Los tres caminaron durante un largo rato siendo guiados por el comandante Jankins, hasta que lo encontraron; uno de los tantos soldados que habían ido a aquel bosque para cumplir con la actividad se encontraba tendido en la tierra, completamente pálido, sucio y viendo a la nada mientras bailaba sobre la fina línea que existe entre la lucidez y la inconsciencia.
—Está deshidratado —comentó la sargento Manson.
—No es tan grave —Kate observó al comandante Jankins agacharse frente al cuerpo laxo del soldado, colocar dos dedos sobre su muñeca izquierda y esperar un momento en silencio mientras observaba su propio reloj digital, de pronto, algo llegó a la mente de la sargento Manson; los estaban monitoreando a través de los relojes, estos no sólo daban su ubicación, sino también sus signos vitales.
—Tecnología de punta —el comandante Jankins asintió sin girarse a ver a Kate, comprendiendo rápidamente a lo que ella se refería.
—¿De qué está hablando sargento? —el soldado Royals la miró con el ceño fruncido y, antes de que ella pudiese responderle, el comandante Jankins habló.
—Es un soldado muy curioso —el comandante Jankins sacó una botella con agua de la mochila que portaba en su espalda al igual que los demás, tomó la cabeza del hombre en el suelo, la levanto ligeramente y con cuidado le dio de beber—. Habrá que ayudarle a caminar —el soldado Royals se acercó al sujeto en el suelo, se acuclilló a su lado y Kate, al entender lo que pretendía hacer, lo ayudó y lo montó sobre su espalda.
—Así no tendremos que ir más lento —explicó mientras se reincorporaba.
—Entonces continuemos —el comandante Jankins comenzó a guiarlos hacia el siguiente soldado.
—¿A cuántos tendremos que buscar? —el soldado Royals dio un pequeño salto en su lugar para colocar mejor al hombre en su espalda.
—Nosotros buscaremos a cuatro más —contestó el comandante Jankins.
—Estamos divididos para buscarlos —aclaró Kate antes de que él preguntase.
—¿Y cuántas personas los están buscando? —tanto la sargento Manson como el comandante Jankins ignoraron al soldado Royals después de haber captado un sonido artificial que venía de uno de sus costados.
—Silencio —demandó el comandante Jankins cuando el soldado Royals abrió la boca, él los miró a ambos extrañado y con el ceño fruncido.
El zumbido de algunos insectos, el vaivén de las hojas de los arboles por el viento y sus respiraciones eran lo único que lograba ser escuchado, pero sólo si prestabas la atención necesaria. Kate observó el lugar en busca de algún oso pardo; ya se había topado con ellos dos veces en aquel bosque, ¿qué tan difícil podía ser una tercera? El sonido volvió a producirse, esta vez más cerca, con más fuerza y —tanto el comandante Jankins como la sargento Manson— sacaron sus armas.
—Iré yo —susurró Kate, el comandante Jankins asintió silenciosamente en respuesta, para después colocarse frente a ambos soldados, dándoles la espalda, con la intención de protegerlos de cualquier cosa.
El sonido se originó una vez más, de nuevo fue completamente artificial; como si estuviese siendo provocado a propósito con la finalidad de llamar la atención, la sargento Manson se detuvo a mitad del camino entre el lugar donde se producía el sonido y los militares, titubeó un momento en su lugar sin saber exactamente porqué, dudo un momento el si debía acercarse más al lugar donde se producía el sonido o volver y fue entonces cuando observó una enorme mancha verde moverse rápidamente de un arbusto a otro, levantó su Beretta, apuntó al lugar donde la mancha se había detenido y esta volvió a moverse, esta vez colocándose detrás de un árbol, Kate tensó su cuerpo sabiendo que aquella mancha era una persona en un traje de camuflaje e inhalo aire.
—¡¿Permiso para disparar, señor?! —gritó Kate, dudando de si era una prueba más o no de aquella actividad y esperando con atención la reacción de aquella mancha verde.
—¡Permiso concedido sargento! —la voz del comandante Jankins se elevó a través del aire, informándole a Kate de forma indirecta que aquello no era una prueba y fue entonces cuando la mancha reaccionó; salió de su escondite y se acercó a Kate a una velocidad vertiginosa mientras serpenteaba intentando evitar ser apuntada, la sargento Manson puso su atención en el pecho de aquella persona para no errar el tiro y entonces, por el rabillo del ojo, captó demasiado tarde a otra mancha verde corriendo en su dirección, Kate fue derribada; un hombre con el mismo traje de camuflaje que el anterior la inmovilizó sentándose sobre su abdomen y arrebatándole de un golpe la 92, la cual cayó a un par de metros lejos de ella.
—¡Dos! —fue lo único que alcanzó a gritar antes de que aquel sujeto le propinara un puñetazo en la sien que la dejó aturdida.
—Cállate —le susurró al oído con voz grave mientras le cubría la boca con una de sus manos, la sargento Mason se removió débilmente debajo de él en un intento por apartarlo—. Estará atontada por un rato, ve por los que quedan —Kate observó como el otro sujeto comenzaba a caminar con sigilo y prisa hacia el lugar donde se encontraban el comandante Jankins y los demás, la sargento Manson miró fijamente al hombre que tenía encima; su cara estaba pintada del mismo tono de verde que su traje y Kate se preguntó por un breve momento cuánto tiempo llevaba esas gente en aquel bosque. Sus ojos se encontraron y un momento de lucidez la embistió; impulso su brazo hacia atrás, por encima de su cabeza, hasta que su codo se frotó contra la tierra con tanta fuerza que le quemó y después lanzó su puño hacia el frente, sus nudillos chocaron con brutalidad contra la tráquea de aquel hombre, el cual se lanzó hacia atrás mientras colocaba sus manos en la zona afectada e intentaba respirar. Kate se levantó tan rápido como pudo, llegando a marearse en el proceso y cayendo contra el suelo justo cuando tomaba su preciosa Beretta con una de sus manos, Kate se giró sobre la tierra, tomó la 92 con ambas manos y apuntó hacia la pierna de su agresor, disparó sin estar completamente segura de que su objetivo era, de verdad, la pierna de aquel hombre y no su cabeza, pues estaba lo suficientemente confundida como para darle un tiro justo en la sien y creer que se lo había dado en el muslo, pero, por suerte, la bala perforó su pantorrilla; ahora no podría escapar. Kate se levantó, una vez más, del suelo e intentó correr hacia el lugar donde se encontraban los demás.
—¡¡Camuflaje!! —la sargento Manson vociferó la segunda palabra clave tan alto como pudo, esperando que alguno de los militares la comprendiera del todo, pero Kate realmente no esperaba que uno de los datos que les había dado fuera erróneo; no eran solamente dos personas, pues otras tres manchas verdes se movieron en dirección al comandante Jankins y el soldado Royals—. ¡¡¡Corran!!! —su garganta quemó al mismo tiempo que intentaba llegar a ellos lo más rápido que el aturdimiento le permitía para poder salvarlos.