24 de Marzo 2015.
Hacía poco menos de dos meses que no veía a Josh.
Le había dicho a Sarah que necesitaba estar del todo concentrada en el desfile de mañana, por lo que le pedí que no me diera pedidos.
Estábamos Sarah, Diana, Danielle y yo en el estudio en donde se estaba montando la pasarela, verificando que no hubiera ni un solo error. Diana mandaba a chicos de aquí a allá arreglando mínimos detalles.
La entendía. Quería que todo estuviera perfecto.
Con todo el trabajo, cuidar a mi hija, llevarla a sus clases de ballet y pequeños encargos que hacía, casi se me había olvidado que Josh y yo estábamos en un mismo lugar.
A quien engañaba, no había podido evitar pensar en él.
No sabía si era su forma de ser la que me hacía amarlo tanto. Siempre tan cariñoso y tan atento conmigo, tratando de quitar todas mis inseguridades que cualquier día él podría conocer a alguien más y dejarme. Todos esos miedos que él me había ayudado a vencer.
No cabía la duda de que estaba irremediablemente enamorada de él.
Mañana tendría que verlo de nuevo y no sabía si sería capaz de soportarlo. Ver como le daría su amor a alguien más y no a mí.
Pero al final de todo, había sido yo la que nos causó esto.
De no haber sido por todos los miedos que creí haber superado, nada de esto hubiera pasado.
—¿Tienes todo preparado, Faith? —me preguntó Diana.
El escuchar mi nombre me trajo de vuelta de mis pensamientos.
—Eh... si, tengo todo listo.
—Bien. Hay que ponerlo todo en la bodega para tenerlo mañana todo en orden.
El que mis diseños fueran a ser exhibidos ante mucha gente me ponía nerviosa. Aunque se que Diana ya había aprobado estos diseños, no podía evitar preocuparme un poco.
Después de dos horas, la pasarela estaba lista, las luces estaban colgadas, el sonido estaba preparado y los atuendos estaban esperando en la bodega.
Ahora sólo quedaba esperar.
Diana se retiró diciendo que tenía una cita, así que nos quedamos Sarah, Danielle y yo.
—¿Quieren ir a comer algo? Hay un restaurante por aquí cerca.
Había mucha presión sobre nuestros hombros y un rato para distraernos no nos vendría mal.
—Yo muero de hambre —respondió Sarah.
—Vamos —se unió Danielle con una sonrisa.
Subimos a mi auto y conducí hasta el restaurante. Debía ser bastante bueno, ya que estaba muy lleno. Apenas y habían mesas y meseros corrían con platos en la mano. Podía escuchar el murmullo de las personas y esos sonidos molestos que hacen los cubiertos al rozar la vajilla.
Quince minutos después pudimos conseguir una mesa. Una mesera nos dirigió hacía el lugar y mientras caminábamos, no pude evitar mirar la televisión.
Malditos. Programas. De. Chismes.
De nuevo aparecían fotos de Josh y Claudia. ¿No es increíble que la odie tanto como para fingir que me agrada?
Es decir, habíamos hablado un par de veces y se podría decir que somos "amigas", el pequeño detalle estaba en que ella no sabía que yo había estado comprometida con Josh y tenía una hija.
Ni siquiera Josh lo sabía.
Decidí ignorar lo que había visto y me concentré en la carta.
Pediría una hamburguesa doble con queso.
Empezaré la dieta el lunes.
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Nota mental: No darle azúcar a Heather por la noche.
Estaba apunto de dormirme y Heather parecía que recién se había despertado.
Mis ojos se fueron cerrando lentamente, pero antes de caer en los brazos de Morfeo, Heather me interrumpió.
—¿Qué es esto, mami?
Abrí los ojos y me encontré la caja que había traído Connor en el cumpleaños de Heather.
Me levanté rápidamente y se la quité de las manos.
—No es nada, hija. Es sólo una caja.
—Dice Hether, mami— me miró —¿Puedo abrirlo? —preguntó emocionada.
—No —respondí rápidamente. Creo que había gritado, ya que Heather se alteró un poco—. Lo siento, bebé. Luego lo abrimos, ¿si? —le dije más calmada.
Mientras más tiempo pasara, mas querría saber que era.
En cuanto Heather cayó dormida, abrí la caja.
HH.
El pequeño collar con las letras "HH" descansaba en la caja.
Heather Hutcherson.