Soul Partner

By Pandora_P

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Ánimans, seres sobrenaturales que pisaron el solitario mundo de Phileos muchos años atrás. Expertos en la mag... More

Capitulo1: Realidad
Capitulo 2: Un encuentro desafortunado
Capitulo 3: Adiós monotonía
Capitulo 4: Un amigo de cuatro patas
Capitulo 5: Desastre en la sala de estar
Capitulo 6: Destello Carmesí
Capitulo 7: Un atardecer en una mañana de invierno
Capitulo 8: Revelaciones
Capitulo 9: Conviviendo con el intruso
Capitulo 10: Conversaciones serias
Capitulo 11: Conociendo a la familia
Capítulo 13: La visita del rector
Capítulo 14: Secuestro
Capítulo 15: Delirio en Primavera

Capítulo 12: Cruzando Límites

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By Pandora_P

              Desde hacía un par de horas, Esther y Alissa se encontraban haciendo el almuerzo de esa tarde en la amplia cocina de su casa. Garret estaba sentado frente a la chimenea mientras trataba de leer unos informes que le fueron enviados esa tarde por causa de su ausencia a la reunión de la mañana. Mientras Adiel y Alissa hacían las compras, él se había contactado directamente con su ayudante y segunda mano para que le mandara los papeles de la reunión y para que avisara que había estado gravemente enfermo con un virus no mortal que pescó en Ignis. Violet aún no bajaba de su cuarto pero Esther se había asegurado de subir hace un par de horas el desayuno que le había hecho, así como también le aseguró lo enojada y decepcionada que se sentía por la actitud que había estado tomando esos días solo por haber podido hacer el pacto con Krist antes que su hermana. Inconcebible.

              Adiel por su lado, decidió no hacerse mala vida con las actitudes hostiles del padre de Alissa. A cada cierto tiempo, el joven felino descubría al mitad lobo paseandole la mirada bajo la gruesa montura de sus lentes acompañado por un gruñido casi imperceptible pero a su vez fuerte y claro. Él no estaba hecho para aguantarse ese tipo de cosas, así que, de un brinco, se levantó con su típica actitud indiferente y se dedicó a ayudar a hacer la comida de esa tarde, ya que sentía sobre sus hombros el abuso de la hospitalidad de la madre de su compañera y, por su puesto, de su compañera. Como buen caballero debía aportar algunas cosas a la casa que lo acogió estos días. Esther, por otro lado, iba de aquí para allá mientras freía un par de cosas para darle sabor al pescado que había comprado su hija esa tarde. Por su puesto, también estaba disfrutando del panorama que la rodeaba: veía como Adiel le dedicaba miradas furtivas a Alissa mientras lavaba algún traste previamente usado, las cuales estaban llenas de algo de ternura y pizcas de discreta picardía que, por lo visto, caracterizaba al muchacho cuando estaba bajo la misma atmósfera que ella; y Alissa le respondía siempre tosca y tímida, con sus manos temblorosas y mejillas sonrosadas por la interacción tan atrevida del muchacho bajo el techo de sus padres, justo como su marido habría hecho mucho tiempo atrás. 

               Pronto, un sonido de la planta de arriba se escuchó. Violet bajaba con el plato y las cosas del desayuno con la cabeza baja mientras a su vez, escuchaba música con un volúmen excesivamente alto con sus audífonos para pretender que su familia no estaba en el mismo planeta que ella, ni mucho menos bajo el mismo techo. En un silencio casi perfecto de su andar, la menor del hogar se dirigió a la cocina dispuesta a fregar, cuando la presencia de Adiel atrajo por completo todos sus sentidos recién desarrollados. Le miró mientras frenaba cada movimiento de su indiferente andar, lo analizó con perspicacia y terminó por dejar los platos sin fregar sobre la mesa y acto seguido, sentarse allí mismo, justo dos puestos mas allá de Adiel.

