Peligrosa Atracción II (Almas...

By Estela2610

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*Segunda parte de Peligrosa Atracción. Es necesario leer la primera parte* Después de perder al amor de su vi... More

*Sinopsis*
Capítulo 1: Sigo respirando.
Capítulo 2: Retomando mi vida.
Capítulo 3: Enloqueciendo un poco.
Capítulo 4: Donde todo empezó.
Capítulo 5: Iniciemos el plan.
Capítulo 6: No me olvides.
Capítulo 7: ¡No!
Capítulo 8: ¿Celos?
Capítulo 9: Nuevamente... él.
Capítulo 10: Arriesgándolo todo.
Capítulo 11: Los mismos de siempre.
Capítulo 12: Pasado.
Capítulo 13: Una despedida más.
Capítulo 14: Buscando explicaciones.
Capítulo 15: ¿Me extrañaste?
Capítulo 16: ¿Tranquilidad o peligro?
Capítulo 18: Kaleb Thomson.
Capítulo 19: Un plan peligroso.
Capítulo 20: Una montaña rusa.
Capítulo 21: Ligera paz.
Capítulo 22: Damisela en peligro.
Capítulo 23: Un nuevo trato.
Capítulo 24: Una noche mágica.
Capítulo 25: Una bomba de tiempo.
Capítulo 26: No todo es felicidad.
Capítulo 27: Revelaciones.
Capítulo 28: Descontrol.
Capítulo 29: Un amor a prueba de todo.
Capítulo 30: Ocultos
Capítulo 31: Los mismos errores.
Capítulo 32: Bienvenidos...
Capítulo 33: Al infierno...
Importante.

Capítulo 17: La misma locura.

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By Estela2610

En multimedia: ZAYN - There You Are

~*~

Secuestra mis labios, primero sutilmente como atormentándolos para luego tomarlos con propiedad, succionando, acariciando con su lengua, sus dientes se entierran en mi labio inferior y jadeo, tira hasta que me besa con todas las ganas del mundo. Con necesidad apremiante y sugerencias pecaminosas.

Sus manos se introducen debajo de mi camisa y al sentir su piel tocando mi piel, pierdo el control por completo, quito desesperada su chaqueta negra, esa camiseta oscura igual a las que usaba antes y cuando tengo su pecho sin nada que me impida tocarlo, lo hago, paso mis manos enteras por toda la extensión de sus pectorales, sus costillas, su abdomen y subo nuevamente disfrutando del calor de su piel. No importa que tenga algunos kilos menos, sigue siendo demasiado sexi para ser real.

Sus manos agarran mi trasero y me estruja sobre él. Siento su miembro duro rozar mi sexo. Interrumpo el beso para besar toda esa piel que ya he tocado con mis manos hasta que estoy de rodillas con mi cara a la altura de su miembro y me encargo de desabrochar su pantalón, lo bajo enseguida y alcanzo a deshacerme también de su ropa interior y dejo libre su virilidad.

Mis ojos se clavan en la prueba más rotunda y expresiva de cuánto me desea, paso primero mi lengua sobre mis labios para humedecerlos y luego sobre su miembro y se endurece aún más. No tiene recato para jadear, y oírlo tan complacido solo alborota todo en mí aún más. Le doy entrada a mi boca y lentamente siento como la llena por completo. Muevo mi cabeza hacia adelante y hacia atrás y sus gruñidos me hacen agilizar el ritmo.

Me toma de los brazos y me levanta, quita mi camisa, mi sostén, mis pantalones y mis bragas a una velocidad que podría convertirse en todo un récord. Me recorre entera con la mirada y mi cuerpo empieza a temblar ante su escrutinio.

—Podría venirme solo con ver tu cuerpo desnudo, Blair. Quiero follarte hasta dejarte adolorida —dice con la mirada turbia.

—Hazlo —digo con una voz irreconocible.

Se olvida de ser delicado, aunque en realidad, nunca lo ha sido del todo y vuelve la fiera que tanto he extrañado. En el hotel nuestra ternura fue producto de la conmoción que nos dio volver a vernos después de lo que nos pareció una eternidad.

