Enigmatic

By AmNotOnlyOne

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El hospital guarda un oscuro secreto, que amenaza la vida de los pacientes. En medio del caos por conseguir r... More

Prólogo
Capítulo I
Capítulo II
Capítulo III
Capítulo IV
Capítulo V
Capítulo VI
Capítulo VII
Capítulo VIII
Capítulo IX
Capítulo X
Capítulo XI
Capítulo XII
Capítulo XIII
Capítulo XIV
Capítulo XV
Capítulo XVI
Capítulo XVII
Capítulo XVIII
Capítulo XIX
Capítulo XX
Capítulo XXI
Capítulo XXII
Capítulo XXIII
Capítulo XXIV
Capítulo XXV
Capítulo XXVI
Capítulo XXVII
Capítulo XXVIII
Capítulo XXX (Parte I)
Capítulo XXX (Parte II)
Capítulo XXX (Parte III)
Epílogo

Capítulo XXIX

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By AmNotOnlyOne

Enigmatic.


- Así que puedes arrastrarme al infierno, si eso significa que podré tomar tu mano. - Follow You de Bring Me The Horizon.


Capítulo XXIX:

Narra Tyler Doller:

Guardé con cuidado los cuchillos del comedor en la mochila verde musgo que colgaba de mi hombro, y salí de allí. Como todos los empleados del Hospital estaban despedidos, habían muchos rondando, organizando sus pertenencias o simplemente merodeando.

Había un tema que rondaba por mi cabeza, y no me dejaba pensar con claridad:

Sexo.

Sí, sexo.

Acomodé mi capucha sobre mi cabello (y heridas) y seguí caminando, mientras podía ver cómo los doctores iban de aquí para allá.

Emma y yo tuvimos nuestro primer momento de intimidad, y joder, creí que la quebraría. No supe cómo reaccionar y terminé quedando como el maldito bastardo que soy. No quiero darle esa imagen de mí. Eres un asesino, Ty. ¿Qué otra imagen quieres que ella tenga? Susurró la voz en mi cabeza.

Sabía que esta noche sucedería.

¿Por qué? Simple.

Puede que esta sea la última noche que pasemos juntos.

Un gritó agudo me sacó de mis pensamientos, y me hizo poner la piel de gallina. No era Emma, era alguien más.

Vi la cabellera pelirroja abalanzarse sobre una extraña y horrible chamarra color verde manzana, y fue cuándo divise a mi chica con un pequeño niño pegado a su cuerpo, como si quisiera meterse en el hueco de sus costillas y quedarse allí para siempre.

La chica apretó al chico por el cuello, y lo pegó al suelo. Golpeó su cabeza contra el piso, y cuándo creí que seguiría haciéndolo, se puso de pie y comenzó a patear su cabeza.

— ¡¡VOY A MATARTE!! — Gritaba ella, de forma aguda y chillona. — ¡¡VOY A MATARME, MALDITO BASTARDO!!

Emma me miró y ella gritó: — ¡Haz algo! ¡Detenla!

No sabía que pensar, apenas sí me importaban (porque le importaban a mi novia).

Me acerqué a la violenta chica, y traté de agarrarla por los hombros.

Grave error.

No supe ver cuando ella se giró y en forma de puño torció mi rostro de un fuerte golpe.

— ¡SUELTAME! — Gritó la loca, para luego aprovecharse de mi estado, y empujarme a un lado. El chico del suelo estaba quieto, mirándola con los ojos bien grandes y aterrados.

— Maldición... — Susurré tocándome la mandíbula. A este paso, sería la reencarnación de Frankenstein. No me había sacado sangre, pero sin dudas, había sido un muy fuerte (y buen) golpe.

— Mírame. — Susurró la pelirroja, sujetando del cuello de la chamarra al chico. La pelirroja, creo que Dana era, se encontraba sobre el chico que nunca había visto. — Mírame, maldición. Mírame asesinarte, hijo de perra.

El chico lloraba. — No... Por favor, no...

