- ¿Te gustan? – Me gire sonriéndole y asentí – hoy tengo una junta, me gustaría que después les enseñaras la agencia.
- Claro – Mire el reloj y al girarme vi en la entrada a un grupo de personas – creo que ya te están esperando allí. Estaré por aquí para lo que puedas necesitar.
Me dio las gracias y se fue a recibir a aquel grupo de personas. Estaba comenzando a llover y vi como una chica aparecía por la puerta tapándose con unos periódicos, iba a ir a orientarla cuando me fije que era Maite. Fui hacía ella y la abrace, humedeciéndome un poco la blusa, en ese momento llego Alfonso y nos saludo. Aquel pequeño detalle no paso desapercibido ante él…
- Vengan conmigo, vamos al comedor a tomarnos un café. Rubén si Oscar me necesita me avisas por favor.
Rubén asintió y los dos me siguieron hasta el comedor. Nos sentamos en una mesa que daba a una pequeña ventana y pase una servilleta intentando secar la pequeña marca de humedad que había quedado en mi blusa. Alfonso y ella se sentaron enfrente y observaba como él contemplaba mis pechos una y otra vez.
- Dulce quiere irse de la ciudad.
- ¿Por qué? – Ante aquello deje de prestarle atención a Alfonso - ¿Ocurrió algo?
- Seguro que lo adivinas… se peleo con Christopher. Ya sabes que los dos se quieren mucho pero también son puro carácter y cuando discuten corre la sangre.
- Él problema de ellos dos es que no se sientan hablar – Los dos miramos a Alfonso que estaba tomando su café y siguió explicándonos – tendrán su carácter, por lo que he visto yo no lo pongo en duda. Pero en una pareja lo primero que tiene que haber es confianza, comunicación y respeto. Todo el mundo pasa malas rachas y el problema llega cuando se intentar huir de ellos.
- Precisamente por eso los problemas se hacen cada vez más grandes –
Maite lo interrumpió - ¿Acaso tu los enfrentas a la primera?
- Si es necesario sí – Soltó la taza y una sonrisa se dibujo en sus labios – cuando alguien quiere algo de verdad lucha por ello. Si Christopher y Dulce se quieren recapacitarán y solucionarán todo lo que tengan.
- ¿Por qué te escuchas tan maduro pero nos comportamos de una forma tan infantil? – Alfonso me miró seriamente, yo baje la mirada – hablare con ella, seguro y fue un malentendido.
- ¿Y ustedes dos siguen con ese comportamiento? – Miramos a Maite que nos sonrío – No se a que esperan para solucionar todo este tema con Oscar. Y Alfonso te voy a decir una cosa, como utilices a mi amiga ya puedes comenzar a correr porque no me va a quedar ni un lugar donde te busque para…
- ¡Maite! – Genial, ¿Utilizarme? Ya le había dicho entre palabras que yo sentía algo por él – mejor cállate.
- ¡Anahí! – Oscar entro al comedor y vino junto a nosotros, todas aquellas personas se quedaron en la entrada – hola chicos – Los sonrío – mi amor ¿te importaría enseñarles las instalaciones? Aquel hombre de la corbata azul es muy arrogante pero podrás con él.
- Estupendo – Me puse en pie – me encantan los retos, tú mientras… quédate con tu hermano y Maite.
Avance segura de que Alfonso y Maite no podrían hablar con Oscar delante. Fui mostrándoles cada lugar, aquel tipo que me había mencionado Oscar no paraba de intentar sacar algún desperfecto, gracias a dios sabía como responderle en el momento adecuado y de la forma adecuada. Cuando finalice los deje en el hall de la agencia y me fui a mi oficina, por suerte tenía siempre una blusa de recambió en uno de los armarios. Comencé a desabrocharme los
botones de la que llevaba y sentí como alguien entraba…
- Era insoportable, no sé como lo has soportado en la junta – me gire y Alfonso se acercó a mí, me quede paralizada y él termino de desabrochar los dos botones que quedaban - ¿Qué haces aquí?
- Oscar se ha ido a despedir a ese hombre tan despreciable que dices –
Paso la yema de sus dedos por mi vientre – he estado hablando con Maite.
- ¿Qué? – Me dirigí al armario y cogí la blusa que me iba a poner - ¿Se puede saber que te dijo? Ella... ella lo agranda todo.
- Creo que eres tú quien lo agranda todo – Se pego por la espalda a mí y pude notar su miembro rozando mi trasero, me estremecí por completo – creo que deberíamos tratar alguno que otro punto.
En ese momento tocaron a la puerta, lo separé de un empujón y me puse la camisa. Por suerte era Maite, venía para avisarnos de que Oscar estaba de nuevo desocupado. Alfonso se froto su codo ya que se había dado contra un mueble por mi culpa, me acerqué un poco a él pero se fue de la oficina. Me senté y Maite lo hizo al lado mío mientras me rodeaba con su brazo…
- Ya es hora de que pongan rumbo a esto.
- ¿Qué le dijiste? – Con lágrimas en los ojos - ¿De que hablaron?
- Esto se les ha ido de las manos a los dos… yo no seré quien te diga lo que me ha dicho. Él debe decírtelo de su propia boca, agradéceme que al menos le abriera los ojos.
- ¿Debería?
En ese momento entro Oscar y se quedo mirándonos. Maite se levantó, se despidió de mí y se fue. Él vino e intento averiguar el porque de mis
lagrimas, pero no quise decirle nada ni inventarle algo que lo tranquilizara. En la tarde aproveche que salía antes para ir a ver a Christopher, al final decidió ir a buscar a Dulce a su casa para solucionar todo. Vi a Oscar por la calle, iba junto a Verónica y Alfonso; estos de la mano. Una rabia inmensa se apodero de mí, me acerque a Oscar muy decidida y comencé a besarlo con garra. Él correspondía al beso totalmente, cuando me separé Verónica sonreía sin parar y Alfonso mantenía la mirada e el suelo mientras tenía su puño cerrado.
- ¿A que se debe esto mi amor? – Sonriéndome.