- ¡ Cielo ya hemos vuelto ! - grita abriendo la puerta.
Papá sostiene en sus hombros al Josh de ocho años.
- Hola Cariño - mamá se acerca y le da un corto beso en los labios.
- Adivina que - comenta papá emocionado mirando al niño entre sus brazos.
- ¡ Gané el campeonato de tenis de la provincia mamá ! ¡ Quedé primero ! ¡ Mira , me dieron un trofeo ! - Josh le tendió su copa dorada emocionado.
- ¡Increíble Josh! No dejas de ganar cosas - revuelve mamá su cabello orgullosa.
- Ven, vamos a ponerlo en la vitrina - le baja papá al suelo y lo toma de la mano- Listo.
- Anda Michael, ayúdame a hacer la cena - le pide mamá y los dos se van.
Mi yo de seis años se acerca con pasos cortos hacia el mueble, y pegando la cara al cristal observa todos los pequeños trofeos y medallas.
- Será mejor que empieces a hacer algo bueno tú también, Sussane. No quiero tener una pringada como hermana, destaca en algo- masculló Josh a mis espaldas.
- ¡ Ven Josh, te hemos preparado un pastel ! - se escuchó desde la cocina y el niño trotó hacia allí dejándome sola.
Dos pequeñas lágrimas caían mejillas abajo, hasta caer al suelo.