Stevie:
Desperté en una cama que no era mía, lo sabía perfectamente ya que todas las frasadas eran de polar no de algodón.
-¿Dónde estoy? -Pregunté tratando de levantarme pero algo me rodeaba e impedía eso.
-Rose... Stevie... No te vayas -Giré mi cabeza y ví a Christopher acercándose cada vez más a mí, ¿acaba de llamarme Rose?, ¿Por qué estoy durmiendo en su cama?, ¿Por qué estoy con la camisa que él llevaba ayer?, ¿y mi ropa?, Joder.
Ví mi ropa sobre la silla del escritorio que estaba frente a la cama, tenía la ropa interior puesta, podía sentirla, miré hacia la mesita de noche donde algo no paraba de vibrar e iluminarse, era mi teléfono.
-¿Aló?.
-¡Stevie!, ¡¿Dónde putas madres estás?! -El grito de mi padre no pudo de haber sido tan fuerte.
-¡Auu! -Me quejé por mi pobre oído, giré mi cuerpo hacia Christopher que empezaba a abrir los ojos, le dí un fuerte golpe en su estómago, que hizo doblarse del dolor.
-Bueno días a ti tambien -Dijo casi sin aire.
-Es culpa de Christopher -Dije rápidamente.
-Te voy a ir a buscar -Dijo firme, aunque él sabía que la casa quedaba a unas cuantas calles más haya.
-Descuida voy a ir yo, ya estaba por salir -Mentí, aunque pronto sería verdad.
-No -Dijo triste Christopher -Pásamelo -Ordenó.
-No.
-Damelo.
-Te dije que no.
-Stevie, pásame el teléfono -Ordenó haciendo una cara enojada, pero se notaba a leguas su actuación.
-Que no pendejo -Le fulminé.
No pasó ni un segundo cuando él ya me tenía boca abajo en la cama y se subía encima, obviamente luego me quito el télefono de las manos.
-Hey, hola suegrito. -Saludó simpático.
-¡Ja!, la que se te va a liar, por pendejo... -Me fulminó ahora si de verdad, traté de zafarme nuevamente pero se me hizo imposible, escuché como mi padre retaba a Chris como se le daba la gana, pero Chris seguía manteniendo su sonrisa.
-Descuide suegrito, yo la tuve toda la noche bajo mi supervisión, no le pasó nada y está bien alimentada, pero ahora si tiene le preparo el desayuno.
-Carajo. -Me di por vencida, Chris me miró mal y me hizo una señal de que me callara.
-Si... Okey... Descuide está en buenas manos... Un saludo para mis cuñados... Okey... Yo le digo... Bye -Christopher con una gran sonrisa me devolvió el teléfono, papá ya me había cortado.
-Dice que espera que mantengas tus modales en la mesa, tus hermanos dicen que sino te llevo antes de las cinco estoy muerto y que mantengas los modales mientras estes conmigo.
-¡¿Hasta las cinco?! -Eran las... ¡12:45!.
Todo un día desperdiciado por estar con este estúpido que no quizo caminar unas cuantas casas, mas bien dos calles más haya para ir a dejarme, para peor acabo de acordarme que ayer me besó, o dios mi primer beso y con un novio falso, joder.
-Tampoco es tan malo estar conmigo, chicas matarían por estar en tu lugar -Se acomodó apoyándose en sus brazos, ¡seguía sobre mí!.
Su voz en estos momentos solo hacia que se me pusieran los pelos de punta, como se bajara de mi, le atisaría unos buenos sapes.
Ay dios, como dejaste que este bicho raro me besara, y mi primer beso.
Lloriquée internamente, esto es como no la cosa más vergonzosa de mi vida.
-Stevie...
No respondí.
Picó mi hombro y tampoco lo hice.
-Stevie... Princesa... Vamos no te enojes.
Ni en sus más preciados sueños le hablaría.
-A mi me encanta estar contigo, ¿cómo no lo entiendes?, por eso eres mi novia.
