Invierno.
Ya estában en invierno, y Naruto no sabía que desición tomar aún, seguía esperando a Sasuke, tal vez llegara, tan solo... Tal vez...
24 de diciembre
20:36 p.m
Hacía una noche de invierno bastante fría, se tenía el presentimiento de que se desataría una tormenta, Naruto había llegado esa noche a su departamento demasiado tarde, les dieron el día libre, no obstante él se la pasó entrenando, pues la noche buena y la navidad no tenían nada especial para él. Al menos no si estás solo.
Entró a su departamento y cerró la puerta antes de quitarse los zapatos.
—Estoy en casa.— Murmuró sin recibir respuesta. Sonrió al no haber escuchado nada, por lo que se susurró a sí mismo "Bienvenido a casa." Tomó sus sandalias ninja y las comodó antes de entrar, quería darse una ducha, pero no le haría bien por tanto frío. Así que se dedico a revisar sus gabinetes, ya no había comida alguna, no había nada que pudiera disfrutar en ese momento luego de un día largo, por lo qué hizo un chasquido de lengua y las cerró casi dando un portazo.
—Tendré que ir al supermercado por más comida —. Murmuró para si mismo dando un suspiro, antes de salir de la casa, pasó por su cama, y observó la enorme ventana que llevaba la vista hacia las enormes cabezas talladas de los hokages. Pero simplemente se enfocó en el cielo, copos de nieve comenzaron a caer, haciendo ver a la noche más esplendida. Y fría.
Supuso que no le sería bastante con esas ropas, por lo que tomó una bufanda y se envolvió en esta, era lo único que tenía para cubrirse, era un bufanda vieja, que le había regalado Iruka-sensei por su cumpleaños hace dos años. Aspiró su aroma, olía a encerrado, no la sacaba hasta que eran los días de invierno.
Tomó las llaves de la casa y salió de ella. Al cerrarla con llave, se dirigió hasta el centro de la aldea, en donde se encontraba el mercado, admiró desde lejos la gran multitud de gente que se hacía a las afueras de este. Era mucha gente, no creía lograr pasar toda esa masa, claro, era 24 de diciembre, mamás comprando las cosas para la cena familiar.
Naruto se quedó pensativo unos momentos, ¿Y si mejor se iba? No, ya no tenía nada que comer. Un niño más pequeño que él corrió delante suyo, llamandole la atención ya que este lloriqueaba.
—¡Mamá! ¡Papá!
—¡¡Hijo!! —Gritaron ambos padres, ella agachandose para tomar a su hijo en brazos. —No vuelvas a soltar mi mano, pequeño. —Regañaba la mujer mientras su ceño fruncido desaparecía para dar un abrazo a su pequeño.
—¿Qué harás para la cena de esta noche, mami? —Preguntó el castañito mirando a su madre. Su padre habló.
—Ella hará su receta secreta para nuestra cena familiar — La madre rió y las tres personas se voltearon para irse a su casa. "Vamos, Naruto, ¿Por qué sientes celos de un niño pequeño?" Se regaño el Uzumaki mentalmente, sacudió la cabeza y miró hacia el cielo.
—Oi, dobe. —Le habló una voz familiar, Naruto no dudo en voltear para encontrarse con los negros ojos de el Uchiha. "¿Qué hace él aquí?, ah claro, él también viene por comida, él también pasa su navidad solo."
—¿Qué tanto me miras? — Preguntó el azabache frunciendo el ceño.
—¡¿Eh?! ¡Nada!
—Qué molesto.
—Oye, Sasuke. ¿Viniste por algo de comida?
—¿A qué más vendría? Usuratonkachii* Mis reservas se han terminado.
—También vengo a eso, ¿Quieres acompañarme? — Sasuke se resignó a acompañar a su rubio amigo hasta el supermercado, para ambos comprar su respectiva comida. Ambos compraron lo que les gustaba, Sasuke, vegetales y otras cosas, mientras que Naruto compraba ramen.
—Si sigues comiendo esa asquerosa pasta, va a hacerte daño. — Comentó el portador del sharingan frunciendo el ceño.
—¡Cálla! Es delicioso para mí. — Reprochó el Uzumaki abrazando su bolsa de plástico.
