POV Nico:
Cuando ______ se perdió de mi vista me levanté para irme, necesitaba pensar y estar solo.
-Nico. ¿Estás bien? –Me pregunto Percy. Solo asentí y desaparecí entre las sombras. Lo bueno de estar cerca al bosque, es que los árboles más altos nos daban sombras irregulares y para mi conveniencia me ofrecían más vías de escape.
Para cuando aparecí en el pórtico de mi cabaña. Me llevé una sorpresa... una carta al pie de la puerta. El papel estaba algo amarillento como si fuese antiguo. Lo recogí y mientras abría la puerta leí el remitente, quedándome extrañado. Que yo supiera no tenía hermanas. Y sobre todo, no sabía que existieran figuritas postales del Hades y del Olimpo.
La chica oscura, hija de Hades.
Long Island, New York. USA.
Cuando leí el destinatario me quedé indignado.
El idiota de mi hermano o la linda de mi hermana. Depende de tu sexo.
No era idiota esto es una carta, pero de quién es exactamente y para qué me lo dan. Supongo que tenía que averiguarlo abriéndola.
Como quería despejarme un poco del asunto de mi ira, leer esto no me vendría mal.
3 de Enero, 1950.
Hola. Mi nombre es Lauree Hesse, tengo veinte años, soy hija de Hades y capitana de los de Hades (redundancia ¡Ah!)... desgraciadamente no puedo decir de cabaña porque aún no la construyen, pero hay que ver la vida con positivismo. ¿Una frase algo rara entre los hijos del señor del Inframundo? Pues sí. Pero como van las cosas, sonreír no es lo peor del mundo.
Las cosas en el Campamento cada vez se ponen duras, los toque de queda son más severos, los hijos de los tres grandes cada vez somos más asediados por monstruos y lastimosamente... también por los dioses que quieren venganza o revancha con nuestros padres. Ya ni el mismo campamento es seguro. Y si todo sigue así, a lo mejor nos echen a todos. Y para recalcar, nos echan la culpa a mis hermanos y a mí porque según todos "atraemos a la muerte". Pero que pensamiento de lo más ridículo. En fin, solo te cuento esto para que trates de ver que la vida no es fácil, sin embargo hay que sonreír; no espero un gran cambio pero los avances se aceptan.
Y te lo digo porque de seguro has de ser hijo o hija de Hades, tal vez algo deprimido(a) y que siempre cree odiar a todo el mundo, tranquilo(a) que pensar eso es normal. Además creo que tú debes ser amigo(a) de la sirenita, así que pórtate bien hermano(a) que _____ Jackson Herondale no es alguien fácil de tratar y sobretodo en esa fase de demonio en la que suele sumergirse seguido.
Si no eres esa persona que la va a ayudar, por el Estigio deja esta carta y dásela al tipo/tipa correcto porque te juro que como fantasma voy y te pateo el trasero. Si lo eres, pues un abracito hermano(a).
Bien el problema que tratamos es simple, ella se convierte en un demonio. No es un fantasma, ni una sombra, ni un muerto. Un demonio. Así que el procedimiento será algo nuevo de aprender, pero no te preocupes solo ten a la mano una espada de hierro Estigio, de esas que nos ayudan a los de Hades a tratar con nuestros problemas más gordos y a trabajar.
Va en serio, coge la maldita espada.
Ahora.
Como decía, durante el proceso al que llamaré "Controla a la Bestia" tienes que vincular tus pensamientos, memorias y deseos a tu espada. Y ten la mente en calma, demonios. Los pensamientos negativos solo alterarán a la Bestia y hará que te corte en cuadraditos como pescado. Y ojo, ____ odia el pescado.
Continuo. Tienes que liberar tus emociones y sensibilizar tu mente para vincularte al arma. De esta manera tu poder "oscuro" (por así decirlo) será equivalente o superior al del demonio y posiblemente te tome como su señor o señora. Y no te aproveches de Jackson si la llegas a controlar, porque su Bestia interior solo obedece deseos asesinos, no para defensa ni nada. Mata por placer y le encanta el sufrimiento. Lo he visto.
