Estaba sentado en el borde de mi cama, viendo televisión. Han pasado ya, un par de semanas desde la muerte de mi abuela, mi ropa está apilada a un lado del estante donde tengo los libros, Liz estuvo con migo, me abrazó cuando regresé al instituto, y por supuesto lloré en su hombro, estábamos en el salón y no sé qué tiene su hombro que me pareció una perfecta almohada para llorar como si no hubiera limites, como si, fuera un recipiente de dolor. Liz me entendía bien, puesto que hace unos meses ella también había perdido a alguien que representaba la misma figura que mi abuela para mí.
Mi teléfono sonó era Ashley, se le escuchaba algo cansada.
-Hola, supe lo de tu abuela, lo siento mucho.
-Gracias -Respondí
-Tal vez no sea buen momento, pero ¿Podemos vernos? -Mi corazón sufrió un mini-infarto
No pude responder, ella estaba pidiéndome que saliéramos.
-¿Hola, Michael todavía estas ahí?- Agregó
-Sí, claro, ¿ahora mismo? ¿Dónde?- Dije muy emocionado
-A la cafetería que está cerca del parque, ¿Puedes pasar por mí a las cuatro?
-Por supuesto -Dije
-Está bien, te veo a las cuatro - Reiteró
Eran las tres con treinta, corrí a la ducha, aún no me había duchado porque era fin de semana, y por el amor de Dios, al menos estos dos días puedo ser muy flojo sin restringciones, excepto las de mi mamá, claro. Moví mis manos a la velocidad de la luz para lavarme el cabello lo más rápido que pudiera junto con el jabón.
Me puse mis jeans, y una camiseta que tenía la imagen de un velociraptor. Traté de arreglar mi cabello en el espejo que está junto a mi mesa donde a veces hago mi tarea. Baje despacio las escaleras hasta llegar al piso, entonces comencé a caminar más rápido, tomando las llaves del auto.
-¿Michael? ¿Dónde vas? -Preguntó mi madre desde el sillón que está frente a la televisión
-Al parque con Ashley, vuelvo más tarde -Respondí
-Bien, pero recuerda que te llamaré dentro de media hora
Pasé por casa de Ashley a las cuatro, sin un minuto más ni uno menos. Subió en el asiento del copiloto, saludándome. Llevaba unos jeans y una camisa medio escotada que dejaba ver sus hombros junto con un poco de su cintura. Durante el camino, el silencio predominó, no sabía que decirle y supongo que le sucedía lo mismo. Aunque no dijo nada, me parecía hermosa cuando la miraba de reojo.
Estacioné el auto cerca del lugar, aseguré las puertas y nos dirigimos dentro. Había varios meseros sirviendo hasta que se acercó uno, y preguntó que íbamos a ordenar.
-Café, con un croissant - Respondí
-Y para la dama -Dijo el mesero
-Lo mismo que pidió él-Respondió Ashley
-¿Y a qué se debe esta grata sorpresa?- Pregunte a Ashley
-¿Qué ya no te puedo invitar a tomar algo?
-Pues, no dije eso, solo que en los últimos días casi no he sabido de ti, excepto que estamos en el mismo salón
-Quiero decirte algo -Dijo súbitamente
-Dime - Respondí
-Terminé con Rick
Bueno eso, sí que no me lo esperaba, porque llevaban alrededor de cuatro años siendo novios.
-Pero ¿Por qué?- Pregunté
-Porque me di cuenta de algo importante, y que no estaba contenta en donde estaba, y que merecía más, mucho más
Apareció el mesero con todo lo que habíamos pedido
-¿Y qué es lo que mereces? -Pregunté
-A ti -Dijo mirándome justo a los ojos
En verdad esto, no es lo que me esperaba.
-¿Estás segura? Es decir; no quiero pensar que eres el amor de mi vida, porque sí que lo eres, y que luego te vayas - dije
-Estoy muy segura - Respondió
-¿Lo prometes? - Pregunté
-¡Lo prometo!
-Entonces, me invitaste para acosarme ¿No es cierto?
Ella rió y subió sus ojos con un poco de timidez en el rostro
-Pues, me declaro la acosadora más afortunada del mundo, porque mi acosado, quiere que lo acose ¿O es que estoy equivocada?
-Pues me parece que tu acosado debe de estar muy contento
-¿Por qué lo dices? -Preguntó
-Porque su acosadora es una chica muy hermosa
-Esas son palabras que solo mi acosador diría -Dijo tomando de su café
-Creo que tu acosador se parece mucho a mí, me encantaría conocerlo
-Deberías hacerlo, seguro te gusta tanto como a mí
-¿Ah, sí? ¿Y porque te gusta él?
-Pues porque, es lindo, amable, inteligente y de vez en cuando dice cosas coherentes, suficiente para que me guste estar con él - Respondió
-Entonces definitivamente no debo ser yo -Dije
Los dos reímos, por un momento solo nos miramos, ella estaba tan hermosa, a pesar de que no traía un vestido con lentejuelas pegadas hasta en el cuello, tampoco tenía aretes que resaltaran su rostro, solo me parecía que estaba muy hermosa.
Llegamos a su casa cerca de las seis de la tarde, me detuve frente a la puerta de su casa
-Y estamos aquí -Dije con los nervios a flor de piel
-Sí, parece que esta es mi casa -Dijo mirando por la ventanilla
-Bueno entonces, ¿te veré la próxima semana?
-Michael, gracias por acompañarme hoy, disfrute mucho de tu presencia
-Y yo de la tuya -Dije mirándole a los ojos
Ella se acercó mirándome a los ojos, el sol se estaba ocultando frente a nosotros, la luz parecía que combinaba perfectamente con sus labios que se iban acercando cada vez más, mi corazón hace garabatos con mis latidos y mi mente se perdió en Hawái, y mi cuerpo que estaba presente frente a ella sin cerebro y sin corazón totalmente funcional, no sabía qué hacer, solamente se acercaba a sus labios también. Entonces sus labios rosaron los míos, sentía como una especia de cosquilleo.
-Hasta luego, Michael - Dijo acariciándome el rostro con su mano derecha.
Bajo del auto, y desde fuera dijo.
-Espero volver a repetirlo
-¿Esta tarde?-Pregunté
-Este beso - Dijo
Al llegar a mi casa, me tiré sobre mi cama con una sonrisa en mi rostro, por fin el amor de mi vida estaba conmigo, por fin mi sueño se había cumplido.