Había sido una semana larga, si Frank pudiera describir como se había sentido diría que frustrado, Gerard y él habían sido invitados al Baby Shower de su amigo Ray, el pelinegro se había mostrado muy contento y juntos habían ido a comprar el regalo para ese bebé que venía en camino.
El día de la fiesta llegó, desde muy temprano Gerard había llegado al departamento de Frank para estar listos y salir juntos de ahí directo al evento.
—Gee...
—¿Sí? —mencionó el omega mientras terminaba de colocar sus pendientes a juego con su vestido amarillo.
—Te ves precioso, ¿te lo había dicho? —dijo el castaño mientras arropaba la cintura de su omega entre sus brazos y recargaba su mentol sobre el hombro pálido.
El contrario soltó una pequeña risa mientras sus mejillas se coloreaban de un color carmín
—¡Frankie, eres un cursi! —Se sonrieron cómplices y se dedicaron unos cuantos besos.
Un par de horas más tarde se encontraban en la fiesta del próximo integrante de la familia Toro, habían participado en algunas temáticas y Gerard estaba fascinado con todo lo que veía, sus amigos contentos, niños corriendo de un lado mientras jugaban y reían, pero lo que más le encantaba ver, era la pancita pronunciada de su amiga Christa.
Miró a su pareja y decidió preguntar.
—Frankie, ¿te imaginas una vida así?
Él lo miró de manera confusa.
—¿A qué te refieres corazón? —preguntó mientras tomaba su bebida.
—Pues así, una casa con muchas risas, niños. O a nosotros preparando una fiesta como esta. ¿No crees que sería lindo? —Con una sonrisa en su rostro miró a su pareja, éste solo le sonrió y bebió un poco más de su vaso.
El alfa sintió que ese líquido resbalaba con pesadez sobre su garganta, no tenía palabras para contestar aquello que su pareja le decía, ahora entendía porque el omega se había mostrado tan contento mientras veía ropa de bebé. Por el contrario, el pelinegro al ver la reacción de su pareja decidió voltear a otro lado, las manos le temblaban, un nudo se formaba en su garganta y los ojos le amenazaban con brotar pequeñas lágrimas que seguramente arruinarían el maquillaje en el cual se esforzó tanto. decidió levantarse y dirigirse hacia donde estaba la familia Toro, tal vez le haría bien conversar un poco. El alfa observó sus movimientos y al ver que iba directo a sus amigos decidió ir detrás.
—¡Gerard! Me alegro mucho que hayan venido, de verdad, es muy agradable para nosotros que ustedes estén acompañándonos en momentos como este.
—Gracias a ustedes por invitarnos, todo estuvo muy lindo, y una vez más, ¡Muchas felicidades futuros padres! —La pareja sonrió ampliamente mientras se abrazaban.
—¿Puedo tocar? —preguntó el omega, haciendo referencia al vientre redondo de su amiga.
—Por supuesto, ¿qué preguntas son esas Gee? —Ambos omegas sonrieron mientras el pelinegro acariciaba gustosamente el vientre.
—Ya era tu momento Ray, habías dejado pasar mucho tiempo —bromeó el castaño.
—Si hermano, y créeme aprovechare este momento al máximo, pero que me dices, el que está dejando pasar mucho tiempo es otro, ¿Cuando piensan encargar su primer cachorro? —preguntó ilusionado el rizado
—Si, es verdad, ¿Cuándo tendré la suerte de ser tía, Gee? —El mencionado paró sus caricias y retiró sus manos, la situación comenzaba ponerse incómoda y él no se sentía con fuerzas para poder emitir una respuesta en ese momento.
—¡Qué rápido me cambias de tema, Ray! —rió de manera nerviosa el castaño—. No nos apresuremos, ¿Sí?
El contrario carraspeó y le hizo un ademán con la mano.
—Okey okey, está bien Frank, solo asegurense de que nosotros seamos los primeros en saber cuando pase. —Su esposa asintió a sus palabras efusivamente.
