- ¿Qué pasa amor? Te viniste en todo el camino callada.- me abrazó por la espalda; ya estábamos devuelta en nuestro cuarto.
- ¿Tienes el descaro de preguntarme qué me pasa?.- me salí de su agarre y me alejé; caminé hasta la ventana con los brazos cruzados, no quería verlo.
- Sí Andrea, tengo el descaro de hacerlo porque me interesa saber que es lo que te sucede.- su tono cambió a uno más duro y frio. Suspiré con fuerza y volteé a verlo.
- Sólo no vayas a hacer algo que haga arrepentirme de haberme enamorado.- caminé hasta la puerta y agarré mi abrigo; Tom no sabía que decirme.- Voy a salir a caminar, necesito despejarme.
Cerré la puerta antes de escucharlo decir algo más y me fui. En un inicio simplemente comencé a caminar sin rumbo preciso, pero luego de que la baja temperatura hiciera sus efectos en mi cuerpo, me vi obligada a ir a algún lugar con calefacción y buscar algo caliente para beber. Caminé hasta el "Workshop coffee" y fui a instalarme en una mesa a esperar para que me atendieran.
- Buenas tardes ¿que desea ordenar?.- era un chico de más o menos 19 años, pelo castaño y ojos color miel.
- Un café simple por favor.- asintió con la cabeza y cuando ya se iba a retirar lo tomé del brazo para que se volteara.- Que sea bien cargado por favor.
Él simplemente me sonrió y se fue; para algunos el alcohol o las drogas son los mejores métodos para pasar los malos ratos, pero para mi lo era el café.
- ¿Andrea?.- una voz familiar se escuchó a la distancia y cuando lo vi ya era muy tarde como para salir corriendo.
- Hola Louis ¿cómo estás?.- ya estaba de pie junto a mi mesa con un vaso de café.
- Bien ¿y tú?.- ladeé mi cabeza un poco pero le conteste igual que él.
- ¿Quieres sentarte?.- ya me empezaba a arrepentir de haberlo invitado. Se sentó frente a mi y me quedó mirando por un rato.- ¿Qué?
- Nada, sólo extrañaba verte.
- Me viste hace unas semanas.- me defendí.
- Pero nunca solos.- notó que su comentario me puso incómoda.- ¿Y tu príncipe azul?
- ¿Tom?
- Claro, tiene todo el aspecto de ser un caballero digno de la realeza.- reí ante su comentario.
- Sí... se quedó en casa.- contesté un poco desganada.
- Debe ser complicada una relación con alguien famoso ¿no?
- Eso creo, pero como aún no pueden reconocerme a simple vista no he tenido muchos problemas.- di un sorbo a mi café que hace unos cuantos minutos me habían traído.
- ¿Te hace feliz al menos?
- Louis....- su rostro se veía triste.- No te maltrates con preguntas así.
- Sólo quiero saber si estás en buenas manos.
- Lo estoy y sí, me hace feliz.- intenté hacer una sonrisa pero el verlo así me ponía triste, en especial al recordar por lo que vivimos.
- Me alegro mucho Andrea.- tomó mi mano por encima de la mesa.- De verdad me alegro.
- Gracias Louis.
El resto de la tarde transcurrió normal, no hubo otras intenciones de su parte más que el deseo de hablar. Me prometió no seguir insistiendo con que debíamos volver y que me iba a apoyar en lo que fuese necesario y también se disculpó por ir a la casa de mi padre, sabía que no debía hacerlo pero se vió tan tentado ante la invitación de Selena que no pudo aguantar.
Cuando llegué al café eran más o menos las 6 de la tarde, pero ya eran pasado las 10 de la noche y la oscuridad estaba más que presente; ya era hora de volver a casa.
- Bueno, ya me tengo que ir Louis.- me levanté y tomé mi abrigo que estaba sobre el respaldo de la silla.
- Déjame llevarte.- se puso de pie de un salto.- Hace frio y ya es tarde como para que regreses sola.
