De retazos de vida y vidas co...

By Bjo-KS

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¿De qué va? -qué gran pregunta-. No sé. Supongo que solo quería continuar la vida de Sakura y Kakashi tras la... More

Prólogo. De repeticiones y preocupaciones.
Capítulo 1. De noches de verano y cosas de perros.
Capítulo 2. De encuentros y desencuentros.
Capítulo 3. De devoluciones y sentimientos sin nombre.
Capítulo 4. De hospitales y responsabilidades.
Capítulo 5. De entrenamientos y acercamientos.
Capítulo 6. De huidas y afrontamientos.
Capítulo 8. De continuidad* y comienzos.
Capítulo 9. De celebraciones y baños nocturnos.
Capítulo 10. De modos y momentos.
Capítulo 11. De despertares y miradas brillantes.
Capítulo 12. De alumno y profesor.
Capítulo 13. De miradas rubí y miradas jade.
Capítulo 14. De The Last y lo que no se vio en la película.
Capítulo 15. De miedos y sentimientos.
Capítulo 16. De onigiris y ensaladas.
Capítulo 17. De confesiones y confusiones.
Epílogo. De despertares y malestares.
Capítulo extra. De multitudes y bunshins.

Capítulo 7. De nuevas etapas y atrevimientos.

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By Bjo-KS

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Había pasado algo más de un mes desde la renuncia de Tsunade. A primera hora de la mañana ya estaba todo preparado para el nombramiento del nuevo Hokage. Habían venido los Kages de otras naciones y gente de todo el País del Fuego. Todos se amontonaban en la plaza de Konoha esperando el comienzo de la ceremonia.

Una ceremonia que Kakashi había intentado retrasar todo lo posible, a pesar de estar cumpliendo ya con parte de sus nuevas obligaciones con la ayuda de Tsunade y Sakura. Pensaba que si lo postergaba lo suficiente quizás se daban cuenta del error que cometían nombrándole Rokudaime Hokage y darían el salto a Naruto.

Era un pensamiento absurdo, lo sabía. Pero estaba corto de ideas.

-Esto me sigue pareciendo una locura. ¿De verdad no quieres que deje caer tu nombre como mejor opción?

-Tranquilo. Yo estaré ahí –responde ignorando la pregunta-. No podré estar a su lado durante la ceremonia. Pero estaré allí. Orgullosa de mi sensei –y diciendo esto muestra una enorme sonrisa y le ajusta el chaleco de los nuevos uniformes.

Las manos de ella sobre el pecho de él.

-Perfecto. ¿Ve?

Kakashi estaba nervioso. Ser Hokage no era su sueño, pero desde hacía algo más de un mes no sonaba tan mal. Tener a Sakura tan sonriente. Tan cerca. Con la promesa de ser su apoyo durante esta nueva etapa.

Ignorarla no había funcionado, los días habían resultado una mierda, y las noches perfectas para torturarse. Tenerla cerca era mejor opción. Durante gran parte de la noche no conseguía dormir tampoco, seguía torturándose. Pero al menos el día resultaba ser bastante agradable.

Cerró los ojos mientras ella se ponía de puntillas para colocarle el hitai-ate sobre su frente.

Sakura se inclinó hacía adelante pasando sus manos alrededor del cuello de Kakashi, apoyó su barbilla en el hombro izquierdo de él y colocó algunos mechones que se habían quedado atrapados bajo la goma del hitai-ate.

Él notó los pechos de Sakura presionando contra su pecho a través del chaleco. El roce de sus brazos en su cuello. Su aliento en su oreja. Y de algún lugar de sus recuerdos llegó a su mente su tacto. La suavidad de su piel.

-Mmm. No sé si este nuevo modelo es mejor o peor –comenta Sakura-. Atarlo era más sencillo.

-¿Más sencillo? –pregunta abriendo los ojos.

-Bueno, al menos no dejaba el pelo tan aplastado.

-Creo que no es una cuestión de estilismo –responde riendo bajo la máscara.

Ella pensó que últimamente reía mucho. Recuperó su postura inicial. Se separó un paso de él y le miró de arriba abajo.

-Mmm.

-¿Cómo me veo? –pregunta entrelazando sus dedos sobre la cabeza y aplastando su cabello.

-Me gusta. Es muy bonito el nuevo diseño.

Ella se acerca de nuevo para apartar un mechón que tapa el símbolo de Konoha del hitai-ate.

Sin pensarlo Kakashi la atrapa por la cintura evitando que se separe de él. Y sin pensarlo se baja la máscara y presiona sus labios contra los de ella. Suave, sin apenas ejercer presión. Lo justo para sentir su calidez. Ella tiembla bajo sus manos. El beso dura sólo un momento. Y Kakashi se separa. Apenas unos milímetros. Lo justo para mirarla a los ojos. Pero Sakura tiene los ojos cerrados.

