Harry
El ruido de la gente se esfuma, al igual que las luces y el aire. Su cabeza contra mi pecho me recuerda a aquellos días en que todo estaba bien, cuando él no me había desilusionado. Cuando él no me había lastimado.
Lo suelto de golpe, quitando mi mano de su pelo. Él se separa y me mira frunciendo el ceño con una mueca graciosa y confundida.
—¿Qué? Eso no... ¡Eso no se dice ni en chiste!— chilla dando dos pasos hacia atrás.
—Lo lamento mucho—y es que en realidad sí lo hago, lamento ser yo quien le de la noticia, al igual que lamento que él no haya sido parte de los últimos días de Liam.
—Vete a la mierda Harry, meses sin verte y vienes con estas estupideces— lleva sus manos a la cara y refriega sus ojos con frustración.
—Tuvo un accidente hace un mes y murió en el acto— intento ser lo más breve posible, siento como mi voz pierde capacidad con cada palabra que emito.
Sé que han sido amigos durante años y estos meses no hubieran podido terminar con la unión que tenían, pero realmente creo que Louis estuvo peor con él que conmigo. Podría haberlo llamado aunque sea, o podría haberme dicho que sólo quería esconderse de mí. Pero no, lo dejó solo al igual que a mí y nos refugiamos juntos en un mundo confuso, que acabó por ser una puta tragedia.
—No, eso es imposible— veo como aprieta los puños y realmente necesito sentir ganas de consolarlo, pero ya no hay nada dentro de mí. Verlo hizo que mi mundo se venga a abajo, pero no puedo perdonar lo que nos hizo.
No puedo abrazarlo, no puedo limpiar sus lágrimas. Él nunca limpió las mías.
—Ven Louis, vamos a sentarnos— giro sobre mis pies y me adentro nuevamente en Starbucks.
Camino hacia una mesa libre para dos personas, mientras cargo mis maletas. Ya no tengo café, quedó completamente derramado en el suelo. Tampoco tengo apetito, ni sed, ni frío. Y tampoco tengo ganas de tener esta conversación, pero no seré un hijo de puta como él, no voy a desaparecer en este momento.
Giro la vista sobre mi hombro y observo a Louis petrificado en la entrada, sin moverse de el lugar en donde estuvo durante los últimos minutos. Dejo los bolsos en el piso al costado de la mesa y voy a buscarlo.
—¿Louis, puedes venir?— no contesta, no se mueve y apenas respira.
Tomo su mano para que reaccione, y entonces así levanta su vista hacia mis ojos. Entrelazo nuestros dedos y él observa nuestras manos, sin expresión alguna.
No tomo su mano por cariño, ni tampoco extraño hacerlo. Simplemente espero una reacción, algo que haga que se mueva y así podamos terminar con este asunto pronto.
Lo llevo hacia adentro y él camina arrastrando sus pies. Suelto su mano y toma asiento a duras penas mientras me ubico frente a él. Su mirada se pierde en un punto fijo sobre la mesa.
—Él está muerto. Fue muy duro e inesperado, pero no hay nada que hayamos podido hacer — continúa sin moverse. —Lamento que te hayas enterado tanto tiempo después. Aunque creo que el que lo lamentas eres tú, ya que desapareciste y...
—No lo digas— no llora, no grita, no se mueve. Simplemente emite tres palabras y vuelve a su quietud.
—Mira, no puedo seguir hablando contigo. Debo ir al hotel ahora mismo o perderé la reserva.
Busco entre mi bolso la billetera y saco un pequeño papel con los datos del hotel.
—¿Marriott Marquis?— pregunta observando mi papel.
Asiento y lo observo extrañado. ¿En serio no está muriendo de angustia?
—Estoy en el mismo hotel. Habitación 214.
Cierro los ojos con fuerza y lamento mi puta elección. En serio, hay cientos de hoteles en Nueva York, hay aproximadamente cuatro por cuadra y yo justo voy a hospedarme en el mismo hotel que él. Parece que entre nosotros todo es coincidencia.