              - ¿Y esta inesperada visita madre? - preguntó sin dejar de mirarle ni por un instante - de haber sabido que había alguien mas, no habría bajado en estas pintas y me habría arreglado un poco - habló con picardía - ¿Quién es él?

              El enojo de su padre clamó atención desde el otro lado de la amplia habitación, rezongó por lo alto y le dedicó una mirada iracunda a su hija menor por su comportamiento. Sin miramientos agregó:

              - No deberías andar con esa actitud a los pocos días de haber realizado un pacto Violet - le reprimió - Ni tu madre ni yo te hemos inculcado esos modales, así que hazte respetar por el amor de Dios. - se dedicó nuevamente a leer los informes - Al menos frente a mi y a tu madre.

               Violet estaba muerta de enojo y vergüenza mezclada. Jamás en todos los pocos años que tenía de vida, su padre se había dirigido a su persona de tal forma tan agresiva frente a otras miradas ajenas. No dijo nada en su defensa, tampoco era que tuviese alguna forma de hacerlo en todo caso. Se levantó de tal forma de que no hiciera algún ruido que pudiese molestar a su padre y retomó el camino que se había planteado desde el principio. Alissa, quien permanecía en silencio mientras cortaba con sumo cuidado los vegetales y frutas que acompañarían el filete de pescado, había estado escuchando con inmersa atención cada una de las palabras que se intercambiaron su padre y su hermana. La rabia había hervido cada gota de sangre de sus venas cuando escuchó la forma tan descarada en la que ésta se dirigió por primera vez al felino; Violett estaba marcando un nuevo récord con su actitud tan indecente. la repentina conducta de su hermana la había tomado de forma tan desprevenida, que reveló con ésta una punzada dolorosa en su espina dorsal; había levantado la mirada disimuladamente para que nadie descubriera las súbitas ansias que tenía por saber cual sería la reacción que tendría el invitado ante las indecorosas insinuaciones de su hermana. Pensó que, dada su actitud gatuna, tan fanfarrona e impertinente, le devolvería la mirada con la misma picardía con la que la observaba a ella cuando nadie estaba pendiente delos dos; ¿qué diablos eran estos celos tan absurdos? se preguntaba molesta. Siguió cortando los vegetales mientras paseaba la mirada de vez en cuando entre la tabla y el cuchillo y el rostro del felino, el cual permanecía completamente inmutado mientras revolvía con insistencia la salsa que la madre de Alissa le había encomendado minutos antes, como si nunca hubiera escuchado algo. Lo que la chica notó en su semblante fué un fruncimiento mínimo en su frente en signo de molestia y que sus ojos, quienes habían permanecido del color negro de la noche infinita, se habían tornado de un color púrpura muy oscuro, dandole un aura bastante lúgubre: Alissa sonrió para sus adentros.

              Ya cuando todo estuvo listo, Esther le ordenó a Violet que se encargara de colocar los manteles y cubiertos en la mesa para poder servir finalmente la comida. Alissa se dedicó a colocar la comida en los platos mientras que Adiel iba recibiendo lo que ya estaba listo para posteriormente colocarlos en la mesa. Garret, por otro lado, se levanto de su silla y se sentó en la mesa para esperar mientras aún se encontraba leyendo los informes con detenimiento, se le veía un semblante cada vez mas serio y pensativo mientras avanzaba. Esther supuso lo peor. Al ver la actitud que guardaba el padre de su compañera, el felino pensó que lo mejor sería tratar de molestarlo lo menos posible, así que le pidió en silencio que moviera un poco los papeles mientras sostenía el plato humeante de comida, él apartó su mirada de los informes y con el mismo semblante de lobo amargado que guardaba desde que se percató de la presencia del muchacho en su hogar, lo miró y solo movió unos pocos centímetros la enorme pila de papeles que estaba usando sin quitarle la vista de encima; Adiel solo lo ignoró y se fue como si no hubiese pasado nada. Ya cuando todo estuvo listo y dispuesto para comer, cada integrante de la familia se colocó en el respectivo asiento en la mesa: Garret se situó en el asiento principal, a su izquierda Esther y a la derecha de ella estaba Violet, Alissa se sentó a la derecha del puesto de su padre y por último, Adiel sentado al lado de de ésta última.

