La hija del General

By JanetBeMont

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Después de siete años Jade Asher regresa a Prince George Virginia a pasar el verano con su padre deseando que... More

Sinopsis y Booktrailer
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Mi agradecimiento
"Capítulo especial"

Capítulo 27

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By JanetBeMont



En el comedor de los Hunter Teresa preparaba el desayuno, Philip agarró las tazas de la repisa, tomó la cafetera y sirvió café caliente.

—No he visto a Rayder tiene casi una semana, ¿Cómo está? Estoy preocupada por él— preguntó Teresa al mismo tiempo servía en los platos el omelette de verduras.

—Debe estar trabajando entrenando soldados en el campo, tampoco lo he visto.

—Pues deberías buscarlo, a mí no me quiere ver y no sé qué hice para merecer este trato.

—Subestimamos a Rayder y a Jade, su relación era más seria de lo que pensamos— sorbió café —está enamorado y ahora que ella se fue nuestro hijo la extraña, seguro es eso.

—Tienes razón, pero— negó con la cabeza pensativa —pero estoy segura hay algo más. Él está enojado conmigo y solo Dios sabe por qué— se sentaron a la mesa.

—Es un mal entendido seguramente— partió el omelette y le dio un bocado —hablé con Robert, me dijo que discutió con Jade antes de que se fuera.

—¿Sabes por qué?

—No quiso hablar mucho pero por lo que me contó no acabó nada bien, lo noté muy preocupado.

—Tal vez es por eso que Rayder está molesto conmigo pero no tuve nada que ver. Desde que habló con nosotros entendí que no debía meterme en su vida privada.

—Ya mujer, tranquila— se levantó de la silla y apoyó la mano en el hombro de Teresa —buscaré a Rayder y le diré venga a verte ¿de acuerdo?

Teresa se la tomó esperanzada —Hazlo por favor. Oh, lo olvidaba, la esposa del comandante organizó una reunión para recaudar fondos, en la estancia infantil ya no queda espacio y el dinero recaudado será para construir una nueva aula. Iré a apoyarla, no estaré en todo el día.

—Bueno saberlo, me llevaré la chequera conmigo— sonrió.

—Si la encuentras— arqueó una ceja abrazando a Philip.

Teresa acompañó a su marido hasta la puerta.

—Me voy a trabajar— Philip le dio un beso de despedida.

—Buen día querido.

—Gracias corazón.

Después que Philip se marchó Teresa salió al pueblo a hacerse un peinado para la recaudación de fondos, las damas de la asociación de las esposas de los militares siempre apoyaban las causas que favorecen a la comunidad y esta no era la excepción Teresa era activa y le gustaba la labor.

En Pincess Beauty Salón era un día normal, Teresa se observaba frente al espejo mientras la señorita arreglaba su cabello, un peinado sencillo y pulcro de acuerdo a su edad. De espaldas a ella estaba otra chica haciendo la manicure a una clienta, mientras le limaba las uñas platicaban en voz baja no lo suficiente como para no ser escuchadas.

—La muy tonta no ha salido de su casa, ¡vieras como tiene su cara! Lo tiene bien merecido por ser una bruja.

Escuchó Teresa decir a una de ellas, a la señorita que hacía la manicure esa era Sandy Lu Barker.

—¿Megan no es tu amiga?— preguntó la chica con la que hablaba.

—Creí que lo era, hasta que me contó que se acostó con un chico que me gusta ¡no puedo creer me lo dijera así como así! créeme, no me importa que tenga relaciones con cuántos hombres se le antojen pero ella sabía cuánto me gustaba Nathan y aunque fue hace años la estúpida debió quedarse callada. ¡Me lo contó solo para hacerme sentir mal!

—Es una infeliz, siempre creyéndose más que las demás. Pero ¿en serio se ha acostado con varios?— susurró .

—¡Si! Te voy a contar para que veas hasta donde es capaz de llegar, ¡se acostó con el dueño de la joyería que está en Oaklawn Boulevard solo para ver lo que le podía sacar!

—¡Pero si es un viejo rabo verde! ¡Y aparte es casado!

—¡Te digo! No le importa quién sea siempre y cuando pueda sacarles provecho, ella no quiere a nadie más que a ella misma. Es una perra así que cuando la vi con la cara hinchada no pude aguantarme la risa.

—Ja ja ja debió molestarse contigo.