Me levanto de la silla y comienzo a caminar hacia la salida. Cuando paso a unos centímetros de él, estira su mano y toma mi brazo suavemente.
—Fue lindo volver a verte— lo observo por unos segundos y luego me alejo de su tacto, girando hacia la puerta.
Comienzo a caminar sin mirar atrás, sin mirarlo a él.
. . .
Caigo rendido sobre la enorme cama y estiro mis piernas y brazos. Boca arriba, observo la gran lámpara que cuelga sobre mi cabeza. Cuentos sus caireles al mismo tiempo en que inevitablemente me pongo a pensar.
Intento asimilar lo sucedido momentos atrás y creo que no logro entender absolutamente nada. Lo vi, sentí de nuevo algo dentro de mi cuerpo, luego sentí la decepción de siempre, y finalmente lo dejé solo con una devastadora noticia.
Pero... ¿Fue devastadora para él? En sus ojos sólo podía ver confusión. Quizás era una especie de estado de shock, o tal vez perdió toda su humanidad en los últimos meses.
Cierro los ojos e imagino que nada de esto sucedió. Nos imagino a nosotros juntos cocinando, mientras Liam y Niall esperan ansiosos por nuestra comida. Louis pasa crema por mi nariz y yo lo regaño, pero a continuación lo limpia con su lengua, haciendo que Niall haga sonidos raros por la "situación asquerosa" y Liam simplemente ría dulcemente.
La imaginación se convierte en un sueño y de pronto me alejo de la realidad, cayendo rendido.
. . .
—Debes hablar con él, debes explicarle—Liam me alcanza una taza de té y doy un pequeño sorbo.
—No tengo nada que explicarle, el tiempo ha pasado y quizás para él fue poco, pero yo siento que fue una eternidad de sufrimiento.
—Harry, tú eras feliz cuando estabas junto a él, no puedes ahora alejarte sin más— dice mirándome seriamente.
—Soy feliz contigo y soy feliz con Niall. No lo necesito a él— contesto negando con la cabeza mientras inspiro el aroma dulce del té.
—Pero yo los necesito a ustedes juntos. Aunque sea cuéntale todo.
—¿Todo?— pregunto analizando que abarca esa palabra.
—Sí Harry, todo.
. . .
Despierto exaltado y muevo mi vista por toda la habitación. Giro sobre mi cuerpo y hundo mi cabeza en la almohada.
Mierda Liam, no puedes aparecer en mis sueños así sin más. Nunca podré dejarte ir...
Estiro mi brazo hacia el bolso de mano y revuelvo en busca de su libreta. Una vez que la encuentro, la abro y paso las hojas lentamente, observando su perfecta caligrafía.
Casi llegando al final, encuentro hojas vacías, pero una en particular llama mi atención. Una pequeña frase descansa en el marco superior de ella.
"Es mejor intentarlo y equivocarse, que no hacerlo y arrepentirse"
Tomo el lápiz ubicado al final de la libreta y busco una hoja en blanco.
No puedo expresar en voz alta todo lo que siento, pero si puedo hacerlo de la misma manera que Liam lo haría.
Louis:
No creas que esto es una carta de amor, está lejos de serlo. Simplemente quiero que sepas todo lo que sucedió en Londres mientras tú estabas siendo feliz a miles de kilómetros de tus seres queridos.
Apenas te fuiste no corrí detrás de ti, asumo que lo has notado. Creí que no valía la pena, porque me prometiste que nunca me dejarías. Hiciste muchas promesas y no has cumplido ninguna. Estuve días esperanzado y creí que me levantaría una mañana con tu parte de la cama caliente. Pensé que ibas a volver por mí, porque yo siempre volvería por ti. Y entonces con el tiempo me di cuenta que todas tus palabras de amor se fueron en tu bolsillo hacia otro país. Estuve devastado pero conté con la ayuda de Liam, Niall y mi madre, quienes me apoyaron cada segundo. Cada vez que yo lloraba pensaba que quizás en ese mismo instante tú podrías estar riendo en alguna parte. Y hasta por momentos me alegraba de que fueras feliz, ya que tenías tu felicidad y la mía, la cual me arrancaste al desaparecer.
