Una tarde, Samantha llegó a la escuela manejando su imponente Silverado plateada. La camioneta atrajo miradas al instante, y ella, acostumbrada a llamar la atención, simplemente bajó del vehículo con una sonrisa confiada. En ese momento, Karely, una chica nueva, la miraba desde la distancia con una expresión intrigante.
Samantha no tardó en notar a Karely, quien no solo parecía segura de sí misma, sino que tenía una presencia fuerte y atractiva que destacaba entre los demás. "Vaya, esta chica tiene buen cuerpo", pensó Samantha mientras Karely se acercaba, capturando su atención.
–Hola, Samantha, ¿verdad? –dijo Karely, manteniendo su mirada firme.
Samantha sonrió, un poco sorprendida por su seguridad.
–Sí, soy yo. ¿Te conozco?
Karely rió con ligereza, como si la respuesta fuera obvia.
–Todavía no. Pero ya he escuchado hablar mucho de ti-
Días después de conocer a Karely, Samantha comenzó a notar que Abril se mostraba algo distante y pensativa, especialmente cada vez que mencionaban a la nueva chica. Una tarde, mientras caminaban juntas después de clases, Abril no pudo evitarlo más y decidió confrontar a Samantha.
–¿Te gusta alguien más? –preguntó Abril en un tono serio, tratando de sonar calmada, pero con la mirada fija en el suelo.
Samantha se detuvo, sorprendida por la pregunta, pero entendiendo a qué se refería.
–Abril, tú sabes que eres especial para mí –dijo Samantha, tomándole la mano y mirándola directo a los ojos–. Conocí a Karely y... admito que es atractiva, pero ella no es lo que realmente quiero.
Abril respiró profundo, sintiendo una mezcla de alivio y duda.
–Entonces, ¿qué somos nosotras? Porque no puedo seguir en esta incertidumbre, Samantha.
Samantha la miró con ternura, sabiendo que era momento de ser completamente honesta.
–Estoy esperando el momento adecuado para pedirte que seas mi novia, Abril –dijo, sonriendo suavemente–. Quiero que tú seas mi novia, pero quiero hacerlo bien, darte el tiempo que necesitas.
Abril se quedó en silencio, asimilando lo que Samantha le decía. Con una pequeña sonrisa en los labios, entrelazó sus dedos con los de Samantha, sintiéndose por primera vez tranquila y segura de lo que sentían.