— Oh, sí, maldito. — Le sonrió la mujer rara, mientras tomaba un poco de sangre de su cabeza y se la llevaba a su propia boca. La degustó de manera exagerada y golpeó secamente la cabeza del muchacho contra el suelo. — ¡VOY A ASESINARTE! Seré una asesina, sí, mierda. ¡VOY A ASESINARTE, MIK!

Miré a Emma, y ella solo miraba la situación boquiabierta.

¿Quién demonios era ese chico?

Me acerqué a ella y la miré. — ¿Te encuentras bien? ¿No te ha hecho daño? — Le pregunté rápidamente, porque sabía perfectamente que si la loca había tocado a mi novia, las cosas cambiarían de rumbo.

Ella negó lentamente.

— Tenemos que hacer algo. Va a matarlo, Jason.

Noté el temblor de su voz y miré nuevamente al chico que estaba escondido entre sus brazos. Quise sentir celos de él, porque esos brazos eran mi hogar, pero simplemente no pude.

Suspiré, y me giré nuevamente a la chica loca, que ahora ahorcaba al chico. Me paré justo a su izquierda, y la empujé de costado. Cómo si empujara a una vaca, o a un barril. Casi de manera cómica o irónica.

Ella cayó y cuando quiso levantarse, yo apoyé mi pie sobre su pecho.

— ¿¡Qué haces!? — Preguntó en un grito.

— No lo sé. — Le respondí, mientras hacía presión, de manera que no la lastimaba pero tampoco permitía que se moviera. Me giré hacía el chico y de mala gana, hablé. — No voy a estar aquí todo el día, vete.

El chico se estaba ahogando en su propia sangre, por lo que se removía haciendo ruidos extraños. Lo miré sin expresión y fue ahí cuando mi novia se acercó corriendo. Pude ver como el chico mudo agarraba sus brazos con nerviosismo, tratando de detenerla. Fruncí el ceño, ese comportamiento era extraño, casi psicótico.

— Espera, Ian, tengo que ayudarlo. — Le respondió Emma rápidamente, mientras se soltaba de su histérico agarre y se acercaba al chico sin nombre. Lo giró y vi cómo vomitaba toda la sangre que obstruía su garganta. — Por Dios...

— ¡¿Qué demonios estás haciendo?! — Gritó la pelirroja. — Aléjate de él, perra. Maldición. ¡DÉJALO! ¡DÉJALO MORIR!

Ian lloraba mirando al chico morirse, pero no fue mucho tiempo, puesto que no dudo un segundo y corrió hacia mí. Me apretó la cintura y escondió la cabeza en mi pecho. Él gritaba y lloraba del pánico, pero no podía sentirme más extraño. ¿Acaso estaba tan asustado como para encontrar consuelo en mí? ¿En mí?

Lo miré sin saber muy bien qué hacer, y luego miré a mi novia.

El chico de nombre extraño "Mik", lloraba del dolor, se sujetaba la garganta y no podía dejar de vomitar sangre. Emma tocaba su espalda y no hacía más que mirarlo con horror. La chica castaña me miró y luego miró a Ian.

« ¿Qué demonios está pasando?» Articulé con mi boca. Y ella simplemente negó.

— Y-yo-yo... Dios. Lo siento. Lo siento. — Lloraba el chico con el ojo morado. Ian lloraba peor, jamás en mi vida había oído llorar a alguien así. — Lo siento. Lo siento tanto...

— Tranquilo, por Dios, necesitamos a un médico urgente. — Jadeó Emma, y recién ahí, fui consciente del alboroto que se había formado a nuestro alrededor. Los pacientes gritaban al ver al chico de esa manera, todos observándonos, con sus ojos llenos de fantasmas que apenas podían sentir algo.

— ¡MUÉRETE, MALDITA SEA! — Gritó Dana, revolcándose en mis pies, tratando de salir de mi agarre. — Déjame matarlo, maldición. Déjame ir, maldito estúpido.

— ¿Por qué? — Habló Emma. — ¿Cómo lo conoces? ¡El chico no te ha hecho nada, maldición!

— ¡Tú no sabes nada! — Chilló ella, mientras se giraba y me hacía tambalear. Ian seguía abrazándome con fuerza, por lo que no pude hacer mucho cuando la pelirroja se acerco al chico. — ¿Cómo te atreves a gritarme como si yo fuera una loca, cuando no tienes ni idea de quién es él?