La primera vez puede que sea algo difícil, a lo mejor sangres o te desmalles. A lo poco te de sueño y entres en una especie de coma profundo. Pero tranquilo(a), despertarás. Espero.
¿Te asusté? Que bueno. Pero yendo en serio, para evitar secuelas siempre anda con energías y lleva ambrosía en el bolsillo, no seas cabezota.
No creo que tenga que decirte nada aparte de esto. Solo que cuides a mi amiga por mí, yo... Ya sé que está detenida en el tiempo. A lo mejor y sale después de cien años hasta que se cumpla la profecía, quién sabe. Estará sola y desorientada. Así que por favor, se un buen amigo(a) para con ella. Si en caso te preguntará de que si le tenía alguien envidia, dile que no nos sentimos celosos de su suerte ni nada, este es nuestro camino y lo seguiremos tal y como nos los han dado. Además la contaminación está empeorando día a día así que pobre el aire que respire. Y también pobre de ti.
En fin. Cuídense mucho. Espero que tengas suerte y logres salvar al Campamento de un demonio (literal).
Lauree Hesse.
La carta... no tengo comentarios respecto a eso. Solo un inmenso: Gracias, al fin entendí mi sueño y ya sé quien me lo mando. Y supongo que seguiré parte de su consejo.
Tengo que adaptarme y enfocarme al presente. Tratando de ser feliz. Por el Estigio pensar eso hizo que me doliera el alma, soy muy oscuro para eso. Tendré que esforzarme.
Ahora solo tenía algunas dudas. ¿Qué le pasó a Lauree Hesse? Bien, tal vez seré un maldito por querer ver cómo murió. Pero tengo que averiguar que paso con mi hermana. Con sus pocas palabras me he dado cuenta que es alguien genial, fuerte, sarcástica y ha logrado superar todos los obstáculos. Aunque actualmente debe tener ochenta años o tal vez más. Si es que no está en el Inframundo. A lo que sea internet me ayudará.
Así que decidido me levanté de mi cama y empecé a buscar entre mi desorden mi pertenencia más valiosa... ¿Ahora dónde habré dejado la laptop?
POV ________:
-Percy ya estas cayendo tres veces seguidas en la arena y Annabeth nos está viendo. ¿Estás seguro que no quieres parar? –Dije balanceando a Pandora en el aire a la vez que veía a Percy escupir en la arena y levantarse ya cansado.
-No hasta ganarte pequeña ninja. –Dijo señalándome y volviendo al armé. ¿Por qué no te cansas Percy? ¡Necesito llenarme de runas!
-Una vez más. –Dije también poniéndome en guardia.- Ni una más cerebro de pez.
-¡En realidad es sesos de alga! –Grito Annabeth desde donde estaba. Mi hermano y yo la miramos con los ojos como plato. ¿En serio pudo escucharnos desde ahí?
-Bien. –Susurré desde mi sitio.- ¡Gracias por el dato! –Grité por último y mi hermano me ataco de sorpresa. Eso es jugar sucio.
Como las últimas veces le resistí el golpe con Pandora y empecé a atacarlo. Hasta que en un momento dado dio una vuelta y pasando de largo, le di un codazo en la espalda y mientras caía le robe la espada con un movimiento de la mía.
-Ahora por favor si dame un respiro. –Sentencié convirtiendo mi espada en pulsera y tendiéndole la suya.
-Ajá. –Dijo señalándome para luego recibir a Contracorriente y volverla bolígrafo.- Te cansé. Por lo menos eso hice. –Dijo ya de pie.
-Sí. Percy, eso hiciste. –Dije palmeándolo en la espalda de consuelo para después caminar hacia la hija de Atenea.
-¿Cansados?
-Algo. –Dijo él mientras la besaba en la frente. No pude evitar pensar en lo tierno que fue eso.
-Lo mismo. –Respondí sentándome a su lado.- Estoy algo oxidada por no entrenar en casi sesenta años o más, antes tenía mejor recepción y más agilidad. –Ante eso mi hermano me miro serio.- Nada que no pueda superar.
