Sujetaba sus muñecas por encima su cabeza, sólo le bastaba con una mano para retenerlo a voluntad, lo suficientemente fuerte como para evitar cualquier golpe por parte del pelirrojo,
Mo desesperado, no dejaba de insultarlo mientras contraía sus piernas, flexionandolas y estirandolas con desesperación buscando a toda costa huir de aquella situación.
He Tian paso por alto los esfuerzos de Mo y aprovechando su mano libre levantó lentamente la remera blanca del colorado contemplando la piel clara y suave al tacto del pelirrojo.
...Tan pura... sin ninguna marca ni cicatriz, tatuaje o lunar... una piel perfecta que no tenía nada que envidiarle a ninguna mujer...
Siguió deslizando la tela hasta descubrir sus pequeños y rosados pezones que como delicados capullos tan apetecibles invitaban a ser chupados y succionados para dejarlos rojos e hinchados.
Éste y más pensamientos sucios se reflejaban en la mirada de He Tian que no pudiendo evitar seguir sus instintos dedicó una lamida desde el ombligo hasta el pecho del menor dejando un rastro húmedo de su saliva, la cual hizo erizar la piel del menor que arqueo la espalda al primer contacto.
—B-Bastardo...—
Insultó casi en un susurro, girando su rostro y cerrando fuerte sus ojos al sentir la biscosa lengua contra cuerpo.
El pelinegro decidió soltar las manos ajenas, no por el hecho de incomodar al menor, sino por el hecho de que sin sus dos manos a disposición sería incapaz de saborear a gusto el cuerpo del colorado el cual lo tenía cautivado.
Guan Shan una vez sintió sus manos libres, sin dudar un segundo comenzó a golpearlo y empujarlo con fuerza lleno de vergüenza y enojo pero sin suerte ya que el pelinegro respondió deteniendo con buenos reflejos los golpes que este intentaba propinarle y evito su huida pegando su cuerpo al ajeno para encontrarse ambos rostros a centímetros del otro.
—No vas a huir...—
Pronunció sensual sobre sus labios los cuales He Tian buscó besar una vez más y fue recibido con unas palabras secas y llenas de odio.
—TE ODIO—
Lo miró desafiante,pero sabía que en el fondo todo era una fachada, en el fondo de sus ojos llorosos se notaba un alma frágil, gritando por ayuda muy en su interior.
—MUERETE UNA Y MIL VECES... PERVERTIDO—
Dolió...
No quería admitirlo pero realmente había dolido, más allá de cualquier golpe o patada que pudo haberle propinado por sus acciones...
Y aún así...
(...)
Llegado a un punto, GuanShan dejó de resistirse, dejando de golpear e insultar notando que era completamente inútil...
Se sintió tan impotente al darse cuenta que aunque lo intentara con todas sus fuerzas ni en una situación así era capaz de oponerse a ese demonio...
Lágrimas silenciosas se hicieron presentes en los ojos de Mo escondiendo su rostro avergonzado con su brazo mientras se resignaba a lo que le deparaba ese día.
He Tian estaba embriagado por la lujuria,
no podía evitarlo, su olor, las contracciones de su cuerpo, todo lo envolvía en un transe del cual no quería despertar.
La primera fue una mordida cerca del pezón izquierdo, el cual no perdia oportunidad de apretar con sus dedos mientras su mano derecha bajaba suave por la cadera ajena.
El tiempo corría tan despacio y las caricias tan lentas haciendo insoportable la situación para el menor.
Marcas de mordidas y chupones estaban siendo dejadas en su estómago y pecho el cual subía y bajaba agitado producto del miedo y nerviosismo.
Su cuerpo sudaba y sus manos temblaban mientras insultaba en voz baja con la poca voluntad que le quedaba.
Ya sin fuerza tomó los cabellos negros de He Tian como si se aferrara a la esperanza de que lo dejaría en paz al menos por esa tarde.
—Bastardo... Pervertido—
Susurró entre sollozos apretando más sus cabellos entre sus dedos.
—Voy a matarte! Te mataré...!—
Exclamó esto ultimo abriendo lentamente los ojos para mirar al pelinegro el cual ignoraba sus amenazas centrándose unicamente en su cuerpo recorriendo con su larga lengua la cintura costillas y axila del menor.
—VIOLADOR! ENFERMO!—
Grito entrando en pánico al ver como este buscaba bajar sus pantalones con sus manos.
—NO TE ATREVAS! NO LO HAGAS!—
Intentaba desesperado frenarlo con sus manos.
—¡NO QUIERO HACERLO!
NO QUIERO...! Por favor...—
Sus miradas se cruzaron una vez más en ese momento, los ojos llorosos de Mo Guan reflejaban horror, pánico y desesperación...
