Eduardo
- ¿Qué haces? - susurre
- Me escondo – me susurro de vuelta, sin mirar
- ¿De quién nos escondemos? –
- Del idiota de mi jefe – La morena frente a mi aun no volteaba a ver quién le hablaba.
- ¿Y por qué te escondes de él?
- Porque es una molestia en el - Rebeca volteo molesta – Trasero – termino en un susurro, que logre escuchar por lo que alce una ceja.
- Señorita Rodríguez si ha terminado de jugar tengo algunos informes que me gustaría que revisáramos juntos – hable con la voz más profesional y serena que tenía.
Esta pequeña pilla otra vez me estaba evitando la había visto esconderse tras la máquina de fotocopias cuando me vio salir de mi oficina, había dado la vuelta para acercarme a ella desde otro punto de la oficina y así no se diera cuenta. Y ahora acababa de inventarme una excusa para obligarla a estar cerca de mí, me aplaudí mentalmente por mi ocurrencia recordando que ayer por la tarde había llegado pidiendo ayuda con un informe.
Entre a mi oficina con ella arrastrando los pies tras de mí, me senté en mi escritorio y lancé la carpeta sobre este, juntando mis manos tomando una pose seria
-Piensas retroceder otra vez – ella suspiro y me miro mal.
- No – yo alce una ceja y ella se cruzó de brazos – tal vez solo ir más lento.
- ¿Más lento? – Rebeca asintió –¿Y cómo piensas hacerlo exactamente? ¿Evitándome?
- No, solo de vez en cuando, ósea... - se enredó en sus propias palabras – Sabes, solo estas distrayéndome, dijiste que querías revisar un par de informes juntos – escudos arriba pensé mirándola tan a la defensiva, me lleve mi café ya frio a la boca, supongo que tendremos mucho trabajo por delante – Solo hagámoslo y luego me dejaras ir a mi modo con esto – soltó como si nada y yo me atore con mi café, ¿Solo yo lo mal entendí? – ¿Estas bien? – me aclare la garganta
- Si, solo vamos a hacer nuestro trabajo – carraspeé – solo eso y ya está – volví a aclararme la garganta moviendo algunos papeles, ella alzo ambas cejas sorprendida ruborizándose
- Enserio, ¿sacar de contexto de esa forma mis palabras?
- Mujer, mezclaste los temas ¿Qué querías que pasara por mi mente? – me excuse
- Hombres – rodo los ojos y se sentó frete a mí – Muy bien, vamos a trabajar – recalco la palabra trabajo y abrió la carpeta que ella misma había traído el día anterior.
- Mira este informe parece cuadras con el estado de cuenta, pero al ingresarlo en mi planilla las cosas no cuadraban entonces le revise un par de veces, pero siempre era lo mismo. Alguien inflo los datos del informe o modifico los del estado, porque no calzan con mi planilla – leí rápidamente el informe y comparé algunos números, hice cuentas rápidas y realmente había algo raro.
- Sabes que esto es muy grave ¿verdad?
- Si, por eso vine contigo – revisé un poco más los papeles frente a mi ¿Cómo había pasado esto?
- ¿Tienes tu planilla? –
- Si, está en la carpeta compartida de la junta directiva – abrí los archivos de mi computador y busque la carpeta compartida, todos los miembros de la junta – dirección, gerentes de departamentos y accionistas – teníamos acceso a ella – La carpeta que dice GG Rebeca – me indico y seguí la ruta hasta llegar a la planilla, la abrí leí un par de datos y luego volví a cerrarla – ¿has trabajado con alguien más en esto? – pregunte serio y ella negó, entonces cerré el archivo y lo elimine
- Que has hecho – dijo alterada mientras verificaba que no quedara rastro de el en la carpeta compartida – Eduardo, eso me tomo meses y había recopilado muchísima información que no es copiar y pegar – se masajeo la sien tratando de controlar su respiración – ni siquiera tenía una copia en mi portátil, maldición.