—Así será, por ahora, creo que ya es momento de retirarnos, ¿Verdad amor? —Tomó al omega del brazo, mirándolo con cariño.
El pelinegro se encontraba un poco perdido en sus pensamientos, sin embargo asintió y con la fuerza que tuvo contestó.
—Si, no queremos que sea de noche para llegar a casa.
Se despidieron con gusto de la pareja y prometieron estar pendientes del nacimiento del bebé, se dirigieron al coche y emprendieron viaje directo al departamento de Gerard, ya que este le había comentado a su pareja que había dejado cosas del trabajo pendientes que debía terminar, el avellana le entendió y aunque presentía que ese no era el motivo real por el cual el omega quería estar solo no dijo nada al respecto y se limitó a conducir hacia el hogar del menor.
Los días pasaron y el esmeralda decidió que era momento de hablar con Frank, quería expresarle lo que sentía, su deseo más anhelado, y es que llevaba meses con ese pensamiento en la cabeza que de cierta forma comenzaba a interferir en sus horarios de sueño. Llegó al departamento de Frank una hora antes de que este terminara su horario laboral, se arregló un poco de forma rápida, compró la comida italiana del restaurante favorito de su novio y preparó la mesa para cenar juntos, acompañados de un buen vino tinto.
Una vez que este llegó, se saludaron con besos y caricias como siempre y después de preguntarse el uno al otro que tal había sido su día, se dirigieron a la mesa para cenar.
—Tan lindo como siempre Gee, me encanta esta pasta.
—Lo sé cariño, por eso me gusta comprarla —le guiñó el ojo con una sonrisa.
—¿Puedo saber a qué se debe que mi lindo omega me consienta de esta forma?
El contrario rodó los ojos y tomó un poco de su copa.
—Mmm, nada especial realmente, solo tengo unas cuantas cosas en la cabeza y me gustaría hablar de eso.
—¿Sí? —El castaño le miró arqueando una ceja—. ¿Qué sucede?
—Frankie... —dijo y dejó sus cubiertos de lado, se levantó de la silla y se dirigió con su pareja a sentarse en su regazo, el contrario con una sonrisa colocó sus manos sobre la pequeña cintura del omega y junto sus narices.
—¿Ujum? Te escucho.
El pelinegro le besó delicadamente, acurrucándose después sobre su pecho y acariciando su cuello con dulzura.
—Llevamos ya 7 años de pareja... Y me preguntaba cuándo vamos a formalizar, o si tienes intenciones de hacerlo.
La pregunta desubicó un poco al avellana.
—¿Casarnos? Claro que quiero hacerlo...
—Casarnos es una buena idea, pero me refería también a la mordida, cuando me reclamarás como omega para poder formar una familia...
El castaño comenzó a ponerse nervioso, quitó sus manos de la cintura del menor y se incorporó en su asiento.
—Gee, me siento cansado, no quiero hablar ahora sobre eso...
Esta acción hizo molestar al omega y se levantó de sus piernas.
—¿Por qué siempre evitas hablar? Perdóname pero al menos a mí es algo que me interesa comunicar contigo.
—No evito hacerlo, es solo que no le veo caso tocar este tema ahora.
—Frank, entiendo tu punto, sin embargo entiéndeme tú a mí, llevamos años de relación, somos adultos ya, tenemos una economía decente, no entiendo cual es el impedimento a vincularnos con la marca.
El contrarió rodó los ojos y acarició su propio rostro a manera de frustración.
—Gee, cariño, que rica cena, de verdad lo agradezco... —Se levantó del asiento, dándose la vuelta para ir a su recámara—. Creo que necesito una ducha, tuve un día muy pes...
—¿Por qué lo evitas Frank? De verdad necesito hablarlo.
—Mañana lo olvidarás Gerard, no tiene caso arruinar este bonito momento.