               - Entonces - habló Esther mientras comía con su clásica elegancia el arroz con salsa que habían preparado entre ella y Adiel - ¿Qué tal está Krist hoy Violett? - preguntó - Anoche la nevada estuvo muy fuerte, ¿llegó bien?

               Ante la interrogante, tanto Violet como Adiel se tensaron, mas no compartían las mismas razones. El mero pronunciamiento del nombre del joven lobo le causaba nauseas infinitas a Adiel, mientras que Violet lo hacía por temor a que su madre y su padre pensaran cosas injusta de él.

              - Ésta mañana se comunicó conmigo vía mensajes de texto - respondió sin dejar de comer - me comentó que tardo un par de horas de más para llegar, pero que al fin y al cabo llegó bien.

              - Me alegra - respondió Garret antes de que su àmican lo hiciera - es un buen muchacho, me alegro de que hallas tomado una buena decisión - la miró mientras picaba su filete - no lo estropees - advirtió.

              Hablaron un rato de cómo fue el viaje de su padre y su madre en Ignis, hablaron del calor infernal de la gran ciudad, las inmensas playas que tuvieron la dicha de conocer, también mencionaron el gran comercio de mercancía de piedras preciosas y por último, las largas y frescas noches en las que se hacía fogatas a la luz de la luna para danzar y contar historias de guerras y amores en tiempos mozos de cada habitante del pueblo. Aunque era un lugar perfecto para unas cortas vacaciones, les fué imposible disfrutar de todas aquellas maravillas que estaban a su alcance, pues estuvieron todo el día acudiendo a reuniones con el gobernador de Ignis y siendo cuidados por la guardia especial del gobernador. A Esther le habría encantado quedarse mas tiempo de no ser por la gran nevada que ocurrió en Beatnis y, por su puesto, por el calor infernal que emanaba de cada esquina de la ciudad.

              - Pero no comprendo - habló Alissa - ¿como supieron entonces de todas esas cosas si las escoltas no los dejaban hacer nada?

              - Desde la ventana - comentó su padre - se podían ver un par de cosas y Esther se logró escapar de la última reunión, aunque siempre fué acompañada por la escolta del gobernador - sonrió mientras comía - compró un par de cosas para ustedes también, ya se las dará después.

              A Violett se le iluminaron los ojos por lo que había dicho su padre, mas no dijo nada por las evidentes circunstancias. 

                Adiel había estado escuchando atentamente a cada vocablo que era pronunciado por cualquier integrante de la familia mientras disfrutaba de una deliciosa comida casera, mas nunca dejó de tontear con Alissa mientras comía: paseaba su cola de rato en rato por la pierna de la muchacha y la observaba con disimulo cómo se ponía colorada. Mas cuando su padre alzó la voz para hablar, él paro todo tipo de juegos y le dedicó toda su atención como si su vida dependiera de eso; en ningún momento apartó sus profundos ojos de los del padre de Alissa. El viejo lobo simulaba que no le daba importancia a la mirada del muchacho, pero entendía muy bien el juego que se guarda bajo su manga, así que lo miraba con firmeza sin titubear un segundo. Él estaba acostumbrado a lidiar con gobernadores y otros embajadores con un descaro indecoroso muchísimo mas grande que el del joven que se encontraba en su mesa; ésto no significaba un reto ni mucho menos, pero admitía (para sus adentros por su puesto) que en los ojos del felino, había mas determinación que en muchos de los personajes anteriormente mencionados. 