Emma estaba enmudecida, y yo también.

Y bueno, Ian Zeen también, pero ese es otro tema.

— Él es Mik Tompson Popper, descendiente de familia alemana, hijo de padres divorciados, alérgico a la zanahoria. — Comenzó la pelirroja, agudizando la voz. — Diagnosticado de psicosis severa a los 11 años. Descuartizó a su perro Scott a los 13 y es acusado de tres casos de abuso sexual a menores de edad.

El chico chilló en un grito mudo contra mi sudadera, sentía sus manos apretarme con mucha fuerza, casi de manera paranoica.

Entre esos casos de violación, se encuentra el chico que está abrazando a tu novio. — Concluyó Dana Hocks, o quién quiera que sea. — Ian Zeen.

No supe cómo reaccionar en ese momento.

Ni siquiera sentí que Emma supiera cómo reaccionar en ese momento, pero podía ver la mirada expectante de la pelirroja.

Todo parecía estar en silencio, incluso el chico en el suelo había callado sus arcadas, y simplemente miraba a todos, esperando una respuesta.

Vi como Emma soltaba al chico y se alejaba de él lentamente, cómo si no pensará en nada, puesto que tenía esa mirada vacía y enferma que llevamos todos.

— No... Por favor, yo jamás quise... — Comenzó el chico al ver el abandono por parte de mi chica. Escupió sangre y lloró. — Por favor...

Liberé a la chica roja, mientras me giraba del lado contrario, llevándome consigo al chico mudo.

Emma tomó mi mano e Ian se apegó entre nosotros dos, y juntos comenzamos a caminar por el pasillo, dándole la espalda a la pelirroja y al otro chico.

— ¡No! Por favor, por favor... ¡NO! — Se oyó un grito agudo, un llanto y silencio.


-


Vi a Emma meterse en el baño, y mi corazón comenzó a latir con fuerza.

— Maldición... — Dije en voz baja. — ¡Maldición!

Mis manos temblaban y odiaba tanto el nerviosismo de mi cuerpo que tenía ganas de golpear algo. Me miré a mi mismo y vi que tenía una sudadera oscura asquerosa. Corrí hacía el armario y comencé a rebuscar entre mi ropa. — Maldita sea... — Maldije nuevamente, ¿qué se supone que me pondría? Parecía mujer. Pero es que, maldición, ¿me veía bien?

Negué con la cabeza y golpeé con fuerza la puerta del armario.

Estaba malditamente nervioso y, más que caliente. Joder.

Agarré mi cabeza con fuerza y grité a todo pulmón: — ¡MALDICIÓN!

Me saqué la sudadera con asco y la aventé a algún lado de la habitación, sin darle mucha importancia, cuándo la puerta del baño se abrió. La vi con el cabello húmedo, y minúsculos rastros de shampoo y jabón por sobre sus hombros.

— ¿Está todo bien, amor? — Me preguntó la voz de un ángel, asomándose por la puerta del baño, regalándome la vista de sus hombros desnudos.

Respiré hondo mientras la miraba y negaba con la cabeza. ¿Ella era real? ¿Realmente estaba aquí?

Ella no pareció creerme, por lo que anunció: — Salgo en un minuto.

Cuándo ella volvió a encerrarse en el baño, casi arranqué el vello de mi cabeza con mis propias manos. Estaba demasiado nervioso, ¿es que pasaría hoy? ¿Cómo demonios tenía que actuar? ¿Y si ella no quiere eso?

Me coloqué una camiseta gris lo más rápido que pude y cambie mis pantalones largos, por unos cortos. Me miré por un segundo y me sentí ridículo, ¿qué demonios traía puesto?

Traté de tranquilizarme, y cómo había advertido, mi novia salió del baño.

La observé y sentí lo mismo que sentí al verla por primera vez. Fue como si mi cuerpo no estuviese entumecido, es como si todas las cosas que hice en el pasado no se compararan a nada, como si nada y todo tuviera sentido.

Me corrió un escalofrío al ver que nuevamente, ella vestía mi ropa, dejándome ver sus piernas asomarse por debajo de la remera.

