Peligrosa Atracción

By Gemma102

270K 15K 408

Gwen sabe qué es lo que quiere. Es inteligente y está preparada para asumir las responsabilidades de converti... More

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Gwen
Epílogo

Capítulo 36

4.9K 259 4
By Gemma102

La última clase termina, junto mis cosas y espero hasta que Caden está listo para salir. Nos despedimos de Joey y Mike, y nos dirigimos hacia mi auto. Él toma mi mano y caminamos entre toda la gente que nos sigue mirando y felicitando después de lo de la cafetería. Todavía me cuesta creer que él haya hecho aquello.

Miro hacia mi mano unida a la suya, el anillo enorme sobresale de mi dedo. Es un anillo carísimo, y no pude evitar preguntarle de dónde sacó el dinero. Él simplemente dijo que vendió el auto que su padre le había dado. Me pareció una completa locura, pero sé que él es muy feliz sólo con su moto.

Vuelvo mi mirada a su rostro. Caden también está mirando nuestras manos y su expresión está marcada por una completa satisfacción.

—¿Qué pasa? —inquiero entonces.

Sus ojos vuelan a los míos y me sonríe de aquella forma que solo él posee. Hace que quiera besarlo por siempre.

—Nada. Sólo pensaba —sentencia.

—Bien, ¿Qué se supone que haremos ahora? —le pregunto porque no hemos hablado de casi nada durante las pasadas horas.

Suelto su mano unos instantes y me pongo a revolver el fondo de mi cartera en busca de las llaves de mi auto. En este momento odio profundamente todo lo que tengo aquí adentro porque no logro llegar a las malditas llaves.

—No lo sé —contesta él mientras yo sigo buscando —¿Quieres salir a cenar?

—¿Realmente? —comienzo a ponerme nerviosa, pero entonces mis dedos tocan el metal frío y las saco. Miro a Caden —Estoy muy cansada, ¿y si mejor vamos a dormir la siesta a tu casa?

La cara de él se ilumina al escuchar mi propuesta.

—Sí, me agrada esa idea.

Caden me pide manejar y conduce como un lunático a través de la ciudad hasta llegar a su casa. Él me produce cosquillas en el cuello mientras intenta besarme adentro del ascensor. No nos detenemos y vamos directamente hacia su habitación. Todo está muy ordenado y es obvio que Carmen ha estado por aquí.

Caden se aleja de mí y lo observo con suma atención. Me siento con cuidado en la cama mientras él comienza a quitarse la camisa y los pantalones demasiado formales que se ha puesto hoy para asistir a clases. Los músculos de su espalda se contraen mientras se mueve por la habitación en busca de ropa cómoda.

Puedo sentir un suave calor formándose en la parte baja de mi vientre, y el deseo es innegable. Pero es mucho más potente el cansancio que mi cuerpo siente. Caden se coloca ropa de dormir y se gira a verme.

—No tengo ropa cómoda para dormir —me doy cuenta y realmente deseo sacarme lo que llevo puesto.

—¿Qué te parece si te doy una remera? —ofrece él y se interna en el fondo de su armario en busca de una.

Me pongo de pie y espero detrás de él. Cuando al fin encuentra algo se gira verme y observo la remera negra con el logo de Foo Fighters. Agarro la remera mientras él se acerca hacia la cama.

—No mires —le digo.

—Oh, vamos, Gwen, yo te dejé mirar —refunfuña y se deja caer sobre la cama —Vamos, carita-linda, desvístete para mí.

Lo observo. Él está tirado contra la cabecera de la cama, con los brazos detrás de la cabeza, como todo un Dios pagano. Sé que él quiere que haga un pequeño show, pero simplemente jugaré un poco.

Coloco la remera que me pondré, sobre el borde de la cama y llevo mis manos a los botones de mi camisa. Los ojos de él siguen cada botón que voy soltando, su mirada es intensa, me traspasa.

Puedo sentir la temperatura subiendo a mi alrededor, y por un instante me siento como una presa frente a un enorme león. Debo protegerme de él.

Me quito la camisa rápidamente y tomo la remera negra, colocándomela a toda velocidad. La expresión de Caden es de completa decepción mientras me quito el jean.

La remera es tan larga que parece un camisón.

—¿Te gustó? —inquiero fingiendo inocencia.

—Eres muy mala, carita-linda.

Me acerco a la cama y me tiro junto a él. Trepo por su fuerte pecho hasta que su rostro está a escasos centímetros del mío. Lo beso despacio en los labios, y cuando me alejo un bostezo se escapa de mi control. Unos segundos después, él también bosteza.