                - Entonces - la grave voz de su padre irrumpió en la sala - Adiel, ¿cuales la razón de tu repentina visita a Beatnis? Estoy seguro que tu padre tendrá buenos motivos para traerte a estudiar al prestigiado Instituto Capitholius.

                - Verá señor Strauss - le respondió con burla disfrazada - Tuve la oportunidad de estudiar en el Instituto Especializado de  Vitrum Lignum, becado por mis habilidades especiales y destrezas mágicas - argumentó con profesionalismo - pero mi padre no estaba de acuerdo con ello porque simplemente quería tenerme en donde sabía que su poder estaba a su alcance.

                - Pero su padre tendrá grandísimas razones para no ponerlo allí joven Adiel - respondió éste con su risa falsa - usted y yo sabemos que todos los institutos y cedes de la ciudad del Glaciem está en la palma de la mano de su padre por lo que, me parece un poco ilógico que uses ese argumento como excusa, ¿no crees?

                Alissa miró con enojo a su padre por su repentino ataque hacia el muchacho, quien se había mantenido en completo mutismo en toda la velada y solo se había limitado a responder con risas silenciosas y asentimientos con su cabeza. Ella debía admitir que aquella actitud no se la había esperado por parte del muchacho, pues siempre se había comportado como un crío inmaduro; estaba conllevando su situación con gracia y facilidad, y por ello decidió ponerse de su parte. Ella trató de intervenir y de explicarle a su padre que sea cuales fueran las razones del gobernador para tenerlo en el instituto de su ciudad, no podía ponerse simplemente del lado de alguien con quien ni si quiera tenía un contacto cercano, y con ello se refería al Gobernador de Glaciem, ningún embajador y solo unos pocos gobernadores ha tenido la suerte de hablar directamente con él por lo que usualmente los asuntos de alto rango y cosas de ese estilo son habladas con el embajador de la ciudad. Desde hacía muchos años él se caracterizaba por mantener un perfil sumamente bajo y discreto.

                Cuando ella estuvo a nada de hablar, Adiel levanto su mano junto a un movimiento negativo de cabezas acompañado de una suave sonrisa que le indicó sutilmente que no se metiera en tan recia conversación.

                - Es curioso señor Strauss - habló mientras levantaba una ceja - veo que habla de con tal convicción que pareciera que usted conoce mas a mí ciudad y a mi padre que yo mismo. - lo retó con la mirada - Eso me lleva a pensar que usted no ha viajado mucho por allá estos días, ¿sabe los problemas que eso le conllevaría si otros gobernadores se enterasen de aquello? - enfatizó con sus manos mientras veía sin rastro de temor alguno cómo las orejas del lobo estaban completamente en su dirección, escuchando cada una de las palabras que parecían blasfemias e insultos en vez de un discurso - como usted lo sabe, mi padre sí tiene el poder sobre todo instituto y cualquier cosa de la ciudad, pero éste instituto, que además es privado, es una subcursal especializada de la Academia Lignum de la ciudad de Cerasus, por lo que no tiene en sus manos todo el poder que desearía tener gracias al contrato impartido por la gobernadora Vulpis Segunda que creó minuciosamente para que no fuera expropiada y mucho menos intervenida. - levantó una ceja - Ah, cuanta astucia por su parte, ¿no cree? - terminó su argumento mientras tomaba un corto sorbo de jugo - El gobernador Lithium, osea mi padre, no puede inmiscuir sus narices más de lo necesario en la academia porque cada profesor y personal del lugar tiene terminantemente prohibido mantener contacto directo con cualquier ley, guardia o inclusive, aspirantes a educadores del ente gubernamental de Glaciem sin consultar antes con las autoridades de Cerasus. - exhaló satisfecho - Espero que halla comprendido finalmente señor Strauss, que la razón por la que no me mandaron a tan prestigiosa academia privada fue porque mi padre no iba a tener control de mi dentro de ella.