El tiempo para Kakashi se detiene. ¿Qué había hecho? ¿Qué tenía Sakura que le hacía sentir así? Nunca se quitaba la máscara. Nadie había conseguido quitarle la máscara después de la muerte de su padre. Nadie. Ni cuando se metía en la cama de una mujer se había bajado la máscara. A ellas nunca les hizo gracia, pero no se trataba de contentarlas. Al menos no en ese aspecto. Muchas veces ni siquiera se había sacado los pantalones.

Y hacía unos segundos se había bajado la máscara para besar a Sakura sin pensarlo. Había sentido la necesidad de sentir sus labios. La calidez de sus labios. Algo por lo que nunca había sentido necesidad. Con nadie.

El timbre del apartamento de Kakashi suena obligándole a colocar la máscara de nuevo en su lugar y dejando más distancia entre ellos. Sakura entonces abre los ojos y se pasa la lengua sobre los labios.

-Lo siento Sakura. –Se aparta rápidamente de ella y baja la mirada. Frotando su mano por la nuca–. No sé... en qué estaba pensando. Yo...

-¡Kakashi sensei! Sé que está ahí dentro, 'ttebayo. He vuelto para su nombramiento. Abra. No me lo perdería por nada del mundo –grita Naruto al otro lado de la puerta.

Sakura mira por encima del hombro de Kakashi, hacía la puerta. Él sigue mirando al suelo.

¿Qué acababa de hacer? Ya está. El momento que esperaba había sucedido. Había perdido la cabeza. Había besado a Sakura. Su ex-alumna. Sakura. A quien sacaba catorce años. Sakura. El día que le nombraban Hokage. Seguro que eso era abuso de autoridad con todas las de la ley.

Ella baja la cabeza y le mira intentando ver el rostro de Kakashi, que sigue fijo en el suelo.

Kakashi sin levantar la cabeza sube sus mirada para verla. Está sonriendo. Sus ojos brillan.

-¡Vamos viejo pervertido. Deje de leer Icha Icha y abra la puerta! –insiste Naruto golpeando la puerta.

-Tan ruidoso como siempre, ¿verdad sensei? –Sakura habla tranquila.

Le rodea y va hacía la puerta para abrir a Naruto.

-Sakura-chan. No sabía que estabas aquí. Cuanto tiempo –dice Naruto sonriendo de oreja a oreja.

Ambos se funden en un abrazo que dura poco para un Kakashi que necesitaba una vida para reaccionar.

-¿Qué le pasa al espantapájaros? –pregunta Naruto señalando a un Kakashi de espaldas a ellos, todavía inmóvil en mitad de la sala.

Sakura se gira a verle, y una pequeña carcajada se escapa de sus labios.

-Está nervioso. No tiene claro si esto es lo correcto.

-¿Qué? –Naruto camina hasta enfrentar a Kakashi–. No piense tonterías sensei. Claro que es lo correcto. Ocuparía su puesto si pudiera 'tebbayo. Pero me toca esperar. Será un gran Rokudaime, sensei.

-Eso le digo yo. Que no se preocupe tanto. Da igual lo que piensen los demás.

Entonces reacciona y mira a Sakura. ¿Estaba ella hablando de lo mismo que Naruto?

-¿Los demás? Pero que dices Sakura-chan, los demás quieren que Kakashi sea Hokage. Todos están encantados con la idea.

-Naruto. ¿Cuándo has llegado? –por fin rompe su silencio.

-Hace un par de horas. No me lo perdería por nada del mundo.

-Gracias, Naruto.

Naruto abraza a Kakashi, que responde con unas palmadas en su espalda.

-¿Éste es el nuevo uniforme? Es chulo sensei –dice Naruto-. ¿Quién lo diseñó?

-No lo sé –responde encogiéndose de hombros- ¿un modista? –responde sencillamente, provocando una carcajada en Naruto y Sakura.

-Deberíamos movernos, o llegará tarde. Y no querrá llegar tarde a su nombramiento como Hokage, ¿verdad? –interrumpe Sakura.

-Siempre puede decir que se perdió en el camino de la vida, ¿verdad que sí Kakashi sensei? –dice Naruto riendo.

Ambos chicos ríen a carcajadas mientras Kakashi sólo atina a mirar a Sakura de reojo. Naruto sale primero, seguido de Sakura que se gira para mirar a Kakashi parado en mitad de la sala. Cuando éste va a dar el primer paso ella le guiño un ojo y se queda pegado de nuevo al sitio.

