"Los demonios están encerrados en el cristal, pero hubo una ruptura en la que se talla el destino de uno de ellos"
Tiempo después Año 2022
Aaron
Mis pies se hunden en el lodo haciéndome dificultoso caminar junto a la fría brisa que se siente como diminutas navajas rozando sin piedad en mi piel, no siento mis labios y mi vista es borrosa, pero aún así la diviso casi perfectamente, está parada en la orilla de un profundo acantilado, no nota mi presencia nuevamente. Lo único que puedo ver de ella es su larga cabellera azabache, presa del salvaje viento. Su cuerpo está totalmente cubierto con una gran capucha gastada. Mientras más me acerco, mas lejos la siento, solo he logrado mirar su perfil atormentado dado que este sueño lo he tenido antes, también he soñado con sus ojos, no son azules, ni grises es un color intermedio, una tonalidad fascinante, pero lo que me llama la atención de su mirada es la ausencia de brillo, se ven vacíos, muertos. Sé lo que pasara en el momento que llegue a ella, se tirará y yo no podré salvarla, he tratado pero en sus orbes veo el deseo de muerte casi desgarrante, cuando finalmente tomo su mano. Ese deseo cala tan profundo que mis dedos le sueltan a voluntad hacia la oscuridad.
Cada vez que sueño con ella, al despertar un vació se implanta en mi pecho, su belleza es cautivante pero dolorosa, es como una bella muñeca de trapo rota, como el canto de las sirenas, totalmente hipnotizante pero solo te lleva a una muerte segura.
"Aaron"
Escucho mi nombre muy a lo lejos, no encuentro de donde proviene pero cada vez se escucha más cerca, más fuerte...
Abruptamente siento un fuerte golpe en la parte baja de mi cabeza, el dolor me obliga a cerrar mis ojos. Cuando los abro ya no estoy en el tétrico bosque pantanoso, me encuentro en un largo pasillo. Mi vista es difusa pero al instante se adapta a la escasa luz del lugar proveniente del bombillo parpadeante, lo primero que veo son unas botas de combate sucias. Levanto la vista para observar a quien pertenecen aunque parte de mi ya lo sabe. Robert el jefe del lugar me mira totalmente furioso, ante ello con una velocidad casi inhumana me pongo de pie, sabiendo que sus regaños llegarían pronto.
— ¡¿Que mierda haces dormido?! Deberías estar vigilando los alrededores. — Grita tanto que salpica saliva en mi rostro, disimuladamente la retiro conteniendo la mueca de asco.
— Si, lo siento. —Lo último que quiero es hacerlo enojar, no es buena idea hacer enfadar a alguien que porta tres armas y tú no tienes ni una al alcance.
— ¿Qué hace aquí de pie? ¿También quiere que lo cargue hasta afuera?
— No, ya me retiro.
Camino rápido hacia a fuera del lugar, no porque desee hacer guardia, sino porque quiero tener mi rostro sin sus asquerosas salivas. Desde que ocurrió la catástrofe, no se puede confiar en nadie, tienes que matar para sobrevivir. Ya hace más de dos años que nuestra tierra fue campo de batalla entre el cielo y el infierno, nosotros los humanos fuimos perjudicados gravemente. Muchos fueron asesinados, otros son esclavos de demonios. El campo religioso fue el más afectado de todos, los no creyentes se hicieron fieles y los creyentes ya no sabían que pensar, en que creer. Toda ideología fue cambiada radicalmente. Los pocos que quedan se asesinan entre ellos o mueren de hambre. Nuestra tierra no tiene salvación alguna, la única opción que queda es sobrevivir hasta morir. Me he topado con demonios antes, son difíciles de matar, prueba de ello está la gran cicatriz en mi brazo, en esa ocasión tuve que escapar, no podía luchar sin armas, me estaba desangrando.