—Estoy muy cansada como para ser sexy para ti —le informo.

—Tú eres sexy todo el maldito tiempo —asegura y suelta otro bostezo.

Su mano se coloca en la parte baja de mi espalda y me obliga a pegarme más a su cuerpo. Sonrío y me apoyo contra él. Mis ojos se cierran al instante, mientras siento el suave latido de su corazón contra mi oreja.

Me remuevo en el apretado abrazo que Caden tiene sobre mí y abro los ojos. La habitación está a oscuras. Salgo de entre sus brazos y me siento en el borde, busco mi celular y observo la hora. Ya son las siete de la tarde. Mi panza suena advirtiéndome que tiene hambre.

Giro la cabeza para mirar a Caden. Él duerme de costado, su cabeza hundida en la mullida almohada. No puedo resistir la tentación y me inclino para besarlo cortamente. Busco unas pantuflas y salgo de la habitación. Hay un ruido proveniente de la cocina y me acerco con cautela.

Carmen está allí y se gira a verme algo asustada.

—Lo siento, Carmen, no quise asustarte —le digo con una sonrisa.

—Hola, linda, ¿Cómo estás? —me acerco a ella y beso su mejilla.

—Bien —me sonrojo un poco al darme cuenta que apenas llevo la remera de Caden y que seguro ella nos ha visto durmiendo juntos —¿Y tú?

—Muy bien. Vine para ver cómo estaba Caden, pero al parecer está muy bien —sonríe de manera cómplice.

—Estamos bien —asiento.

Me acomodo frente a ella en la mesada y suelto un suspiro.

—¿Quieres comer algo? —me pregunta.

—Sí, muero de hambre. Podríamos prepararle algo de comer a Caden para cuando despierte.

—Ese muchacho sí que disfruta de dormir —me comenta —Cuando era más chico, yo tenía que golpear una cacerola cerca de él para levantarlo.

Nos quedamos en silencio. No puedo evitar preguntarme cuando fue que Carmen llegó a la vida de Caden, si ella sabe de los maltratos que él vivía con su padre.

—Carmen, ¿puedo preguntarte algo?

—Claro, linda —me da una sonrisa.

—¿Tú conociste a la madre de Caden? —en realidad esa no era la pregunta que quería hacer, pero me salió.

Carmen aparta la vista de mi rostro y su sonrisa se borra.

—Cuando yo llegué a la vida de Caden, ella ya no estaba.

Abro la boca para seguir preguntando, pero siento una presencia parada frente a la puerta. Giro la cabeza y lo veo allí.

—Hola, nana —la saluda y se acerca a ella.

Tiene una expresión somnolienta y el cabello algo despeinado. Es extremadamente atractivo. Y todavía me cuesta creer que yo haya conseguido atraparlo.

—Hola, cariño —Carmen lo mira con amor y acaricia su mejilla —Nosotras estábamos pensando en cocinarte algo.

Me alivia que no haya dicho que yo quería saber algo sobre su madre. Creo que Carmen sabe que es un tema delicado para él.

Caden viene hacia mí y sus brazos me rodean por detrás. Apoya su cabeza en mi hombro y suspira mirando fijo a Carmen.

—¿Ya se lo dijiste? —me pregunta con aquella voz sexy y profunda.

—No —la tensión que me estaba invadiendo se aleja —No me desperté hace mucho.

—¿Decirme qué? —pregunta Carmen con sus ojos abiertos como platos.

Levanto la mano en donde está el anillo y ella lo observa. Parece que le cuesta unos cuantos segundos comprender que significa el anillo.

—¿Le pediste matrimonio? —mira a Caden estupefacta.

—Así es, nana —contesta él y puedo sentir la sonrisa en su voz. Sus labios besan mi hombro sobre la ropa —Ella me lanzó un hechizo o algo así, porque corrí a comprarle este anillo hoy a la mañana.

Carmen nos mira con verdadera sorpresa, da un pequeño grito y se acerca a nosotros para abrazarnos.

—No puedo creerlo —exclama llorosa —Caden, mi muchacho, era hora de que sentaras cabeza. Estoy tan feliz.

—Ya, nana —le dice Caden y se rasca la nuca, parece un poco avergonzado. Es tan tierno —¿Qué haces aquí un lunes?

—No te vi en todo el fin de semana y ya estaba algo preocupada por ti —le dice mientras toca su rostro con aquella mirada cargada de amor materno.

—No tenías que preocuparte, nana—la calma —Igual lamento no haberte avisado nada.

—Eso ya no importa —asegura agitando la mano —¿Qué les parece si les preparo la cena?

—Nos parece estupendo, nana —le digo para ver la reacción que eso provoca en Caden.

