POLES APART [Kellin Quinn]

By lunesporlamadrugada

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Y llegas al punto en el que piensas que así de raro puede ser todo, que al conocerlo tu mundo cambió por comp... More

Prólogo.
Capítulo #1. Nuevas experiencias.
Capítulo #2 Señorita Payne.
Capítulo #3 Vámonos gilipollas.
Capítulo #4 Tu también vendrás.
Capítulo #5 ¡Demonios!
Capítulo #6 Justo para el break.
Capítulo #7 Mis chicas favoritas.
Capítulo #8 ¡AUUH!
Capítulo #9 Día de locos.
Capítulo #10 La duda.
Capítulo #11
Capítulo #13. Una pesadilla.
Capítulo #14 ¡¿Qué?!
Capítulo #15 Café
Capítulo #16 Bienvenida
Capítulo #17 Dramatismos.
Capítulo #18
Capítulo #19
Capítulo #20
Capítulo #21 La noche.
Capítulo #22
Capítulo # 23 Vete
Capítulo #24
Capítulo #25
Capítulo #26
Capítulo #27 Iré.
Capítulo #28 El lago.
Capítulo #29
Capítulo #30
Capítulo #31
Capítulo #32 Una noche más.
Capítulo #33
Capítulo #34
Capítulo #35
Capítulo #36 El secreto
Capítulo #37
Capítulo #38
Capítulo #39
Capítulo #40
Capítulo #41
Capítulo # 42
Capítulo #43
Capítulo #44
Capítulo #45
Capítulo #46
Capítulo #47
Capítulo #48
Epílogo

Capítulo #12

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By lunesporlamadrugada

Tuve mis primeras reuniones con los chicos del círculo de estudios, la gente es buena onda, muchos son de ingeniería, administración, economía, creo que soy la única de comunicaciones en ese lugar.


Ya iban dos días en el que todo el tiempo saliendo de clases me refugiaba ahí.


Ariel siempre era amable conmigo, ella era un poco más alta que yo, tenía el cabello largo y ondulado color castaño, los rasgos de una persona latina y unos grandes ojos color avellana, la empezaba a admirar, pues sus conocimientos para las matemáticas eran asombrosos.


—¿Y cómo conociste a Victor?— Ariel y yo caminábamos por los pasillos de su facultad hacía la cafeteria.

—Pues en una fiesta.

Ariel negó sonriendo de manera tierna—Debí imaginarlo ¿en casa de Jessie?

—Sí, ese mismo ¿son tus amigos verdad?

Su rostro cambió, la miré para que me respondiera pero se quedó en silencio por unos minutos hasta que llegamos a una mesa y nos sentamos,— disculpa Ariel no quise incomodar— estaba segura de que algo malo había pasado.

Dejó su mochila en la silla de al lado y se recargó en sus manos apoyando sus codos en la mesa,— ellos jamás fueron mis amigos, solo lo fue Vic.— sonrió como quitándole la tensión al momento.

—¿Puedo preguntar porqué?

Dio un gran suspiro y miró a su alrededor—aún no los conoces ¿cierto?

—¿en qué forma?

—En su interior,— sus grandes ojos se mantenian en misterio — ese grupo está loco. Un tiempo me involucré con ellos pero sucedió algo tan retorcido que me di cuenta cuan vacío tenían, todos, el corazón.

—¿qué te paso?— frunci el ceño confundida y un poco asustada.

—Nisiquiera quiero recordarlo— se acomodó en su asiento— no tiene caso. Lo mio no fue tan grave a comparación de otras chicas.

—¿¡Qué!?

—¡Alli!— Vic con una gran sonrisa apareció detrás de Ariel.

Ariel abrió los ojos como plato cuando escuchó su voz tras ella.—Oh, Ariel.

—Hola Víctor— contestó Ariel con un intento de sonrisa. Vic se acercó y le dio un beso en la mejilla para luego acercarse y darme uno también a mi.

—Allison ¿donde estuviste estos días? No te veo desde las clases de gimnasia —Vic jaló una silla para sentarse entre las dos.

—Pues, estuve todo el tiempo con ella— señalé con ambas manos a Ariel, noté algo raro en ella, sus facciones estaban tensas y podría jurar que hasta asustada.

—Yo me tengo que ir— dijo sin reparo, agarro su mochila y se paró — nos vemos luego Alli. Adiós Victor— agregó mirando intensamente a Vic. Me quedé helada y algo extrañada por su repentina decisión, todo estaba bien hasta que empezó a hablar sobre ellos. Algo había pasado y tenía que descubrirlo.

—¿Ahora son buenas amigas?— preguntó con una pequeña sonrisa de esas que me empezaban a gustar.

—Sí, algo así. Es una gran chica.— el móvil de Vic, que estaba en la mesa, vibró.

—Un segundo— me pellizco la nariz y desbloqueó su móvil para contestar.


—Hola hermano ¿donde están?

—Aaaah, bueno yo les doy el alcance mas tarde ¿hasta qué hora se quedarán?

—¡Ah! ya vez. De todas llego, ahora estoy ocupado.

—¡Caray! Kellin, dime cuando he faltado— rió. Escuchar su nombre entre sus labios me alertó.

—Vale, vale. Cuídate hermano, los quiero.



—Vic, yo ya me voy, no te preocupes. Anda a donde tengas que ir.— le sonreí y agarré mi mochila que estaba en la silla de al lado.

—¿Qué? No pequeña— me acarició la mejilla, mi piel al contacto se estremeció.— puedo quedarme un rato más contigo.


Sus ojos color café empezaron a intimidarme, sonreí nerviosa. —¿Irás a lo de Camila?— preguntó mientras se metía a la boca una galleta que había traído.

—No lo sé — confesé. — estaría sola.

