Estábamos ya acabando el ensayo, se oían nuestras respiraciones agitadas a causa de repetir una y otra vez sin descanso la nueva coreografía de la canción principal de Kratos, nuestro nuevo disco, pero sabíamos que no acabaría el ensayo hasta dentro de cinco minutos. Eso significaba repetir una ultima vez la coreografía, a pesar de estar destrozados.
-Una ultima vez, chicos - Dijo lo obvio nuestro líder N, cansado- Después descansaremos hasta mañana, si? -Sonrió intentando levantar los ánimos, mientras golpeaba delicadamente la espalda de Leo.
Recibió un "Si" desganado por parte de los demás miembros, pero no de mi. Yo me quedé mirando fijamente como N acariciaba la espalda de Leo y este le sonreía cálidamente, una sonrisa que sabía que yo nunca recibiría.
Algo hervía dentro de mi y mi estómago se revolvía: No me gustaba que N tocase a Leo, ni que Leo sea tan gentil y amigable con N, sonriéndole todo el rato. Pero claramente, yo no tenía derecho a decirles nada, puesto que a los ojos de Leo yo era simplemente un compañero o, como mucho, un amigo.
Leo.
Amo a Leo.
No sé cuando empecé a amarlo tanto, pero sé que ya llevo bastante admirando todos sus pequeños gestos. No sé cuando empecé a fijarme en sus notables sonrojos y en sus pequeños e inexpresivos ojos, pareciéndome los más hermosos de este universo, aquellos ojos que brillan como pequeños diamantes y resplandecen como el Sol.
Pero, al igual que me fijaba en sus gestos, no pasaba por desapercibido cuando sonreía ligeramente cada vez que miraba furtivamente a N, o cuando se la pasaban riéndose sin razón. Esa risa que yo tan pocas veces pude provocar era la misma risa que N provocaba simplemente mirándole o acariciando su cabeza. Sé que no mirará a Hyuk, Ken, Hongbin ni a mi de la misma forma nunca, pero no puedo hacer nada más que sonreír y pretender que no pasa nada, que no me he enamorado de un chico que sé que no me corresponderá porque ya está enamorado de otra persona que no soy yo.
También sé que Ken sufre. Sé los sentimientos que siente por mi, pero él sabe que no puedo corresponderle. Sé que llora, no porque no puedo corresponderle, si no porque quiere olvidarme y no puede, no es capaz de olvidar el amor que siente por mi. Puede ser egoísta por mi parte, que no debería seguir pensando en Leo, pero igual que Ken no puede olvidar su atracción hacia mi, yo no puedo olvidar a Leo.
Por eso, voy a practicar una última vez este baile, ignorando mi cansancio, ignorando el dolor de mi corazón, actuando como si mi sangre no hirviera de celos cada vez que Leo y N están juntos. Voy a pedirle perdón a Ken como es debido, sonriendo, quizás dejando escapar una lágrima, puesto que últimamente me cuesta sonreír ¡. Perdón por haberle maldito, que es lo más parecido a enamorarse de mi: una maldición; y perdón por hacerle llorar.
Voy a ignorar e intentar ocultar este sentimiento, intentar olvidar a Leo.