Capitulo 4
Constanza
— Por favor, Constanza. No hagas esto. Te vas a arrepentir. Tal vez te termines enamorando de él — decía mi mejor amiga Valentina sentada en el mueble de nuestro departamento.
Solté una profunda carcajada causando que me doliera el estómago.
— Yo no me voy arrepentir, él lo hará. Él va a pagar el haberme humillado y todas las que me esta haciendo ahora — murmuré con una sonrisa burlona estampada en mis labios.
Bryan en el mes que llevo trabajando en Smith & Sullivan Construction, me ha hecho la vida imposible. No ha querido aprobar ninguno de mis proyectos y me tiene como una simple aprendiz que apoya a los demás ingenieros con sus obras. No me molesta ayudar porque aprendo cada día más, pero el hecho de que me menosprecie me enfurece.
— Amiga, él es un hombre adulto que puede seducirte sin darte cuenta — comento mi amiga tomando la botella de vino que estaba sobre la mesita al lado del mueble.
Mi amiga era una mujer inteligente y guapa, que no estaba deacuerdo con mis planes. Era morena de largas pestañas, labios carnosos y ojos marrones. Su pelo era corto hasta los hombros, color negro. Además tenía una personalidad que mataba a cualquier hombre. Era hostil con las personas que no le caían bien y jamás perdía una discusión. Por algo, es abogada.
— ¿De verdad creés que después de humillarme voy a enamorarme de él? Por favor, él como hombre es un desperdicio y escuchame bien. Jamás voy a caer en sus redes, en cambio él se enredara en las mías — dije apretando los labios.
Siempre que lo veía a la cara me sentía transportada a mi adolescencia. Era como si volviera ser aquella chica que se quebró en su habitación. Sus palabras seguían vivas en mi piel y aunque ahora era hermosa después de tanto esfuerzo, a veces me miraba en el espejo y volvía a sentirme una horrible hippie.
Maldecía la hora que me había dejado llevar por las ideas tontas de mi ex.
— Entonces no juegues con los sentimientos de Rick. Según lo que me cuentas, él esta detrás de ti — sorbio de su vaso lleno de vino.
Suspiré pensando en ése hombre guapo que no hace más que sonreírme e intentar hacerme sentir bien cada vez que esta cerca de mí. Jamás jugaría con sus sentimientos. Una cosa era jugar con los de Bryan y otra muy diferente lastimar a Rick. Él es un hombre tierno y no quiero lastimarlo.
— No te preocupes que no lo haré. Siempre seré clara con él. — Me miré en el espejo de corazón que estaba en la pared de la sala. Lucia deslumbrante.
Me había enfundado en un vestido ajustado morado un poco más arriba de las rodillas. Su escote era en v y dejaba que mis pechos se notarán abultados. El vestido tenía unos pequeños mangos ajustados y llevaba unos tacones altos negros. Mi cabello lo llevaba suelto y el maquillaje natural.
— ¿Cómo se sentiría cuando ya esté en la palma de mi mano? — murmuré para mi misma mientras saboreaba mis labios para que el labial morada se esparciera un poco.
— Vacía. Te sentiras vacía — farfullo Valentina levantándose para encerrarse en su habitación.
Lo siento, Valentina. No cambiaré de opinión.
Tome mi pequeño bolso de mano y bajé para encontrarme con Rick recostado en su auto. Tan pronto me vio su rostro se ilumino y sonreí. Estaba muy guapo con su traje azul y corbata azul clara. Todo en el transpira elegancia, sofisticación y seguridad.
— Esta usted muy guapo.
Él sonrió—. Ya deja el usted y dime Rick. No es difícil. Inténtalo — Me ánimo con un brillo en sus ojos aceitunas.
— Estás guapo, Rick — dije un poco avergonzada por la forma en que me miraba.
— ¡Vez que no fue tan difícil! Vamos que hoy seré la envídia de todos esos japoneses — dice colocando su mano en mi espalda, animándome a caminar a su auto.
La reunión más importante se llevaría a cabo en un lujoso restaurante. El objetivo era lograr que los japonés firmarán contrato con nosotros para que lleváramos a cabo todos sus proyectos durante dos años.
— No te preocupes. Hemos tenido antes esté tipo de cenas y Bryan siempre consigue lo que quiere — decía Rick mientras nos encaminabamos a nuestra mesa.