Tira todo lo que está encima del escritorio haciendo mucho ruido, posiblemente alerte a toda la casa y me recuesta sobre la madera, me abre completamente las piernas. Con la luz penetrante del estudio puede ver mi centro en todo su esplendor.

Sus dedos recorren mis piernas hasta llegar a mi punto más íntimo y pasa uno de sus dedos de arriba hacia abajo hasta que se mezcla con la prueba de mi excitación, humedeciéndose, sin previo aviso introduce dos dedos en mi interior, gimo y me llevo las manos a la boca porque pueden escucharnos.

—Gime para mí, Blair —gruñe e introduce más sus dedos haciendo que no pueda aguantar por mucho tiempo.

—¡Ah! —me quejo cuando su pulgar también entra en juego y hace círculos sobre mi parte más sensible.

Sus dedos entran y salen y cada embestida es como choques eléctricos de placer. Me estremezco en la mesa porque me lleva al éxtasis demasiado pronto. No me deja descansar ni un segundo, esta vez se pone un preservativo antes de actuar, su erección entra con fuerza en mí mientras su boca lame, muerde y besa mis pezones. Estoy en el jodido cielo.

Sus insistentes estocadas me hacen incluso gritar. Se separa un segundo y tira de mí hasta bajarme del escritorio, me voltea tan fácilmente que pronto estoy de espalda a él. Su mano grande y pesada cae sobre mi trasero y comienzo a sentir cada azote. La piel me arde luego de varios segundos, pero no se detiene y yo tampoco se lo pido, me enloquece demasiado.

—¡No más besos con otro! —ruge en el último azote y me río porque no creo que supere eso jamás—. No te burles.

—No lo hago —apenas y puedo hablar. Me tiembla la voz, el cuerpo, el alma, todo.

—¿Te gusta? ¿Te gusta que te folle así? —dice entre dientes mientras yo me deshago en gritos, gemidos y gruñidos. Puedo sentir su miembro entrando hasta el fondo. Duro, sin contemplaciones o delicadezas. Está follándome, ¡carajo!

No puedo contestar. ¿Quién podría hablar en este momento? Cambia de posición al sentarme sobre la mesa y vuelve a invadirme aminorando el ritmo y mirándome a los ojos tan fijamente que ni siquiera parpadea.

—Te amo —me recuerda—, dime que me amas.

—Te amo Johnson, pero por favor no enloquezcas.

—No puedo, pequeña, no puedo.

El alivio llega al mismo tiempo y me dejo caer sobre él más que agotada, el dolor en el tobillo se me ha olvidado durante el acto pero ahora mismo ya punza de nuevo y me toma en brazos. Me recuesta en uno de los sillones y en ese reducido espacio, desnudos y un poco ebrios, más él que yo por supuesto, nos abrazamos. Acaricia mi cabello y deposita pequeños besos en mi cuello.

—¿Te hice daño? —suena preocupado.

—No —contesto aún agitada.

—Nunca había sido tan brusco.

—Ethan, tú me haces perder la cabeza cuando me tocas, extrañaba como una loca estar contigo.

Y lo digo en serio, ¡cómo había extrañado nuestro sexo descontrolado!

Después de nuestra intensa sesión de reconciliación, nos acurrucamos y nos besamos por un largo tiempo. Me estoy quedando dormida entre beso y beso, estoy muy cansada y eso que aún no llegamos a la peor parte, esa en la que le cuento lo de Norma. No pienso guardar más secretos, se lo diré y él sabrá qué hacer mejor que yo.

Es él quien me viste al verme adormilada, incluso acomoda mi cabello en caso de que alguien esté afuera.

—Ven, te llevaré a la habitación.

—Prefiero caminar.

—Pero tu pie...

—De acuerdo —accedo y me toma en brazos.

—Duermes conmigo hoy, y no es una pregunta, así que ni te desgastes discutiendo.

De todas formas no pensaba hacerlo, claro que quiero dormir con él.

—¿Te irás mañana? —quería esperar para hacer esa pregunta pero necesito saberlo.

—No, estaré hasta el fin de semana, de todas formas ya tenía planeado venir.

