La princesa de Hielo (Evitand...

By Sentidos

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Maite Valle es por mucho la persona mas fría y cerrada en su internado, sin amigos y temida gracias a los var... More

✓ Cap 1: Compromiso absurdo
✓Cap 2: Una curiosa promesa
✓Cap 3: Confusión
✓Cap 4: verdaderas intenciones
Cap 5: ¿El culpable?
Cap. 6: La verdad
cap.7: exposición saboteada.
cap 8: Mas aliados
cap 9: Una sorpresa tras otra.
Cap 10: Algo que pueda hacer
Cap11: El presente es el resultado del pasado.
cap12: ¿tu eres el camaleon?
cap 13: Resolución
Cap. 14: ¡Malas noticias!
cap 15: no quiero ser una fugitiva
Cap. 16: las notas, la fiesta y el piano
Cap.17: Me sacrificare por ti
Cap.18: El monstruo interior
Cap. 20: Nací listo...
cap. 21: ¿En que estaba pensando?
cap. 22: Diciembre ¿porque te tardas tanto?...
Cap. 23: Plan "B"
Cap.24: Operación rescate
Cap.25: por fin despertó (parte1)
cap 26: por fin despertó (parte 2)
Cap 27: El baile
Epilogo
Aviso: Edición

cap. 19: Flor de loto

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(REIKO)

 Estaba decidido, no había marcha atrás, eso de seguir en la cobardía, escondida de todo lo que pareciera amenazante o aterrador tenía que terminar. Reuní todo el valor que puede una chica de diecisiete años que siempre ha sido protegida por terceros ya sean mis padres, guardaespaldas y por mucho que me avergonzara admitirlo, mis amigos siempre estaban defendiéndome.

La última cosa que no pude pasar por alto fue el sacrificio que tuvieron que hacer Maite  y Leonardo, ellos expusieron sus vidas durante mucho tiempo y lo siguen  haciendo, sabe Dios donde estará el prometido de mi amiga y ella seguro no descansa porque quiere recuperarlo. Por mi parte podría decirse que me escondo como la cobarde que soy pero eso estaba por acabar.

Termine mi maleta, aún quedaba una semana de vacaciones para entrar a tercer año, quería llegar lo antes posible y decirle a mi amiga cuanto me arrepentía por mi cobardía y que podía contar con mi ayuda en cualquier momento, claro después de convencer a mi padre de dejarme ir.

Avise a Sofía de mis planes y dijo que había estado pensando en lo mismo pero que su padre no estaba en casa y no podía irse sin decir nada, la pobre es tan impulsiva, seguro se estaba casi muriendo por no poder salir en el primer momento que se le paso por la cabeza regresar al internado.

"Vamos Reiko" me dije a mi misma para darme valor y es que estar parada frente a mi padre no era tan fácil, su presencia era algo dominante y su cara de dureza dejaba ver lo mucho que le disgustaba que alguien le llevara la contraria y eso era lo que su "pequeña flor de loto" estaba a punto de hacer.

— Señorita Yamaguchi ¿busca al señor Yamaguchi?—pregunto la secretaria de papá en cuanto puse un pie frente a su escritorio, era una mujer algo formal con casi ninguna arruga a pesar de ser de la edad de mis padres.

—Si— respondí esperando que estuviera desocupado.

— pase en un momento llegará, en este ínstate está en la sala de conferencias— dijo con una breve y casi imperceptible inclinación mientras me señalaba la puerta.

Imité su movimiento y entre en la oficina de mi padre que como era de esperarse tenía un amplio sillón de cuero totalmente obscuro ¿cuánto podría tardarse papá? ya eran las ocho y treinta y mi vuelo salía en una hora y media, empecé a impacientarme y justo cuando ya no aguantaba más la puerta se abrió.

—Reiko mi pequeña flor de loto ¿porque no me dijiste esta mañana que querías hablar?— dijo mostrando su cálida sonrisa que solo le mostraba a su familia.

— padre quiero decirte algo... sabes que siempre te obedezco sin cuestionar pero en esta ocasión tendrás que disculparme... yo no puedo seguir escondiéndome y dándole la espalda a Maite, no es honorable, ella se arriesgó varias veces por mi causa y bueno...— quería seguir con mi no muy ensayado discurso pero él me detuvo.