"Da igual lo que piensen los demás".

...

La ceremonia comienza. Kakashi no es muy consciente de todo lo que sucede a su alrededor. Tsunade y los Kages de otras aldeas a un lado, los mandamases del país del fuego al otro, junto a los Daimyos de los diferentes países. La gente de Konoha delante de ellos, abajo. Muy abajo. Él sólo busca con la mirada a la pelirrosa que ocupa sus pensamiento e impide que se concentre en lo que está pasando.

Nota como le ponen el haori con la inscripción de Rokudiame Hokage y el sombrero con el kanji de Hokage. Y repite unas palabras que en algún lugar de su cabeza entiende que tiene que repetir. Entonces todos rompen en aplausos y ve al pequeño grupo entre los que espera encontrarla. En un tejado, sobre la multitud. Naruto, Sai, los chicos de Kurenai, Asuma y Gai, incluso Kankuro y Temari. Todos están allí. Todos menos ella. ¿Dónde se había metido?

Entonces la ve. Está unos metros más a la izquierda que ellos. Junto a Buru. Apartada. Y le estaba mirando. Sus piernas cuelgan del tejado y sobre el regazo tiene una caja pequeña envuelta en papel de regalo. Sonríe cuando nota que él la mira. Y le saluda tímidamente desde la distancia.

Quería saludarla de vuelta. Pero no creyó que fuera muy apropiado con todos esos ojos pendientes de él.

-Kakashi, al menos podrías prestar atención mientras te nombran Hokage.

Es a penas un susurro, pero un escalofrío le recorre de arriba abajo al escuchar a la Godaime con voz amenazante. A su pesar aparta la vista de Sakura y mira a la, hasta hace unos momentos, Hokage.

-Hatake Kakashi, Rokudaime Hokage de Konogagakure no Sato. –Se gira para mirar quien ha dicho eso, pero ni siquiera le conoce.

El pueblo aplaude, silba y vitorea. Pero a él todo eso le da igual. De nuevo regresa su mirada a Sakura. Ella se pone en pie de un brinco. Y se aleja saltando de tejado en tejado.

...

Horas después sigue siendo felicitado y abrazado por más gente de la que puede soportar. Y entre toda esa gente nota una ausencia. La de ella.

Tras la celebración oficial y la conversación obligada con muchos representantes de demasiados lugares, la gente empieza a irse, quedando los más cercanos, que se empeñan en ir a tomar algo para celebrarlo, pero él se excusa con que está cansado y necesita dormir. Así que tras un largo debate sobre cómo ir sin el Hokage a celebrar el nombramiento del nuevo Hokage, aceptan irse a celebrar el nombramiento del nuevo Hokage, sin el Hokage.

Entra en su nuevo despacho sin encender las luces. Rodea la mesa y se sienta en la silla del Hokage. Su silla. Allí todo era demasiado grande. Mira a su alrededor. Conoce muy bien ese espacio. Pero el escritorio, la sillas y las butacas son nuevos. Incluso los cuadros son nuevos. No entendía porque habían cambiado todo. A él todo eso le daba realmente igual.

Sin embargo Sakura le había convencido de que ser Hokage era mucho más que tomar decisiones y firmar papeles. Incluso había llegado a un acuerdo con el consejo por el cual podría seguir yendo a misiones. No sería el primer Hokage en hacerlo, Tobirama Senju nunca dejó de ir a misiones, de hecho, él seguía llevando a un equipo de Genins cuando fue nombrado Nidaime. Ser Hokage no iba a resultar tan horrible como había pensado en un principio.

Se quita los guantes, se descalza y se hunde en su silla. Por un momento se queda mirando por el gran ventanal desde el que se ve toda la aldea pensando en qué significa ser Hokage para él.

Con su dedo indice recorre el kanji sobre el sombrero que le identifica como Hokage. El sombrero siempre era el mismo. Lo que cambiaba era la inscripción en el haori. ¿Qué habría significado para Minato llevarlo?

Se puso el sombrero lentamente y una de sus manos recorrió el borde.

¿Sería capaz de protegerlos a todos de ser necesario? Eran tiempos de paz entre las grandes naciones, pero eso no significaba que grupos como Akatsuki no fueran a dar problemas.

Dejó escapar un profundo suspiro.

No sabía porqué había ido allí en vez de irse a casa a leer Icha Icha Paradise.

-Felicidades Hokage-sama.

Da un brinco sobre la silla. ¿Cómo no había notado que no estaba solo? En verdad se sentía cansado.

-Vaya. He conseguido asustar al Hokage. Debo estar convirtiéndome en una gran kunoichi.

-Eres una gran kunoichi –dice girándose para verla.