-¡No soy tu novia! -Le grité , ¡no era su novia! Y no seguiría fingiendo, este tipo me tiene harta, sacó sentimientos en donde no había nada y seguramente los confundió.
-Si lo eres -Sonrió, y se bajó de mi espalda, me senté para irme pero rápidamente me rodeó con sus brazos y me sentó entre sus piernas -Eres la novia más linda que alguien puede tener -Me revolví.
-Sabes que esto es solo un favor que te estoy haciendo, no soy tu novia, jamás lo fuí, no se que creías, que solo porque confundiste pendejadas en tu cabeza yo iba a caer en tus redes de chico bonito que tiene a la chica que quiere cuando quiere, no soy de esas chicas, ¿entendiste?, no sou de aquellas que se guían por el físico y que siempre están detrás de aquel gilipollas y harían de todo por estar con él, de hecho no sé porque te ayude en un principio... -No seguí más porque él me lo impedía con sus labios, que estaban sobre los mios.
-¿Terminaste?... Stevie, obviamente no eres como las otras chicas, no estoy contigo por ser ese chico que tiene a las chicas cuando quiere, estoy contigo, mas bien estoy tratando, porque me gustas, me gusta tu forma de ser, eres divertida, atlética y me encanta como puedes entender a los chicos y ser parte de ellos y aún así no perder ese pequeño hilo que te hace ser una chica.
Toda esa declaración con sus labios pegados a los míos, puto.
Miré directamente a sus ojos, nuevamente veía sinceridad.
-Chris...
-Sólo, cierra los ojos un momento -Se separó a milímetros de mis labios, nos mirábamos fijamente, nuestra pose era extraña, él me tenía acorralada entre el colchón y su cuerpo, sus brazos a ambos lados de mi cabeza y sus piernas a ambis lados de mi cadera.
-Chris...
-Sólo... Un momento te lo pido, un segundo con que cierres los ojos.
Miré sus ojos una vez más antes de cerrar los míos y poder sentirlo una vez más.
Una de sus manos tocó mi mejilla y la acarició, el contacto era el doble ya que mis sentidos estaban más alerta, su respiración era calmada y chocaba con la mía, sus labios apenas rozaban los míos haciendo un sueve contacto que quemaba.
Mi mente vago lejos de donde estaba recordando desde el primer momento que ví a Chris hasta anoche en la fiesta y ahora.
-Eres hermosa -Susurró.
Sus labios impactaron con los míos llevandome a otro lugar, un lugar perfecto para mí, era mi paraíso, ¿qué me haces Christopher?.
Sus labios empezaron con un movimiento lento y cuidadoso, pasaron segundos hasta que finalmente pude responderle, núnca había besado y esto se sentía extraño.
Segundos después se separó y abrí mis ojos para encontrarlo a él con sus ojos cerrados.
Por segundos lo observé, un mechón caía por su frente y lentamente lo aparté, el tacto hizo que abriera sus ojos, hermosos ojos.
-¿Qué me haces? -Pregunté lentamente, jamás había sentido nada por nadie que no sea cariño familiar, y él me hace sentir algo que núnca creí que podría sentir.
-Stevie -Él con la mano que acariciaba mi mejilla se apoyó y con la otra tomó la que yo tenía sobre la suya y la apoyó contra su rostro, cerró los ojos y los volvió a abrir.
Nos quedamos así unos momentos hasta que apoyó su frente contra la mía y ambos cerramos los ojos, quietos, ahora no segundos sino minutos, en los que sólo disfrutabamos la cercanía del otro.
-Rose... -Murmuró por segunda vez en el día, ¿quién es Rose?.
-¿Rose? -Pregunté extrañada.
Christopher abrió los ojos de golpe y parecía arrepentidisimo.
-¿Lo dije en voz alta? -Preguntó preocupado, asentí una vez.
-¿Quién es Rose? -Pregunté seria.
-Nadie princesa, venga, a desayunar -Su cara cambió radicalmente y ahora solo tenía una sonrisa -Dime, ¿cómo te gustan los panqueques?.