JASON
Observó como ambas mujeres frente a él le miraban de arriba abajo. Solo una le importaba.
-¿Qué haces aquí? -susurró finalmente su vecina.
-Tenía que verte. Hay algunas cosas que necesito decirte. Escúchame Hannah, porfavor.
-Yo me voy ya-interrumpió la morena junto a ella.
Se abrazaron y la chica desapareció tras las puertas del ascensor.
-¿Quieres pasar a mi despacho? Allí podremos hablar sin interrupciones.
-Después de ti.
HANNAH
Se aseguró de decir a Ann que no le pasase ninguna llamada.
No entendía porque estaba tan nerviosa.
Era por culpa de él.
Su cuerpo reaccionaba solo. No podía controlar la atracción y quizá algo más que él despertaba en ella.
Tenía que decirle lo del embarazo. Todavía faltaba un poco para que empezase a notarse pero odiaba mentir.
Jason no lo merecía.
-Siéntate por favor.
Cerró la puerta tras ella y se sentó en su silla, frente a Jason.
-Antes de nada, quisiera disculparme. Nuestra última conversación no fue exactamente como esperaba. Estaba preocupado porque no atendias mis llamadas y aunque se que eso no lo justifica, es el principal motivo por el que vine. El otro, es que estoy enamorado de ti.
HÉCTOR
Ahí estaba. Ahora es cuando debería acercarse y hablar acerca de ese mensaje.
Se mantuvo a lo lejos mientras ella peleaba con la fotocopiadora.
-Vamos, maquina estúpida. Necesito esto para hoy. Por favor, por favor.
Escucharla le hizo sonreír.
Tomó aire y se acercó sigilosamente. Cerró la puerta tras él y carraspeó.
SILVIA
Joder, que susto.
-Héctor. Buenos días.
-Buenos días, dulzura.
-Yo...
-Tu...
-¿Le...leíste mi mensaje?
-Si.
-Vale.
Bajó la mirada y empezó a retorcerse las manos.
-Nena, mirame.
Ella enfocó sus ojos en los de él.
-¿Es demasiado tarde?
-Depende.
-¿De qué?
-Necesito saber que esto es real. Necesito que me digas que no despertaré mañana y esto no será más que un sueño.
-Lo prometo.
Medio segundo después, Héctor la arrinconó entre la fotocopiadora y su cuerpo y saqueó su boca en un beso que sintió hasta la punta de los dedos del pie.
Y como si aquello resolviese todo lo demás, la dichosa máquina funcionó por fin.
JASON
Por Dios, di algo.
-¿Me amas?
-Te amo.
-Jason...
-Dime que no es tarde. Que no metí la pata hasta el fondo. Di que si, nena.
-Hay cosas que no sabes de mí.
-No hay nada que no quiera de ti. Estoy completa, profunda y desesperadamente enamorado de ti. No soy bueno con las palabras. Joder, en realidad soy un puto desastre pero puedo demostrarte que lo que digo es cierto.
Se levantó de golpe y se arrodilló junto a ella y cogió sus manos.
>>Créeme. Deja que te ame. Quizá con el tiempo tu también podrías amarme.
-Tengo que decirte algo, Jason. Si después de decirte esto aun quieres estar conmigo...
-¿No me escuchaste? ¡Te amo!
-¡Estoy embarazada!