- Mejor aún – mi tono fue bajo sorprendiéndome a mí mismo, pero ella fue la más sorprendida
- ¿Qué quieres decir? – me miro con desconfianza y yo solo pude negar con la cabeza las acusaciones que su mente estaban llevando a cabo – no tiene sentido
- Esto no es un juego, acabas de descubrir que alguien está robando en la empresa, y ese documento en la carpeta compartida, en un archivo que precisamente lleva tu nombre te estaba comprometiendo –
- Quieres decir que borraste un trabajo que me llevo meses si es que no un año entero solo por protegerme de un simple ladrón de números virtuales – su cara estaba roja de furia ¿Es que no lo entendía?
- Si –
- ¿Por qué? – reclamo – ¿Piensas dejar esto como esta?
- No claro que no, has descubierto un caso, pero podríamos tener muchos otros que se han mantenido con un perfil bajo, no correré riesgos y traeré a alguien externo para que investigue.
- ¿Qué? ¿Y porque no yo? – me miro ofendida por no considerarla, y no pude evitar mi impulso, golpeé la mesa con el puño molesto
- Ya te dije que es peligroso, maldita sea – ella me miro molesta – ¿porque tienes que ser tan terca en todo?
- Porque traerás a alguien externo que no sabe nada, si esto ha pasado más de una vez se demorara años en conocer lo que se necesita para descubrirlo y aun peor podría seguir pasando sin que nos demos cuenta, que mejor que alguien que realmente conoce de la empresa para investigar el tema, no sería difícil reconocer patrones si nos dedicamos a ello – la mujer tenía su punto, pero no dejaba de ser peligroso.
- Si comenzamos a investigar podríamos poner sobre alerta a quien allá hecho esto – mire la fecha en el documento – esto fue hace un mes, no hemos tenido despidos o renuncias en ese tiempo, lo que significa que quien lo haya hecho aún está por aquí. Posiblemente buscando una nueva oportunidad.
- Aun mejor – dijo ella – si informamos que se está llevando una investigación por robo quien lo haya hecho tratara de huir.
- Te estas dejando llevar por la emoción del momento – negué – las personas desesperadas hacen cosas desesperadas, cosas que no puedes predecir, llevaremos esto con calma y en silencio.
- No estoy de acuerdo – apoyo ambas manos sobre mi escritorio firmemente.
- Sé que no lo estas – suspire – por eso Rebeca, te quiero lejos de esto – mi tono fue firme – si haces algo, si me doy cuenta que has investigado por tu cuenta – pause un poco, necesitaba que entendiera que no podía meterse - considérate despedida – su cara de sorpresa no fue nada en comparación a la mirada de odio y molestia que me dio después antes de salir de mi oficina dando un portazo –
- Esta mujer me va a sacar canas ante de tiempo – me refregué la cara, solo esperaba que la molestia no le durara mucho, mientras tanto tenía que llamar a alguien para que se hiciera cargo de la investigación, y tenía perfectamente claro quien seria.
Cuatro horas después de nuestra conversación en la oficina, Rebeca ya no me evitaba en su lugar me lanzaba dagas con los ojos cada vez que nuestras miradas se cruzaban, no entendía por que se molestaba, la estaba protegiendo, además investigar no era su trabajo.
-Vengo en paz – me acerque a ella que estaba en la puerta de su oficina
-No tengo tiempo voy de salida - ignoro totalmente mi presencia
-Tranquila no te tomara mucho tiempo – Rebeca cerró la puerta de su oficina mientras caminaba a paso firme hacia el ascensor sin tomar en cuenta mis palabras, pero la seguí – Tengamos una cita – saque el crisantemo que escondía tras mi espalda
- ¿Tu qué? – parecía sorprendida, miro a todos lados por si había moros en la costa. – No puedo, no tengo tiempo
- Solo almorcemos juntos – me encogí de hombros - ¿Dónde te gustaría?
- No – aún se notaba molesta, pero pareció algo contrariada – No, gracias – hizo una pequeña mueca, pero luego su expresión volvió a ser la misma de siempre.
- ¿Por qué no? – mi tono de sospecha se hizo notar por lo que trate de disimularlo con un – aún nos quedan muchas cosas por hablar.