Él me mira con el ceño fruncido, pero no me dice nada.

Cuando Carmen se va, nosotros nos hacemos cargo de limpiar absolutamente todo lo que utilizamos para comer. Luego nos tiramos a ver la televisión, en el sillón. Pongo Supernatural y me acomodo entre los brazos de Caden para ver.

Él está extremadamente callado, lo ha estado casi toda la cena y no estoy muy segura de qué está pasando. Le hablo pero él no dice nada, me giro a verlo.

—¿Qué? —inquiere algo nervioso.

—¿Crees que Sam vaya a conseguir la cura para la marca de Caín? —reformulo la pregunta tonta que le había hecho para ver si estaba prestándome atención.

Él se ve algo confundido y parece esforzarse en encontrar una respuesta.

—No lo sé —suelta un suspiro —Quizás. Pero creo que no debería mentirle.

Ha sido una respuesta muy buena y hecha para despistar.

—¿Qué te sucede? —quiero saber entonces y me muevo entre sus brazos para enfrentarlo.

—Nada, carita-linda.

Mantengo mi boca cerrada mientras me acomodo hasta quedar a horcajadas sobre él.

—Mientes —le digo por lo bajo —¿Crees que no me he dado cuenta que hoy algo te tiene preocupado?

Él se deja resbalar un poco contra el respaldo del sillón, y sus manos se apoyan a los costados de mis caderas.

—Tienes razón —me sorprende al contestar eso —He estado preocupado.

—¿Por qué? —llevo mis manos de sus hombros hasta su nuca. Su expresión se relaja cuando comienzo a acariciarlo.

—Quiero conocer a Verónica —dice.

Mis dedos se detienen en la caricia y lo miro extrañada.

—¿Quieres conocerla? —inquiero bastante sorprendida porque para nada me esperaba que eso lo tuviera tan preocupado —¿Y por qué eso te tiene preocupado?

—No quiero que tu madre se enoje conmigo por ello.

Debo repetir un par de veces sus palabras para comprender. Entonces me doy cuenta a qué se refiere. Él todavía no sabe que todo está bien entre mi madre y Verónica.

Dios, él es tan lindo por preocuparse por ello.

Sin decir nada, me inclino hacia él y lo beso. Debería ser un beso pequeño, pero no logro detenerme allí cuando muerde levemente mi labio inferior y me acerca más a su cuerpo. Es adictivo besar a este hombre.

Logro alejarme y me encuentro con sus ojos azules brillando con deseo.

—Mi madre no se enojará —retomo el hilo de la conversación —Todo está bien entre ella y Verónica.

—¿Si? —su mirada recorre mi cuerpo y sé que él ya no está interesado en retomar el tema. La verdad es que yo tampoco.

Sus manos van debajo de la remera. Un escalofrío me recorre y es una sensación tan alucinante que él logro hacerme estremecer por un simple toque.

—¿Qué quieres, Caden? —me hago la tonta, porque sé que a él le gusta eso.

Comienza a levantar la prenda mientras sus manos acarician mi piel.

—¿No es obvio?

—No deberíamos —sé que no, pero en realidad no me importa —Mañana debemos madrugar e ir a la universidad.

—Mañana entramos a las diez —me informa. Me había olvidado de eso —Eso no es tan temprano.

Me quita la remera y la deja caer a un costado. Cuando su mirada vuelve a recorrerme y se pasa la lengua sobre el labio, estoy perdida.

—Eres un manipulador —me rio entre dientes, pero no quiero luchar contra ello.

Mis manos comienzan a tironear de su propia remera y se la saco para dejarla caer junto a la mía. Quiero fundirme con su piel.

Me inclino hacia él y lo beso. Sus manos acarician mi espalda, buscando desabrochar el sostén. Cuando lo logra, me alejo lo suficiente para quitármelo. Volvemos a besarnos y su sabor me embriaga.

Él se pone de pie, y rodeo su cintura con mis piernas para no perder el contacto. Nos miramos fijo, sus ojos casi dentro de los míos. Su respiración agitada cae sobre mis labios húmedos.

Sin decir palabra alguna, él camina conmigo encima hacia la habitación. Me coloca con sumo cuidado sobre su cama y su cuerpo cubre el mío. Puedo sentir un millón de mariposas revoloteando en mi estómago.

Realmente estoy perdidamente enamorada de él.

—Te amo —no puedo evitar decirle porque las palabras queman en mi pecho.

Veo la emoción brillando en sus hermosos ojos azules. Y eso me hace preguntarme cuando fue la última vez que alguien le dijo eso, y que para él fue importante.