—¿Olvidarlo? —rió de manera sarcástica, que el alfa comenzará a ignorar sus sentimientos o hacerlos menos realmente le empezaba a molestar de más—. Llevo pensando esto desde hace casi un año Frank, ¿Sabes lo mal que me siento al ver a los demás vinculados o con un cachorro a su lado?
—No debes compararte con los demás, lo sabes.
—No, no es que lo haga Frank, pero soy un omega, y no puedo evitar sentir algo cada vez que veo una familia.
—Sí, somos una familia tu y yo...
—Ni siquiera tenemos un vínculo Frank, ¿O es que acaso no me ves como un omega capaz para ti? ¿Para formalizar?
El castaño se quedó en silencio, sin siquiera voltearse para mirarlo directamente, el esmeralda suspiró pesado y con lágrimas escurriendo por sus mejillas habló.
—No te quiero obligar a nada si no lo quieres Anthony, pero creo que no estamos en la misma sintonía tu y yo, deseamos cosas distintas y esta bien. Si no le ves un futuro a esto, solo hazmelo saber para no seguir perdiendo el tiempo...
Y con muchos sentimientos encontrados, tomó su abrigo y salió del departamento, el alfa por el contrario, solo suspiró y se dirigió a ducharse para irse a dormir.
A la mañana siguiente, despertó con un fuerte dolor de cabeza, tomó un par de pastillas esperando que lograsen calmarlo, había estado pensando toda la noche en las palabras del omega y se había sentido un tonto por haber dejado que este volviera noche a su casa de esa forma. No se sentía con ganas de trabajar, así que habló con su secretaría para que cancelara sus citas del día e informará a los directivos que se encontraba muy enfermo. Necesitaba hablar con alguien y creer saber quién era la persona indicada. Tomó su teléfono y espero respuesta.
—¿Bueno?
—¿Mamá? ¿Estás en casa?
—Sí Frankie, ¿Sucede algo?
—Preferiría hablarlo allá, en un momento llegó.
—Esta bien, prepararé té...
Colgó y después de eso se dirigió a casa de su madre, comprando unas cosas en el camino para llevarle. Llegó con ella y se saludaron, le invito a pasar a comer un poco, platicaron cosas banales y después de la comida, su madre llevó el té a la mesa.
—Ahora si hijo, has estado evitando mis preguntas, viniste a algo, ¿Qué sucede?
El castaño se puso nervioso y comenzó a juguetear con sus manos mientras su madre le servía el té.
—Gee me ha preguntado porque no le he reclamado...
¿Y qué pasó? —Linda comprendía para donde se dirigía el asunto y a decir verdad era algo que ella también esperaba que pasara.
—Discutimos un poco, fue mi culpa realmente porque comencé a evitar sus preguntas y me negué a hablar con él. Se fue del departamento de noche solo, no le seguí para disculparme... —La omega asintió, hizo un ademán con su mano para que este continuara con la charla—. Él quiere el vínculo, pero también desea cachorros y yo no supe qué decirle...
—Bueno hijo, es normal que quiera formalizar contigo de la manera correcta, después de todo, han sido pareja durante años y están a nada de vivir juntos.
—Lo sé madre...
—¿Y tú Frank?, ¿tu deseas también ello?
—Lo deseo con fuerzas mamá, sueño con el día en que podamos vincularnos completamente, deseo mucho ser papá. Es solo que tengo miedo... —Y no pudo evitar comenzar a llorar frente a su madre mientras bebía del té caliente que esta misma le había preparado.
—¿Miedo a qué, Frankie? —Le tomó su mano como símbolo de apoyo mientras le sonreía.
—A no ser suficiente mamá, ¿Y si después de vincularnos, él se da cuenta que no soy el Alfa que espera? ¿Si no logró satisfacer sus necesidades?
—Frankie, me atrevo a decir que él te conoce tanto que sabe que tipo de alfa eres, ¿No crees que si fuera lo contrario te habría rechazado desde el momento en que le pediste ser su novio? o se hubiera alejado en el proceso.