- Ya casi es navidad y las dos semanas que se toma la empresa han desatado un caos entre todo. Y para colmo no ayudas mucho, estas distraído mientras todo tu trabajo recae sobre mí ya mucha carga laboral. No tengo tiempo para ir a almorzar – su tono de voz fue subiendo a cada palabra, hasta que de pronto se dio cuenta de ello - yo... lo siento hoy ha sido un día estresante – siguió con su molesta caminata hasta el ascensor
Pero si ella creía que esto acababa aquí, estaba muy equivocada, me encamine tras ella y una vez tome su mano y tire de ella hasta el ascensor
-Amanda iremos a almorzar, volvemos en unas horas – ella asintió – encárgate de todo hasta entonces – ella sonrió totalmente encantada al ver mi agarre en la mano de Rebeca.
-Que disfruten la comida – se despidió – y el postre – le guiño un ojo a Rebeca quien, pese a su molestia, al entender el sentido de sus palabras, se volvió tan roja como un tomate. Las puertas del ascensor se abrieron y empuje a Rebeca dentro, marque el estacionamiento y espere a que las puertas se cerraran.
-Te has puesto muy nerviosa de repente – Rebeca pareció reaccionar recién entonces, tiro de su mano, separándose de mí, sentí haber perdido algo más que simplemente la mano de la chica a mi lado, pero no tuve mucho tiempo para analizar las cosas porque Rebeca comenzó a regañarme.
-Te he dicho que hoy no tenía tiempo para almorzar, ¿por qué has hecho eso?, estoy molesta contigo por no confiar en mí y te pedí ir más lento, además quedamos de hacer las cosas en secreto hasta tener una fecha y tú me agarras de la mano y me sacas a rastras de la oficina para almorzar contigo ¿Y si alguien nos vio? ¿Y si...? – dejo la frase inconclusa al sentir el "Ding" pero aun no llegábamos al estacionamiento, las puertas se abrieron dejando ver a un chico castaño con una gran sonrisa que se adentró al ascensor, idiota.
-Hola señorita Rebeca – mis manos se hicieron puños y ¿este quién era?, marco el lobby y luego volvió a dirigirse a Rebeca – Luce hermosa el día de hoy – la aludida se limitó a forzar una sonrisa cordial y yo sonreí para mis adentros al ver la distancia que ella interponía con el cretino Esa es mi chica
-Buenas tardes Alfonso, ¿Cómo va la pasantía?
-Bastante bien, gracias por preguntar. – me aclare la garganta, para volver a figurar en escena. Era momento de marcar territorio, pero Rebeca fue más rápida.
- Alfonso, te presento al señor Redstone – el pobre chico estaba más que sorprendido con mi presencia en el lugar – señor Redstone, él es Alfonso el pasante que está trabajando en el área de contabilidad.
- Es un gusto conocerle señor, soy un gran fan de su trabajo con la cadena hotelera de la que es dueño. – estiro su mano, la cual estreche a modo de saludo, aunque puede que con más fuerza de la necesaria.
- Un placer conocerte Alfonso, espero recibir muy buenas recomendaciones de tus superiores las próximas 3 semanas, para que así puedas seguir tu practica con nosotros – el pareció sorprendido con la noticia, pero bueno es una política de la empresa, que por cierto acabo de inventarme.
- Por supuesto – se apresuró a decir nervioso, pareció querer agregar algo mas, pero el Ding del ascensor lo detuvo– A... Aquí me bajo yo – señalo las puertas que se abrían, tan pálido como si hubiese visto un fantasma.
-Hasta luego – Rebeca y yo hablamos al mismo tiempo, y aunque se sorprendió tanto como yo, lo disimulo totalmente. Las puertas volvieron a cerrarse dejándonos solos, pero Rebeca no volvió a emitir comentario. Una vez en el estacionamiento subimos a mi auto y abrocho su cinturón volvió a la guerra.
- ¿Tenemos nueva política para pasantes? – me miro enarcando una ceja.
- Si, bueno... - me aclare la garganta mientras arrancaba el auto – últimamente los practicantes no tienen buen rendimiento, así nos aseguramos de que se mantendrá trabajando eficientemente si quiere continuar con su pasantía aquí.