— ¿Estás bien? Te oí gritar.

Una media sonrisa se coló en mi boca. — Es un manicomio. Todos gritan aquí. Sobre todo los que están desquiciados. — Quise sonar gracioso y despreocupado, pero claro, fracasé terriblemente.

— ¿Ha sucedido algo?

«Estoy enamorado» Pensé vagamente. «Estamos enamorados.» Me corrigió la voz de mi cabeza.

Negué con mi cabeza, y aún así, Emma no me creyó.

Tomé su pequeña cintura y en medio de los temblores, la acerqué a mi cuerpo. Desesperado por poder sentirla contra mi cuerpo. Me apegué a ella y la abrace con cuidado. — Eres tan hermosa... — Susurré, buscando su boca. Tomé sus labios contra los míos, y me deleite con el placer de tenerla.

Sus labios se acoplaron a los míos y me besó lentamente. Mi calentura no me dejaba pensar bien, y eso me malditamente molestaba. Sujetó mi cuello y fue ella quién me acercó más a su pequeño cuerpo.

Poco a poco el beso comenzó a subir de temperatura, y cuándo me di cuenta, me encontraba apretando y estrujando su trasero contra mi erección.

La solté de un golpe. Una alarma se había activado dentro de mí, me giré y sujeté mi cabello. Jadeaba por el golpe de calor, y por la repentina ausencia de su cuerpo.

— Tienes que detenerte. — Jadeé con el corazón en la garganta. — Y-yo... Joder, lo siento. Lo siento tanto.

Las manos de mi pequeña buscaron las mías y me giró para quedar frente a sus ojos. Sus mejillas estaban tan rojas y sus labios tan hinchados, que mis ganas de hacerla mía me patearon internamente.

¿Cómo ella podía ser real?

— No lo sientas. Quiero esto. — Dijo Emma, con cuidado.

La miré mientras con sus pequeños dedos, tomaba las puntas de su (mi) playera y la retiraba de su cuerpo.

Jesús.

Ella no llevaba sostén.

No tuve tiempo a decir o a reaccionar nada, cuándo se puso de puntas de pie y rodeo mi cuello con sus brazos, otra vez. Me besó tan profundamente, que todo mi cuerpo (incluyendo mi pene) se sacudió violentamente. Esta mujer quiere matarnos. Pensé, acordando con la enfermiza voz de mi conciencia.

Jadeé contra su boca, sin saber qué diablos hacer o pensar.

— ¿E-estás segura? — Susurré separándome de su boca, con las manos en su caliente cintura.

Emma asintió con la cabeza.

Miré cada uno de sus ojos y tomé un fuerte respiro. Maldita sea, podía sentir sus jodidos senos rozarme el pecho.

Acerqué mi boca a la suya una vez más, y rocé la punta de mi lengua contra la suya, profundizando el beso.

Me atreví a tocar su espalda desnuda mientras que, a duras penas, trataba de acercarme a la maldita camilla de mi habitación. Encontré su piel tan cálida y suave como el demonio, y pronto me di cuenta de lo fría que era mi piel a comparación de la suya. Besé cortamente sus labios antes de separarme, solo un poco, para mirarla mientras nos recostábamos en la camilla.

Tenía que asegurarme de que estaba sucediendo. Que ella estaba allí, y me quería.

Sí, joder, ella me quiere.

— Quítate la camiseta. — Exigió mi nena. Sus mejillas parecían estallar y cuando apenas su espalda tocó el colchón, cubrió sus pequeños pechos de mí.

Quité mi playera por encima de mi cabeza, sintiéndome ansioso. Me acomodé sobre ella, de modo que no recargará mi peso contra su cuerpo, y besé cortamente sus labios.

— No te cubras. — Le dije, moviendo mis besos por su mandíbula hasta su cuello. — Cuando nos vayamos de esta mierda, tendremos nuestra propia casa y estarás desnuda todos los días... Te lo prometo.

Emma río. — Ya quisieras, maldito.

