Siete años después
Ya ha pasado bastante tiempo desde que esta infección empezó y no hemos logrado escapar o contactarnos, los exploradores jamás regresan me pregunto si lograrían salir o si están muertos, las cosas aquí no han estado del todo tranquilas después de que fuimos atacados el padre de Mangel no lo logro así como varios de nuestros conocidos, ahora solo quedamos pocos ya que los demás se fueron por otro lado al escapar.
Nos encontrábamos caminando por las calles vacías de Francia buscando provisiones llevábamos dos días sin comer temo que no duraremos un día más, íbamos Mangel, Cheeto, Alex y yo, creo que el mas jodido de todos es Mangel no lloro ni hizo nada cuando su padre murió siento que intenta ser fuerte pero si no saca su dolor no podrá seguir luchando caerá en una terrible depresión, si es que no la tiene ya, tengo que hablar con él.
-Miguel, tenemos que hablar-dije serio mientras me acercaba por su lado derecho.
-¿Qué es lo que pasa Rubiuh?-pregunto algo preocupado, pues el sabia que solo lo llamaba por su nombre cuando algo serio pasaba.
-Te he notado muy distante últimamente, ¿Está todo bien?-su mirada se volvió mas rígida, apretaba los labios y de repente paso lo que temía, exploto.
-¡Qué va! ¡Todo perfecto en esta huevada de mundo apocalíptico en el cual he estado por siete jodidos años y que me ha quitado a mis padres!-comenzó a gritar mientras sus lagrimas amenazaban con salir.
Ninguno de los que estábamos presentes dijimos nada, yo opte por abrazarlo con fuerza para que se calmara sino llamaría la atención de los zombies.
-Ya no puedo más, no creo poder esto me está matando lentamente y estoy seguro que acabara conmigo-pronunciaba con cierto coraje mientras se derrumbaba en mis brazos.
-Escucha....no dejare que eso pase, yo estoy aquí para ayudarte, todos estamos para ayudarte-dije señalando a Alex y Cheeto a lo cual ellos asintieron mientras se acercaban a nosotros.
-¡Vamos Mangel! Somos familia y la familia es importante hasta la muerte, siempre estaremos juntos sin importar lo que pase-dijo Cheeto abrazándolo.
-Escucha chaval, todos hemos perdido a alguien en todo este tiempo pero decidimos seguir adelante por nosotros, por los que están y por los que estaban en nuestras vidas; no es fácil pero nosotros te ayudaremos- le dijo Alex mientras le dedicaba una sonrisa cálida.
-Lo.....lo siento chicos necesitaba sacarlo, tienes razón Alex tenemos que seguir adelante, hay que movernos si nos quedamos más tiempo las cosas se pueden poner feas y no queremos eso-dijo retomando su cordura y limpiando sus lagrimas-¡Andando! Tenemos que buscar un refugio.
Continuamos nuestro camino por las destrozadas calles, era increíble lo destruidas que estaban era como si un tornado hubiese pasado y arrasado con todo, había demasiado silencio eso no era normal algo andaba mal.
-Está muy silencioso ¿No creen?-pregunto Alex.
-Demasiado diría yo, algo no anda bien-comente.
-¡Escuchad!-dijo Mangel mientras ponía un dedo en sus labios haciendo una señal de silencio.
No estaba seguro de lo que se escuchaba era un eco bastante confundible, podría ser un simple objeto golpeando gracias al viento que hacía, hasta que se hizo más fuerte era.... ¿Un grito? ¿De mujer? Sin duda lo era, en ese momento cuando escuchamos con claridad el grito nos observamos entre todos y empezamos a correr siguiendo ese constante sonido. Al llegar al lugar donde provenía el ruido vimos a una mujer corriendo mientras era perseguida por los podridos, no eran muchos a lo mucho cinco pero se notaba que aquella mujer ya no podía mas, le grite que se hiciera a un lado a lo cual comencé a dispar haciendo que los demás me siguieran en la acción, uno a uno comenzaron a caer mientras nos acercábamos mas a la mujer que yacía tendida en el suelo para protegerse de las balas, estando junto a ella me percate que sus ojos estaban cerrados y que algo rojo se asomaba de su hombro izquierdo.
-¡Creo que esta herida!-dije viendo como se extendía un pequeño charco de sangre.
-¡Rápido tenemos que revisar que no sea una mordedura!-cometo Cheeto mientras volteaba el cuerpo de la mujer.-Vale, no es una mordida al parecer le hemos dado con una bala.
-Entonces hay que buscar un lugar rápido para atenderla si no se va a desangrar-dijo Alex.
Entre Mangel y Cheeto cargaron el cuerpo mientras Alex y yo buscábamos un refugio hasta que dimos con un local de comida rápida, nos adentramos rápidamente en el revisando que estuviera despejado de cualquier podrido que pudiese estar merodeando, una vez estando seguros de que no había nada nos metimos todos bloqueando cualquier posible acceso; Mangel y Cheeto dejaron a la mujer en una de las mesas del local mientras yo saque de mi mochila el botiquín que teníamos para emergencias.
-Pásame las pinzas, tengo que sacar la bala para poder cerrar la herida si no se le va a infectar-me pidió Cheeto.
-Toma-dije pasándolas.
El comenzó a sacar la bala del hombro de aquella muchacha, menos mal que perdió el conocimiento no me imagino el dolor que estaría sintiendo de lo contrario, después me pidió el alcohol y una gasa para retirar la sangre que comenzaba a coagularse, una vez limpia la herida le pase la aguja y el poco hilo quirúrgico que habíamos logrado empacar cuando nos atacaron los podridos en el refugio, una gasa y un poco de cinta de esa blanca que usan en los hospitales , al parecer iba a necesitar dos puntadas y vaya que le va a doler cuando despierte.
-Ya quedo chavales, se pondrá bien solo es cuestión de que despierte y le demos antibiótico y un buen analgésico porque vaya que le va a doler cuando despierte.
-¿De donde vamos a sacar las medicinas?-pregunte yo algo preocupado puesto que no teníamos eso.
-Tranquilo que yo he echado varios medicamentos a mi mochila cuando escapamos del refugio-contesto Cheeto.
-Bueno, una vez estando tranquilas las cosas vamos a buscar algo de comer o al menos de beber que me muero de hambre y sed-dijo Alex.
Buscábamos algo que sirviera ya que después de siete años era algo complicado conseguir alimentos, tardamos unos diez minutos hasta que Mangel encontró unas latas de comida las abrimos como si no hubiera un mañana revisando que sirviera, ¡Dios bendiga a los conservadores! La comida estaba buena, comenzamos a comer tal y como un cerdo lo haría ¡pero qué va! En estos momentos era lo que menos nos preocupaba después de no haber comido en dos días cualquier cosa era una bendición y vaya que estos frijoles enlatados me sabían tan bien. Comíamos plácidamente en una de las mesas que estaban algo cerca de la muchacha cuando se empezaron a escuchar unos quejidos ella estaba despertado y al parecer se sentía jodida como lo habíamos predicho.