"¿Dónde estabas?"
Camila dio un respingo al escuchar la voz de Lauren. La más pequeña mantuvo las distancias con la más mayor, mientras intentaba pensar una excusa. Estaba segura de que 'haber estado sentada en el autobús con un señor mayor que trataba de oler su pelo y luego haber vuelto a casa' no sería una respuesta valida. Ni para Lauren, ni para Keith.
"Fuera."
Fue la única que palabra que pudo articular.
Los labios de Lauren se curvaron y frunció el ceño. Camila comenzó a andar e intentó esquivar a Lauren para subir a la planta de arriba, pero Lauren la agarró de la muñeca antes de que pudiese escapar. Camila se mordió el labio.
"¿Qué está pasando?" Dijo Lauren en un tono preocupado. Esto es exactamente lo que Keith quería. Ojala pudiese decir la verdad.
"Nada, Lauren. Solo he salido," Intentó decir Camila sin que su voz temblara. El dolor que había en los ojos de Lauren rompió el corazón de Camila. Odiaba esto.
"Camila..." Dijo Lauren aún más preocupada.
Camila simplemente negó con la cabeza, y se soltó del agarre de Lauren. La más pequeña comenzó a subir las escaleras y Lauren la siguió.
"¿Dónde vas?" Preguntó tímidamente Camila al ver que su novia había cogido su almohada y se disponía a salir de la habitación.
"Al sofá," Murmuró Lauren, desapareciendo segundos después antes de que Camila pudiese añadir algo más.
El lado bueno de que Rowan tuviese un sueño tan fuerte es que Camila podía cerrar la puerta tan fuerte como ella quisiese porque la pequeña no se despertaría. Así que dio un portazo.
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El desayuno también fue silencioso la mañana siguiente. Tan pronto como Rowan acabó de desayunar, Lauren la llevó a la playa para alejarse de la casa. Y así terminar con la tensión que había entre ella y Camila.
Lauren no quería admitir lo que había pasado la noche anterior. Ni en un millón de años se habría imaginado que Camila podría engañarla. Por eso no había dicho nada aún, quizás solo estaba siendo irracional.
Pero las señales estaban ahí.
El collar era una pista. Un amigo no compraría eso. Incluso la mayoría de parejas no pueden permitirse unos regalos tan caros.
Y después la escapada. ¿Dónde había ido la noche anterior? Parecía estar aterrorizada cuando entró en casa y Lauren la pilló. Y ni si quiera le dio una respuesta coherente.
Tampoco había evitado que Lauren se fuese a dormir al sofá. Lo que Lauren encontraba extraño, porque normalmente Camila le habría suplicado. ¿Conseguiría dormir Camila?
Lauren comenzaba a sentirse enferma.
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Camila se quedó mirando a través de la ventana, observaba como su hija corría feliz por la playa y como Lauren la seguía. Camila sabía que estaba pensando, también sabía que pensaba sobre ella.
Esto era lo más doloroso que Camila había hecho en su vida. Los golpes de Keith dolieron mucho menos. Estaba viendo como el amor de su vida lentamente perdía la fe en ella. Y si no hacía algo para pararlo, Camila estaba segura de que vería como el amor de su vida lentamente moriría delante de sus propios ojos.
Al menos una de las opciones dejaban a Lauren viva. Sabía que de todos modos, su vida terminaría pronto. Keith era demasiado listo como para dejarla vivir después de esto. Debió haberse dado cuenta antes, quizás un final anticipado habría hecho que Lauren no se viera involucrada en todo esto.
Cuando el par de chicas desaparecieron de su vista, hubo un golpe en la puerta. Bostezó, y ando hasta la puerta. Cuando la abrió ya no había nadie. Cogió el sobre, dejó el café en la cocina y se dirigió a la oficina.
Cuando ya estaba encerrada en esta, abrió el sobre, y comenzó a llorar antes de empezar a leer.
Disfruta de la calma mientras puedas, Karla.
Creo que te gustará este regalo. Lo único que tienes que hacer es dejarlo en el baño. Escóndelo lo mejor que puedas, pero como siempre, la verdad saldrá a la luz tarde o temprano.
Tu próxima carta tendrán las instrucciones que determinarán tu destino. Si las sigues correctamente, tus seres queridos estarán a salvo. Siento no poder decir lo mismo sobre ti.
Disfruta de tus últimos días, Karla.
Camila respiraba con dificultad, dejó la carta sobre la mesa y se llevó las manos a la cabeza. Esto no podía estar pasando.
No estaba asustada por lo que Keith fuera a hacerle. Quizás se lo merecía. Simplemente no podía dejar a Lauren sin darle una explicación. No de nuevo.
¿Y si Keith la estaba engañando? ¿Y si también estaba intentando matar a Lauren? Quizás ella podría acabar con esto antes de que las cosas se pusieran peor.
Eliminó rápidamente ese pensamiento de su cabeza.