—Me vale ¡en su fea cara me burlé!— comenzaron a reírse por lo bajo.

—Debe estar molida donde no ha salido para nada de su casa.

—No tanto, tiene un moretón y tiene la mejilla hinchada pero ya sabes cómo es de melodramática.

—¿Y por qué le pegó Jade?

—Con engaños logró que Rayder la fuera a ver, logró separarlos finalmente. Pero antes Jade le dio su merecido, Megan navega con bandera de pendeja y todos le creen, si supieran que Jade es buena gente y la mala es ella.

—¿¡Qué has dicho!?— Teresa se giró para ver a Sandy Lu.

Pegó un brinco por el susto que le dio —¡Señora! Yo...— sintió su rostro tornarse escarlata —no he dicho nada.

—Demasiado tarde señorita, he escuchado perfectamente y no me iré de aquí hasta que me cuente todo— le dio una mirada inapelable y Sandy Lu sintió miedo.

—Bueno, yo...— balbuceó.

—¡Habla!— sentenció.

*****

Los días pasaban lentos y pesados pero la vida continuaba y Jade no quería dejarse vencer y tirarse a llorar, le dolía pero debía ser fuerte porque no había marcha atrás aunque por dentro tuviera una inmensa tristeza.

Tratando de reanudar la rutina hacía lo usual, se vistió con ropa deportiva y salió a correr para despejar su mente pero era en vano, no era capaz de sacarlo de su mente. Trotaba en la acera impregnada de agua por la lluvia de la noche anterior, las nubes grises en el cielo amenazaban con otro aguacero, serpenteando entre los transeúntes iba de regreso a su departamento, en su mano el mp3 y en sus oídos la canción Try de Pink.

♪ Funny how the heart can be deceiving ♪ ♪More that just a couple times ♪

♪ Why do we fall in love so easy? ♪ ♪Even when it's not right ♪

♪ Where there is desire ♪ ♪There gonna be a flame ♪

♪ Where there is a flame ♪ ♪Someone's bound to get burned ♪

♪But just because it burns♪ ♪Doesn't mean you're gonna die ♪

♪You've gotta get up and try try try♪

♪Gotta get up and try......

¡Cállate Pink! 

 Dijo en su pensamiento, cambió la canción e intensificó el trote como si pudiera escapar de su pensamiento.

En su cuenta bancaria ahora había cuarenta y ocho mil ochocientos noventa y cinco dólares y treinta centavos, el dinero que su madre le había dejado de herencia y podía utilizarlo para montar su consultorio nutricional, alquilar un local, comprar muebles y el equipo necesario. Debería estar contenta, sin embargo sentía un vació que nada llenaba, ni la emoción de poder realizar su plan la hacía feliz.

Llegó a su departamento sudada y cansada, fue a la cocina, llenó un vaso con agua se recargó en el lavaplatos y dio un par de tragos, su mente la llevó con él, como siempre. Ningún hombre había controlado así sus sentimientos, el resentimiento y el coraje que sentía habían cedido días atrás sin darse cuenta, lo extrañaba demasiado pero el arrepentimiento había llegado demasiado tarde, no más peleas, no más besos ni más caricias.

¡Deja de pensar tanta estupidez Jade Asher!

Se recriminó.

El sonido del teléfono le trajo el pensamiento a la realidad.

—Hola.

—Cariño ¿cómo estás?— la voz dulce de Greta la hizo sonreír.

—Bien Gretita— suspiró.

Ya había platicado con Greta antes, la llamó un par de días después de que se fuera de Fort Lee y le pidió disculpas por no poderse despedirse de ella. Greta lloró pues no era tonta y sabía bien que algo malo había ocurrido pero Jade la tranquilizó haciéndola entender estaba bien aunque no fuera del todo verdad. Desde ese día Greta le llamaba todos los días.

—Ya investigué, la camioneta la tiene Nathan en su taller, me encontré a su madre en el pueblo y estuvimos conversando.

—¿Nathan?— le extrañó porque Rayder y él no eran amigos —Gracias por investigar.

—Jade ¿por qué no regresas? No te creo que estas bien. Linda me preguntó por ti, Nathan está preocupado y Joe también.  Te extrañamos hija.

—Igual los extraño mucho, voy a hablar a su casa para platicar con ellos y tú no te preocupes ¡de verdad que estoy bien!— hizo una pausa —¿mi papá cómo está?