Se acerca hasta la mesa de Kakashi y enciende una pequeña lámpara. No ilumina la estancia por completo, pero lo justo para que puedan verse.

-¿Ha huido de su celebración, Hokage-sama?

Él la mira en silencio. Atina a afirmar con la cabeza.

-¿Le duele la cabeza?

-No.

-Entonces simplemente es un soso –sentencia graciosa.

Un silencio. Dura más de lo normal. Y ambos lo rompen hablando a la vez.

-En verdad se le ve cansado.

-Sakura, siento lo de antes.

De nuevo un silencio, esta vez mucho más corto. Y roto por una suave carcajada de ella. Él se tensa.

-Tengo un regalo para usted.

Sobre la mesa pone esa pequeña caja envuelta en papel de regalo que vio sobre su regazo durante la ceremonia.

-Ábralo.

Kakashi obedece. Era un cascabel. No. Era su cascabel. Aquel que Sakura le arrebato junto a Naruto hace ya unos años.

La mira interrogante.

-Yo ya no lo necesito. Kakashi sensei, en todos estos años como su alumna he aprendido muchas cosas. Este cascabel ha ido conmigo a todas las misiones desde que conseguimos quitárselos. Como un amuleto. Me ha dado suerte. Y... -se detiene un segundo buscando las palabras correctas-, ahora quiero que lo recupere. Sé que no es un simple cascabel. Es el cascabel que Minato le entregó. Creo que debería tenerlo en esta nueva etapa. Puede devolvérmelo cuando deje de ser Hokage.

El cascabel colgaba de la mano de Kakashi frente a su rostro. Estaba algo oxidado y aplastado.

Sakura lo toma y se sitúa a un lado de él.

-Está aun poco viejo. Espero que no le importe.

Kakashi niega con la cabeza mientras ella engancha el cascabel en la parte de atrás del sombrero de Hokage.

-Creo que queda genial aquí. Y como no suena no parecerá un perrito. -Esto último lo dice riendo.

-Sakura yo... -de nuevo ese tono tan serio.

-Como vuelva a pedirme perdón por el beso tendré que pegarle -le interrumpe.

¿Acaso no se había prometido vivir sin arrepentirse?

Él la había besado. Eso debía significar algo. Sí había una mínima oportunidad de que sus sentimientos fueran correspondidos, ella pensaba hacer algo al respecto.

Sakura sonríe.

Kakashi la mira confundido. Se quita el sombrero de Hokage y hace girar su silla para quedar frente a ella, la mira con los ojos entornados.

Entonces, sin que ella espere un gesto así, Kakashi se abraza a su cintura hundiendo su rostro en su estomago.

-Gracias por estar ahí Sakura. Bueno, en realidad, gracias por todo.

Sakura sólo atina a pasar una mano por su pelo gris sonriendo.

Kakashi acompañando el paso de su mano por su pelo levanta la mirada hacia ella sin soltar su abrazo.

Sakura lleva una de sus manos al rostro de Kakashi, y acaricia su cicatriz, la que un día acompañara al sharingan, lo que hace tensarse a Kakashi. Abandona la cicatriz y pasa sus dedos por su rostro hasta el borde de la máscara, y deja que su dedo indice recorra el borde de ésta.

Y él cierra los ojos ante su caricia, tranquilo.

-¿Puedo? –pregunta Sakura en un susurro.

El afirma con un movimiento de cabeza. Y ella se atreve a bajar su máscara.

Es cierto, él ya se había bajado la máscara cuando la besó. Pero la proximidad de sus cuerpos la impidió ver su rostro.

...

Notaba el calor que desprendían su cuerpo a través de sus ropas. Notaba la excitación de ella a través de su camiseta, lo notaba bajo la palma de su mano, a la altura de su estomago, donde tenía fija la mirada. Incluso notó ese pequeño escalofrío que recorrió a Sakura desde sus pies hasta su cabeza haciéndola temblar entre su cuerpo y la pared.

Levantó la vista para ver a Sakura con los labios entre abiertos, esperándole y con dificultad para respirar.

Se había dejado llevar demasiado y ya era tarde para fingir que nada estaba pasando. Que era una tontería entre el nuevo Hokage y una kunoichi que había sido su alumna. Era tarde para decir que el hinchazón que sus pantalones marcaban, y ella notaba contra su vientre, no era lo que parecía que era.

Separa su cuerpo un poco del suyo y deja caer su cabeza contra la pared, junto a la de ella, escondiendo su nariz en su cuello. Cierra los ojos e inhala su olor. Ella vuelve a temblar.

-Estoy perdido –debería haber sido un pensamiento. Ni siquiera fue consciente de que lo había dicho en voz alta hasta que ella respondió.

