Maratón 3/4
-¡Black, Narcissa!-
El escuchar su nombre siendo mencionado la había tomado por sorpresa.
Con pasos cortos, vacilantes y un poco torpes, siguió su camino al frente, mirando en todo momento al sombrero que se encontraba siendo sujetado por la profesora McGonagall.
Subiendo cada escalón, uno por uno, por fin tomó asiento en el taburete que se encontraba en el centro.
Dando un rápido vistazo a la mesa de Slytherin, donde se encontraban sus hermanas, su primo y su nuevo amigo, pasando su vista después a la mesa de Gryffindor en la cual se encontraba su otro primo, deseó que ser seleccionada en una casa en la cual pudiera enorgullecer a su familia.
Fue entonces cuando sintió un peso sobre su cabeza y su vista se vió obstaculizada por el gran tamaño del Sombrero Seleccionador a comparación de su pequeña cabeza.
-Hmmm... ¿Pero qué tenemos aquí?- murmuró como primera impresión el mágico objeto -Un alma determinada, noble y soñadora. ¡Pero qué interesante combinación!
El Gran Comedor se encontraba en silencio.
Todos conocían el apellido Black, perteneciente a una de las familias de sangre pura más longevas del mundo mágico londinense.
Sabían qué esperar, otro miembro a la famosa casa de Slytherin, sin embargo, Sirius Black ya había demostrado que eso no necesariamente era ley, por lo que aún mantenían la curiosidad por saber en qué casa terminaría siendo seleccionada Narcissa.
-Eres como una caja de grageas de todos los sabores...- continúo el Sombrero -¡Nunca sabes lo que te puede tocar!-
Lo dicho sorprendió a todos, el Sombrero no era dado a bromear o dar cumplidos a los alumnos.
-Bien, puedo sentir tus emociones y ver tus pensamientos. Tu nobleza y carácter soñador iría muy bien y te ayudarían a crecer en una casa como Hufflepuff- declaró con firmeza y bajando la voz le dijo -Sin embargo, parece ser que no es eso lo que quieres, tienes carácter, puede que esa no sea tu casa.
Narcissa lo pensó.
Hufflepuff era una buena casa, sin embargo, no era vista como honorable. Sus padres se molestarían si quedaba en ella.
Muchos querían saber qué pasaba ¿Por qué el Sombrero había bajado la voz?
-¿Con que es así? Bien. Tu misma determinación y carácter mencionados encajarían en Gryffindor- dijo poco después, aún en un tono muy bajo, casi un susurro -Podrías acompañar a tu primo en sus aventuras...- Sugirió el Sombrero.
Narcissa negó.
A pesar de adorar y admirar a su primo Sirius, aún recuerda la reacción de sus tíos al enterarse que fue seleccionado en Gryffindor, la casa "enemiga".
El rechazo que recibió y aún recibe por parte de la familia por este hecho la asustó en sobremanera. No quería que lo mismo le pasara a ella.
El Sombrero fue consciente de sus dudas -Parece que no eres tan valiente después de todo, puede que Gryffindor no sea tu lugar... ¿Tal vez Ravenclaw?- aventuró -Tienes una gran mente, con ideas frescas, pero no siento que la rigidez propia de Ravenclaw sea lo tuyo ¿No es así?-
La mente de Narcissa ahora se encontraba en blanco, ya no sabía qué pensar o creer.
-Finalmente, barajemos nuestra última opción...- continúo la grave voz, pero ya no habló, solo se lo comunicó mentalmente -Slytherin.
Todos se encontraban expectantes, el Sombrero estaba tardando un poco más tiempo del usual.
Mientras esto sucedía, Andrómeda comenzó a preocuparse, jugaba con sus dedos mientras su paciencia se agotaba. Estaba preocupada por su pequeña hermana, deseaba que fuese seleccionada en Slytherin para tenerla cerca y poder protegerla y ayudarle en lo que necesitara, pero también quería que estuviese en la casa en la que en verdad perteneciera, sin importar cuál fuese.
Volteó a ver a su otra hermana, Bellatrix, quien se encontraba con un rostro aburrido de tanto esperar por la cena, además de que aún faltaban unos 10 alumnos.
Bellatrix le regresó la mirada a Andrómeda, comunicándose a través de ella, calmando mutuamente los nervios que se habían apoderado de ambas. Más en una que en otra.
Dirigió su vista después a la mesa de Gryffindor, buscando a su primo. Cuando lo encontró se impresionó al notar que este se encontraba mirando fijamente a Narcissa, pendiente de la decisión del Sombrero.
Cuando Sirius sintió una mirada penetrante a sus espaldas, comenzó a buscarla. Al fin la encontró, se trataba de su prima Andrómeda. Conectó su mirada con la de ella e intentó transmitirle a través de ella sus pensamientos, mandando el mensaje de que sí, si Narcissa era seleccionada para Gryffindor, él cuidaría de ella.
Andrómeda captó el mensaje y le agradeció con la mirada.
Finalmente, volteó a su izquierda, para encontrar a su primo Regulus con la mirada perdida, pero enfocando cada cierto tiempo a Narcissa, pendiente de su selección.
-Es una buena opción para ti. Siento tu ambición, buscas la grandeza de tu familia y también tu astucia para salir ilesa de situaciones difíciles... Sí, podría ser, sí-
Narcissa escuchaba lo que el Sombrero decía, jamás esperó tener tantas cualidades, no se creía capaz de tanto.
El Sombrero Seleccionador volvió a hablar, está vez, en voz alta de nuevo.
-Sí... ¡Sí, lo tengo!-
La curiosidad estaba a punto de matar al alumnado. La tensión era tan palpable y densa que podías respirarla.
-Tu casa será... ¡SLYTHERIN!- gritó por fin.
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En fin...
Hola
Y... Adiós porque me matan jajaja
La verdad jamás creí que mi historia tendría tantas vistas.
Creo que una de las razones del abandono a este fanfic fue que como nunca vi un avance ni la popularidad que como puberta esperaba, me desanimé.
Aunque ahora veo que sí tiene aunque sea unos cuantos y los quiero y aprecio por ello. Espero que sigan aquí.
:3
🖤