-A lo mejor debería cancelar la pelea o pelear contigo.
-¡No! Estoy bien. Solo quiero runas. –Dije sacando mi estela que al acto empezó a brillar, así que me dispuse a dibujar.
-Grabarte runas, ¿duele?. –Pregunto Annabeth.
-Al comienzo ardía pero ahora no tanto. Aunque suele darme picazón.
-Se supone que tus herramientas como cazadora solo pueden ser tocadas por personas con sangre del ángel. ¿Es verdad?
-Sí. Si no se queman... Se les cae la piel y cosas así. Es feo. La única manera de tocarlas es con guantes hechos de un material especial. Específicamente del que está hecho nuestros uniformes de batalla, es parecido al cuero pero no lo es.
-¿Dónde se consigue ese...?
-Annie. –Dijo Percy abrazándola un rato para luego separarse.- Se supone que estoy tratando de disuadirla para que deje la idea de la pelea. Es suicidio así que apóyame.
-Lo cual no pasará, así que sigue Annie. –Interrumpí.- ¿Puedo llamarte así?
-Sí, no te preocupes. –Contestó ignorando a Percy que empezó a hacer una pequeña carita de perro atropellada, la cual ella no pudo evitar mirar con semblante serio.- Percy... -Murmuró cansada.- ¡Mira allí hay comida azul! –Dijo y automáticamente miré a la dirección donde señalaba su mano.
-¡¿Dónde?! –Gritamos mi hermano y yo a la vez.
-Perdón... Pensé que esa táctica funcionaría solo con Percy. No pensé que tuvieran la misma afición a la comida azul.
-Es que es deliciosa. –Contesté desanimada volviendo a mi trabajo.
-Eres cruel Annie.-Dijo el otro volviéndose a sentar derrotado.
-Termine. –Murmuré guardando mi estela.- Voy por un arco, carcaj y flechas. Me gusta usarlas.
-¿Eres buena con eso? –Pregunta extrañado Percy en cuanto me levante.
-Cuando eres cazadora te ves en la obligación de manejar todo. Desde lo más común hasta las cosas más raras. Así que sí, se me da bien el arco. No solo te sirve para tirar flechas.
-¿Te importaría mostrarme? –Pregunta mi hermano.
-Mostrarnos.-Lo corrige Annie.
- Sí, normal. Vamos.
La armería estaba cerca a la arena, así que no demoramos mucho para llegar. Lo negativo de las cosas es que Percy no dejaba de tratar de convencerme de dejar la pelea. Y Annabeth solo nos miraba atenta, a lo mejor viendo la diferencia del parecido del físico.
-No. No. Y no.-Hablé irritada entrando a la estancia y empezando a buscar lo más parecido a un arco con filos a los costados.- YA, desiste Perseus. -Si Hesse no lo dejo aquí como se lo pedí la última vez, le pegaré un grito al cielo.
-Pero entiende el riesgo. Son once y Clarisse los lleva entrenado desde comienzo de verano.
-¿Qué día estamos exactamente? –Levante la mirada molesta.- No me intentes engañar.
-Es... Espera. Annie qué...
-Por los dioses. Dieciocho de Junio. –Dijo igual de irritada.- Deberías empezar a ver el calendario.
-Ves. Llevan la mitad de un mes. Además son hijos de Ares. Dios de la guerra pero más del lado de la ira. Usualmente se dejan llevar por eso.
-Que Ares no te escuche porque es capaz de mandarte una misión y después matarte. –Murmuro la hija de Atenea.
-¿Cómo es eso? –Dije algo confundida y cogiendo un carcaj e flechas. El arco debe estar por ahí así que mejor asegurarme con las flechas.
-Annie y yo en nuestra primera misión nos lo encontramos, nos pagó generosamente –Gesticulo Percy la última palabra moviendo los dedos, haciendo énfasis. ¿Qué tan generoso habrá sido? Conociéndolo a lo mejor asusto a todo el mundo.- y nos dio una misión, la de recoger su casco.