Amé tanto su tonalidad divertida que me sacó una sonrisa, una amplia sonrisa y una fuerte corazonada. Me imaginé a ella y a mí, juntos como una familia, compartiendo un café a la mañana, besando cada uno de sus lunares e incluso, llevándola a dar un paseo. Esa vida se veía tan perfecta, y ahora, esa vida podía llegar a ser.

Resoplé sintiéndome feliz, mientras besaba su piel, mordiendo y chupando donde se me placía.

Ella gimió despacio. Como un gatito. Como un jodido ángel.

Sentía como la piel de su pecho desnudo rozaba mi pecho, y maldición, ella estaba volviéndome loco.

— Eres tan bella. Eres tan pura, Emma. — Musité con cuidado cerca de su oído y la volví a besar. Quería decírselo, maldita sea, tenía que decírselo. Tenía que decirle lo mucho que significaba para mí, que mataría a cualquier hijo de perra que se atreviera a tocarla, que es lo más preciado y hermoso que alguna vez imaginé tener. ¡Jodida mierda! Tenía que decirle que la amaba.

Mis manos temblaban cuando con cuidado rocé sus senos. Ella se removió y se frotó contra mí. De mi garganta resonó un sonido salvaje, nada suaves como los de Emma. Busqué sus labios desesperados, mientras la tocaba con un poco más de actitud. A Emma le gustaba eso, lo podía sentir en su cuerpo y en sus sonidos. Divina melodía, joder.

Sentía que mi erección iba a estallar en cualquier momento, nunca me había sentido así. Era fuego en mi interior y mi corazón no dejaba de acelerarse, ¿así era como se sentían todos los adolecentes a su primera vez? Demonios.

Devoraba su boca con avives, no obteniendo todo lo que yo quería de ella. Joder, lo quería todo. Quería que ella me perteneciera, la quería, la amaba, conmigo estaría bien.

— Quítate los pantalones. — Protestó Emma, entre beso y beso. Sonreí y me separé de ella para cumplir su petición, y carajo, si me habrá llevado esfuerzo. Emma se apoyó sobre sus codos y me miró divertida, mientras que yo, a duras penas, trataba de bajarme los jeans sin caerme de la camilla. Emma rió y no podía estar más avergonzado en ese momento, demonios, era un idiota. Me enredé en mis pies y realmente estuve a punto de caerme.

— Maldita sea. — Me quejé en un susurro. Tranquilo, Tyler, tranquilo. Me dije a mí mismo. Relájate, coño, ¡relájate!

Saqué con cierto grado de furia mis pantalones de una patada y nuevamente la oí reír. La miré y Emma no hacía más que sonreírme con dulzura. (Nadie, nunca más, me iba a sonreír como ella.) No me dio el tiempo a degustarme con su boca, que fue ella, quién escondió su cabeza en mi cuello y me mordió. Sabía que no podría aguantar mucho tiempo, más cuando ella me tocaba y se frotaba contra mí.

— No tenemos mucho tiempo, Jason... — Dijo Emma, y al tener los ojos cerrados, los abrí queriendo que el mundo me pateara el trasero. Tragué saliva con fuerza, y me sentí desvanecer, joder, estaba tan caliente y nervioso. — En cualquier momento, pueden venir Logan, Dana o Ian. Nosotros...

— Shhh, no me menciones al idiota de Meson, por favor. No ahora. — Rogué con la voz rasposa, y ella volvió a besarme. Joder, ¿enserio iba a hacerlo?

Comencé a bajar sus bragas, y creo que yo estaba más nervioso que ella. Luego quité mi propia ropa interior y no podía sentirme más caliente. Ahora ella estaba desnuda ante mí y era hermosa.

— Jason, yo... ehm... — Comenzó Emma, y yo ya sabía que sucedía.

— Seré cuidadoso. — Le dije. — No te haré daño.

Ella no parecía muy convencida, pero aún así la besé nuevamente, mientras me preguntaba si Emma aún seguía dudando de mi amor. ¿Es que, en serio, creía que yo le estaba mintiendo?


Narra Emma Slenn:

Mi corazón latía con tanta fuerza que llegué a creer que iba a tener un infarto cardiaco en mi prima relación sexual con Jason.