—Eso es mucho tiempo, la gente se dará cuenta de que estás vivo, y peor aún, que estás con Petroski.

—No te preocupes por eso.

—¿Cómo no voy a preocuparme?

—Quiero pasar unos días contigo. Te necesito.

Me da un beso muy tierno y deja sus labios pegados a los míos largo rato. No quiero que se marche otra vez, es obvio que puedo vivir sin él, es solo que junto a él todo parece más sencillo.

—Voy a extrañarte, Blair, te extraño incluso cuando estás así, pegada a mí, te extraño todo el tiempo.

No contesto, solo me acurruco lo más que puedo y decide abrir al fin las grandes puertas. Hay dos rostros familiares en la sala. Me arden las mejillas, habíamos sido escandalosos.

—¿Tienen mucho rato ahí? —les pregunta Ethan aclarándose la garganta.

—Créeme, Ethan, el suficiente como para saber que se han reconciliado —responde Mateo aguantando la risa.

—Te gusta... te gusta que te folle así —imita Kim a Ethan y yo me remuevo en los brazos de mi novio hasta que regreso al piso y brinco rápidamente como adolescente a mi habitación. Escucho la risa de los tres.

¡Qué vergüenza!

En el cuarto no me siento menos apenada. Hay mucha confianza entre nosotros, siempre estamos bromeando, sin embargo, que hayan escuchado sí me pone un poco tímida. Ethan no sube enseguida y aprovecho para darme una ducha rápida y ponerme el pijama. Tengo el tiempo suficiente para serenarme y pensar bien en la forma en la que le diré todo. No es hasta casi una hora después que entra al cuarto muy serio.

—¿Por qué estás aquí?

—Aquí duermo. No sé qué habitación usarás.

—Mateo me dio otra pero me quedaré aquí entonces.

—¿Hay más problemas? —investigo.

—Muchos, pero tú no te preocupes por nada.

—Quiero saber —no quiero ser molesta, necesito saber qué tan mal van las cosas, porque de alguna forma voy a empeorarlas.

Se sienta en la cama y le da un toquecito a sus piernas para que me siente en ellas, lo hago enseguida y sus brazos me rodean.

—¿Por qué eres tan necia?

—Dímelo.

—No quiero estresarte.

—Dímelo —insisto.

—Bien.

Y lo hace, me dice que Mateo sigue perdiendo clientes, él se ha visto obligado a quitárselos, es el trato que tiene con Petroski, se supone que de ese modo en algún punto Mateo no tendrá más escapatoria que trabajar para Vicent Petroski. Los rumores de que en realidad no murió en el tiroteo ya están rondando la ciudad y no pasará mucho tiempo para que lo confirmen.

En cuanto a ese hombre, de momento he salido de su radar de intereses, desde que la DEA se apareció en su fiesta no ha hecho otra cosa que investigar quién está traicionando o cómo es que montaron ese operativo, lo cual también nos alejó de la lista de sospechosos porque se enteró por muy buena fuente que están enviando infiltrados a las zonas de más tráfico, así que de momento ni recuerda nuestra existencia, solo quiere saber quiénes son todos los involucrados para enviarlos a matar.

Las palabras "infiltrados" y "zonas de más tráfico" hacen clic en mi cabeza. Norma le dio demasiada información a ese tal Kaleb, L.A es una de las zonas con más tráfico de sustancias ilegales, después de Chicago es la que más plata produce y llama mucho la atención por ser liderada por jovencitos. ¿Y si Kaleb se ha infiltrado entre nosotros sin que nos demos cuenta? Debí pedirle una descripción física a Norma, qué tonta he sido.

—Ethan —lo interrumpo.

—¿Sí?

—Hay algo que quiero decirte, necesito que lo tomes con calma y me prometas que no habrá consecuencias para Norma. —No importa lo que ella hizo, no tengo la sangre tan fría como para permitir que algo malo le pase.

—¿Has hablado con ella? ¿Te ha dicho por qué me mintió? No le haré nada si es lo que te perturba, sé que la quieres mucho.

—¿Me prometes que no le harás nada?

—Blair, por favor, ¿qué podría ser tan malo?