Vic juntó las cejas,—¿Y yo?— sonrió — ¿no me consideras?— me alcanzó el paquete de su galleta para que cogiera uno.

—No, no es eso— me defendí divertida,— es solo qué tú estarás con tus amigos y yo no pertenezco ahí — fruncí los labios y me metí a la boca la galleta que Vic tenía en la mano. No sé porque lo hice. Creo que de puro impulso nervioso.

Vic abrió los ojos divertido,— ¡Heeey! devuélvemelo. —ordenó con su tierna sonrisa.

Abrí la boca llena de galleta triturada. Vic con los ojos como plato se me acercó más, —¡Eres una cochina!— se acomodó el cabello— Te reto a algo— dijo mientras que yo seguía con la boca llena de galleta. — pásamelo— abrí mis ojos como plato.

—¿¡Qué!?— respondí con la boca llena del bolo alimenticio.

Vic dio un risotada— lo que escuchaste — se acercó más a mi y no sé porqué carajos aún no pasaba la galleta.

Negué moviendo la cabeza para luego pasar todo.— mira— abrí mi boca ahora vacía — ya no se puede— bromee.

Vic puso los ojos en blanco y se acercó a mi rostro, por un momento pensé que me iba a besar, pero lo único que hizo fue besar mi nariz.—No sabes jugar— agregó dejándome con una extraña sensación.

Luego de unos minutos más Vic se ofreció a llevarme a casa, dejé mi auto en el estacionamiento de la universidad solo por que él me prometió que a la mañana siguiente pasaría por mi. En el camino hablábamos de trivialidades, en realidad me sentía muy bien a su lado, siempre era lindo y caballero a comparación del cerdo de Kellin.

—¡Wauh! tu casa es linda— miró tras la ventana la fachada de mi hogar, dulce hogar.

Sonreí— es algo rústica— me acomode un rebelde mechón tras mi oreja, Vic posó sus hermosos ojos en mi poniéndome, no sé porqué, un tanto nerviosa.

—Bueno nos vemos mañana— rompí el momento.

—Esta bien, paso temprano por ti— se acercó y me besó la mejilla. Bajé del auto con una pequeña revolución de mariposas estomacales.



A la mañana siguiente me desperté de un salto gracias a una estruendosa bocina de auto que sonaba afuera de mi casa. Me removi aún con sueño entre mis sábanas, pero ya no continué dormida, la hora pasaba volando y ya faltaba poco para que Vic pasara por mi. Me levante aún con los ojos medios cerrados cuando sonó otra vez esa jodida bocina.

¡Pero que...!

Me dirigí hacía mi baño, prendí la terma, me lave la cara y baje para ver quién coño tocaba así a estas horas de la mañana.

—¡Mamá dile a Ximena que salgo en cinco! — gritaba Paula desde su habitación.

Mi madre con el café en la mano y su mirada en el reloj de su muñeca puso lo ojos en blanco. —Allison, querida sal y dile a esa muchacha que tu hermana saldrá en un momento ¿si? Ya me tengo qué ir a trabajar.—dio media vuelta y se alejó presurosa. 

Asentí aún con el sueño entre mis venas y me dirigí hacia la puerta. Estaba a punto de abrir cuando mi cuerpo paró en seco sin conectarse por completo con mi razón. Ximena estaba afuera, Ximena era menor de edad y, al parecer, de ella venia ese sonido de bocina desesperada cada cinco minutos.

Esperen...

Ximena es la hermana de Kellin...

Joder.

Eso significaba que alguien la había traído.

Otra vez sonó la bocina y esta vez por impulso propio abrí la puerta con fuerza. Dicho y echo, ahí estaba él, recargado en la puerta de su auto fumando un cigarrillo.

Cuando abrí la puerta volteó a mirarme con los ojos como plato y una sonrisa convincente que se formaba en sus labios.

—Eh— me acomodé un mechón tras mi oreja— dice Paula que sale en cinco.

Mire dentro del auto y una chica muy bonita miraba su celular, supuse que era Ximena.

Parpadee como una tonta mientras veía como Kellin pisaba su cigarro y se acercaba a mi. Mi cerebro despertó y noté que había salido así, con mi pijama de flores rosadas y mi cabello enmarañado.

—Hola— sonrió más, a pocos centímetros de mi— linda pijama — bromeó.

Parpadee nerviosa. —¿Donde andabas? ya no te he visto.— agregó acomodándose su largo cabello negro.

—Estuve ocupada— respondí al fin.

Agarró mi mentón de una manera sutil y delicada,—¿despertaste gruñona? — sonrió soltándome para luego empujar un poco mi nariz con su pulgar.

No puede evitar sonreír ante lo que hacia, —no es nada de eso— fruncí el ceño— quizá fue por que una bocina desesperada me despertó — rodé los ojos.

—Esa era la idea— confesó mordiéndose un poco el labio superior.

Puse los ojos en blanco. —Dejo a las chicas ¿y paso por ti?.— dijo en casi susurro.



Kellin ¿enserio?...



Me hundí de hombros sorprendida.—Lo siento, Vic pasará por mi.

Parpadeo extrañado—¿Vic?

—Claro, el mismo que tu y yo conocemos.

Rodó los ojos — Entiendo, pásenla bien— contestó, guardó su móvil en el bolsillo de su chaqueta y miró hacia mi puerta.

Paula salía. Me miró sorprendida.—¿se conocen?— susurró cerca de mi, mientras qué él se alejaba sin despedirse.

—Chau hermana— le di un beso en la frente y me aleje para entrar nuevamente a mi casa. Paula se quedó ahí sin decir nada, entré y cerré la puerta. 

Escuché el motor encenderse y por un lado de mí ventana, tras la cortina los vi marcharse.



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