Se hicieron las presentaciones y muy animados ordenamos la cena. En ningún momento Bryan había quitado su mirada de reproche de mi rostro. Estaba guapo, no lo negaba. Su cuerpo estaba enfundado con un traje negro, camisa roja y corbata negra. Su pelo rubio brillaba con la luz del restaurante haciendo que pareciera oro pulido.
— Señor Smith estámos listos para la presentación. — Bryan se puso en pie junto a otro de sus ingenieros. La presentación fue presentada en la pantalla que colocaron especialmente para ello.
Ambos llevaban con mucha fluidez los proyectos que Smith & Sullivan Construction habían llevado a cabo. Aunque la verdad estaba siendo algo aburrida. Al final dieron los detalles del contrato, pero al señor Chan no lo veía muy convencido.
— Señor Smith, vamos a estudiar los contratos y estaremos en contacto — murmuró el señor Chan de manera educada.
Después de una breve charla se despidieron. Solo quedamos Bryan, Rick, Cesar uno de los ingenieros más importante de su constructora, y yo.
— Creo que no firmarán con nosotros — comentó César sorbiendo su copa de vino francés.
— Lo harán — dijo tajante Bryan muy seguro.
Suspiré ya cansada de estar allí cuando no tuve oportunidad de abrir la boca. Él solo me quería para joderme la vida.
— ¿Tiene algo que decir, señorita Hernández? — pregunto observándome con prepotencia y con su dedo sobre su mentón y la sien.
— Que no firmarán.
Los tres ingenieros me miraron unos patidufos y uno con coraje.
— ¿Acaso sabe usted de negocios? Porque según tengo entendido usted solo duro muy poco en empresas — soltó despilfarrando todo su veneno con hostilidad.
— Dure poco sí, pero tampoco soy tonta. Usted solo quizo mostrar las belleza de sus proyectos y no si eran funcionales — dije poniéndome de pie para largarme. Esté hombre me sacaba de quicio y ya lo aguante demasiado por una noche—. Ah y antes que diga algo que yo no dije, sus edificios son funcionales. La verdad es que estuve bastante aburrida con su presentación y si yo lo estuve imagínese ellos — añadí para darme la vuelta y salir con pasos apresurados al vestíbulo.
Una mano firme me detuvo al presionar mi muñeca y me halo abruptamente hasta llevarme hasta el baño. Por supuesto era al de hombres y respiré tranquila al ver que no había nadie.
— Sabes me tienes hartó, Constanza. Toda tu presencia me revuelve el estómago — dijo el rubio empujandome contra la pared.
Gruñi al sentir el golpe en mi espalda y llena de furia lo encare.
— ¡Despideme entonces y terminas con ésto! ¿Qué te hice para que me desprecies tanto?
Su rostro cambio totalmente. Su mirada profunda me observo de arriba abajo.
— Conozco las mujeres de tu clase. Hermosas, pero podridas por dentro. Todas quieren algo y se que tú buscas algo. Quieres cazar a Rick, ¿no es así?
¿Cazar a Rick? Si supieras que te quiero cazar a ti, pusilánime.
Dejándolo desconcertado me acerqué a él y suavemente coloque mi mano en su mejilla—. ¿Quién te hizo tanto daño para que pienses así de las mujeres? ¿Quién te ha roto el corazón que lo ha dejado inservible para otras?
Su respiración se agito, pero no alejo mi mano de su rostro. Su mirada se encontro de lleno con la mía y pude sentir que algo dentro del se removía.
— No todas somos malas. Allí afuera hay mujeres con un gran corazón, mujeres que saben amar sin condiciones, mujeres bonitas, delgadas, rellenitas, altas, bajas...e incluso feas — dije esto último con la voz rasposa al recordar como él me había llamado.
No sabía porque le hable de aquella manera, pero esperaba que sirviera de algo.
Quite mi mano de su rostro y salí del baño dejándolo atrás. No sabía que sentía ni yo misma al ver su cara toda desencajada por mis palabras. ¿Habrá reconocido quien soy?
Espero que no.
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Holaaa llegue, ¿Cómo estan? Yo bien, estuve un poco enferma pero sobreviví.
Espero que les haya gustado el capitulo y que voten y comente porque necesito de sus comentarios para seguir a veces me desánimo.
Un beso a tod@s!!Gracias por estar aquí.