—Pero eso mismo le ocurrió a ti y a papá, ¿No? Todo era tan lindo hasta que decidieron vincularse y tenerme, yo no quiero perderlo, no quiero que se arruine nuestra relación por eso como ocurrió con ustedes.
Su madre suspiró de manera pesada.
—Frank, la relación de tu padre y yo no se terminó cuando nos vinculamos, es solo que no supimos llevar las cosas de una mejor forma, nos faltó mucha comunicación, las cosas hubieran sido diferentes sin hubiésemos puesto de nuestra parte.
¿Y qué me dices de papá? Que tal que terminó siendo un mal padre como él.
Linda apretó la mano de su hijo nuevamente.
—No Frank, no lo serás, no pienses así, no eres igual a él, ni siquiera a mí.
—Pero eso me perturba madre, no quiero vivir lo mismo de nuevo, no quiero ver cómo las cosas se terminan por discusiones como la de ayer.
—Mira, yo creo que estas pensando mucho las cosas, piensas en las cosas que podrían salir mal de un futuro que aún es incierto. No eres igual a tu padre porque si así fuera no estarías conmigo ahora buscando como solucionar las cosas con tu pareja. —El castaño solo sonrió un poco.
—Pero ayer, no lo traté como debería, no me comuniqué con él como debió ser.
—Si, tienes razón, pero lo admites, sabes que no hiciste lo correcto y buscas solucionarlo, ¿Vez como si eres diferente a tu padre y a mi?
El avellana limpió sus lágrimas pensando mejor las cosas.
—Nosotros cometimos errores y no por ser nuestro hijo significa que los cometerás igual, eres diferente, eres una gran persona, un buen alfa y estoy segura que si así lo deseas serás un gran padre. —El alfa se quedó en silencio un momento—. No dejes que tus miedos te limiten a vivir experiencias maravillosas o reprimir tus deseos Frank, verás que en el proceso las cosas son mejores de lo que tu mente te ha hecho creer.
—¿Y cuando las cosas se pongan complicadas?
—Bueno, creo que con los últimos días y con lo de ayer te diste cuenta que es necesario que comuniques tus sentimientos de la misma forma que lo hace Gerard, sin restarle importancia a los de él o los tuyos. Siempre comunicación hijo, como lo han hecho todos estos años.
—En la mañana le mandé un mensaje, no ha respondido aún. ¿Crees que aún quiera hablar conmigo?
—Con lo que me has contado, no creo que haya estado de humor para contestarte, pero eso no significa que no te quiera aún. Ayer no fuiste tras de él, podrías intentar hacerlo esta vez.
El castaño sonrió asintiendo.
—Sí, tienes razón. Debería ir mañana a verlo.
Linda asintió a las palabras de su hijo.
—Y sabes que si las cosas se tornan complicadas, tienes a tu madre que nunca se negará a escucharte. —Frank sonrió, abrazándola fuerte.
—Gracias madre...
A la mañana siguiente, Frank habló con sus jefes para pedirle vacaciones con la excusa de estar indispuesto de salud, estos cedieron ante su petición y durante la tarde, decidió buscar a su pareja. Camino al departamento del menor se detuvo a comprar el postre favorito de Gerard, así como sus flores favoritas, un ramo de lirios.
No tardó mucho en estar frente a la puerta del departamento y tocó con nerviosismo, no se esperó que después de varios toques nadie abriera, acercó su rostro a la puerta y pudo escuchar sollozos débiles. Preocupado, sacó sus llaves y abrió el departamento, colocó sus cosas en el comedor y se dirigió a la habitación de donde provenían los quejidos.
Caminando por el pasillo, sintió el olor a vainilla y lavanda más intenso, una vez abierta la puerta de la habitación, su nariz sintió con fuerza las feromonas que cubrían el cuarto por completo. Gerard se encontraba en su cama, con un sin fin de sabanas a su alrededor, en una posición fetal abrazando una almohada donde frotaba su cuerpo con desesperación.