-A mi no me da esa impresión.

Un ronco gemido sale de su garganta cuando ella le toma de las caderas y le obliga a pegarse de nuevo a ella.

Le iba a volver loco. La manos de Kakashi seguían custodiando el cuerpo de Sakura a sus costados, fijas en la pared. Su aliento, por otra parte, se paseaba por el cuello de Sakura. Tan cálido y suave.

-Hum. Pero seré hombre muerto –susurra en su cuello-. Cuando Tsunade-sama se entere de esto me matará.

-¿Enterarse de qué? –Ella sube las manos hasta la espalda de Kakashi acariciándole a través del haori–. Apenas me ha tocado. –Le separa un poco, y una de sus manos pasa a su cuello dejando que su pulgar dibuje su mandíbula–. Todavía puede salvarse Hokage-sama –dice en una risilla.

Él levanta la cabeza y la mira a los ojos. Ella le devuelve la mirada, sonriendo.

- ¿Salvarme? –pregunta irónico–. Hace mucho que no tengo salvación Sakura –comenta pegando su frente a la de ella-. Y ahora esto. No. No hay salvación para alguien como yo.

- Insiste en decir eso, pero ambos sabemos que Hatake Kakashi ya pagó por los pecados que pudiera haber cometido. Hace mucho.

Kakashi baja la mirada para encontrarse con la otra mano de ella sobre su pecho.

Quema.

Y como si de repente fuera consciente de que necesita respirar da una larga bocanada de aire. Y se tensa.

¿Qué estaba haciendo? Ella se merecía algo mejor. Él estaba demasiado jodido para estar con alguien como Sakura. Daba igual si ella se sentía atraída por él. No era justo para ella que él respondiera a esos sentimientos.

-¿Sensei?

-¿Hum? –sigue mirando la mano sobre su pecho.

-¿Está todo bien? ¿Prefiere que...

-No –sus manos ahora sujetan las caderas de Sakura–. No quiero que te vayas.

Y sin embargo no podía dejarla ir.

Ella nota sus manos sujetándola con bastante presión. Está rígido. Sigue sin mirarla.

Sube ambas manos hasta el cuello de Kakashi y le obliga a mirarla.

-¿Qué sucede? –pregunta Sakura en un susurro.

Durante un momento él no dice nada. Sólo la mira. Evaluando pros y contras como si se tratara de una misión. Como si fuera la primera vez que se enfrentaba a algo así. En realidad lo era. Se da cuenta de que evaluar una situación así es todavía más absurdo que la propia situación. Y la rigidez desaparece. Y la fuerza de su agarre disminuye.

-Perdona.

-No tiene que disculparse sensei.

-No me llames así, y por favor, deja de tratarme de usted–dice apoyando, de nuevo, su frente en la de ella.

Sakura sonríe.

-Pero es el Hokage. No puedo tratarle de otra forma –replica divertida–. Le debo respeto.

-Ahora mismo no estás en una posición muy respetuosa para con el Hokage.

Hace desaparecer la poca distancia que hay entre ellos, pegando su erección al estomago de ella, que deja escapar un gemido. Eso le desarma.

-Estoy perdido –repite perdiéndose en la humedad de su boca.

Otro gemido, esta vez más suave llena la estancia. Ella no puede contenerse.

Las manos de Kakashi bajan a sus muslos y la levanta enredándola en sus caderas consiguiendo que la boca de Sakura quede a la altura de la suya. El beso se hace más profundo y ella rodea el cuello de Kakashi con sus brazos cuando él la separa de la pared obligándola a apoyarse en él para tener sus cuerpos completamente en contacto.

Se separa de su boca para coger aire. Y ella aprovecha para tirar de su haori. Algo que él entiende de inmediato y dejándola en el suelo se quita la túnica de Hokage por encima de la cabeza lanzándolo a una de las butacas puestas ahí para las visitas.

Debajo del haori todavía viste el uniforme ninja, el nuevo.

Ella le mira y comienza a soltar los enganches del chaleco. Él se deja hacer mientras toma su rostro entre sus manos y vuelve a besarla. De nuevo un gemido escapa de los labios de ella. Y él sonríe contra sus labios.

El chaleco cae al suelo, y él se ve obligado a romper el beso para que ella pueda pasarle la camiseta y la máscara, arrugada en su cuello, sobre la cabeza.

Sakura se queda mirándole. No es la primera vez que le ve sin camiseta. Ha tenido que curar tantas heridas en el torso de Kakashi que ya se lo conoce. Pero es la primera vez que puede pararse a observarlo bien. Es la primera vez que puede recorrer sus cicatrices con una caricia que provoca en él una descarga eléctrica.