La caja seguía sobre la mesa. Por un momento pensó en no abrirla. Pero tenía demasiada intriga por ver cuál era el próximo método de tortura de Keith. Así que abrió la caja.
Un recipiente anaranjado. Cogió el cilindro y lo pasó por sus manos, su peor pesadilla se estaba haciendo realidad.
Keith le había dado píldoras anticonceptivas. Todo lo que tenía que hacer era dejarlas en el baño para que Lauren las encontrara. Tomó una bocanada de aire, y minuto después se encontraba en el baño principal, mirando su pálido reflejo en el baño.
Cualquier cosa por mantener a Lauren a salvo, dijo Camila antes de guardar las píldoras entre sus medicinas.
Cualquier cosa por mantenerla a salvo.
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Lauren odiaba la sensación de la arena sobre su piel, por eso probablemente estaba agradecida de que Camila no quisiera tener sexo en la playa. Cuando volvieron a la casa dejó que Camila vigilara a Rowan y ella subió a la planta de arriba silenciosamente.
Le molestaba que Camila ni si quiera tratara de disculparse con ella. No tendría explicación. Lauren descartó el pensamiento como siempre hacía.
La verdad era que, aunque Camila estuviese engañándola, Lauren no podía terminar las cosas. Estaba profundamente enamorada de la chica que ahora estaba en la planta de abajo. Ese pensamiento la asustó de algún modo.
El baño estaba helado, Lauren se metió en la ducha tan rápido como pudo. El agua caliente la calmó. 15 minutos después salió de la ducha, rodeó su cuerpo con una toalla y con otra lió su cabello.
Buscando un coletero comenzó a abrir sus cajones. Pensando en que Camila tendría alguno abrió los cajones de esta. Encontrando otra cosa.
"¡¿Camila?!" Gritó con pánico, y milésimas de segundos después el recipiente se resbaló de sus manos y el recipiente con las píldoras cayó al suelo. Seguidamente las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos. Lauren se quedó congelada en el medio del baño.
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Camila agradeció que Rowan se quedará dormida cuando llegaron de la playa, porque unos minutos después, escuchó su nombre en el piso de arriba.
Allá vamos.
Camila tomó aliento, dejó una sábana sobre Rowan y la besó en la frente. Mientras subía las escaleras escuchó caer el bote de píldoras y como se derramaban de este. Entró al baño justo a tiempo para ver como la primera lágrima corría por las mejillas de Lauren.
Camila se quedó en el pasillo, sin saber que hacer, cuando por fin miró a Lauren esta comenzó a negar con la cabeza.
"No se que decirte," Dijo Lauren con la voz rota. Camila asintió, no sabía que más podía hacer.
"¿Tienes algo que decirme...?" Preguntó, mirando ahora a las pastillas que cubrían el suelo. Cuando miró a Camila de nuevo esta simplemente negó con la cabeza y Lauren se mordió el labio.
"Vale," Susurró Lauren. Apartó a Camila de su camino y se metió en la habitación.
¿Vale?
Eso no era lo que Camila esperaba. No hubo gritos, ni tiró cosas, tampoco le hizo mil preguntas. ¿Qué estaba haciendo? Se suponía que tenia que gritar y decirle que se fuera. Se suponía que debía decirle que no quería verla nunca más. Pero no lo hizo.
Dijo 'vale'
A Camila no le gustaba el camino que estaban tomando las cosas.
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Lauren se puso el pijama.
Había dicho 'vale'.
Básicamente le había dicho a Camila que estaba bien que la engañara.
Lauren no sabía que otra cosa podría haber dicho. No quería romperse por completo. No quería perder a Camila. Aunque debería ser al revés. Camila es la que debería estar rogando que se quedara.
Ese mismo día se saltó la cena y se quedó en la cama. Escuchó como la habitación de invitados se cerraba, lo que significaba que Camila no dormiría con ella esa noche. Lauren tragó saliva y volvió a llorar.
Tendría que acostumbrarse a esto.
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Esa noche, Camila entró en la habitación, se quedó de pie unos segundos en la puerta. Esto iba a pasar, si seguía con el plan estos serían los últimos momentos con ella, aunque no fueran felices para ninguna de las dos.
Se metió lentamente en la cama sin tocarla. Solo para estar tumbada a su lado y disfrutar esos últimos minutos a su lado. Lauren no tenía que saber que estaba allí.
Camila se sobresaltó cuando la figura que había a su lado se giró, esta enterró su cara en su hombro. Lauren estaba llorando. Camila tragó saliva e intentó mantenerse fuerte.
"Lo siento mucho," Dijo Lauren entre sollozos. Si el corazón pudiese realmente destrozarse físicamente en un millón de pedazos, así es como se sentiría.
¿Por qué se estaba disculpando? Lauren no había hecho nada malo. Todo era culpa de Camila.
Camila no movió ni un solo músculo.
Lauren no la miró en ningún momento. Simplemente se quedó con la cara en el hombro de Camila. Lo único que la chica de ojos marrones deseaba hacer era abrazarla con todas sus fuerzas y disculparse. Pero en vez de eso, se quedó congelada.