Estaba pasando por su celo y era doloroso, Frank lo sabía perfectamente.
—¿Gee? Cariño...
El nombrado volteó rápidamente hacia la entrada y frank pudo ver lo sudado que se encontraba y sus mejillas pintadas de color carmín por completo.
—Frankie, ahora no es el momento —mencionó y volvió a voltearse hacia su almohada, el olor del alfa le había llegado y no le estaba ayudando en nada.
—Necesito hablar contigo —Hizo caso omiso y cerró la puerta de la habitación detrás suyo.
—Otro día, me ayudarías mucho retirándote por ahora —soltó un jadeo fuerte, tapando su boca con su almohada.
—No, no lo haré. —Se acercó a él, sentándose en la orilla de la cama mientras comenzaba a acariciar su muslo—. Déjame ayudarte con eso, cariño.
El pelinegro negó efusivamente y mordió sus labios con fuerza para no emitir un gemido.
—Vamos Gee, sabes que me encanta ayudarte con eso —dijo y comenzó a quitarse su abrigo, acercándose para besar al omega.
Este aceptó gustoso los labios del mayor, rodando su cuello con sus brazos, el castaño no dudó en colocar sus manos sobre la cintura del pálido y acercarse por completo a él, permitiéndole enredar sus piernas sobre sus caderas y frotar encima suyo.
—Que desesperado estás bebé —mencionó entre el beso, dándole una mordida a su labio.
—Frankie, te extrañé... —murmuró entre gemidos mientras el contrario acariciaba su cuerpo con delicadeza.
Al cabo de unos minutos, la ropa sobró entre ambos, la habitación se volvió un desastre con las hormonas esparcidas por doquier, los gemidos de ambos resonando con fuerza y el sonido efusivo de las pieles chocando habían convertido el nido del omega en un ambiente completamente erótico y lleno de excitación.
El pelinegro sabía que no estaba lejos del clímax, y su pareja tampoco, así que quiso intervenir.
—Frankie, no tenemos protección, sácalo antes de que anudemos —mencionó entre gemidos, sintiendo con fuerza cada una de las embestidas del contrario.
—N-no... —Negó de manera rápida, mirando al omega con una sonrisa, tomando con fuerza su cintura y embistiendo más rápido.
—Pero Frank... esto podría terminar mal... —susurró delicadamente, aferrando las manos con fuerza a su espalda y gimiendo de forma desesperada cuando sintió el miembro del contrario crecer y derramar su semilla en su interior; esto lo llevó al límite, derramando su líquido sobre el vientre de ambos y sintiendo como su vista se tornaba nublada por las lágrimas que retenía y la excitación del momento.
El contrario no estaba menos que él, era un desastre de jadeos, el cabello se le había pegado a su rostro y miraba con atención cada uno de los gestos del esmeralda, su hermosa mirada perdida, su cabello desordenado, sus labios rojos e hinchados de tantas mordidas que le llevaron a besarle desesperadamente una vez que su nudo se completaba. El omega enterró con desesperación las uñas sobre los omoplatos del castaño, este aflojó el agarre en su cintura y con una mano le acarició el cuello mientras le besaba, transmitiendo así calma al menor.
Una vez terminado el acto, Frank salió de su interior y se recostó a su lado, atrayendolo y acariciando su cuerpo de forma delicada mientras se calmaban. Cuando las hormonas del pelinegro se estabilizaron y retomó consciencia de lo ocurrido, habló.
—Frank, ¿sabes lo que hiciste? —Le miró con seriedad, el contrario solo le sonrió.
—Sí, te ayudé.
—No, terminaste dentro, estando en celo. Tendrás que comprar la píldora mañana, irresponsable.
—¿Para qué? No la necesitas. —Estas palabras tomaron por sorpresa al omega, quien solo le miró sin creer lo que decía—. Mejor dime porque no contestabas mis mensajes.
—Porque claramente no había conectado por el celo, mejor dime tu porque ese cambio de actitud.