Tenía un gusto amargo en la garganta: Él creía que yo era virgen. Pero no lo era. Él no sería mi primera vez, no físicamente.

No tuve el valor para decírselo, no pude, simplemente no pude.

— ¿Estás lista? — Susurró con su voz ronca, casi seca. Tragué saliva y asentí con la cabeza, maldición, ¿realmente esto iba a suceder? — Por favor, si te duele, dímelo. Todo lo que tú sientas, por favor, dímelo. Dímelo y pararé.

Tomé valor y mascullé: — Hazlo.

Acercó su boca a mi cuello, y lo sentí repartir suaves besos sobre mi piel, como si buscara calmarme o distraerme del dolor. Comencé a sentir como su cuerpo invadía el mío, y cerré los ojos con fuerza, mientras él contenía el aliento ante la nueva sensación. El aire me abandonó al tenerlo completamente dentro de mí, formando parte de mi persona, siendo fusionado contra mi cuerpo. Ardor y dolor corrió por mi cuerpo, pero no podía controlar mis pensamientos.

Jason dejó salir el aire, cortadamente, dando jadeos profundos y erráticos.

Por mi parte, mantenía los ojos cerrados ante la invasión. Mentiría si no digiera que no dolía, porque dolía, dolía como el demonio, pero era soportable. Mis manos aún estaban pegadas a las suyas, apretando su piel con fuerza, mientras trataba de borrar el dolor de mi mente.

Noté entonces, que Jason permanecía inmóvil, junto a mí. Respiraba contra mi piel, esperándome, tomándose su tiempo por mí.

Se sentía raro tenerlo allí, pero era cálido, no había una manera de explicarlo, solo sabía que era bueno. El dolor y el placer, era bueno.

Me sentía expuesta, completamente desnuda (en todos los sentidos) y comencé a acostumbrarme a ello.

— P-puedes moverte, amor... — Hablé.

Jason se alejo un poco de mi, rozando cada parte de mi interior, con un suave movimiento de caderas, que logró una vez más quitarnos el aliento a ambos. Quería gemir (o gritar) pero apenas podía respirar, era una sensación muy abrumadora.

Su pecho estaba pegado al mío, haciendo más real sus movimientos. Penetrándome con dulzura, como si me amara con cada movimiento, como si Jason me cuidara de él mismo.

Gemí bajito, pero no por lujuria, si no por dolor. Y Jason lo notó.

— Emma, Dios, ¿te estoy lastimando? — Preguntó él, rápidamente, pero mantuve mis ojos cerrados. Negué con la cabeza. — Te duele.

— Sigue. Debo acostumbrarme a ti.

Beso mis labios cortamente, mientras acariciaba mi hombro izquierdo y bajaba hasta mi pecho. Jadeé y Jason comenzó nuevamente, a moverse contra (y dentro) de mí. Seguía atacando mi cuello, siendo más salvaje que la primera vez. Sus movimientos eran suaves y dulces, pero sus mimos en mi cuello y los apretones de mis pechos eran rudos. Alucinante.

— S-se siente increíble... — Lo oí gemir profundamente, mientras seguía mordiendo mi piel. Gemí, sintiendo calor, calor por todos lados. Un maldito y agobiante calor. — Oh, Emma...

De mi, salió un gemido largo, mientras mi cuerpo comenzaba a aceptar su invasión.

Apretó mi seno derecho, mientras que con la otra me sostenía la mano. Jadeé y pronto, grité con fuerza. El roce de sus caderas contra mí fue un poco más rápido, pero solo un poco, pero mucho más placentero. Necesitaba que me besara, necesitaba sentirlo aún más cerca de mí. Moví mi cuello, corriéndolo de mi piel sensible, Jason por un momento me miró confundido, pero lo tomé del cuello y lo atraje hacía mis labios.

— Dios. Vas a matarme, mujer. — Lo oí murmurar contra mi boca caliente. Mordí y besé sus labios con pasión mientras que el dolor ardía en mi cuerpo. Jadeaba contra su boca y sentía como nuestros alientos se unían, haciéndolo todo más excitante. — Maldita sea, me va a reventar la polla.