Al final Lauren dejó de disculparse y paró de llorar, Camila salió de la cama tan silenciosamente como pudo. Se agachó y besó su frente, luego acarició el pelo de su novia por última vez. Después cogió una mochila de debajo de la cama y salió de la habitación.
Salió al pasillo y se quedó delante de la habitación de Rowan. Ni si quiera pudo decirle adiós a su hija. Quizás era lo mejor. Quizás cuando Camila se fuese Rowan dejaría de estar en peligro para siempre. Camila besó la mano de su hija, salió de la habitación, bajó las escaleras y finalmente salió de la casa.
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Lauren se despertó en el mismo instante que escuchó como se cerraba la puerta principal. Camila no estaba en la cama. Inmediatamente se levantó. Camila se iba.
Lauren bajó a toda velocidad y salió de la casa.
"¡Camila!" Gritó, haciendo que la más pequeña se girara para mirar a Lauren. El corazón de Camila se paró, en ese momento solo quería llorar y decirle a Lauren que nada de esto era culpa suya.
Lauren la cogió de la muñeca con lágrimas en los ojos. Camila seguía sin mostrar ningún tipo de emoción. Lauren estaba temblando y no podía hablar.
"Vuelve adentro, Lauren." Dijo sin inmutarse.
El corazón de Lauren estaba acelerado. Comenzó a negar con la cabeza. "Por favor, vuelve a casa. Podemos hablar sobre esto... Mila..."
Camila tenía que proteger a Lauren. Eso es lo que se repetía a sí misma una y otra vez. Si volvía a esa casa ninguna de las dos estaría a salvo. Tenía que recordar eso.
Se soltó del agarre de Lauren y se giró, andando y dejando a la chica de ojos verdes sola en el porche, llorando a pleno pulmón mientras Camila se subía en el coche y desaparecía de su vista.
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Después de Dios sabe cuanto tiempo, Lauren entró en casa. Pasó por delante de la habitación de Rowan y comenzó a llorar desconsoladamente de nuevo. Camila había abandonado a su propia hija.
Lauren no entendía lo que estaba pasando. Y no podía concentrarse porque no dejaba de pensar en que esa quizás sería la última vez que vería a Camila.
Antes de meterse debajo de las sábanas cogió su teléfono y llamó a Ally. Necesitaba ayuda para superar los próximos días.
"¿Lauren? ¿Qué pasa?" Dijo Ally bostezando. Lauren tomó una bocanada de aire y repentinamente comenzó a llorar de nuevo.
"C-camila... ella... ella... se ha ido.. he intentado pararla, Al, lo intenté.." Lauren estaba llorando mientras abrazaba la almohada.
"¿Se ha ido? ¿Qué quieres decir?"
"Tenía una mochila y se fue.. creo que me esta engañando pero.."
"Lauren, escúchame. Respira. Voy al aeropuerto ahora mismo. Por favor no hagas nada estúpido hasta que llegue, ¿vale?"
"Si..."
"¿Me lo prometes?" La voz de Ally sonaba severa.
"Lo.. lo prometo."
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Camila estaba sorprendida porque no había tenido ningún accidente a pesar de como estaba conduciendo. Las lágrimas la cegaban y iba al máximo de velocidad para alejarse de casa cuanto antes.
Aún no podía creer que todo esto estuviese pasando. Pero en sus últimos momentos, lo único que importaba era que Lauren estaría a salvo. Eso era en todo lo que podía pensar. Y si no seguía las instrucciones, Lauren dejaría de estarlo.
Habían pasado horas desde que dejó a Lauren sola en el porche. Aunque parecían minutos. El sol comenzaba a salir, tenía que acabar su trabajo pronto o de otro modo sus planes se arruinarían.
Cuando llegó a la gran ciudad aparcó el coche, cogió aire y se puso su sudadera negra. Después comenzó a caminar por la acera. No sentía nada. Su cuerpo rogaba que sintiera algo, pero lo único que sentía era alivio al pensar que muy pronto, Lauren estaría a salvo.
Había mucho tráfico. Comenzó a estudiar la cara de los conductores detenidamente. Sus ojos se posaron en una señora mayor, estaba fumando y hablaba con alguien. No parecía muy contenta. Y no había niños en los asientos traseros. Camila decidió que probablemente merecía vivir con la culpa de haber matado a alguien.
Un paso.
El coche estaba más cerca. Camila no dejaba de pensar en Lauren, ojala esté bien. Ojalá Rowan este bien.
Dos pasos.
Ahora tenía los dos pies en la carretera.
Tres pasos.
Cuatro pasos.
Cinco pasos.
Camila se giró y le plantó cara al coche. La mujer seguía al teléfono, era ajena a la chica que tenía delante de ella.
Camila cerró los ojos.
No fue hasta que el cuerpo de Camila yació inmóvil en medio de la carretera que la mujer finalmente quitó su atención del teléfono.
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