—Triste porque te fuiste aunque no lo diga en voz alta, si lo vieras... y Rayder...

—Greta...

—No me importa ser metiche— la interrumpió —¡nadie está bien por aquí! Rayder no está mejor que tu padre. ¡Llego y todo es un desastre! hasta a Teresa parece haber afectado que te fueras.

—No tardarán en volver a la normalidad.

¿Teresa afectada? Se preguntó a ella misma.

—Eso crees tú porque no los estás viendo cariño.

Los ojos se le tornaron rojos —Ya no me digas nada por favor— la puerta del departamento se abrió, Claudia entró saludándola y fue a sentarse al sillón, Jade hizo una seña con el dedo de que estaba hablando por teléfono.

—De lo que pasó con la camioneta nadie se enteró— le informó Greta.

—¿En serio? Raro, si en ese pueblo chismoso todo se sabe.

—No de esto, ya hubiera escuchado algo si fuera así. Rayder actuó rápido al llevar la camioneta con Nathan.

—Eso debe ser, la llevó con él para esconderla.

—Tal vez, cariño tengo deberes que hacer, llamo otro día de acuerdo.

—Llama las veces que se te antojen y cuando quieras venir a visitarme eres bienvenida.

—Gracias cariño, pienso ir a verte pronto deja me organizo. Cuídate mucho hija.

—Adiós Gretita, te quiero.

—Adiós. 

—¿Qué paso?— preguntó Claudia después que colgó el teléfono.

—Ya investigó, la camioneta la tiene Nate. Tengo que hablar con él— se sentó al lado de ella.

—¿Sigues de terca en pagar la compostura?

—Yo la destrocé y es mi obligación pagar por los daños.

—¡Que tu obligación ni que nada! Que lo pague la estúpida tarada esa.

—No Clau, la verdad es que no estoy tranquila y si pago me sentiré mejor.

—Como quieras, es tu dinero aunque podrías ocuparlo para algo más productivo como por ejemplo un departamento más grande, comprar ropa o un auto nuevo.

—Y lo utilizaré para algo de provecho pero es un hecho, hablaré con Nathan para decirle que yo pagaré todo.

—¡Bien bien! no discutamos por eso. Oye...¿no piensas desempacar?— señaló con la mirada la maleta—¿Cuántos días lleva ahí?

Se alzó de hombros —No he tenido tiempo.

—No te hagas la tonta conmigo Jade, ha pasado casi una semana y esa maleta sigue en el mismo lugar. No quieres desempacar porque una parte de ti se niega. Quieres regresar a Fort Lee.

—No es cierto.

—¿Te sigue llamando por teléfono?

Asintió agachando la mirada.

—Algún día de estos tendrás que levantar el teléfono y contestarle. Cobarde.

—¡No soy cobarde! yo...no estoy lista ¿de acuerdo? No sé qué decirle.

—Qué te parece decirle que lo amas y lo extrañas y que fuiste una tonta en dejarlo, algo más o menos así ¿no estaría bien?

—No es tan fácil como crees.

—¡Cobarde!

Jade cogió el cojín del sillón y se lo aventó —¡Cállate mensa!

—¡Oye! Eso dolió. Oye ¿Jade?

—¿Que pasó?

—El tiempo se encargará de que el dolor que sientes ahora se vaya— la tomó de la mano, la conocía perfectamente y sabía que aunque no lo expresara estaba sufriendo.

—Gracias por estar aquí conmigo.

—No me agradezcas que para eso somos amigas. Bueno ya, a lo que vine. ¿Si vamos a ir a ver los locales?

—Si. Vi unos en el periódico y los marqué, gracias por acompañarme Clau, una segunda opinión nunca está de más.

—Tengo ojo clínico, encontraremos el mejor lugar para tu consultorio. ¿A qué hora nos vamos?

—Acabo de llegar de correr, me voy una ducha rápida y nos vamos. Después hablo con Nate.

—Ok.

*****


Los días de licencia de Rayder habían terminado, como capitán de la Armada de los Estados Unidos su trabajo consistía en mandar en compañías, realizar trabajos administrativos y en instruir soldados, ponerlos a prueba tanto física como emocionalmente en el centro de entrenamiento.