El castaño suspiró, mirándolo y acariciando su rostro, pasando detras de su oreja el mechon de cabello negro que le impedía ver a su pareja.
—Lo siento, se que no actué como debería, perdona por hacer menos tus sentimientos, no era mi intención.
—Pensé que no querías estar conmigo, eso me hizo sentir herido —murmuró mientras sus ojos se ponían rojos y las lágrimas amenazaban con salir.
—No es eso, tenía miedo Gee. Yo había pensado anteriormente en el vínculo, pero me da miedo no ser suficiente, que formemos un lazo y te des cuenta que no soy el alfa que tu necesitas.
—Frankie... Yo no quiero que seas perfecto, o que cumplas mis necesidades como las reglas sociales lo establecen, solo te quiero a ti, no necesito más que sentirme completo contigo.
—No me sentía listo porque no quería perderte, aunque es gracioso... —sonrió irónicamente. —Porque a su vez mis propias aptitudes te hacían pensar lo contrario. Lo siento.
El omega acarició el cabello del castaño con ternura, negando.
—Disculpa aceptada, no pienses más en eso. No quiero un alfa fuerte Frankie, solo un compañero, que pueda comunicarse y expresar sus sentimientos, jamás te juzgaría por eso.
—También tenía miedo de no ser un buen padre...
—No es necesario apresurarnos, entiendo porque lo dices, por eso propongo que compremos la pastilla mañana —le sonrió ladino.
El alfa negó, volteando su cuerpo, quedando encima del omega nuevamente, este jadeó al sentir como nuevamente el castaño lo acariciaba, tu tacto parecía quemar.
—No quiero detener más mi vida y mi felicidad por los miedos del pasado... —murmuró cerca de su cuello, besando y lamiendo con dulzura un punto en específico que hizo a Gerard temblar bajo el tacto.
—Frankie, de verdad no es necesario aún... —Cerró sus ojos al sentir como el avellana rozaba sus dientes por encima de la piel sensible de su cuello.
—Estoy seguro de esto Gee, por eso vine. —Depositó un último beso sobre su cuello y alzó la mirada—. ¿Me permites morderte, cariño?
El esmeralda solo pudo sonreír asintiendo.
—Solo si tú me dejas hacerlo también.
Ambos soltaron una risa cómplice, el castaño volvió al cuello del omega y después de un par de caricias, enterró sus colmillos sobre la piel pálida, provocando un ansioso gemido en su pareja.
La mordida se había sentido exquisita, lamió la parte herida, reduciendo el dolor de esta, alzó la mirada y el omega le acercó a él, repitiendo el mismo proceso de besos y caricias sobre su cuello para morderlo de la misma forma, lamiendo la herida una vez establecido el vínculo. Se abrazaron y besaron con efusión, el alfa pudo sentir como sus miedos se disiparon y ambos se sintieron completos con la calidez del otro.
—Oye Gee... tu dulce olor intenso me está volviendo loco —le susurró al oído, frotando encima suyo para que el contrario sintiera como su miembro despertaba nuevamente.
El omega mordió sus labios, soltando un pequeño gemido por la acción del alfa.
—Frankie, a este paso terminaremos embarazados de verdad...
—Y no sabes como me excita imaginarte embarazado —murmuró sonriendo mientras mordía el lóbulo de la oreja de su pareja.
El pelinegro solo sonrió dejándose hacer entre los brazos de su pareja nuevamente...
Nota de autora:
Antes que nada quisiera agradecer a Sofi por permitirme estar por tercera vez en el evento, mil gracias por crear estas bonitas temáticas y considerar a varios escritores en ellas. Agradezco también al editor por su arduo trabajo en cada capítulo, y a ustedes por dedicar un tiempo a leernos y apoyar estos trabajos. Mil gracias y besos a todos, espero verlos nuevamente en otra edición.
Saludos y Feliz Ieroween😽🎃
—🛸483❤️