Alex(P.O.V)
Tras la primera semana de duras clases y entrenamientos de golf, llegó el fin de semana, y con él las excursiones.
Empezamos el fin de semana con la discoteca del viernes por la noche, estaba ansioso por ver a Bea, me empezó a gustar mucho a lo largo de la semana y nos hicimos muy amigos, solo había un problema, que no sabía si yo le gustaba a ella. En la discoteca bailamos, disfrutamos y aprovechamos para pasarlo bien, dejar a un lado las preocupaciones y pasar un tiempo con tus amigos.
Terminamos la discoteca extremadamente felices, yo me lo había pasado bien y el resto parecía que también. El sábado nos íbamos a ir a Dublin, visitaríamos el museo de la guerra de la independencia irlandesa y luego iríamos de compras por la calle principal de Dublin. Estaba deseando pasar el fin de semana con mi nueva mejor amiga, Bea, me parecía una chica fantástica y me di cuenta que me gustaba, sólo había un pequeño problema, yo no sabía si le gustaba a ella. El sábado cuando acabamos las compras e íbamos hacia el bus, me preguntó algo extraño.
-Oye Alex, ¿quién te gusta?
Me puse nuy nervioso, en mi crebro se oía solo:" Pues tu tonta"
-Nadie, no me gusta nadie.- le contesto.
-Mientes, mi mejor amigo me está mintiendo, entre mejores amigos no puede haber secretos.- me dice sonriente, me encanta su sonrisa.
-Vale, me has pillado, me gusta alguien del campamento, pero no es nada importante.- le contesto.
No indaga más, no se si me ha pillado pero cambiamos el tema de conversación radicalmente. Subimos al autobús y nos sentamos cerca el uno del otro, juntos jugamos a las cartas, disfruto verla reir y hacerla rabiar.
El sábado por la noche me llegó un whatsapp de María, era muy extraño.
-Alex, ¿a ti te gusta mi prima?
Nervioso le contesté que sí, pero que no se lo dijera a nadie. Unos momentos después recibí los mensajes de María.
-Pídela salir, la vas a hacer super feliz, que a ella le molas también, no seas tonto y pídela salir ya.
No sabía como María sabía que Bea estaba por mi.
-¿Cómo sabes que está por mi?- le pregunto.
-Porque me lo ha dicho.- me contesta.
Esa noche duermo plácidamente, planeando el momento en el que pedirle salir a la chica de gafas rosas.
El domingo todo parecía normal, fuimos de compras al Pennys y disfruté los momentos con Bea, no me creía que ella estuviera por mi, fuimos a una granja de caballos y nos lo pasamos bien, además había unos jardines japoneses en los que Miguel y yo aprovechamos para asustar a María, incluso la grabamos. Todo iba redondo, excepto que estaba demasiado nervioso como para pedirle salir a Bea.
-Hazlo ya y te lo quitas de encima.- me dice María.
-Tengo miedo de que diga que no.- le respondo.
-¿Cómo va a decirte que no si está esperando a que le pidas salir?- me dice María.
Supongo que estaréis pensando que le pedí salir, no llegué a hacerlo ese fin de semana, me concentré en pasarlo con mis amigos, pero disfruté como un niño pequeño. De vuelta, el domingo, Bea me dió un beso en la mejilla, ella había roto el hielo, no se si me mando una señal pero como sabéis los tíos no sabemos interpretar bien las señales.
Nos despedimos esa noche, tenía que pedirla salir o se me iba a pasar el tiempo, me fui a la cama e intenté dormir, pero los nervios se apoderaban de mí.