No pude evitar soltar una risita nerviosa, mientras él me seguía, aumentando de a poco la velocidad. Gemí sintiéndome una descarada cuándo mis dedos recorrieron las dimensiones de su espalda, rasguñando, tratando de alejar de mí la lujuria que comenzaba a consumirme.

Al parecer, eso le gusto, porque soltó un fuerte gemido contra mi boca, sin dejar de besarme erráticamente. — O-oh, Jason... Ve más rápido. — Me atreví a decir, entre jadeos entrecortados.

Jason gruñó con salvajismo, mientras alejaba su boca de la mía, y volvía al hueco de mi cuello. Me mordió con tanta fuerza que juraría que ahora, un hilo de sangre caía por mi piel.

El dolor seguía presente, pero de eso me encargaría más tarde, ahora solo me importaba él.

El amor desenfrenado y demente que me encadenaba a él. Era lo único que me importaba.

Sus embestidas comenzaron a ser más continuas, más rápidas, más duras; sacando fuertes gemidos de mi boca. Sentí vergüenza, porque joder, estábamos en un hospital psiquiátrico y estaba lleno de pacientes, y aquí nos encontrábamos nosotros, gimiendo como putos animales.

— E-Eres tan hermosa, Em... — Susurró mientras succionaba con fuerza a mi cuello, dejándome marcas moradas. — Eres mía. Joder. E-Eres mía, ahora.

Me gustó eso de ser llamada "mía"

Gemí, y pronto sentí como el orgasmo comenzaba a acumularse pesadamente en mi vientre, exigiendo más de él.

Grité su nombre, y entre desgarros, mi corazón se abrió. — ¡T-t-te amo!

Jason no se detuvo. Nadie podría detenernos ahora.

— ¿Q-qué?

— Te amo, Jason. — Gemí. — Oh, J-ason...

— Dilo de nuevo. — Jadeó el loquito de azul. — Di que me amas.

Grité, estaba demasiado cerca y sentí ganas de llorar. Se lo había dicho. ¡Se lo dije!

Jason me besó, desesperado por contacto.

— Te amo, Jason. Te amo. Te amo... Oh, te amo.

Apreté con tanta fuerza su cuerpo que creí que rompería su piel, mientras todo en mi interior se contraía con fenecida, robándome el aliento nuevamente. Él dejó salir un gutural gemido ronco en cuando me apreté contra su cuerpo, logrando su liberación.

Ambos respirábamos frenéticos, como peces bajo el agua. Tenía las mejillas rojas y lágrimas en los ojos, era un desastre sudoroso y lleno de chupetones.

— Por favor... — Susurró Jason. — Di que me amas. Dilo de nuevo. Di que me amas con todo tu corazón, por favor, necesito oírlo.

Lo rodeé contra mis brazos y mirando sus ojos oscuros, le respondí:

— Te amo con todo mi corazón, Tyler. 


--

HOLA.

Después de mil años, volví ;)

No daré muchos detalles de mi "desaparición" pero entiendan que tengo una vida (no muy interesante) además de esto, además, nunca he sido muy buena escribiendo SMUT o porno o como quieran decirle. 

Sé que seguramente no es lo que muchas o muchos querían leer o esperaban leer, pero quería dar una situación más... real, ¿entienden? Creo que todos tenemos una idea errada del sexo, no es solo pene/vagina, pene/pene, vagina/vagina, vagina/planta, o lo que sea. Creo que va más allá de eso, en algunos casos. Quise, en este caso, relatar bien el nerviosismo, la duda, el miedo, incluso el dolor. Porque, vamos, nadie es actriz pornográfica (excepto, claro, las actrices pornográficas) así que no sé si les gusto mi escena o no :p *Espero que sí*

Regalenme un voto y un lindo comentario, porque es el ante último capítulo ;)

A T E N C I Ó N

Me nominaron para hacer un estilo 'reto' de decir 18 cosas sobre mí, y tengo que etiquetar a 18 personas más. Si quieren que las etiquete, DÍGANMELO EN LOS COMENTARIOS <3


Eso es todo pues, gracias por todo, y de corazón espero que estén teniendo un día, una semana, un mes, un año y una vida genial.

Besos.

Atte.

-AmNotOnlyOne

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