                - ¡Oh vaya! - rió Esther por el rostro de su esposo mientras tratada de aligerar el ambiente con pocas ganas - Creo que lo que me dijiste era cierto joven Adiel, ¡Que padre tan controlador!, ¿No crees Alissa? 

                Alissa asintió por inercia, pues estaba tan perpleja que había dejado de tomar los últimos sorbos de jugo de fresas. Jamás se imaginó que la razón fuese esa, pues para sus adentros siempre creyó que había sido transferido porque le habían expulsado de algún lugar por mala conducta.

              - Que mal que tu padre halla gastado tanto dinero en un joven tan indecente como tú - hablo su padre con enojo - yo me habría rendido hace rato.

              - Me supongo que usted ha hecho un increíble trabajo con sus hijas - dijo con voz cargada de ironía mientras dirigía una mirada rápida hacia la menor de las dos en referencia a recientes acontecimientos - y no me mal interprete por favor, solo me defiendo, ¿usted tampoco lo haría? Es decir, - pausó un segundo mientras pensaba cual sería las palabras adecuadas para hablar sin necesidad de insultarlo como había estado queriendo hacer desde que descubrió la forma en que trataba a Alissa - usted se mete con el gobernador y las decisiones que toma; lo juzga tanto a él como a mi sin conocer nada de lo que dice, pero ¿y usted? ¿Qué ha hecho usted por sus hijas ademas de darles órdenes y malcriar a una en específico? - lo miro ya con enojo, sin disimular la ira que le producía la injusticia con la que trataba a Alissa - ¿Le ha preguntado si quiera a Alissa si sus deseos son ser la siguiente embajadora de Beatnis?

              Alissa abrió los ojos de tal forma que pareciera que se le fuesen a salir de sus órbitas, ¿cómo se había enterado de esas cosas? ¡Solamente a él se le ocurría decir semejantes oraciones en la cara de su padre!, Alissa buscó la mirada de su madre entre ese silencio que se había posado en la mesa del comedor, quizás en busca de una señal que le indicara que se llevara al muchacho de su casa para evitar algo peor. No fué así. Ella mantenía su mano sobre la de su esposo, tratando de evitar de que la situación se saliera de control; su mirada era brillante y atisbaba un deje de emoción reprimida, ¿en que diablos estaba pensando su madre en un momento tan crucial como ese?

              - Te estas pasando de listo muchacho insolente - le respondió al levantarse de la mesa, Esther cambió su semblante fresco e impune de hace minutos y se levantó en un sobresalto para tratar de calmar a su esposo.

              - Por la boca muere el pez.

              Adiel se levantó y realizó una sutil reverencia mientras se disculpaba y agradecía por la hospitalidad y la comida que le habían dado ese día y luego procedió a lavar su plato. Esther le dijo a su marido que subiera al cuarto, que muy pronto subiría a su encuentro para poder hablar con él y, después de un largo rato de razonar con éste, consiguió que subiera. Violet se encargó de recoger todos los platos que quedaban y de recoger la comida que había sobrado mientras que Alissa recogía los manteles y limpiaba la mesa, pero antes de que si quiera pudiese terminar Adiel le tomó de la mano y la empujó para que la acompañara a la entrada de la casa para que finalmente se fuera.

              - Adiel - los detuvo una muy seria Esther antes de llegar a la puerta - espero que comprendas que tu comportamiento no fue el mejor de todos y me gustaría que esto no se repitiera de nuevo bajo mi techo - sonrió - pero me gustaría volverte a ver por aquí de nuevo. Espero que sepas que si algún día tienes una emergencia, puedes contar con mi entera ayuda. Las puertas de mi casa también están abiertas.

              - Mil disculpas Esther, pero espero que recuerdes que dije que sería tan impertinente como lo fuí con usted. - rió - Muchas gracias por su oferta, la tendré muy en mente mientras viva aquí.

              - Vaya, nunca te detienes ¿eh? - lo abrazó con ternura - cuídate mucho y por favor déjame avisado con Alissa que llegaste bien a tu casa.