—Promételo.

—¿Qué pasa Blair? ¿Por qué tanta insistencia?

—¡Promételo!

—De acuerdo, sí, lo prometo. ¿Qué pasa?

Trato de que no suene tan malo, pero es que no hay forma de que esto no sea terrible. Es un agente de la DEA, que sabe que la organización está siendo liderada por chicos muy jóvenes, sabe el funcionamiento de las fraternidades, el nombre de todos y cada uno de nosotros. Lo que pasó con González, que Ethan está vivo, sabe todo, esa es la verdad.

Al principio se queda mirando fijamente el piso, sus manos me sueltan y su ceño se frunce tanto que creo que se le romperá. Niega con su cabeza y me pone sobre el colchón. Se pasa las manos con desesperación por el pelo y luego las posa en su cadera, mira hacia el techo.

—¡No me jodas! —bufa. Está molesto, lo sé y lo entiendo.

—Me hiciste una promesa.

—¡No me jodas! —repite y grita.

—Y tú cumples tus promesas, a mí sí —le recuerdo.

—¡Blair! —me reprende—, nos ha traicionado. Si traicionas te mueres, así de sencillo.

—¡No!, Ethan, no, no, no.

—Nos ha jodido y en grande. ¿No lo entiendes?

—Por favor...

—No, me queda claro que no lo entiendes —gruñe y cierra los ojos para poder controlarse—, la policía es fácil de controlar, la DEA, no tanto, pero por años hemos tenido un trato de paz. Hasta hace unos meses, un agente del FBI ingresó al área de la DEA y quiere reformar el sistema y todas esas mierdas. Estamos tratando de saber quién es porque lo tienen bajo protección actualmente y no me cabe duda de que lo que pasó con Norma es parte de esas reformas, ¡maldita sea! ¿Por qué carajos abrió la boca? ¿No que te quiere mucho? ¿Qué pasa con Nathan? ¿Cómo quieres que ordene que no la toquen? ¡¿Cómo?!

—Estaba asustada, nunca ha estado de acuerdo con todo esto. Pensó que ayudaría más así, que podría lograr un trato para Nathan y para mí y que al fin yo entendería lo mal que está todo esto, que me alejaría de... —me quedo callada, decirle que Norma pensó que de esa manera me alejaría por siempre de él solo lo pondrá peor.

—Termina, no tengas miedo, pensó que ese sería el plan perfecto para que salieras de tanta mierda y te alejaras de mí.

—Escucha, ella pensó que...

—Me importa una mierda lo que ella pensó, podríamos estar rodeados ahora mismo por la puta DEA, ¿cómo te saco de prisión? Dime, la DEA siempre promete cosas, que trabajes para ellos, reducciones de condenas, que no habrá pena de muerte, pero son mentiras. Necesito evitar que esto se propague.

Camina hasta la puerta y me cuelgo de él antes de que consiga salir.

—No la maten, por favor, la conozco desde siempre, yo no podría vivir sabiendo que... ¡Dios! No lo hagas.

—No solo depende de mí, Blair.

—Sí depende de ti, aquí todo el mundo hace lo que tú digas.

—¿Por qué la defiendes? ¿No ves el problema en el que nos metió?

—No la defiendo, no pienso hablarle nunca más. Es la peor traición que pudo hacerme, a mi hermano. Es solo que sin importar que ahora pertenezca a este mundo yo no soy así —no utilizo palabras hirientes.

—No, claro que no, tú no eres como yo, tú eres buena y noble y tienes un corazón enorme, de otro modo no te hubieras enamorado de mí, pero tienes que entender que hay muchas cosas en juego, Blair.

—Por favor, hazlo por mí, no te lo pido por ella, te lo pido por mí —estoy iniciando a perder la esperanza.

—No me lo pongas difícil.

—Te lo suplico —susurro y lo miro entristecida—, por mí, hazlo por mí.

—Maldita la hora en la que me enamoré de ti tan perdidamente —habla entre dientes. Me da un beso en la frente y se aleja—. Por ti, solo por ti —dice al salir totalmente y eso me deja un poco más tranquila—, hablaré con los chicos, tú duerme —agrega ya casi llegando a las escaleras.

