Me subí al avión y tras horas interminables aterrizamos. Llegué al hospital y pregunté por Verónica, habitación 112, segunda planta. Cuando llegué al pasillo vi a Alison sentada en el suelo pálida, muy, muy pálida un poco más y se podía ver a través de ella, estaba horrible, las cosas como son, muy delgada, mucho más que la última vez que la vi y muy pálida, tenia la mirada pérdida y un moño mal hecho que era seguro porque llevaba días sin peinarse y seguramente sin dormir, por sus ojeras.
-Alison-me acerqué a ella pero no hubo reacción-¿Alison?-pase la mano por delante de su cara pero nada, es cierto que no esperaba una fiesta de bienvenida pero tampoco esto.
-Charlie.
-¿Qué?
Eso fue lo que susurró justo antes de poner los ojos en blanco y caer desplomada hacia un lado.
-¡Alison! ¡ALISON!-dije zarandeándola.
Al escuchar mis gritos llegaron varios médicos.
-Apártate-la subieron en una camilla y se la llevaron.
-¿Eres de la familia?-me preguntó un médico una hora después.
-Soy su pareja.
-Bueno, ella está bien, al parecer lleva días sin comer, solo es un desmayo y, supongo que el shock que debió sufrir por lo de su padre pues... debe haberla pasado factura.
-¿Qué? ¿Cómo que su padre?-bajé la voz, estábamos en la puerta de la habitación donde dormía la chica.
-¿No se lo han dicho?- negué con la cabeza-al parecer un señor que decía ser su padre llegó y ofreció su corazón para salvar la vida de Verónica.
-Tom tenemos una urgencia-dijo otro doctor.
-Si me disculpa.
Me quedé con la boca abierta. Entre de nuevo a la habitación y me acerqué a la cama, asimilando la reciente información. Sostuve la mano de Alison y me quedé mirándola hasta que me dormí con ella.
A la mañana siguiente me desperté al sentir los dedos de Alison en mi pelo.
-Buenos días-dije con una sonrisa.
-Estás loco-sonreí-¿cómo se te ocurre?-su voz era muy débil, pero me hablaba con un tono de enfado, aunque se notaba que se alegraba de verme.
-Loca tú, ¿hace cuanto que no comes?
-¿Has venido a pelear?
-Has empezado tú-me sacó la lengua.
-Eres tonto-me dijo mirándome con dulzura.
-Probablemente.
-Bésame.
-No.
-¿Qué? ¿Por qué no?
-Yo te lo pedí en el aeropuerto y tú pasaste ¿por qué debería..?-la chica me agarró del cuello de la camisera y ahogo mis palabras juntando nuestros labios.
-Qué guapo estas callado-me volvió a besar pero nos separamos al escuchar que alguien entraba-mamá...-una mujer mayor, de unos 50 años apareció, miró a su hija y después a mi-él... él es Jimin- me levanté y la saludé.
-¿Así que tú eres el muchacho del que tanto he oído hablar?-miré de reojo a Alison, que se había sonrojado.
-Un placer conocerla señora...
-Emma, y no me llames de usted que me siento muy joven-dijo sonriendo, una sonrisa clavada a la de su hija-mírame, soy la más mayor y soy la única que no está ingresada-supusé que aquella alegría era fruto de ver que sus dos hijas estaban bien.
-No me habías dicho que el sentido del humor te venia de ella.
-Ella es más divertida que yo te lo aseguro-me dijo la chica.
-¿Cómo hemos amanecido?-un hombre con bata blanca entró en la habitación.
-Bien-respondió la chica.
-Bueno, la verdad es que pensábamos darte el alta ya, pero tienes que prometer que comerás adecuadamente, comprendo que estos últimos días no han sido normales, pero no quiero que tu dieta se vuelva a ver afectada ¿entendido?
-Entendido.
-Bien, pues en cuanto venga la enfermera y te avise podrás irte-caminó hacia la puerta y nos susurró a Emma y a mi-aseguraros de que se alimenta bien-asentimos.
-Voy a ir a por un café, no tardo nada-dije cuando le fue el doctor.
-Voy contigo-me dijo Emma, miré a Alison.
-Iros, estaré bien-sonreí.
-No sé hasta qué punto Alison te ha hablado sobre nosotras-Emma comenzó a hablar mientras bajábamos-o que es lo que sabes de su vida pasada...
-La verdad es que no habla mucho de eso, pero algo sé.
-Bueno, teniendo en cuenta que no me ves como una madre desnaturalizada... vamos bien-dijo con una tímida sonrisa.
-¿Por qué iba a pensar eso?
-Ya sabía yo que esto no te lo había contado-pedimos los cafés-no pienses que Alison no confía en ti, es solo que no lo cuenta porque se entristece-la mujer respiro hondo-Yo tuve que dejarlas cuando eran muy pequeñas, su padre nos abandonó cuando Alison tenía un año y yo hice lo que pude para conseguir dinero, pero durante un tiempo ellas estuvieron en un centro, cuando Alison cumplió cinco años yo ya podía mantenernos a las tres y volvimos a ser una familia normal, hasta que un día su padre apareció pidiendo dinero, descaradamente, intenté que las niñas no lo vieran, no tenían una imagen de su padre y no quería que la tuviesen nunca, pero a Alison, como seguro que sabes, nunca le ha gustado seguir las normas, y a la frase ''no salgáis de esta habitación'' ella no hizo ni caso y le vio, por eso el shock cuando ha aparecido en el hospital-yo no daba crédito a lo que oía.
-Pero, ¿cómo sabía él que estabais aquí? ¿cómo sabía que Verónica..?
-No lo sé, llegó, dijo que él podía donarlo, firmó unos papeles y lo hizo, nosotras nos hemos enterado después, una enfermera nos ha dicho que había un donante de corazón, pero no sabíamos que era él-la mujer se secó las lágrimas-si te digo la verdad, al fin y al cabo, es su padre, a mi sus actos me hicieron más fuerte, pero ¿quién mejor que él para mantener con vida a Verónica? Me lo tomo como una disculpa, quiero pensar que cuando vio a Alison en aquella casa rural se dio cuenta de los años que podía haber pasado con ella-agarró mi mano con delicadeza-no sé mucho de ti pero... Alison está enamorada, no me lo ha dicho, pero se nota, solo... por como habla de ti, se la ilumina la mirada-sonreímos-no sé cómo has conseguido quitarla el caparazón ese que se puso de pequeña, pero te felicito.
-Y yo a ti, lo que has hecho es increíble, eres una madre ejemplar.