Ella reconoce muchas de las cicatrices, muchas fueron por defenderla a ella. Por un momento se pierde en el pasado, en los recuerdos donde Kakashi terminaba herido por salvar a una Sakura de doce años que no sabía hacer nada.

Él lo nota, la sonrisa se ha borrado y un gesto serio se instala en Sakura. Por un momento Kakashi también se pierde, se pierde en esos ojos verdes que le observan con atención. En esas manos que le recorren el pecho con caricias que le hacen perder el sentido.

Sujeta una de esas pequeñas manos y la lleva hasta sus labios para besarla. Ella vuelve al presente. Sonríe de nuevo. Y se pega a él.

De nuevo, en un gesto rápido él la levanta para enredarla en su cintura y ella pega su espalda contra la pared creando un espacio entre sus cuerpos que sólo están unidos por las caderas. Ella deja escapar un gemido cuando nota su erección contra su sexo a través de los pantalones de ambos.

Mientras besa su cuello sus manos bajan la cremallera del top de Sakura. Y en apenas unos segundos sólo un sujetador esconde sus pechos.

Un ligero rubor se instala en sus mejillas. Pero Kakashi no es consciente de ello. Baja besando su cuello hasta su clavícula y continúa hasta la parte de su pecho que asoma por encima del sujetador.

Una de sus manos sujeta a Sakura por la parte baja de su espalda contra su erección, mientras la otra sube hasta el enganche del sujetador.

Entonces sube la mirada buscando el permiso que le deje desabrochar el sujetador, pero encuentra a una Sakura tímida, avergonzada, una que no había visto antes, pero ahora se detiene un segundo y la nota tensa bajo sus manos.

Se obliga a parar. Y afloja el agarre en su espalda.

-Lo siento. ¿Voy... ¿voy muy rápido?

-No –pero la tensión no desaparece.

-¿Sucede algo? –dice él sin entender demasiado.

Ella se pone más colorada todavía. Y él decide soltarla para darle espacio. Sakura se pega a la pared. Se abraza a la altura de su pecho, queriendo cubrirse.

-Lo siento. Pensé que... -empieza a decir Kakashi.

-Sí. Yo... quiero esto. Pero...

-No –la corta–. He sido un estúpido. No sé en que estaba pensando. –Kakashi se aparta de ella dándola más espacio. Se da la vuelta y pasa sus manos por la cara y el pelo intentando espabilarse-. Eres mi alumna, y no debería haber hecho esto y de verdad que lo siento. No sé cómo-

-¡Es mi primer vez! –le interrumpe casi gritando y volviéndose más colorada si se puede.

Kakashi se paraliza.

- ¿Cómo dices? –pregunta todavía de espaldas a ella.

- Es mi primera vez –repite volviendo a un tono normal–. Yo nunca... Ya sabe. Nunca he estado con un hombre.

Él se gira de nuevo y la mira. Unos pasos los separan. Y hay tan poca luz que a penas puede ver su rostro.

-No lo sabía. Perdona.

-No tenía porque saberlo –responde nerviosa.

El silencio vuelve a invadir la estancia. Roto por Sakura está vez.

-Yo... de verdad quiero esto. Es sólo que estoy nerviosa.

Kakashi la mira. No sabe que pensar. Ella le hace perder la razón. Sube una mano hasta su cuello y se masajea la tensión que ha aparecido de golpe. Ha estado a punto de acostarse con Sakura. Su exalumna. Catorce años más joven que él. Por un segundo vuelve a evaluar la situación.

-Quizás deberíamos irnos. Cada uno a su casa. Descansar. Ha sido un día largo y... Sí. Creo que será lo mejor –dice dando la vuelta sobre si mismo y con la mano de nuevo sobre el cuello.

-¿Kakashi? –Al escuchar su nombre se gira de nuevo hacía ella.

-De verdad. Sakura. Lo siento, pero no puedo hacer esto.

-¿Hacer qué?

-Esto –dice moviendo las manos entre ellos-. Lo que íbamos ha hacer. Tengo treinta y siete años. He sido tu profesor desde que tenías doce años. Es una locura.

-Hace un momento no te lo parecía –suena dolida.

-Hace un momento me estaba dejando llevar y no sabía que...

-¿Qué que?

Kakashi no dice nada.

-Ya veo. ¿Tengo que irme por ahí y acostarme con cualquiera para poder volver y que me hagas el amor?

A pesar de la poca luz Sakura pudo ver como él abría los ojos y se tensaba como si le hubiera dado una bofetada, e iba a decir algo cuando ella le interrumpió.