Quiero pedirle que me permita estar en la reunión, mi hermano enloquecerá, o que me jure que me contará lo que hablen ahí, pero después de conseguir que intervenga por Norma no puedo pedirle nada más y debo sentirme agradecida. También se me ocurre bajar y escucharlos sin que se den cuenta, mas este es solo uno de los problemas. Debo descansar las pocas horas de sueño que aún me quedan, mañana será un día difícil y tengo que manejarlo a la altura.

Aún con todas las ganas que tengo de saber qué demonios planean, me acuesto en la cama, me cubro con las sábanas y me obligo a dormir. No siento que lo hago realmente hasta que un aroma que conozco bien se esparce por la habitación, un cuerpo que me estremece todo el tiempo y unos brazos que me envuelven me atraen.

—Sé que no estás dormida, solo te diré que tu hermano ha salido a buscarla, traté de impedirlo. Los demás están molestos pero siguen mis órdenes. La mantendremos vigilada. Mañana iniciará nuestra cacería de Kalen Thomson. Ya tenemos un nombre y todo gracias a ti, ese es el resumen, no más secretos. Buenas noches —termina y me da un dulce beso en la mejilla.

Saber que mi hermano fue tras Norma no me tranquiliza nada, apenas y consigo dormir una hora como mucho, en cuanto mi alarma suena me aparto de Ethan y me ducho de una vez. Creo que he logrado mi cometido de dejarlo dormido pero abre los ojos justo cuando intento salir.

—¿Adónde crees que vas?

—Al trabajo.

—¿Cuál trabajo?

—Voy a renunciar. —Eso sí que le cambia el humor.

—Ah, claro. Yo te llevo.

—Voy tarde, tengo que irme ya.

—Yo te llevo —repite ya no tan amigable.

—¿Empezaremos mal la mañana?

—Todo depende de ti mi amor.

—Te espero en la sala —contesto de mala gana. No voy a discutir.

Tal y como le digo lo espero paciente a que se duche, aunque se está tomando demasiado tiempo, me he tardado tanto bajando sola las escaleras porque el pie en efecto está inflamado, que ha sido suficiente para que tomara una baño rápido. Lo hace a propósito, en mi eterna espera llamo a Nathan, salta el buzón enseguida. Me paso la mano por la frente, ¿qué pasará ahora? ¿Qué significa que le darán cacería a Kaleb? ¿Lo matarán? A veces exijo saber todo lo que deciden y otras veces preferiría no saber.

Ethan baja cuarenta minutos después y yo no estoy muy contenta. Es todo un señor mafioso, pero en nuestra relación es un adolescente. Todavía tiene el cinismo de traer tremenda sonrisa en su cara, como si no hubiera problemas.

—¿Lista mi vida? —ironiza.

—¿No pudiste tardarte más? Es casi mi hora de entrada.

—¿Cuál hora si ya no trabajas ahí?

—Pero Gabriel no lo sabe ni mis compañeros.

—Vamos a hacer un nuevo trato, el nombre de ese hombre está prohibido. ¿Estamos? —propone bastante tranquilo.

—¡Apresúrate!

Se carcajea como si no pasara nada y luego se apresura realmente para ayudarme a salir, tiene a toda su gente de confianza esperando por nosotros, esto ya lo había planeado, me llevaría él si o sí. Ya le han conseguido un auto que él mismo conducirá, Jan lo saluda de forma amistosa y él le da algunas indicaciones, antes de que salgamos, lo hacen tres de su grupito a revisar que todo esté en orden y una vez que nos dan luz verde subimos al vehículo, Ethan se pone unas gafas de sol negras que lo hacen ver como todo un chico malo.

Primero sale un carro, luego nosotros y detrás de nosotros otro. Me repito mentalmente que estamos seguros, que no ocurrirá nada y que será como cualquier otro día. Lo más importante en estos casos es mantener la calma.

—Me sorprende mucho el cariño y la fidelidad de Jan. Nunca lo mencionaste.

—Lo conozco desde hace muchos años.

—No le caigo bien —comento.