              - Así será.

                 Nuevamente tomó de la mano a la muchacha y la condujo a la puerta de la entrada de afuera, aquella que daba a la calle. Alissa se mantenía en silencio y en ningún momento reprochó ni si quiera con el atisbo de un gesto, que le molestaba la proximidad que guardaba con su madre; ya después de todo lo que había pasado antes frente a su mirada, nada podía valer mas. Mientas avanzaban la sensación de calidez que rodeaba la palma de su mano se hizo presente y no pudo evitar sonrojarse un poco por ésto, tendría que acostumbrarse a su cercanía si sus intenciones eran como había dicho a su madre pocas horas antes, ya ahora no cabía duda de que la verdad era esa: no se iba a rendir con respecto a ella, pues plantarle cara a Garret Strauss de esa forma no era cosa que hacía todo el mundo, mucho menos en su propia casa. Esa fué la última gota que hizo que creyera firmemente el la palabra del muchacho.

                 - ¿Y? - habló él, rompiendo finalmente el silencio - ¿Un beso y un adiós? - ella lo miró y le dedicó un gesto severo con respecto al comentario que, muy a pesar de fastidiarla, no  rechazó - hey, no te vayas a cohibir conmigo, dime algo por favor. - suplicó con la mirada.

                 - No se exactamente qué decirte Adiel - confesó ella honestamente - no se que esperas de mi ahora...

                 Ante su comentario bajó su mirada como si la nieve del suelo fuese mas importante que aquella conversación, quizás por la vergüenza que implicaba decirle esa oración tan corta y pobre de argumentos después de ver como él defendía sus derechos y a ella también como si su vida dependiera de ello. Pero no quería mentirle con la respuesta que, estaba segura, él quería escuchar. Él se quedó en silencio.

                 - Necesito que me des mas tiempo, por favor - le dijo sin soltar su mano de la de él - siento lo mismo que tú - acarició con la yema de sus dedos la tersa piel de él humedecida por los nuevos copos de nieve que caían sobre ellos; el tiempo, de cierta forma, estaba detenido en ese momento - pero no te quiero dar una respuesta tan apresurada y sin conocerte bien antes.

                 - Alissa - la llamó y al ver que ella no levantaba la mirada bajo ningún concepto, tomó su rostro con su mano libre e hizo que levantara la mirada para encontrarse con la suya misma reflejada en aquellos ojos almendrados que lo intimidaban por todo lo que habría oculto tras de ellos, quería descubrirlo todo de ella, quería ser su escudo y su espada, quería ser su apoyo - Todo el tiempo que necesites, estoy dispuesto a esperar lo que sea necesario pues en este momento ya no voy a dar marcha atrás.

                 Ella lo miró con los ojos cristalizados mientras trataba de descifrar los danzantes colores rojos de sus ojos mientras lo insultaba para sus adentros , odiaba que la vieran llorar, hería su orgullo, pero no podía tragarse aquel repentino nudo que se había formado en su garganta después de escucharlo decir semejante estupidez. Creería en aquella dulce estupidez. Luego de un momento él besó fugazmente su frente y le dijo que le avisaría sin falta al llegar a su casa. La chica notó cómo él trataba de no soltarse de su agarre y, ante tal demostración, ella suspiró aliviada frente la idea de que ella no era la única que estaba pasando por la misma situación: él no quería dejarla, no solo porque en su corazón no existía cabida ante la idea, sino por la posible guerra campal que se formaría cuando ella se adentrara a su casa. Adiel se reprimió por su asqueroso egoísmo. Cuando por fin se separaron Alissa sintió aquel alejamiento tan brusco como una punzada en su pecho y con esa sensación de nostalgia lo vió desaparecer entre los montículos de nieve a paso firme y rápido; sin mirar atrás. La morena sostuvo la mano que él había estado acariciando si pena alguna, como si de su ànimam se tratase, y la apretó con fuerza sobre su pecho mientras grababa en su mente con mucho ahínco la sensación que le producía aquella cercanía a todo su cuerpo. Con ese viento de nostalgia incrustado en su corazón, se metió en su casa y se encerró en su cuarto sin miramientos para tratar de calmar su pobre corazón rebosante de las emociones del día de hoy, y no se durmió sino solo hasta que recibió un mensaje de Adiel en su teléfono. Rió silenciosamente. Ese impertinente guardó su número sin que ella se diese cuenta.