— Reiko siéntate— dijo con una expresión seria— sabes que ella es peligrosa te dije claramente hace cinco meses que no quería verte cerca suyo y estoy contento porque me obedeciste pero no puedo permitir que hagas locuras— dijo en tono severo.

— en verdad lo lamento pero como debes comprender, padre, mi orgullo no me deja seguir así, soy una chica lista y lo sabes... sé exactamente qué sucede no puedes ocultármelo y como tu ayudaste en el pasado quiero el honor de hacerlo también—

—Eres tan insistente— dijo mientras se recostaba en su enorme silla.

— entonces me voy, el vuelo que reserve está a punto de salir le debo mucho a Maite y sé que ella me necesita más de lo que aparenta— dije como si él no supiese de mis planes desde el principio.

— Solo cuídate y si algo sale mal ya sabes que te irás directo a Tokio antes de lo planeado— me advirtió mientras salía de su oficina.

Salí a toda velocidad y me subí al coche con la esperanza de llegar a tiempo para tomar mi vuelo, el chofer era muy habilidoso y me dejó a tiempo en mi destino. En el avión por fin sentí algo de aire entrar en mis pulmones, si seguía siendo una miedosa y eso de viajar sin un guardaespaldas era nuevo para mí, todos se miraban amenazantes pero sabía que mi mente me jugaba trucos.

No tenía que preocuparme, sabia cuatro estilos de defensa personal diferentes, si alguien quería tocarme podía defenderme, pensé "mi estatura es pequeña pero mis reflejos son buenos" y con eso relajé mis músculos faciales lo suficiente para parecer tranquila.

Como era de esperarse me perdí cuando intente tomar un taxi, me regañé a mí misma por no hablar elegido algo más cómodo para vestir, traía ese trajecito blanco que me regalo mamá y el bléiser rosa pálido que tanto me gustaba con unos zapatos crema de tacón bajo, que me estaban matando.

Nadie me enseñó a tomar ningún taxi, decidí caminar hasta encontrar un lugar más desahogado donde podría conseguir que se dignaran a subirme, pero después de un rato recordé que no me sabía la dirección de la escuela, por supuesto que el peso de mi maleta se estaba haciendo una carga a pesar de tener llantitas.

Un poco de lucidez entró en mi cerebro y decidí buscar la dirección en mi teléfono que por desgracia se me descargó sin que lo notara antes, sentía ganas de gritar. Podía resolver un difícil examen de cálculo en minutos, entrar en un ordenador con la más alta seguridad sin ser detectada, memorizar y comprender cualquier información pero allí estaba completamente perdida y sin saber qué hacer.

Algo en los edificios me pareció familiar, no sabía porque pero me resultaban conocidos, seguí guiándome por las imágenes que parecía recordar y de pronto entendí la razón, hace siete años intentaron secuestrarme, varias veces, pero una de esas mi guardaespaldas Rafa-san lo descubrió y me escondieron en su casa con su familia hasta que no hubo peligro, fue divertido pero jamás volví a verlos porque él se retiró para estar más con los suyos.

La casa de Rafa-san debía estar cerca pero algunas cosas ya no se veían igual, camine más y más parecía ser mediodía porque mi estómago se sentía vacío. Un coche se detuvo y unos tipos, feos por cierto, bajaron diciendo que me daban "un aventón" como si fuera tan ingenua como para creerles.

¿Qué hubiese dicho mi amiga Maite en una situación así? de pronto lo supe ella diría pero no se vería realista si saliera de mi así que dije— estoy por llegar, gracias— y seguí mi camino.

Pero el coche me seguía de cerca, me puse nerviosa y seguí caminando pero con más prisa, deseando que esa casa estuviese cerca, doble en una esquina y la vi, seguía prácticamente igual, crucé corriendo y toqué la puerta con desesperación.

Algo no estaba bien, me equivoque de casa allí solo Vivian una pareja de ancianitos que no tenían ni idea de quien podría ser Rafa-san, salí con mucha vergüenza de su propiedad y seguí avanzando por la acera el coche seguía persiguiéndome a distancias cortas pero los ignoré. No había llegado al lugar correcto pero no estaba tan perdida porque seguía reconociendo los alrededores.