—Lo sé, pero sabe que no puede decir ni una sola mala palabra sobre ti o le rompo la cara.

—¿Por qué eres tan importante para él? —quiero saber.

—Cuando entré al mundo de González, él había sido rescatado poco antes de las calles, pero hay dos formas de llenarte de perros fieles. La primera es la forma buena, esa en la que te ganas el cariño comprándole cosas y dándole comida y ropa y techo a personas que jamás hemos tenido nada, y la otra la utilizan cuando aunque les ofreces todo eso no quieren trabajar para un narco y te encierran, te hacen pasar hambre y lo único que ponen a tu disposición es droga, terminas consumiéndola, te vuelves adicto y por conseguirla empiezas a cumplir con los trabajos.

—A veces te escucho y me parece que estás narrando una serie o una película.

—Ojalá fuera así. Jan pasó a mi mando cuando adquirí poder y lo ayudé a salir de su adicción. Ha sido muy agradecido desde entonces, pero no cree que esa idea mía de salir de esto es buena. Él, a diferencia de todos nosotros, disfruta del dinero, del poder, de conseguir lo que quieras.

—¿Por qué confías en él si no quiere que esto termine?

—Porque esto es como una jerarquía, si todos nos vamos, él sería el candidato indicado para liderar.

—Pero tampoco quiere que te vayas —le recuerdo.

—Bueno, prefiere que sea yo quien mande. ¿Por qué tanta pregunta sobre Jan?

—Lo que me faltaba, que ahora también pienses que me gusta Jan.

—¡Pero si no he dicho nada!

—Te conozco, Johnson, te conozco.

Se ríe animado y volteo hacia él, me parece que está muy contento tomando en cuenta lo que se dio ayer.

—¿No crees que estás demasiado feliz con todo lo que está pasando?

—¿Quieres que esté de mal humor contigo? —Niego con mi cabeza—, tú no tienes la culpa de nada de lo que está pasando y ya tenemos todo cubierto. Ese tal Kaleb quiere algo en específico, y sigue sin conseguirlo porque basándonos en el tiempo en el que habló con Norma ya hubiera podido arrestarnos. No lo hace y alguna razón habrá.

—Déjame aquí —quisiera seguir conversando pero ya estamos llegando.

—Faltan tres cuadras.

—Me quiero bajar.

—Parece que no me conoces tanto —dice y más bien acelera. Me deja justo en la entrada—. ¿A qué hora vengo por ti? Tenemos que ver pisos.

—Te envío un mensaje. Hasta luego —me despido a secas y me toma del brazo antes de que salga.

—¿No se te olvida algo? —Sube su ceja, casi se le sale de la frente—. Mi beso.

—No seas infantil.

—Quiero mi beso o haré una rabieta.

Miro hacia el restaurante, en la primera mesa, junto al cristal está Gabriel mirando con atención, no solo a nosotros, a los otros dos autos también. Como sé que no se irá sin el beso, me inclino hacia adelante y le doy un pico, pero él me sostiene del cuello y mete su lengua hasta el fondo, respondo su intensidad y al mismo tiempo me enojo.

—Maldita la hora en la que me enamoré de ti tan perdidamente. No te bajes, puedo caminar sola —repito su misma frase. Salgo del auto y miro hacia el piso todo lo que tardo en llegar a la puerta de cristal del restaurante. Veo de soslayo hacia atrás y me doy cuenta de que ha bajado la ventanilla y ha sacado la cabeza.

—Cuando te enojas me pones mucho. —Niego con mi cabeza—. Y te has ganado unas nalgadas por no querer darme mi beso.

—¡Ya vete!

—¡Te amo!

No tiene remedio, temo que ni siquiera se vaya y se quede ahí observando. Me equivoco, se marcha, aunque estoy segura de que Jan se quedará muy cerca. Presiono el pie lastimado con tensión al atreverme a mirar a Gabriel, está ahí sentado como siempre, bien vestido, guapo aún con los golpes y demasiado serio.

—Siéntate, tenemos mucho de qué hablar —inicia él. Sin un buenos días, sin amabilidades.

😱😱😱

¿Qué pasará?

Gracias por leer 💜

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