Los soldados eran puestos a prueba teniendo que atravesar obstáculos, subir paredes elevadas, arrastrarse entre tierra y alambres de púas y otros tipos de combate básicos, realizar ejercicios con armas, incluso exponerse a armas químicas con el fin de prepararlos en todos los riesgos que un militar corre en tiempo de guerra.

En el campo de entrenamiento los soldados reclutas esperaban las órdenes del capitán Hunter. Frente a ellos un edificio de un piso en medio de un campo desierto construido con un solo propósito.

—¡Atención! Formen dos filas y todos pónganse las máscaras en sus rostros, cuando le dé la orden caminarán y entrarán a la cámara que está delante de ustedes. Cuando estén dentro les daré la indicación para que se las quiten.

—¡Señor si señor!

Los reclutas obedecieron la orden y se colocaron las máscaras, luego la segunda orden, entrar en la cámara de gases.

Con la máscara puesta al igual que los reclutas Rayder entró con ellos.

—¡Ahora soldados quítense las máscaras!

En cuanto los reclutas de quitaron las máscaras antigases comenzaron a toser por el efecto del gas, sus pulmones con dificultad trataban de respirar, los ojos les empezaron a llenarse de lágrimas y todos salivaba sin control.

—El propósito de este entrenamiento es ser expuestos a gases tóxicos y aprendan a cómo reaccionar en una situación real, no se preocupen lo que están respirando no los matará ¡Puedo oler su pánico soldados! ¡Deben mantenerse enfocados en lo que deben hacer!

—¡Señor si señor!— alcanzaron a decir algunos.

En el trabajo siempre manteniéndose alerta en todo momento, actuando astuto, responsable, concentrado en dar a los soldados el mejor entrenamiento y era bueno en lo que hacía, nadie sospechaba lo que estaba pasando en su vida privada pero en su mente estaba ella en cada segundo. 

No podía dejar de pensar en Jade, en su risa, en esos grandes y expresivos ojos verdes, en sus labios, en su piel desnuda y su cuerpo aferrándose al de él cuando hacían el amor. Extrañaba todo de ella.

Sus obligaciones como militar le habían impedido ir a buscarla, no era opción para él desacatar las órdenes y aunque cada día que pasaba deseaba dejarlo todo e ir tras ella prefirió esperar, dejar pasar una semana para que las aguas se calmaran. Sin falta el sábado tomaría un avión a Carolina del Norte determinado a que regresara con él, no le importaba arrastrarse y rogar con tal de tenerla a su lado de nuevo.

Después de un intenso día de entrenamiento en el edificio de comedores se sentó en una esquina a comer.

¿Cuántas veces le había llamado por teléfono sin que ella respondiera? Había perdido la cuenta.

—....Ya sabes que hacer después del beep— escuchaba en la máquina contestadora su voz alegre cada que dejaba un mensaje, luego el sonido de tono.

—Ha pasado casi una semana, no me respondes ninguno de mis mensajes y no sé si los escuchas o los borras...¡maldición!...te lo suplico, dame una oportunidad, haré lo que tú quieras pero por favor Jade, no me dejes así...lo siento....te amo.

—¡Rayder!— saludó Sam a lo lejos, fue hacía él y se sentó —me enteré Jade se marchó.

—Si.

—Hombre, tu no eres de los que se quedan así sin hacer algo ¿¡Qué demonios estás esperando a ir por ella!?

Rayder le dio una mirada fulminante —Sam, no quiero ser grosero pero...

—No te metas en mis asuntos.

—Exacto— negó con la cabeza, era su amigo y confiaba en él —el sábado pienso ir a verla y convencerla para que regrese.

Sam le dio un par de palmadas en la espalda —¡Ese es mi amigo! Suerte, esa chica lo vale.

—Lo se Sam, lo sé.

—Oye, Hunter— apareció detrás de ellos Kane —El General quiere hablar contigo. Ahora.

Rayder asintió, se levantó y llevó la charola de comida casi intacta a los contenedores vertió la basura luego salió del edificio rumbo al cuartel principal a la oficina del General Asher.

*****

En el despacho del General todo estaba en silencio, él como siempre detrás de su escritorio sentado en la silla de cuero revisando el documento que recibió a primera hora de la mañana, volvió a releerlo pensativo, tomó la pluma y lo firmó. Se quitó los lentes de pasta y los colocó sobre el escritorio, se presionó el puente de la nariz tratando de mitigar el dolor de cabeza que lo aquejaba.