Los muchachos de antes volvieron a pedirme que subiera a su coche y me volví a negar y uno de ellos me tomó del brazo con insistencia, mala idea por su parte, en un movimiento rápido le disloqué el hombro.

—Disculpen pero de verdad me están molestando, ya les dije que puedo llegar sola y sobre ese hombro dislocado pueden acomodarlo en un hospital— Dije mientras me apartaba con gran velocidad.

Por fin llegué esa debía ser la casa correcta no había cambiado en casi nada y aunque era algo similar a la anterior no podía equivocarme en esta ocasión, respiré hondo y presione el botón del timbre, pero pensaba que quizás Rafa-san se había mudado o el lugar podía estar solo. 

Los molestos del coche me pisaban los talones y tenía miedo pero la puerta no se habría, volví a presionar el timbre y mis perseguidores ya se estaban bajando cuando por fin se abrió lentamente y alguien alto se puso en frente, un alivio me recorrió el cuerpo, debía ser él, mi ex guardaespaldas.

—Rafa-san...— me detuve cuando vi que la persona frente a mí no era el— ¿Luca?

Él se quedó mudo mientras me veía con incredulidad, de pronto me empecé a preguntar qué aspecto tan lastimoso debía tener después de caminar tanto y con maletas por las calles, pero sabía que eso le importaría en lo más mínimo a una persona como él, lo más intrígate era ¿qué hacía Luca en casa de Rafa-san?

— ¿Rafasan?...más importante ¿cómo llegaste aquí?— me respondió con asombro.

—Yo me perdí— dije con mucha vergüenza— y me persiguen ellos— soltó mi boca sin pedirme permiso.

Luca miró hasta el coche que era azul chillante, no me había fijado en el color antes, y su cara se puso seria, dio un paso haciéndome retroceder y me pasó tras él, por un instante intercambio una mirada de miedo con mis acosadores hasta que se fueron.

—Ven conmigo— dijo tirándome de un brazo y tomando mi equipaje.

Me senté en un sillón bastante cómodo pero me sentía extraña, algo nostálgica porque evidentemente esa era la casa de mis recuerdos, Rafa-san tenía una foto familiar en la pared y lo que no se me pudo ocurrir se mostraba claramente, Luca era su hijo.

—Mi mamá hizo Limonada— Me extendió un gran vaso uno de los hermanos de Luca.

—Gracias— tome el vaso— ¿Rafa-san no está aquí?— pregunte mientras el resto de la familia se sentaba en los sillones restantes.

—No, está trabajando pero llegará para la cena— respondió Ana.

—Ah...— dije y el silencio incomodo se hizo presente.

Notaba como todos me veían con demasiada curiosidad, Luca tenía dos hermanos mayores, Gabriel y Daniel, lo cual era curioso porque bueno conozco a algunas chicas que se llaman igual que esos tres. Después de ese silencio incomodo alguien habló.

— Bueno entonces ¿eres novia de ese?— dijo Daniel mientras señalaba a Luca.

— ¡NO!— dije poniéndome de pie y como un tomate — que mi padre jamás les oiga decir algo parecido, no tengo permiso para...— una risa burlesca y carcajadas me interrumpieron.

No me di cuenta que caminaba en círculos mientras hablaba y mis anfitriones me tomaban como una extraña chica extranjera de la que era fácil burlarse.

—Tranquila mis niños son algo pesados con sus bromas pero creo que tu reacción podría incomodar a Luca ¿tan estricta es tu familia?

Pues la verdad si, las costumbres familiares eran bastante antiguas y estrictas además mi personalidad era demasiado tímida y obediente como para aventurarme a ir en contra...

— ¿Niños? mamá si Daniel, ya es un ingeniero y Gabriel está a punto de graduarse como dentista ya no somos niños, Reiko es una amiga, algo despistada pero no tienen que interrogarla a parte ¿recuerdan que ella ya había estado aquí?— interrumpió Luca.

Yo también empezaba a recordar sus rostros y es que los años en ocasiones cambian la apariencia de las personas. Daniel, Gabriel y Luca no eran para nada feos pero tampoco eran los más guapos del planeta pero había algo en ellos que los hacía que los miraras más de una vez. Las bromas pesadas, no estaba acostumbrada a ellas y por alguna razón Luca lo sabía.