- Me parece una buena idea, aunque creo que lo has hecho más para asustarle que por que te interese su rendimiento. – no se escuchaba molesta, por lo que le eche un vistazo y note como frunció los labios evitando sonreír mientras miraba por la ventana
-Se está tomando demasiada confianza contigo – respondí sinceramente, para concentrarme en manejar, tome la avenida principal – Solo quise asustarlo, para que deje esa forma confianzuda de hablarte – esperaba una reacción más explosiva de su parte indicando que no tenía derecho a hacer algo como eso, pero en cambio ella solo suspiro algo entre dientes para luego decir
-Sí, lo sé. Pero sus insinuaciones no me interesan – INSINUACIONES, la mire
- ¿Qué insinuaciones? – me desconcentré un momento de la calle y la vi abrir los ojos de par en par mirando al frente.
- ¡CUIDADO! –volví mi vista el frente a tiempo para no chocar por alcance al auto que se detenía abruptamente delante de mí.
- Si no puedes concentrarte en ambas cosas, entonces concéntrate en manejar – grito ella furiosa.
- Fue su culpa – dije señalando el auto delante y en ese momento sentí un golpe en la parte trasera de mi auto, no fue un choque más bien un simple topón. – Estas bien – pase mi mano retirando un mechón de su rostro.
- Mierda – miro atrás, al igual que yo. Un auto un poco más pequeño que mi Tucson fue el que nos golpeó. - Lamento haber gritado. – se tomó la frente con una mano. – tuve una mala experiencia por una situación similar, yo... - la tome de su cuello y la acerque lentamente a mí – no me siento tan cómoda con los autos. - termino de decir en un susurro por un momento me mostro su fragilidad y yo quise besarla y tranquilizarla, ella mordisqueo sus labios tratando de desquitar su tensión con él y eso fue todo el incentivo que necesite. Me acerque aún más dispuesto a besarla, pero no alcance a juntar nuestros labios cuando un golpe en la ventana me detuvo, pero no me desmotivo le di un rápido y - lamentablemente - casto beso para luego abrir la ventana y un tipo un de unos cuarenta y tantos años apareció-
- Lo siento, he quedado detenido de repente están todos bien. – miro dentro del auto.
- Si, pero también nos han topado atrás. – El tipo asintió y luego fue a verificar como estaban atrás, Rebeca tomo mi mano que estaba en el freno, iba a decir algo, pero entonces el tipo volvió a asomarse en mi ventana – todos bien – sonrió, pero a mi comenzaba a desagradarme este tipo.
- ¿Por qué ha sido la pana?
- Por bencina, pero no entiendo ¿cómo? acabo de cargarle. - eso fue suficiente impulso para Rebeca que por alguna razón bajo de mi auto y camino al otro, baje tras ella y la vi abrir la puerta del copiloto para mirar el tablero. Luego le pidió al tipo que abriese el capo, y estaba a punto de inclinarse en el motor.
- Tu chaqueta – estire mi mano y ella me miro sin entender – la vas a ensuciar si te inclinas sobre el motor, dámela. – Ella me sonrió y se quitó la chaqueta que traía, quedando en una simple camisa de tirantes color mostaza, me arrepentí de inmediato porque ella se veía muy bien y era obvio que no era el único que lo noto, le dirigí una mirada molesta al tipo al lado mío y este desvió la mirada en otra dirección. Rebeca se inclinó en el motor y la vista de su trasero fue aún mejor, fue directamente a la parte más profunda del motor, tiro de una pequeña tapa de algo que había dentro y hasta sacarla, la dejo a un lado, me acerque a ver qué era lo que buscaba, pareció lastimarse con algo porque saco rápidamente la mano y se quejó, pero luego volvió a su trabajo en el motor, pensé en detenerla pero elegí seguir mirando, tomo una pequeña manguera y la soltó de su lugar, la camiseta de tirantes se levantó unos centímetro dejando piel a la vista, finalmente llego a una pequeña válvula de la que tiro hasta soltarla, por alguna razón me imagine a Megan Fox arreglando el deportivo amarillo de Transformers, pero la ficción no se comparaba en nada a la realidad y Rebeca se veía mil veces aún más sexi, finalmente coloco todo en su lugar y se levantó nuevamente.