Lo más duro llegó cuando me enteré que tenía cáncer. Me ahorraré los detalles del sufrimiento y como llegué a eso, pero quiero que sepas que aún ahí tenía esperanzas de que vendrías a cuidarme y estar conmigo. Pero no, no fue así.
Hay una cosa por la cual quiero agradecerte. Desde que te fuiste, Liam y yo nos hicimos muy unidos. Me di cuenta que era una de las mejores personas sobre esta tierra, alguien de oro. Aprendí a quererlo con todo mi corazón.
Y un día me operaron, todo había salido bien, hasta que en el mismo momento en que a mí me estaban salvando la vida, Liam estaba perdiendo la suya.
Él nos dejó y se llevó su alegría, su seguridad, su amor incondicional y su sabiduría. Se llevó mis ganas de vivir y también se llevó mi salud.
Luego de la operación se suponía que no debía hablar porque sino podría lastimar mis cuerdas vocales. Pero el grito de dolor al enterarme del accidente hizo que no haya vuelta atrás. Grité, lloré, hablé con el aire pretendiendo que Liam me escuche desde alguna parte, y así perdí mi capacidad.
No estoy aquí por ti. Tú no mereces todo el amor que yo tenía para darte. Yo ya perdí la esperanza, perdí las ganas de ser feliz contigo. Vine simplemente porque me realizarán una operación que hará que vuelva a hablar y quizás cantar. Mientras tanto, no puedo emitir una palabra. Hoy desperdicié muchas contigo, así que si volvemos a vernos, no pienso volver a ponerme en riesgo, porque yo también quiero cumplir mi sueño. Yo necesito volver a cantar.
No quiero ni espero una respuesta. Lamento mucho que me hayas desilusionado de tal manera. Espero que te vaya bien en tu nueva vida. Saludos, Harry.
Termino de escribir y arranco la hoja, doblándola en dos. Observo la hora en mi celular y me sorprendo de que sean casi las dos de la madrugada.
Me levanto de la cama y no lo dudo un segundo, salgo de la habitación y corro por las escaleras hacia el segundo piso. Recorro las puertas en busca de la 214, y cuando por fin la encuentro, sin titubeos deslizo el papel debajo de su puerta.
Sin dudarlo me alejo y vuelvo a mi habitación.
Tomo mi teléfono y le escribo un mensaje de texto a Niall.
"No creerás lo que estoy por decirte, pero me he encontrado con Louis"
Aguardo por una respuesta pero nunca llega. Supongo que estará dormido. Y si es así, no quiero imaginar su reacción al despertarse y leer eso.
Prendo la televisión y me deslizo por los canales en busca de algo interesante.
Dios decide al fin demostrarme que me quiere un poco, y encuentro Game Of Thrones. Pensar que nunca logré terminar la serie entera por todos los problemas que atravesé... Espero algún día retomarla.
El capítulo termina y a continuación comienza otro. Observo atento y los minutos pasan volando mientras los de la guardia nocturna luchan contra los caminantes blancos.
Mi atención es cortada por unos suaves golpes en la puerta y mi estómago se retuerce.
Apago la pantalla y me dirijo hacia la puerta, abriéndola lentamente y encontrándome con lo que definitivamente no quería encontrarme.
Louis, con sus rodillas sobre el piso, llora desconsoladamente con mi carta en sus manos.
Su rostro está rojo, al igual que sus ojos. El pelo despeinado me demuestra que ha estado horas dando vueltas en su cama, y las mejillas brillan debido sus húmedas lágrimas.
Lo observo sin moverme un centímetro, mientras él tiembla sobre el piso y lanza fuertes sollozos.
—Perdón Harry— balbucea. —Perdón por todo.