—Yo te amo a ti, Gwendolyn —murmura —Eres mi dueña.

El taxi se detiene frente a la casa de mi abuela Gloria. Le pago y me bajo. Toco el timbre y unos segundos después Verónica me abre.

Le doy un abrazo y me deja pasar. La casa está tan bien como la primera vez que vino. Es maravilloso y sorprendente para mí, verla tan bien.

—¿Cómo estás? —le pregunto mientras dejo mi cartera a un costado.

Han pasado dos días desde que Caden dijo que quería conocerla, y me parece que este es un momento muy oportuno para que lo haga.

—Bien, ¿y tú? —inquiere y parece algo nerviosa —Creí que vendrías con él.

La llamé para contarle que iríamos a visitarla, y desde entonces parece bastante ansiosa.

—Tuve que ir al médico y falté a la última clase en la universidad, por eso no vinimos juntos —le cuento. Ella asiente —No te preocupes, todo irá bien.

Justo después de que digo eso, alguien golpea la puerta.

Abro de un tirón y él me mira con sorpresa.

—Hola —sonríe levemente y luego me besa —¿Dónde está tu auto?

—Vine en taxi —le digo mientras él pasa. Se ve más nervioso que Verónica —¿Estás bien?

—Sí —asiente efusivo —En realidad estoy algo nervioso.

—Tranquilo —le sonrío —Ella es normal.

—Bien.

Tomo su mano y lo llevo hacia la cocina. Verónica está sentada junto a la mesa y se pone de pie al verlo.

—Verónica, él es Caden —se lo presento.

Caden no suelta mi mano, y mira a Verónica con cierta cautela. Es muy extraño verlo tan serio y nervioso. Normalmente él es alguien muy sociable.

—Mucho gusto, Caden —habla ella y se acerca para tenderle la mano.

Al fin él me suelta y toma la mano de ella para un rápido saludo.

—El gusto es mío, señora.

—Por favor —sonríe ella —No me llames señora. Todavía no llegué a los cuarenta. ¿Por qué no toman asiento? Traeré un poco de jugo.

Cuando ella se va, me giro a verlo.

—¿Qué te pasa? —le pregunto —No pareces tú.

—No lo sé, estoy muy nervioso —se rasca la nuca afirmando sus palabras —No sé qué decir, qué debo hacer... no puedo evitar recordar que ella te ha hecho daño, Gwen.

—Eso quedó en el pasado —digo y miro hacia la puerta para ver si ella no aparece —Ella está mucho mejor ahora. Trabaja, se mantiene sobria y alejada de las drogas. Está mejor, de verdad. No quiero que la odies como lo ha hecho todo el mundo.

—Yo no la odio —niega —¿Cómo podría odiarla? Si ella es la que te ha dado la vida y ahora tú le das sentido a la mía.

Su comentario me hace sonreír sin poder evitarlo.

—Dios, eres tan cursi.

Verónica vuelve con los jugos y toma asiento junto a nosotros. Los primeros minutos son algo tensos, pero luego ella se suelta y le cuenta su difícil historia a Caden. Escucharla me hace admirarla, en cierta forma, porque si yo fuera ella estoy segura que jamás podría haber salido adelante. Creo que si yo fuera ella, ya estaría muerta.

Pasamos allí dos horas, y es momento de partir. Verónica nos acompaña hasta la puerta y abraza cortamente a Caden. Le pide que me cuide y él dice que sí. Cuando voy a abrazarla, nuestro abrazo dura un poco más.

—Gracias por confiar en mí —dice y noto la emoción en sus palabras.

—De nada, mamá —murmuro.

Ella deja escapar un suspiro cargado de lágrimas y vuelve a abrazarme. Cierro los ojos y dejo que ese abrazo me llegue. Al fin todo parece ir bien. Por primera vez en mucho tiempo siento que estoy en un buen lugar, en buen momento y rodeada de puro y magnifico amor.

Continue Reading

You'll Also Like

6.7M 299K 80
Molly Johnson es una mesera y necesita juntar mucho dinero para salvar a su hermana. Axel Cavelli es un exitoso empresario y necesita una novia por t...
325K 14.6K 51
En algún oculto rincón de Rusia estaba ella, rodeada de otras siete almas que al igual que la protagonista esperaban anhelantes que los encontraran...
1.5K 209 7
🌊PERCY JACKSON Y LEXI CROSS🎀 " Por qué me defiendes si no me conoces? " " Porque se que no eres un mentiroso "
23.1K 2.1K 36
▪︎Aclaración: La que empieza a narrar el one shot es la que se sentirá identificada con la canción que corresponda en el capítulo.