¿Cómo no estar así teniendo a un hombre entre sus piernas queriendo desnudarlo en su cama?.
Lo supo en ese instante, sólo llegado a ese punto crítico con él entendió el motivo por el cual no podía escuchar a la razón en su cabeza.
El hecho de no detenerse después de tantas súplicas, de tanto llanto, de tanto forcejeo...
Sentía una fuerte atracción, tan fuerte que lograba dominar su autocontrol con tanta facilidad.
Mo GuanShan lo estaba cambiando...
Y eso quizá a la larga terminaría dañándolos a ambos.
La seriedad en su rostro no cambio en ningun momento, era bueno para ocultar sus emociones, se arrodilló en la cama y guió su mano para secar las lágrimas de Mo Guan tan gentilmente que logró dar un respingo del miedo al pelirrojo.
Dijo que lo odiaba, pidió que se detuviera...
Y aún después de todo la punzada en su rostro nunca se detuvo.
Apartó con fuerza la mano ajena... no quería ver ni sentir cerca el cuerpo ajeno.
He Tian lo había humillado por completo... Había pisoteado su dignidad burlándose de la forma más asquerosa posible.
Era un demonio desgraciado!
¡Maldecía una y otra vez el día en que sus vidas se conectaron!
Pero sobretodo odiaba su propia incapacidad para luchar contra ese maldito...
Con ira en sus ojos acomodaba sus ropas empujando el cuerpo del pelinegro con la fuerza de sus piernas lo suficiente para tocar la pared de su cuarto y la cabecera de su cama.
He Tian no lo detuvo en absoluto, se dedicó a observar... cada uno de sus expresiones y movimientos, sus lagrimas contenidas, sus ojos rojos, su sonrojo, su sudor, su cuerpo contraido, sus piernas flexionadas.
Las marcas de sus dientes y los chupones tardarían varios días en desaparecer pero lo que había paso en ese cuarto por mucho que ambos quisieran no desaparecería de la mente de ninguno de los dos.
—Vete de mi casa—
Soltó con una voz quebrada ladeando la cabeza a un lado para evitar verlo a los ojos...
He Tian se levantó de la cama y camino hacia la puerta sin emitir palabra alguna...
Había metido la pata una vez más, sus instintos más primitivos tomaron el control logrando arruinar todo otra vez.
[...]
La rutina se vio normal los días siguientes, como era de esperarse de alguien tan apuesto como He Tian, las chicas lo rodeaban en cada receso admirando su talento para el baloncesto y preguntando sobre sus gustos personales con la posibilidad de saber más del peli negro y así acercarse aunque sea un poco más a él.
Tan superficiales...
No eran capaces de ver más allá de lo que sus ojos reflejaban pues si así fuera habrían notado la forzada sonrisa y amabilidad que en ese día en particular le estaba costando más al peli negro aparentar.
Ya se estaba comenzando a estresar entre tanta charla casual así que decidió sacarle provecho a la situacion y preguntar por el pelirrojo, que resultaba ser compañero de dos de las chicas con las que estaba hablando las cuales aliviadas le contaban que Mo Guan había faltado ya hace tres días y esperaban no volverlo a ver pues siempre causaba problemas.
—Parece bastante malo por lo que dicen no?—
Respondió con una sonrisa falsa y sus ojos afilados, las chicas asintieron efusibas enumerando las maldades que había echo en las clase mientras He Tian escuchaba, por primera vez en ese día, con atención.
Llegado el fin de las clases, el peli negro camino por las calles para dirigirse a su departamento, su estómago gruñia y con mala gana decidió hacer una parada y meterse al supermercado más cercano a comprar comida instantánea como era su rutina antes de los estafados de carne del pelirrojo.
Con el canasto del super en mano miraba el estante con asco eligiendo los sabores que parecían más apetecibles, caminó hacia la caja y pagó los productos para salir por la puerta automática metiendo el cambio en su bolsillo listo para seguir su camino.
Era extraño, la sensación de soledad al llegar a su departamento curiosamente se hacía más notoria desde que Mo Guan Shan ya no visitaba el lugar.
"MALDICIÓN"
Pensaba He Tian al darse cuenta lo afectado que estaba por todo el asunto.
Llevado por una ira surgida de golpe arrojó con fuerza la bolsa de las compras contra la pared.
La soledad era su único testigo, pateo una silla cercana y arrojó su mochila contra el suelo.
Apretó sus puños y contrajo sus labios como si se contuviera de golpearse así mismo.
Si tan sólo se hubiera detenido en aquel momento... Sino hubiera acariciado su piel, besado sus labios... Marcado su cuerpo...
quizá... tan sólo quizá...en ese mismo momento...
ÉL ESTARIA A SU LADO...
Continuará...