— sí, claro que nos acordamos— respondieron entre risas.

Cuando por fin se calmaron pude tomarme un atrevimiento bastante grande pero sentía que si no decía como me sentía podría morir.

— Tongo...— hice una pausa ante la duda de si debía decirlo o no pero continué— hambre...

Y allí quebrante una regla de la familia “un Yamaguchi jamás pide caridades” mi familia se avergonzaría de mi si descubriera lo que acababa de pedir.

— ¡Somos unos mal educados mira que ¿cómo pudo pasar esto?, viene una chica que se perdió con todo y maletas caminando desde el aeropuerto y lo único que hicimos es darle limonada! —dijo Ana preocupada.

— sin tomar en cuenta que el viejo era su guarda espaldas— agrego Gabriel.

— y que es amiga de Luca— dijo Daniel.

—Pero la maleducada soy yo por pedirles…— Luca metió una galleta en mi boca y me miro como diciendo calla y come.

En un instante se fueron todos a la cocina a preparar algo, ya eran las tres de la tarde y me sentía débil por no haber desayunado ni almorzado nada, nunca pasaba hambre y era la primera vez que no contaba con nada en mi bolso para calmar mis ansias.

Me puse a pasear por la sala, gustaba de ese lugar acogedor, pequeño comparado con mi casa, lleno de figuras de cerámicas en las mesitas y fotografías de los que parecían momentos importantes para la familia, en un mueble reposaba un violín que le di como despedida a Rafa-san cuando renuncio, de pronto sentí un deseo incontrolable de tocarlo.

El violín era mi favorito y no se me daba mal tocarlo, tome el arco y acomode el  instrumento, las notas sonaban bien, seguro lo afinaban con regularidad. 

—Así que también se te da bien el violín— la voz de Luca me tomó por sorpresa.

—Algo...— sonreí nerviosamente— lo siento por haber husmeado

— Eso me tiene sin cuidado pero algo me preocupa ¿qué tienes pensado?

— Yo quiero ayudar a Maite, sé que se ha portado cruel para alejarnos porque cree que es peligrosa para nosotros así que me vine una semana antes para hacerla entrar en razón— dije más seria y con confianza.

— Creo que pensamos igual pero ella no quiere ayuda, se ve claro que lo que pasó con Leo afectó demasiado a esa chica, intenté decirle que no fue su culpa, mi amigo es un imprudente de primera pero no quiso escúchame es tan...— se detuvo antes de soltar un insulto.

— ¿Terca?— dije molesta— deberías ponerte en su lugar Luca... perdón por... no estoy molesta contigo es que hace cinco meses que ella lo busca sin descanso y nosotros ¿qué?

— Creo que el hambre te altera, estoy avergonzado igual que tú por ser un idiota que no pudo ni cuidarse solo y dejar a una chica tomar la responsabilidad... planeaba ir mañana y poner todo mi empeño en convencer a Maite— respondió.

La cena debía estar lista porque el olor a comida inundaba la casa, solo esperaba que no fuera carne porque entonces tendría que ayunar hasta conseguir comida vegetariana.

—Luca, Reiko vengan— nos llamó Ana.

—Luca dijo que eres vegetariana entonces decidimos preparar algo que pudieras comer— dijo Gabriel.

Ese día comí la Pizza vegetariana más deliciosa de toda mi vida pero ¿cómo supo Luca que soy vegetariana?

— ¿CUANTAS VECES TENGO QUE DECIRLES QUE NO MUEVAN MI VIOLIN?— gritó alguien desde la sala. Había olvidado poner el instrumento en su lugar y ese que gritaba seguro era Rafa-san.

Mis ojos de llenaron de lágrimas por haber hecho que se enfadara, ahora no se alegraría por verme, seguro estaría furioso, tenía que disculparme. Camine hasta poder verlo de espaldas.

— Lo siento Rafa-san ha sido mi culpa...

Él se giró y con asombro me observó mientras se acercaba y sin poder articular palabra alguna veía a su familia parada tras de mí y después me miraba hasta que pudo hablar.