- Era el sensor de oxigeno el que estaba fallando- levanto el aparato para mostrarlo - las marcas más doradas son por el refrigerante y el bronce oscuras son por el consumo de aceite. Debió cambiarlo hace mucho, cuando esta pieza falla mando una orden errónea de falta de combustible y provoca un mayor gasto, como diría mi hermano era una falsa pana – Tomo la mano del tipo y dejo la valvulita en su mano. Miré a mi alrededor y claramente no fui el único embobado viendo como MI chica trabajaba en el motor, un grupo de púberes estaban totalmente asombrados codeándose entre ellos y uno que otro tipo se había detenido curiosos. El tipo al lado mío estaba tanto o más sorprendido que yo
- Gra...gracias – tartamudeo el tipo algo intimidado por la calidad de mujer frente a él.
- Cuando llegue la grúa diles que necesitas un cambio de aceite y la reposición del sensor de oxígeno- el tipo solo asintió aun intimidado por Rebeca, ella simplemente le sonrió y luego se dirigió a mí, iba a pedirme su chaqueta, pero luego miro sus manos y se arrepintió.
- Mejor la tengo yo – ella solo sonrió y asintió puse su chaqueta en mi hombro y pase mi brazo sobre los suyos acercándola a mí MIA, en vez de alejarse se acercó más posicionándose frente mío, entonces se empino un poco juntando nuestros labios. Era la primera vez que ella tomaba la iniciativa y me tomo totalmente por sorpresa, pero no tarde mucho en llevar una mano alrededor de su cintura acercándola más a mí, y la otra a su cuello para mantener el beso. Ella mantuvo sus manos lejos de mí y comenzó a sonreír. En el momento en que la mire a los ojos, sus mejillas se tiñeron de un bonito rojo. Volví a besarla, sus manos fueron a mi cuello y acariciaron mi barbilla, fue un beso un poco más rápido, pues aun estábamos en medio de la calle y si ella lo había olvidado, yo lamentablemente era consiente. Sentí un par de autos pasar por detrás de mí piteando por el atochamiento que provocaban los 2 autos detenidos en una pista de dos corredores
– Es hora de seguir. – le sonreí y acomodé la camiseta que antes se había levantado, ya no parecía molesta y eso me relajaba.
-Te he manchado, lo siento – dijo quitando sus manos de mi cuello, tome su mano, pero ella trato de retirarla para mi tranquilidad sonrió – Estoy llena de grasa y aceite, te vas a ensuciar. - aun así no la solté. Era agradable sostener su mano.
- Eso no importa – caminamos lo que quedaba agarrados de la mano o más bien yo agarrándola a ella, subimos al auto. Había pensado ir a un tranquilo restaurant cerca de la oficina, pero con lo ocurrido decidí hacer un pequeño cambio. Cuando llegamos a nuestro destino, Rebeca pareció no entender nada. Estábamos en el Great Royal el hotel más grande de mi cadena hasta ahora, y también donde tenía una suite que usaba de vez en cuando
- Seguro querrás refrescarte – ella pareció entender un poco – Estefanía, por favor lleva a la señorita a una suite para que puede refrescarse y luego indícale donde se encuentra el restaurant. – la eficiente recepcionista asintió y luego mire a Rebeca, no quería que se sintiese incomoda, así que evite tomar su mano o cualquier tipo de muestra demasiado cariñosa para ella. – ¿en 20 minutos está bien? – ella parecía confundida, pero aun así asintió. – No vemos – y por más que quise evitarlo besé sus labios rápidamente se sorprendió, pero luego la recepcionista la distrajo.
- Por aquí por favor – Rebeca la siguió y yo me encamine a mi suite.
Luego de 10 minutos intentando quitar la grasa de mi cuello y otros 5 minutos en mi barbilla, me cambié de traje y me dirigí al restaurant. Ordene un delicioso postre para cuando llegara Rebeca, pero luego de 10 minutos ella seguía sin aparecer y comenzaba a impacientarme, entonces la recepcionista apareció finalmente seguida de Rebeca quien lucía un simple vestido azul marino floreado y holgado de todas partes salvo por la cintura, por su cara parecía una niña en un incómodo vestido elegante.