Preocupado por Jade pensaba en la discusión antes de que se fuera y se castigó a si mismo por no haber sido un buen padre para ella. Irremediablemente también pensó en su esposa, en como la había conocido, recordó como los ojos verdes esmeralda lo enamoraron desde el instante que sus miradas se cruzaron ese cuatro de julio y desde ese momento supo sería la mujer de su vida. Desde ese instante no se separaron, se casaron, cinco años más tarde llegó Jade a sus vidas y todo fue felicidad para los Asher.

Aunque no por mucho tiempo.

En un principio los doctores diagnosticaron depresión post parto, Madeline presentaba los síntomas: lloraba, tenía problemas para conciliar el sueño, casi siempre estaba cansada. Pensaron que era debido a los cambios hormonales y la emoción de tener un hijo. Los doctores les dijeron que los síntomas desaparecerían en menos de un mes y tanto ella como Robert confiaron que eso sucedería. Greta estuvo desde el principio apoyándolos con la esperanza de que fuera un episodio pasajero como en algunas madres primerizas.

La vida de los Asher dio un cambio radical con la llegada de Jade. Madeline la amaba como su tesoro más preciado, trataba de cuidarla y al mismo tiempo luchaba contra lo que pensaban era una enfermedad transitoria, tenía fe que pronto sería la misma mujer de siempre, risueña y positiva ante la vida para darle a su hija todo el amor que necesitaba.  

Robert con sus obligaciones dentro de la Base no tuvo más opción que dejar a su esposa teniendo total confianza ya que Greta estaba en todo momento y también con la certeza de que Madeline superaría su enfermedad.

Pero eso no sucedió.

Fue de manera lenta y constante que su salud mermó, regresaron con los doctores tiempo después para hacerle más pruebas. Esta vez el diagnóstico fue diferente.

Lo que parecía depresión post parto tenía nuevo nombre y era devastador: trastorno bipolar. Según los médicos se había desencadenado por los cambios bioquímicos y hormonales que su cuerpo sufrió a raíz del embarazo.

Recetaron medicamentos y tratamientos psiquiátricos. Al principio parecieron surtir efecto y los primeros años fueron de altas y bajas pero sus intentos por combatir la enfermedad no fueron suficientes.

A los ojos de Robert y todos alrededor de la familia Asher observaron como con el paso de los años la salud de Madeline empeoraba, la mujer activa, feliz había desaparecido no así el amor que le profesaba a su hija. Por ella era que luchaba contra todo, la amaba más que a nadie y era su principal motivación para no dejarse vencer.

Así fue hasta que Jade cumplió siete años y Madeline no pudiendo soportar por más tiempo acabó con su desdichada vida.

Robert amaba a su esposa y él más que nadie sufrió su perdida. En la tristeza buscó consuelo sumergiéndose en el trabajo encargando Greta cuidara a su hija, él la consideraba parte de la familia y sabía estaba en buenas manos.

Pero la angustia no desapareció.

Con la muerte de Madeline, Jade sufrió un cambio de comportamiento drástico. No obedecía, escapaba de la escuela, era grosera, rebelde y la duda no se hizo esperar.

La Bipolaridad es hereditaria y temía por su hija, se vio en la necesidad de someterla a pruebas para descartar hubiera heredado la enfermedad. Afortunadamente todas fueron negativas.

Pasaron los años, Robert nunca volvió a casarse o buscar pareja, el cargo de General absorbía su tiempo, eso aunado a la conducta de Jade marcaron su vida y su relación, amaba a su hija con el alma pero su incapacidad para demostrarle cariño los llevaron por caminos diferentes y años más tarde los errores cometidos le pesaban más que nunca.

Perdóname Madeline. Pedía todos los días a su esposa por haberle fallado.

—¿Señor?— Robert alzó la mirada, la secretaria estaba al pie de su escritorio, no la había notado.

—¿Si?

—El capitán Hunter está esperando ¿lo hago pasar?

Asintió. —Por favor.

—¿Se siente bien, señor?

—Si. Gracias, Bonnie.

La secretaria del General asintió y abrió la puerta para dejar pasar a Rayder.

—Permiso señor.

—Adelante Capitán Hunter, tome asiento— el General Asher miró el folder sobre el escritorio.

Rayder se sentó frente a él y observó a Robert, estoico e inmutable.

—Le he mandado a llamar....

—Amo a su hija, señor.