— ¿Rei-chan?... ¿qué haces en este lugar?

— Podrían explicarnos que es eso de “Rafasan y Reichan” que yo no puedo ni entender si son apodos algún nombre clave— Luca parecía bastante interesado en descubrir algo tan sencillo.

— A ver… ¿Cómo te lo explico? se trata de honoríficos, veras tu papá se llama Rafael pero de niña yo le decía Rafa y agregaba el honorifico San por eso queda como Rafa-San y él para que me sintiera cómoda teniéndolo siempre vigilando de cerca me decía Rei agregando el chan— Mi explicación fue algo corta pero parecía suficiente.

—Bueno me parece que entiendo.

—Ahora podrías explicarme a mí como es que estas en mi casa ¿Tus padres lo saben? quiero pensar que no te escapaste— Rafa-san estaba muy preocupado.

Después de explicarle toda la historia no muy convencido y temiendo por la seguridad de su hijo y la mía nos dijo que podíamos ir y hacer lo que quisiéramos mientras no intentáramos hacernos los héroes.

Los Hernández no eran una familia millonaria como muchos de mis conocidos pero tenían corazón de oro, a pesar de presentarme de sorpresa en su casa y pedir comida sin más, nunca me vieron con fastidio ni se quejaron, Ana me prestó una ducha después de cenar para que pudiera  estar más fresca.

La noche llegó muy pronto y tobé que quedarme a dormir, eso fue algo que me incomodó, deberás que era una chica lamentable no merecía tanta amabilidad ahora les debía más a ellos que a cualquier persona con excepción de Maite y mis propios padres.

Por más que intente conciliar mi sueño no pude y rodé por la camita del pequeño cuarto de huéspedes hasta que alguien llamó a la puerta. Siempre usaba pijamas de ceda para dormir pero no podía presentarme ante nadie con esas pintas así que me puse una playera y un pantalón rápidamente para abrir.

— Deberías preguntar quién toca— me regañó Luca.

— Lo olvidé pero ¿qué pasa?— pregunte algo desorientada.

—Tu teléfono ya se cargó— me extendió mi celular, lo tomé.

—Gracias—

— Es raro verte con ropa desalineada y el cabello hecho un desastre— dijo riendo mientras se perdía en la oscuridad de las escaleras.

Bien, acababa de romper una regla de mi familia "toda Yamaguchi es una dama sin importar la situación" ahora parecía un desastre, sin maquillaje, despeinada, ropa desconvidada y descalza ¿cuándo iba a parar esto de quedar en ridículo frente a los Hernández? primero le cambie el nombre a Luca cuando me ayudó con las compras del proyecto y cuando intento evitar que me atropellaran lo empujé porque me tocó, después de eso no le volví a hablar por vergüenza, el que se disculpo fue el, cuando tropecé y estuve a punto de caer entre las espinas de los rosales el me salvó, el día del partido ahuyento a Vanessa y sus pesadas amigas cuando intentaron intimidarme y la lista se hizo mes grande hoy.

Seguro los Hernández pensaban que no era nada más que una niña mimada que no podría cuidarse por sí misma y con la determinación de mostrar mi lado maravilloso al siguiente día me quedé dormida.

Mi celular sonó en la madrugada y con mucha dificultad contesté— Hola

— Reiko... ¿cómo estas pequeña flor de loto?— la voz de mi hermano.

— ¡Naoto!— él se esforzaba por hablar el español aunque no se le daba muy bien que digamos, entonces decidí hablarle en japonés.

Naoto estaba sorprendido por mi decisión de ser más valiente y apoyar a Maite, el realmente era un buen hermano, nuestra diferencia de edades es de veinte años y a pesar de eso nuestra relación es buena, vivir con él y su esposa kazumi cuando me mude a Tokio será fantástico si paso por alto que estaré bastante lejos de mis amigos.

Después de leer un poco de mi libro favorito me quedé dormida.

 

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Hasta aquí llega el capitulo 19 contado por Reiko, el próximo será narrado por Luca, por fin se sabrá lo que pasa por su cabeza.

Me dio algo de pena por Reiko, ella estaba decidida a ser de utilidad para su amiga pero se perdió y para colmo se le descarga su celular.

Les dejo una fotografia de la flor de loto

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