-Luces como una niña pequeña – dije mientras la ayudaba a sentarse, la recepcionista se retiró luego que ambos le diéramos las gracias.
-Estefanía lo eligió por mí – dijo algo incomoda – yo simplemente me ocupe de sacar la grasa de mi cara. – sonrió y pude notar una pequeña mancha negra en su barbilla, me acerqué para quitarla con una servilleta y ella se quedó inmóvil un segundo
- Si, definitivamente luce como algo que tu no usaría, aunque luzcas hermosa con el – el mozo llego con el postre que antes había pedido y trajo los menús
- Bienvenidos a Great Royal, mi nombre es Marcos y seré su mozo el día de hoy, cuando estén listos para pedir volveré. – dicha su frase se retiró.
-Donde aprendiste lo del auto. – ella sonrió de lado. Y comenzamos a comer
-Mi hermano era mecánico, me enseño algunas cosas – Era la primera vez que me mencionaba a su hermano y podía notar que lo recordaba con mucho cariño. Pero no me atreví a preguntar más.
- Inteligente, hermosa y práctica. – Rebeca se sonrojo - ¿Estas listas para pedir? – solo asintió en respuesta y llame al mozo, tomo nuestros pedidos y desapareció tras las puertas que daban a la cocina.
- ¿Por qué vinimos aquí? – al grano del asunto y sin anestesia
- ¿Aun estas molesta por lo de la investigación y por qué te saque de la oficina?
- No lo sé – pensó por unos segundos – creo que ya no. He logrado relajarme un poco y con lo de la investigación fue solo porque sentí que no estabas confiando en mi para lograrlo – debí suponer algo como eso, sonreí por que la estaba sacando del tema – pero no has logrado distraerme y sé que no das puntada sin hilo – casi lo logro – así que sea lo que sea dilo de una vez, no necesitas todo esto para que hablemos.
- Quería almorzar contigo creí que sería una buena idea y de paso luego de hablar y conocernos un poco más, te pediría que me dejaras conocer a tu hijo.
- Por supuesto que lo vas a conocer – dijo casi obvia – después de todo nosotros – miro a ambos lados y luego susurro – no vamos a casar ¿no? – reí ante su forma de decirlo. El mozo llego con nuestros pedidos y luego se retiró.
- Yo me refiero a... - arregle me garganta – me gustaría acompañarte hoy a su visita. – pareció sorprendida pero lo disimulo rápido.
- ¿Estás seguro?
- Por supuesto
- Tomi aún no lo sabe, y no sé cómo se lo tomara.
- No tenemos que decirle hoy, podemos simplemente decirle que estamos saliendo. Y dejarle que me conozca un poco antes de seguir adelante.
- Esta bien – suspiro relajándose, con eso concluimos el tema. El resto de nuestro almuerzo lo pasamos hablando de trivialidades.
Para cuando llegamos a la oficina la investigación era cosa del pasado, pero la pobre Amanda estaba vuelta loca corriendo de un lado a otro y con carpetas regadas por todas partes. Cuando nos vio prácticamente se arrojó a abrazar a Rebeca.
-Hasta que llegan, los de recursos humanos han estado llamando toda la tarde para que les habiliten el portal de registros, los de contabilidad me tienen la bandeja reventada de correos. Los de marketing han estado molestando con la entrega de la próxima campaña de hecho, llegaron con los prototipos que ahora están en su oficina señor. Y para colmo los de relaciones públicas han tenido algunos problemas luego de que se filtraran las fotos de la fiesta de navidad que la empresa ofreció en el Grand Palace los he mandado a trabajar con los de marketing, pero como soy una simple secretaria no me han escuchado y están esperando sus instrucciones. Para finalizar vivimos una emergencia con el área informática, nos intentaron jacquar desde la red profunda, pero resultó ser un par de niños jugando, desde la computadora de un empleado. Finalmente, como la entrega de informe tiene plazo hasta mañana y todos quieren irse antes han comenzado a entregar desde hoy. 179 ejecutivos entregando al menos dos informes han colapsado mi persona. Menos mal tuve la genial idea de entregarles estos papelitos para que entreguen sus informes con la ficha de información básica, así luego será más fácil revisarlos y organizarlos. – pobre chica. Rebeca se colocó su blazer que por alguna razón le cambiaba totalmente su aspecto de niña despreocupada a mujer de negocios. Aunque en parte también era su actitud.