                 Esther yacía sentada con sus piernas extendidas en una chaise loungue que estaba junto a su cama mientras observaba como Garret iba de aquí para allá mientras se alborotaba el cabello. Ella y su marido habían estado discutiendo desde que ella subió a su cuarto: él reprochandole por no haberlo apoyado cuando más lo necesito, ella por haber atacado al muchacho de esa forma tan innecesaria. Él no admitió su error, ella no retiró su opinión.

                 - ¿Por qué no admites que congenias con él y ya? - preguntó el mitad lobo con odio reprimido - ¡Me faltó en respeto Esther! ¡Y además en mi casa! ¿Crees que si alguien te hubiese hecho lo mismo yo me habría quedado callado? ¡Por supuesto que no!

                 - ¡Yo se que si lo harías Garret!, ¿pero porque no puedes admitir que tu le faltaste el respeto primero? ¿había necesidad de eso?, Estábamos teniendo una cena agradable, él no te dijo nada para que empezaras con esa discusión tan espantosa. - le dijo finalmente mientras perdía los pocos estribos que le quedaban - Garret, tú y yo sabemos muy bien lo que se avecina, sabemos muy bien las medidas que tendríamos que tomar. ¿Es que no querías que Alissa por fin consiguiera a su ànimam después de tanto tiempo?

                 - ¡Claro que se todo eso! ¡Y gracias a eso he tratado de cambiar mi actitud con respecto a nuestras hijas! ¡Y por su puesto que quiero que Alissa tenga a su ànimam, pero no que sea Adiel Glasst! - gritó furioso cuando pronunció el nombre del felino - Preferiría mil veces que se quedara sin ànimam.

                 - ¡Garret por Dios!, ¡No seas tan infantil! - gritó en respuesta - Por favor... No digas esas cosas tan feas, ¿si sabes que eso la mataría de tristeza verdad? - sus ojos se cristalizaron y sus ganas de llorar se hicieron mas fuertes - no vayas a cometer una estupidez Garret, por favor, ni se te ocurra pensar en Leam Lauther, él no me da buena espina y está más que claro que sus intenciones no son buenas...

                 Garret observó a su amican con dolor, su intención jamás había sido lastimarla de esa forma. Se sentó en la chaise lounge junto a ella y la abrazó para calmarla.

                 - Lo siento Esther - le dijo al hundir su rostro en su cuello - ese joven no es bueno, no he escuchado cosas buenas de él y su apariencia junto a su reputación no harán bien a Alissa - confesó de corazón - estoy seguro de que Leam puede ser un buen candidato, pero no la voy a obligar.

                 - No lo hagas Garret, de verdad te lo pido de corazón. No podría perdonarmelo nunca si algo malo le pasa a Alissa.

                 - Nada malo le pasará, lo juro.

                 Con aquellas palabras ambos se calmaron y se acostaron en la enorme cama para finalmente disponerse a dormir. Esther durmió preocupada entre los reconfortantes brazos del lobo, mas que todo por los pesares que acechaban a su marido constantemente y Garret durmió con la mente hecha un enredo. Dejaría que las cosas siguieran su curso mientras pudiera y el tiempo se lo permitiera y, de ser necesario, movería un par de hilos para que todo resulte de la mejor forma. Se odiaba por ser tan egoísta. Se odiaba por no poder evitar todo lo que estaba a punto de suceder.




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