-No. Recoger su escudo, no casco. –Le llevó la contra su novia.- Me acuerdo bien ese día porque también encontramos la bufanda de Afrodita.
-Agh. Magia de amor. –Me quejé. Afrodita no era una de mis diosas favoritas, gracias a ella y porque supuestamente la ofendí tengo que cuidarme que las palomas no me hagan sus desechos encima.
-Hey. Lo mismo pensé yo. –Dijo Annie.
-Oye. Pero esa magia nos unió. –Hablo Percy haciendo movimientos con los brazos como si tirara de una cuerda mientras movía las cejas hacia la dirección de la rubia. Es un tonto tierno.
-Sí. Y me enredé con este. –Declaro ella encogiéndose de hombros y dándole la espalda al chico.- Las opciones no eran muchas.
-¡Au! –Dijo él cogiéndose el pecho.- Eso me dolió en el corazón. -Vi un pequeño destello detrás de él cuando se arqueó dramatizando.
-Que lo dijo de broma. Reina del drama. Hasta yo me di cuenta. –Le dije caminando hasta él. El pobre solo abrió los brazos para un abrazo pero lo empuje a un costado para coger el arco. Estuvo colgado en la pared, pero escondido todo el tiempo por la humanidad del trasero de mi hermano.- ¿Por qué nadie me quiere?
-Yo te quiero Percy, pero bien lejos. –Le dije enseñándole el arma.- El arco estuvo detrás de ti.
-Oh... Ese arco. –Dijo Annie.- Nadie lo quiere porque dice que su madera ya es vieja. Por eso estaba colgado, lo creen una reliquia.
-Es mío. Lo hice yo. –Dije indignada. Y empecé a inspeccionarlo.- Solo falta tensar la cuerda... Pero en sí la madera si esta algo débil. Pero ¿qué quieren hacer con ella?. Usarla como porra, solo es un arco.
-Nunca la toque así que no sabría decirte.
-Bueno. Vamos a la arena. –Dije colgándome las cosas en la espalda.- Calculando por el sol ya casi debe ser la hora del encuentro.
-Oigan. –Dijo Percy cuando Annie y yo estábamos en la entrada.- Sigo esperando mi abrazo. –Hablo extendiendo los brazos.
-Muévete. –Dijimos las dos para después salir.
En el camino Percy se pegó como malagua a Annie; es decir que estaba como un Koala, abrazando a su novia a tal extremo que muchas veces tropezaban. ¿Y ella?, pues tenía cara de irritación, a lo mejor se las cobraría luego. Solo espero que no se moleste también con la comida azul.
Aparte de eso, me dedique a tensar la cuerda y afilar los lados del arco, me serviría para cortar a bastante personas. Suena cruel, pero son ellas o mi integridad.
Para cuando llegamos Clarisse estaba allí con su grupo de matones. A lo mejor, la pelea empezaba ahora.
POV Nico:
Caminaba hacia la Casa Grande en busca de respuestas. Pues lo único que encontré en internet fue a un Hermann Hesse, escritor alemán y proveniente de familia de cinco hijos de los cuales dos murieron. Así que posiblemente uno de los otros dos hermanos pueda haber sido la madre de mi hermana.
Aunque ahora que me pongo a pensar el mundo está lleno de gente con apellido Hesse. No debería estar pensando esas cosas, me enredan la mente peor.
Cuando llegué encontré a Quirón en modo centauro hablando con un sátiro, espere en las sombras un rato a que se desocupará. Cuando lo hizo me acerqué pero no logré sorprenderlo.
-Vaya joven Di Angelo. Me es una sorpresa que vengas a buscarme. –Solo levante los hombros restándole importancia.- ¿En qué te puedo ayudar?
-¿Qué pasó con mi hermana, Lauree Hesse? Y con todos los demás hijos de Hades.
-¿Cómo te enteraste?
-_______. –Contesté, si le decían algo por ello no me vendría aquejarse conmigo. Prácticamente me debe una.