- Tranquila Amanda, ya hemos vuelto. Apuesto a que ni siquiera has tenido tiempo para almorzar – Amanda se detuvo y su estómago la delato.
-Hace eso cada vez que alguien habla de comida – lloriqueo, no pude evitar reírme de mi pobre secretaria.
- Gracias por cubrirnos, pero es hora de que almuerces y descanses un poco. Si quieres puedes tomarte la tarde libre. – supongo que nos las arreglaríamos bien entre los dos, mire a Rebeca y como si supiera lo que pensaba.
- Si, ya te cargamos con lo nuestro por muchas horas, nos las arreglaremos – me apoyo sonriendo.
- ¡GRACIAS! – Dicho esto tomo su cartera y agrego un – volveré en una hora – antes de desaparecer por el ascensor.
- Iré a ver cómo están las cosas en el área de informática.
- Les enviare las claves para el registro a los de recursos humanos.
- Luego iré a hablar con el departamento de contabilidad.
-Mientras tanto hablare con los de marketing y me encargare del tema de relaciones públicas.
- Son las 4:15, estaré devuelta en una hora para que ordenemos algunos informes. Pero a las seis en punto nos vamos. – tomé su mano y pude sentir como se relajaba con lo que acababa de decirle.
-Gracias – se separó de mi para disponerse a trabajar, pero la detuve un momento-
- Rebeca - ella se giró y no noto lo cerca que estábamos, me incline levemente y bese sus labios. – Ahora si, a trabajar –controle mis ganas de darle una cariñosa palmada en el trasero cuando su rostro se sonrojo y se alejó rápidamente. Me estaba acostumbrando demasiado rápido a besarla y lo mejor de todo era que me encantaba hacerlo.
Como Amanda prometió volvió a la hora después y quedo encargada únicamente de recepcionar los informes que faltaran, trabajamos a nuestra máxima capacidad y a las seis en punto salimos dejamos todo congelado hasta mañana y salimos de la oficina,
Nos detuvimos en una tienda de juguetes y le pedí ayuda para comprar algo que le gustara a su hijo. Recordaba que ella dijo que le gustaban los superhéroes de Marvel, pensé en un muñeco de Ironman, pero gano el traje de Hulk con los guantes gigantes y mascara furiosa. Solo esperaba que le gustara, no quería que me odiara de partida Rebeca se quejó porque el juguete era muy caro e innecesario, pero de igual forma lo lleve. A mí también me gustaba el universo Marvel y Hulk es mi favorito coincidentemente al menos tenía una mínima esperanza. Rebeca me indico el camino y cuando llegamos todo lo que vi fue la fachada de una casa como cualquier otra del barrio, pero tenía una placa a un costado que decía "Hogar de niños La Granja", mire a Rebeca con una cara de ¿Es enserio? Y ella se rio, tocamos el timbre y una chica más menos la misma edad que Rebeca salió con un par de llaves, nos dejó pasar y saludo cariñosamente a Rebeca.
-Y este quien es – pregunto curiosa la chica, pese a que sus palabras no eran muy amables, su tono lo fue.
- Eduardo ella es Teresa, encargada del hogar. – estire mi mano y ella la estrecho
-Un gusto – sonreí amable
- Teresa, él es Eduardo- Hizo una pausa y por un momento pensé en que diría que era su amigo, pero luego lo dijo - mi novio
- Hasta que por fin – salto la chica – Alabado sea el cielo – alzo los brazos emotivamente - Llevaba años presentándote tipos y a ninguno le hiciste caso. – abraso nuevamente a Rebeca y luego me miro – Como fue que la convenciste –
- Soy bueno negociando – bromee
- ¡Mamá! – un pequeño niño de cabello castaño y ojos alegres corrió a Rebeca y esta de inmediato se agacho para recibirlo en sus brazos.