Nosotros nos encontramos en un internado que fue abandonado, por suerte el lugar ya tenía protección a su alrededor, pero nosotros lo tratamos de mejorar un poco, con esos malditos nunca se sabe cuando puedan entrar. Somos veinte en total, doce hombres y ocho mujeres, un pequeño grupo. Cada noche uno de nosotros sale a vigilar, pero fui tan estúpido al venir sin armas, ¿Qué pasa si alguno entra? ¿Morderlo, jugar cartas o pedirle amablemente que se vaya? ¡Si claro!
Si regreso de seguro terminare con la cara llena de saliva nuevamente, así que la mejor opción es dar un recorrido rápido, solo para asegurarme que todo esté en orden.
Personalmente siempre me ha llamado la atención el bosque que se encuentra frente al internado, siento que he estado allí antes, como si olvidara algo importante. Me gusta la sensación que emana de él, tranquilidad pero soledad a la vez, un dolor desolador causado por una felicidad momentánea, es hermoso pero de la clase de belleza que te gustaría ver pero no sentir.
Sin embargo algo llama mi atención al ver movimiento cerca de un árbol, trato de enfocar mi vista, pero la oscuridad no me deja ver mucho mas allá. Si antes tenia sospechas ahora estoy totalmente seguro, hay alguien ahí. Está escondido atrás de un arbusto dado que puedo ver la parte inferior de su cabeza. Pero no distinguir qué es exactamente.
— ¿Quién está ahí?
No puedo salir a fuera del internado, es prohibido si no tienes una orden para ello, sería estúpido salir en ese momento y enfrentarme a él sin ninguna arma. Noto como se mueve, instintivamente me pongo en posición de ataque, una alarma se enciende en mí junto a un chispazo de adrenalina.
Camina lentamente, con sigilo, mi corazón empieza a latir rápidamente, no entiendo el porqué, si fuera un demonio no sería la primera vez que me enfrento a uno de ellos. Pero mi cuerpo piensa diferente.
Cuando por fin sale del arbusto, mi corazón ahora late con intensidad a causa del asombro. Es... es una ¡Mujer! no puedo verla totalmente, lleva una gran capucha negra. Pero puedo observar su largo cabello caer por la parte delantera de su cuerpo, su vestimenta tapa gran parte de sus ojos, lo único que puedo mirar con total claridad son sus rojizos pero rotos labios. Dando la tentación de pasar la lengua sobre ellos para curar sus heridas. Ninguno de los dos dice palabra alguna, no tengo idea de que decir o hacer. Ella solo se encuentra de pie, no puedo ver sus ojos, pero siento su mirada penetrante. ¿Cómo algo que no veo, me corta la respiración?
— Los demonios están encerrados en el cristal, pero uno de ellos se reflejo en el, causando una ruptura en el ciclo. — La oigo pronunciar, su voz es baja, cansada y dolorida pero suave. Lo que me llama la atención son sus palabras ¿Qué quiso decir?
— ¿Qué quieres decir?
— Un reflejo de vida, una tentadora segunda oportunidad, pero más desgarradora que la primera. — Se empieza alejar y siento la necesidad de ir tras ella.
— ¡Espera!
Corro pero la gran reja se interpone entre nosotros, frente a mis ojos ella se adentra en el oscuro bosque como si perteneciera a él, mientras se da la vuelta. Su cabello baila con la brisa, a causa del viento se cae su capucha. Ella me mira de reojo solamente, ahora puedo observar sus orbes, su cabello negro tapa la mayoría de su rostro. Pero... sus ojos, ¡Esos ojos! Estoy seguro de haberlos visto antes, con solo verlos unas ganas de llorar se implantan en mí, es una pena ajena pero que me consume, sus ojos reflejan el deseo de muerte, igual que la mujer de mi sueño. ¡Eso es! Ella... ella es la mujer que veo cada noche. No puedo ocultar el asombro y emoción caladora que siento al darme cuenta, pero cuando vuelvo a observar ella se ha ido. No puedo creer que haya sido ella la mujer que cala en mi mente algunas noches, tal vez nunca más la vuelva a ver, no en carne y hueso, pero sé que aparecerá otra vez en mis sueños, lo presiento. Pero sus palabras me confunden... ¿Qué quiso decir? ¿Un reflejo de vida? ¿Quién es ella?