-Ya veo. Pues bien. En esos años los hijos de los tres grandes eran frecuentemente cazados por monstruos. Así que algunos tomaron la opción de irse tratando de alejarse esa suerte o tratando de sobrevivir a ella desde afuera. Los pocos que se tampoco duraron mucho.
-¿Y ella?
-Hubo una tormenta en 1950, la llamaron la gran tormenta Apalache, recuerdo que afecto a más de veinte estados de todo el sureste del país. Para esa temporada ella había decidido ir a vivir a Georgetown con su madre, pero sucedió eso. Perdimos a varios ese año.
-¿Fue así? ¿Tan fácil? ¿Solo por nieve? ¿No peleo ni nada? –Pregunté algo exasperado. La carta me la había escrito en Enero, donde la nieve ya empezaba acrecentarse. Supongo que ella murió por esa fecha.
-Ella...
-¿Cómo se enteraron? –Pregunté.
-Su madre sobrevivió a la nevada y nos escribió una carta. Y nos envió otra, la cual creo es la que recibiste.
-¿Tú la dejaste? –pregunté. Me estaba alterando un poco. ¿Por qué la vida tiene que ser tan injusta?
-Nico. Ella ya lo sabía. _____ no es una persona que guarde secretos que cree que los que quiere deben conocer. Y Lauree me dijo que le entregará esa carta al hermano que tuviera y fuese amigo de su amiga. Que esa persona sabría entender el mensaje.
"... pero hay que ver la vida con positivismo. ¿Una frase algo rara entre los hijos del señor del Inframundo? Pues sí. Pero como van las cosas, sonreír no es lo peor del mundo."
-Ella... Ya lo sabía.
-Ningún semidiós hijo de los tres grandes pasaba de los veinte años. Ella sabía que pronto le tocaría.
-¿Cómo? Pero... Estaba tan tranquila.
-Ella dijo que sabrías encontrar las palabras para las preguntas que te asaltarían al saber de las cosas del pasado. –Y como respondiéndome una línea de su carta me vino a la mente, "Pero que pensamiento de lo más ridículo. En fin, solo te cuento esto para que trates de ver que la vida no es fácil, sin embargo hay que sonreír."
-Pero que odiosa es. Lo planeó todo. –Dije sonriendo con amargura, para luego sentir algo saltar en mi pecho.
Quirón me miro extrañado. Supongo que ver algo saltar del pecho de la camiseta de un adolescente es algo que en toda su larga vida no ha visto.
Cuando tiré del objeto, vi el collar de ________ no dejaba de vibrar sobre mi mano. Como haciendo conexión en mi cabeza recordé la pelea de hoy en la tarde... con Clarisse... y sus hermanos.
-Maldita sea. –Dije echando a correr hacia la sombra de la Casa Grande para sumergirme en ella. O eran dos opciones, la primera que se acercaba un demonio o la segunda es que ella ha perdido el control.
Buen momento por haberle hecho caso durante la carta y haber cogido la espada.
NOTA DE LA AUTORA:
¿Raro que suba capítulo seguido? Sí bebé, raro pero real. Estoy de humor. Ando con la chispa.
¿Saben? A veces los odio por no comentar y responderme de que si lo estoy haciendo bien o no la estoy cagando. En serio, necesito su apoyo. Y gracias por las personas que si comentan. Los amo, pero perdón por no responderles, pero no sé qué le pasa a la máquina mía que no me notifica nada y por más que quiero comentar se demora en aparecer. Estresa.
Al final de todo veo que tan cruel es mi Parabatai conmigo en el Whatsapp y reflexiono, luego llego a la conclusión que los amo a todos <3.
Con esto se despide Localeena.
PSDT(1): La del multimedia es Lauree Hesse a los veinte años. Ella es mayor por dos años que _____. Y sí, se cortó el cabello.
PSDT(2): Lectora mía te dedico el capítulo porque me acordé que te lo debía.
PSDT(3): Me podrán creer que actualice el capítulo en otra historia y por poco rompo la computadora de cólera si no me doy cuenta.