- Mi Tomi – vi a Rebeca abrazar a su hijo con todas sus fuerzas y su hijo la rodeo con sus bracitos, entonces empezó a sollozar y luego a llorar.
- ¿Que pasa Tomi? – Rebeca se levantó con su hijo en brazos.
- Hoy fue un día algo agitado. Los dejos para que estén tranquilo – se alejó y la vi mover los labios diciendo "suerte", definitivamente era para mí.
- Que paso Tomi – le levanto la mirada, ya no lloraba tanto, solo hipaba.
- Mi amida Maira, hoy... ellos... ella... y se fue – apenas logro pronunciar pues su llanto amenazaba con salir nuevamente, respiro profundo y se tranquilizó – ¿ya no la volveré a ver?
-Oh mi niño, claro que sí. Podemos ir a visitarla o ella podría venir a vernos. ¿Te gustaría invitarla un día?
-Si – el hijo de Rebeca sonrió y la abrazo – Gracias Mami – le dio un beso en la mejilla y la volvió a abrazar.
- Que tal si pedimos permiso para que te quedes conmigo hoy y mañana –
- ¿Podemos? – pregunto curioso y anhelante.
-Tal vez, tenemos que preguntar – Tomi se separó de su madre lo suficiente como para notar que yo estaba.
- Mami, ¿Quién es él? – pregunto escondiéndose un poco.
- ¿Él? – miro tras ella, y luego volvió su mirada a Tomi, lo dejo en el suelo y se agacho a su altura. - Tomi, quiero presentarte a Eduardo – se levantó y se colocó a mi lado – Eduardo, él es mi hijo Tomi - me agache a su altura y lo salude.
- Hola Tomi, tu mamá me ha contado mucho sobre ti, me alegro conocerte – el niño pareció dudar un poco evaluándome de pies a cabeza, pero luego estiro su manito firme.
- Hola Eduardo, mamá no me ha hablado de ti, pero si eres su amigo, entonces también seré tu amigo, si ella está contenta, yo también lo estoy – algo es algo, al menos ahora sé que puedo contar con su sinceridad, ante todo, aunque su tono era demasiado serio para un niño de apenas 6 años.
Luego de nuestra pequeña charla, Rebeca fue a hablar con Teresa quien era la encargada del lugar y no dudo en ceder el permiso para que Tomi estuviese estos dos días y el fin de semana con Rebeca, aprovecho el momento también para comentarle algo del nuevo colegio, pero no logre entender mucho.
Fuimos por unos helados y aproveche para conocer un poco más a Tomi, que me conto muchas cosas como que a Rebeca también le gustaba Marvel, que su favorito era Wolverine y Miss Marvel, que le gustaban mucho las matemáticas, pero tenía problemas con historia. Que su amiga María llego el mismo día que el al hogar y por eso eran tan amigos. Y que fue la abuela de Rebeca y a quien el también llama abuela, quien lo cuido cuando Rebeca estudiaba, pero murió hace unos dos años por la vejez y pese a que era muy pequeño para recordar Rebeca se ha encargado de contarle y mantener vivo su recuerdo. Paseamos por el parque y le entregue su regalo, el solo dijo "Es HULK" y luego se fue a jugar con su nuevo traje.
- Las has caído bien, no suele hablar mucho con personas nuevas.
- Al menos es un inicio – tome su mano y me acerque para besarla.
- Hemos ido muy rápido hoy ¿no crees?
- ¿Lo dices por los besos, que te tome la mano, la cita o conocer a tu hijo?
- Por todo – sonrió apoyando su frente en mi hombro
- Yo soy HULK – apareció Tomi golpeado sus manos enfundadas en los gigantes guantes. – y tu soltar a MI mami – dijo el pequeño recalcando su pertenencia, así que un desafío sonreí.
- Jamás pequeño Hulk – me coloque delante de Rebeca – tendrás que atraparme para salvarla – Tome a Rebeca como un saco de papas pillándola por sorpresa porque ahogo un pequeño grito, entonces empecé a correr.
- ¡Sálvame pequeño Hulk!