- Está bien.- le sonreí en modo de agradecimiento.
Pagué el café que había pedido (bueno... los tres cafés que había pedido) y salimos a la calle en busca de su auto. Estaba estacionado a unas dos cuadras del local; era un auto rojo y no muy grande, pero la forma que tenía lo hacía ver bastante bien. Me abrió la puerta del copiloto y me subí, abroché mi cinturón, coloqué mi bolso en mi regazo y Louis encendió el motor. Por primera vez después de mucho tiempo no me sentía incómoda a su lado y pudimos seguir conversando sin problema, aunque nuestras palabras se vieron interrumpidas cuando tuve que empezar a indicarle por donde irse. En un momento pensé en decirle que me dejara en la casa de mi padre porque no quería que viera donde me estaba quedando, pero recordé sus palabras diciendo que no insistiría más y me relajé.
Se estacionó frente a la casa y nos quedamos un momento adentro del auto en silencio, como si cada uno intentara procesar en nuestras mentes lo que había sucedido estar tarde. Miré la hora en mi teléfono y noté que eran las 22:55, además de que tenía 6 llamadas perdidas de Thomas, así que me dispuse a despedirme.
- Gracias Louis, por todo.- tomé su mano que estaba sobre el manubrio para relajarlo.- No esperaba encontrarme contigo en el local pero me alegraste lo poco del día que quedaba.
- No Andy, gracias a ti por dejarme disculparme contigo y por darme la oportunidad de poder apoyarte.- apretó con fuerza mi mano como si no quisiera que me fuera.- Se me hará tan difícil olvidarte, pero al menos sé que puedo seguir contigo siendo amigos.
- Que te vaya bien Louis.- me acerqué a él y lo besé en la mejilla.
- Buenas noches.- sonrió un poco nostálgico y me bajé del auto.
Me quedé en el umbral de la puerta viéndolo partir su camino y entré a la casa. Todas las luces del primer piso estaban apagadas, lo cual era raro ya que solían acostarse a dormir mucho más tarde o al menos alguien se quedaba dando vueltas por la cocina y el jardín. Subí lo más callada posible por las escaleras, abrí la puerta de la habitación con suavidad creyendo que Tom podría estar dormido y entré, lo que menos quería era despertarlo pero él ya estaba despierto. Cuando cerré la puerta me quedó mirando fijo y yo lo ignoré, fui al baño a lavarme los dientes y luego al salir me cambié de ropa para poder acostarme; me di vuelta para darle la espalda mientras que él estaba con la vista pegada al techo, iba a apagar la luz cuando al fin el silencio se vió cortado por su voz.
- ¿Dónde estabas?
- En el Workshop coffee.
- Ay Andrea no mientas.- me di vuelta a verlo un tanto ofendida por su comentario.- Te vi llegando con el tal Louis, no creo que hayan estado casi 5 horas tomando café.
- No Tom tienes razón, fui a un bar y me topé con él, luego nos fuimos a su hotel y tuvimos un reencuentro salvaje.- bufó ante mi comentario.- ¿Te suena a que yo haría algo así?
- No lo sé.
- Quizás tus reencuentros con tus ex novias terminen siempre en la cama, pero yo no soy así.- volví a girarme a mi posición y apagué la luz; unas lágrimas comenzaron a salir de mis ojos con lentitud.- Si no quieres creerme es tu problema. Buenas noches.
- Andrea.- su mano pasó por mi cintura y acercó su cuerpo al mío.- No es que no quiera creerte, es sólo que no sé que pensar. Lo lamento.
- Es bastante fácil lo que tienes que pensar Thomas.- me giré y quedamos frente a frente.
- Lo sé, sólo son los celos por pensar que pudiste haber estado con él haciendo no sé que cosa.- acuné su rostro en mi mano.
- Hablando mi amor, sólo hablamos.
- Perdóname.- lo besé en los labios por un momento y luego le susurré.
- Perdonado...