—Capitán...

—La amo y fue mi culpa que ella se fuera, cometí un error pero pienso enmendarlo. Solicito permiso para...

—Capitán Hunter— lo interrumpió —usted no está aquí para hablar de asuntos personales, lleva uniforme militar, está de servicio así que actúe como tal— se irguió sobre la silla.

—Señor, solicito permiso para salir de la Base por un día.

—Permiso denegado.

Rayder apretó las manos en puño. —Solicito saber la razón de su negación, señor.

—Esta mañana llegó una notificación de las oficinas en Quántico— hizo una pausa —ha sido asignado a una misión Capitán Hunter.

—¿Una misión? Mi compañía, no llevo ni un semana entrenándolos.

—No se preocupe por eso, serán reasignados hasta su regreso.

Asintió —¿Donde es la misión?

—Irak. La información es clasificada— le entregó el folder —viajará a Fort Lewis, será informado allá detalladamente de la misión y de cuáles son las ordenes asignadas. Partirá en cuarenta y ocho horas Capitán.

Rayder abrió el folder y lo leyó: la leyenda información clasificada en tinta roja al pie de la hoja y con información limitada sobre una misión de rescate en un país marcado por la guerra.

—¿Cuarenta y ocho horas?— dijo en voz baja.

—Capitán— descanso los brazos sobre el escritorio —Dejemos las formalidades por un momento, Rayder, sé que en estos momentos tienes la mente dividida y se la razón, es por Jade. En otras circunstancias tu nombre no hubiera figurado pero esta clase de situación requiere de tus habilidades, eres de los mejores y esperan tu lideres esta misión.

—Entiendo.

—Viajarás a un país donde los soldados americanos no son vistos con buenos ojos eso tú lo sabes perfectamente ya que estuviste en medio oriente durante un año, fuiste a Afganistán. Es necesario abandones todo lo que te distraiga para que tengas éxito, y si, con distracciones me refiero a mi hija.

Apretó la mandíbula con fuerza —No es una distracción, nunca lo ha sido. Estoy enamorado de ella y necesito.... Si me da el permiso ahora podré verla antes de irme.

—No puedo hacer eso.

—¿Por qué?

—Porque no sabes cómo va a reaccionar, puede que suceda todo lo contrario a lo que tú esperas y sea contraproducente. Rayder, has sido asignado a una misión delicada y peligrosa, su vida y la de su equipo estarán en riesgo inminente. Es por eso que voy a proponerte esto: irás dejando todo lo que ocupa tu mente y enfocarte al cien por ciento en la misión, cuando regreses te daré una semana de licencia para que vayas a buscarla.

—No puedo esperar, usted lo ha dicho, es una misión riesgosa y si algo sucede y no regreso...— no pudo terminar la frase.

—Regresará Capitán Hunter, por eso debe irse con la mente fija en su objetivo. Quiero que entienda, que razone. Una vez que regrese será libre para traer a mi hija, yo la quiero también y quiero que vuelva. Yo soy culpable en gran medida de lo que sucede con Jade, tengo que pedirle perdón a mi hija por todo lo que hice. Pero estamos hablando de vida o muerte— se levantó de la silla y caminó a la ventana —de manera extraoficial, no estoy hablando como General, te conozco desde que eras un niño, tu padre es un hermano para mi....hijo, eres el mejor soldado, tu reputación te precede y sé que volverás con bien.

Rayder pensó en las palabras que el General Asher acababa de pronunciar. 

Como soldado de élite adiestrado comprendía que se debe ir a cualquier misión dejando atrás vida personal, familia, amigos, problemas con el único propósito de la victoria, así lo había hecho antes sin dificultad alguna. 

Y al ver a Robert preocupado por su bienestar lo entendió.

Marcharse y una vez de vuelta ir tras la mujer que amaba. 

Ir por Jade.

Asintió y se levantó del asiento —Partiré en cuarenta y ocho horas, señor.

*****

Hola! 

Porque sus deseos son ordenes este capítulo es para ti ♥Lizzie♥ Con todo cariño y agradecimiento, gracias por apoyar la historia  Abrazooo!!

A nada del final, que cosas!! Sentimientos de alegría y tristeza porque esta cerca. 

¡¡Gracias a todas por estar aquí!!

Les dejo la música que me sirvió de inspiración al escribir este capítulo, escúchenla!! es hermosa!!

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