-Tengo veintitrés años. No te atrevas a decirme una tontería como que soy una cría o cualquiera de esas chorradas. Es normal que esté nerviosa. -Él la mira con gesto serio-. Eres tú. Claro que estoy nerviosa. Aunque no fuera mi maldita primera vez –mientras grita esto se acerca hasta él y le golpea el pecho con ambos puños. Un golpe suave.

Ni siquiera hace que él se tambaleé. Sin quitar los puños de su pecho Sakura hunde su rostro en él. Y sabe que si ha podido golpearle es porque ha dejado que le golpee.

-Por no mencionar que eres un pervertido lector de pornografía que habrá estado con mil mujeres. Vete a saber que está pasando por tu cabeza –dice contra su pecho.

Una carcajada de Kakashi rompe la atmósfera. Le había dicho que quería que le hiciera el amor. Sube sus manos para acariciar la melena rosa que le vuelve loco.

-Y encima te ríes –ahoga contra su torso.

-No pienso que seas una cría. Ni pretendo que te vayas con cualquiera. Tendría que matarlo –dice dejando asomar una sonrisa en su rostro-. Perdona. Supongo que yo también estoy nervioso. En parte... esto también es nuevo para mí. -Le toma las muñecas y ella abre los puños. Kakashi vuelve a colocar las manos de Sakura sobre su pecho–. Pero tampoco soy un sádico pervertido.

-No he dicho que seas un sádico –dice sin separar el rostro de su pecho.

-¿Qué crees que tengo en mente? –pregunta alzando una ceja y levantando con sus manos el rostro de Sakura para obligarla a mirarle.

-Vete a saber –dice algo colorada y dejando escapar un resoplido de indignación tras el cual vuelve a hundir su rostro en su pecho con vergüenza.

Kakashi sonríe y se ríe por igual. Ya no puede hacer nada. No puede resistirse a ella. Se había ocultado en el infierno y ella le había sacado a arrastras de allí. No recordaba la última vez que se había sentido tan vivo. Jiraiya le habría dicho que ya era hora de que hiciera algo interesante con su vida, y le habría asegurado que una paliza de Tsunade merecía la pena a cambio de una chica como Sakura. Después claro de haberle llamado de todo por su suerte. Que Sakura estuviera interesada en él no podía llegarlo a entender, pero no iba a perder el tiempo intentando comprenderlo.

La toma de la barbilla, la obliga a mirarle de nuevo y la besa.

-Relájate. No tengo nada raro en mente. –Guarda silencio por un segundo–. Al menos nada más raro que estar con mi ex-alumna en esta situación –dice bromeando para que se relaje.

La toma de las muñecas y la arrastra hasta sentarla a horcajadas frente a él en una de las butacas.

Empieza besando una de sus clavículas con las manos alrededor de su cintura. Deja que una suba por su espalda hasta el sujetador y suelta en enganche. La abraza pegando su rostro a su cuello e inhala su olor.

Un escalofrío recorre a Sakura al contacto de su pecho contra el de Kakashi, notándo su calor y la firmeza de su torso.

Él sonríe contra su cuello. Y su erección se vuelve un poco dolorosa al notar los pechos de Sakura contra el suyo, al notar que ella se mueve sobre él, al notar la inseguridad en las manos de Sakura recorriendo su pelo.

Suelta su abrazo para recorrer su cuerpo con sus manos, acariciando cada centímetro de su piel expuesta. Suave. Sin detenerse más de un segundo en ningún sitio. Sin retirar su mirada de la de ella. Y ella, con el rubor en sus mejillas va relajándose a pesar de notar la erección de Kakashi presionando su sexo.

En un momento de atrevimiento Sakura abandona el cabello plateado de Kakashi y baja sus manos hasta la cremallera del pantalón que contiene la excitación de él. Éste la mira interrogante. Y ella deja que su dedo índice recorra la longitud de Kakashi para terminar acogiendo con su palma de la mano los testículos del ninja a través del pantalón.

Un ronco gemido inunda la habitación y Kakashi detiene a Sakura. Niega con su cabeza.

La levanta sin esfuerzo y la obliga a sentarse de espaldas sobre él. A lo que ella sólo puede responder con un gruñido y un cruce de brazos sobre su propio pecho.

-Vamos, no finjas. Te encanta –dice él posando un suave beso en su cuello.

-¿El qué? ¿Qué me levantes como si fuera una pluma?

-No. Darme la espalda. Así podrás ponerte colorada sin que me de cuenta.

-Estúpido pervertido.

Otra carcajada de él. Ella sonríe. Nunca había imaginado a Kakashi así. Siendo sexy, cariñoso, sin perder el humor. Nervioso. Porque no sólo ella estaba nerviosa.

