Hoy fue un día hermosos.
A tu lado todos lo son.
Salí del cuarto y tu silueta frente a la ventana fue lo primero que vi.
Sentada, con una postura tan recta como siempre.
Pintabas de nuevo.
Tu mano danzaba sobre el lienzo con tal destreza.
Yo nunca fui bueno en eso.
A mis veinticuatro años aún dibujo personas con palitos y un circulo para la cabeza.
—Buenos días Sam.
Volteaste y sonreíste.
No me canso de mirarte.