(Lexie, 15 años).
Tengo anemia. La he tenido desde que nací, lo cual me hace lucir pálida, ojerosa y delgada. Y también ha sido algo que se volvió en mi contra cuando tenía siete años. En ese entonces, me juntaba con dos chicas que me parecían las más geniales del mundo, pero no me daba cuenta de que me trataban mal: hablaban de mí a mis espaldas, les decían a mis demás compañeros que se burlaran de mí, me molestaban, a veces me ignoraban por completo. Pero hubo un hecho en particular que me hizo explotar: estábamos jugando a las escondidas y me tocó contar (siempre me tocaba contar, de todas formas) y ellas se fueron corriendo y me dejaron sola todo el recreo. Ese fue el primer momento que me sentí sola. Le dije a mi mamá y ella habló con los padres de las dos chicas. La respuesta fue que yo tenía que dejar de molestar a sus hijas porque no se querían juntar conmigo, que me hablaban porque les daba pena. Y desde ese momento, todos los recreos me dedicaba a pasear sola mientras miraba a todos jugar. Me alegro de que haya sido, relativamente, pequeña y vivía en cierta ignorancia y aún mantenía mi inocencia infantil. Pero cada vez que pienso en la Lexie de siete años, me dan ganas de llorar. Y es que esto de las juntas se me da pésimo, porque a los trece, empecé a quedar con una de las chicas que me molestaban y con su grupo, entre ellos, mi mejor amigo. Todo bien hasta que crecimos. Empezaron a salir a fiestas, fumar, tomar. Nunca me ha gustado eso de saltarme etapas y llamar la atención, de modo que no iba cuando me invitaban y rechazaba los cigarros después de clase. Luego, cuando estábamos juntos, hacían planes y me ignoraban por completo, me dio un poco igual porque no estaba interesada en salir con los más grandes a tomar cerveza. Después me ignoraron por completo, se juntaban todos el fin de semana y no me invitaban, se iban todos de vacaciones juntos, tenían grupos en Wsp y no me agregaban, cuando tocaban para el recreo, me dejaban atrás, sólo me hablaban cuando necesitaban algo. Incluso mi mejor amigo. Un día en un paseo de curso, volvió a pasar y no pude más. Ellos me dejaron y se fueron corriendo y yo estaba con yeso en la pierna. Mis padres me encontraron llorando dos horas más tarde, cuando ya estaban preocupados. Mis amigos le dijeron que me había enojado con ellos. Me sentí miserable, pero me quedé en el puñetero paseo porque no quería hacer sentir mal a mis papás. Esa misma tarde, me fui con otros compañeros, con los que nunca había hablado y me hicieron sentir mejor. Son mis amigos hasta el día de hoy, amigos verdaderos. Eso fue a mediados de septiembre y no fui más a la escuela ese año, me cerraron el semestre. Y me cambié de escuela. No he vuelto a hablar con ellos desde entonces, ni con el que era mi mejor amigo tampoco. Pero ya los perdoné, porque todos merecemos segundas oportunidades. Ahora soy feliz, con amigos, con los mejores padres del mundo, con unas ganas de vivir inmensas, con hambre de conquistar el mundo y ayudar a cualquiera que esté pasando por lo mismo. Recordemos que existen muchos tipos de bullying, y si bien nunca llegaron a los golpes, el ataque psicológico es algo grave también. Aceptemos nuestras diferencias. Gracias <3.