Y él, sin pensarlo más, quita los pantaloncillos a Sakura, dejándola sólo con unas braguitas negras. Una de sus manos recorre el cuello de Sakura mientras la acompaña de besos por su espalda. Y la otra va hasta el borde del elástico de su ropa interior dándola tiempo a acostumbrarse a la casi completa desnudez.

Cuando la siente más relajada sus manos se adentran entre sus muslos obligándola a separarlos un poco. Acaricia el interior de sus muslos, y ella se abandona a las caricias. Cierra los ojos y se recuesta sobre el pecho de Kakashi, dejando caer su cabeza hacia atrás sobre el hombro de éste, que aprovecha el cuello que Sakura deja totalmente expuesto para besar y recorrer con su lengua.

Y entonces una de sus manos se pierde sobre la humedad que ya empapa la tela negra de las braguitas.

-Hum. –Él no puede dejar de sonreír.

Ella se encoje sobre él. Se hace pequeña. De nuevo la vergüenza la invade. Y se alegra de estar de espaldas a él. Justo como él predijo.

-¿Todo bien? –pregunta divertido sin dejar de mover los dedos sobre la humedad del pantalón de ella.

-S... s... sí.

-Hum. No ha sonado muy convincente.

-Sí.

-¿Sí qué?

Sakura gruñe poniendo sus ojos en blanco.

Una de sus manos rodea a Sakura por el cuello y siente la vibración que produce un gemido en su garganta cuando atrapa el lóbulo de su oreja entre sus dientes.

-Eso ha sonado mejor –dice satisfecho.

Y sin esperar más introduce un par de dedos por debajo de la tela y acaricia el sexo de Sakura, que se estira sobre él como una gata en celo.

-Ka. Ka. Shi. –Y eso era ella ronroneando su nombre.

Sin dejar de besar su espalda acaricia su sexo dibujando círculos sobre su clítoris. Pequeños gemidos inundan la habitación y Kakashi juega con sus dedos sobre su entrada. Ella deja escapar un fuerte gemido mientras sigue ronroneando y moviéndose lentamente sobre él, lanza sus manos hacía atrás enredando sus manos en la melena plateada. Así que Kakashi notando su disfrute le quita las braguitas con una mano mientras la otra no deja de acariciarle el sexo. En un momento dado Sakura baja una de sus manos hasta uno de sus pechos y lo acaricia. Él sonríe mientras posa un beso en su cuello. Y deja que su dedo índice y corazón se hundan en Sakura que se arquea bajo esa invasión mientras comienza a jadear.

Kakashi empieza despacio, moviendo sus dedos acompañando los movimientos de Sakura, despacio. Dentro. Fuera.

La otra mano de Kakashi atrapa el otro pecho de Sakura y lo acaricia suevamente.

-Más –es más un gemido que una orden.

-¿Más? –pregunta él con voz ronca.

Sakura no responde, sólo comienza a moverse más rápido contra la mano de Kakashi. Él la acompaña penetrándola con sus dedos y baja su otra mano para masturbarla el clítoris. Y Sakura durante unos segundos se tensa estallando en gemidos.

Kakashi sonríe notando como entre sus dedos se escurre su orgasmo. Empapándole a él y su pantalón. Retira sus dedos de dentro de Sakura y nota como vuelve a ella la vergüenza. Su otra mano sigue acariciando el sexo de Sakura, que se agita en su regazo entre pequeñas convulsiones.

Kakashi lleva sus dedos empapados hasta la boca y los chupa dejando escapar un ronco gemido. El sonido hace que ella se gire a ver qué hace y se siente morir de vergüenza cuando él la sonríe.

-¿Por qué haces eso? –pregunta con una mueca de asco.

-¿El qué? –pregunta sabiendo a qué se refiere.

-Chuparte los dedos.

-Hum. ¿Quieres probarlo? –le dice ofreciéndole sus dedos ya sólo cubiertos por su saliva.

-No. Es asqueroso –responde entre horrorizada y divertida.

-Críos, no entendéis nada.

Él la levanta de nuevo y la hace recuperar su posición inicial. Frente a él. Sentada a horcajadas sobre él. La sujeta el rostro y la obliga a besarle buscando su lengua. Y ella nota un sabor que antes no había notado. Se tensa sobre Kakashi al comprender que es su propio sabor. Kakashi ignora eso y profundiza el beso compartiendo aún más su sabor y sus manos abandonan su rostro para sujetar sus caderas cuando nota que ya no intenta separarse. Sólo deja de besarla cuando la oye gemir.

-¿Qué opinas? ¿Es asqueroso?

Ella no responde. No ha sido asqueroso. Pero no piensa reconocerlo.

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FIN DEL CAPÍTULO SÉPTIMO.

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