿qué haces? -murmuró como pudo, sin poder contener su vergüenza por el acto a mitad del pasillo-
Penny: Estás bien, Tomi. -sonrió aliviada- Ven. Esta noche dormirás con Percy y conmigo. Gryffindor y Ravenclaw están juntos.
Donker: Pero yo soy Slytherin.
Penny: ¿A quién le importa eso? -lo miró mal, arrastrándolo hacia donde Percy ya empezaba a alistar tres sacos juntos, mientras seguía dando indicaciones a su casa-
Donker: Pero, Penny...
Penny: ¿Cómo ha podido entrar? -preguntó preocupada- No importa, no pienses en eso. -le sonrió de reojo- Dormirás con nosotros y te cuidaremos.
Donker: Penny, tengo catorce, en varias semanas quince. -la miró sonrojado, mirando de reojo cómo los estudiantes por donde pasaban, los miraban sonriendo- Ya soy un adulto. -le susurró-
Penny: ¡Claro que no! -se giró a verlo, pero sin detener su paso- Eres nuestro niño, Tomi. Aun te veo como la primera vez que Percy nos presentó. -le sonrió maternal-
Donker: Por Merlín. -suspiró rendido, dejándose llevar por la rubia hasta que llegaron junto a Percy-
Percy: Menos mal. Estaba a punto de hacer que todo Slytherin te buscará en ese montón de vuitres qué hay. -apuntó a la misma casa de Donker- Ven, prepare los sacos. -le sonrió-
Donker: Cronos también vino conmigo. -comentó, al mismo tiempo que la pequeña serpiente asomaba su cabeza, en señal de saludo-
Penny: Ay, pequeña. -le sonrió con ternura- Tú también vas a dormir, Cronos. Ahora. -le apuntó-
-Y sin más que decir, Cronos se volvió a meter dentro del bolsillo de la bata de Donker, y el castaño, al ver la expresión seria de Penny, ni siquiera se impuso, mirándola con una sonrisa nerviosa, se acostó en el saco de dormir que estaba en medio de los otros dos-
Percy: Bueno, esta a salvo. -le sonrió a su novia-
Penny: Demos una revisada rápida, apaguemos las luces y volvamos para dormir con Tomi. -le sonrió- Será nuestra primer pijamada.
Donker: Sí sabes que estamos todos aquí reunidos porque puede haber un asesino serial suelto en Hogwarts, ¿cierto, Penny? -preguntó, sentado en el suelo, pero ya dentro del saco de dormir-
Penny: Tú ya duerme. -le apuntó con firmeza-
Donker: Por Merlín. -suspiró rendido, dejándose caer como muerto sobre la colcha de su saco-
-Cuando Donker miró el techo encantado, sonrió, dándose cuenta de que quizás lo que Penny dijo podía ser más perfecto que lo que realmente pasaba.
Dejando de lado a Sirius Black, él se sentía extremadamente feliz de dormir esa noche junto a Percy, Penny y Cronos.
Sin duda lo mejor que podía pasarle en su vida-
Marietta: A lo mejor sabe cómo aparecerse. -murmuró la chica, a unos metros cerca de él- A cómo salir de la nada.
-Donker, al escuchar era horrible voz, rodó los ojos.
Bueno, quizás era una pesadilla la que tendría esa noche. Al menos hasta que Percy y Penny volvieran de su última ronda dentro del Gran Comedor-
Cho: A lo mejor se ha disfrazado. -le susurró, también cerca del chico-
Marietta: Podría haber entrado volando. -sugirió-
Donker: Hay que ver; ¿es que soy el único listo que ha leído Historia de
Hogwarts? -se preguntó a sí mismo, rodando los ojos al escuchar esas ridículas preguntas y suposiciones que se hacían entre ambas-
-¿y se dicen Ravenclaw?, preguntó mentalmente Donker. Pero al ya no querer escuchar eso, el chico prefirió cerrar sus ojos, esperando a que el sueño que ya tenía desde que estaba a punto de acostarse a su cama, hasta que Snape llegó gritando con su característica severidad, llegará a él-.