Ambos caminaban por la aldea para ir a sus casas. "Qué raro que Sasuke no se haya ido por su lado luego de salir" Pensaba Naruto. No le preguntó el preguntó el por qué. Una vez que llegaron a casa de Naruto este abrió la puerta para dejar pasar a Sasuke.
—¿Ah? ¿Quieres que pase?
—Por algo te estoy abriendo la puerta, ¿no, teme?
—Tsk.
Resignado, Sasuke entró a la casa de Naruto, esta yacía demasiado fría. Este cerró la puerta y se encaminaron a la sala, al ver el hogar del rubio, Sasuke no pudo evitar hacer una mueca de asco, el lugar estába hecho un desastre, ropa sucia, platos, vasos, cartones de leche, envolturas de sopas instantáneas. Un total asco.
—Iré a prender la calefacción. —Dijo Naruto antes de salir de la habitación, Sasuke en un impulso se puso a limpiar el cuarto, no fueron más de diez minutos en cuanto acabó, mientras que Naruto regresaba con una cara triste.
—¿Qué sucede? — Preguntó el azabache.
—Es que... No hay gas para prender la calefacción. —Dijo con una risilla torpe. —Oh... Haz limpiado el lugar, gracias Sasuke. —Dijo con otra sonrisa, Sasuke suspiró e hizo un jutsu para prender el fuego de la chimenea de Naruto. Este le agradecio infinitamente y ambos, se sentaron a comer sus respectivas compras después de eso, ahí tenías a Naruto cocinando su ramen, y a Sasuke cocinando una sopa de tallarines.
No pasaron muchos minutos antes de que ambos terminaran, el silencio era incómodo, pues Naruto no era de quedarse callado como si nada. Sasuke volteo a verlo, y no lo vió en su lugar, así que miró detrás de si, y lo observó arriba de su cama recargado sobre la ventana. Miraba hacia afuera, con los ojos abiertos sin alguna expresión en el rostro, Sasuke se acercó y le miró antes de ver hacia afuera.
No veía nada fuera de lo normal, era la misma aldea de siempre, solo que esta vez, teñida de blanco, y parecía un tanto azul por ello.
—¿Qué tanto miras? — Le preguntó el Uchiha ahora mirando al de ojos azules. Este tardó en responder.
—A los hokages. — Respondió dando una bocanada de aire hacia la ventana lo que provocó que se empañara un poco. Sasuke los miró, no veía nada extraño.
—¿Qué tienen los hokages? —Preguntó aún sin entender.
—Si te fijas bien, debajo de sus ojos se acumula la nieve y parece que están llorando.
—¿Y eso qué?
—De alguna manera me identifico con ellos. — Sasuke volteó a verlo, no sabía a lo que se refería, alzó una ceja. —Están allá afuera, tristes, porque no tienen con quién festejar la navidad, tienen frío, no hay nada que los cubra, no hay calor de nadie que les pueda dar, y por eso cada invierno... Lloran, porque ven a todos con sus familias, con sus sonrísas esta noche. No hay nadie que los acompañe en esta fecha que se supone es familiar, porque están solos. — Sasuke abrió los ojos y volteó su rostro hacia donde los hokages, Naruto tenía razón, la nieve acumulada bajo sus ojos daban la impresión de que lloraban. Através del cristal observó a Naruto sonreír. ¿Esto lo ponía feliz? —Pero esta noche... Estás conmigo. — Nuevamente Sasuke le volteo a ver. ¿Está con él? —En navidad, es la primera en la que no estoy solo. —Sonrió, ahora mirando a Sasuke, tenía razón, era navidad, y ninguno estába solo como acostumbraban cada fecha. Sasuke entró en un calor que le hizo erizar la piel.
No está solo.
—Feliz navidad, Sasuke. —Y en ese instante el reloj marcó las doce del 25 de diciembre. Naruto le sonreía.
—Feliz navidad, Naruto. —Regresó el Uchiha.
Esa fue la primera vez que no sentía el frío de la habitación calar en sus huesos, ni en su corazón, ese sentimiento de calidéz, aún que sus cuerpos no se tocaran, ese primer "Feliz navidad" en el momento exacto, el día exacto, y no días después. Era todo lo que tanto Sasuke como Naruto habían desedo en sus vidas, Sasuke deseandolo desde el fondo de su corazón y Naruto demostrandolo. Ahí se dió cuenta.
En esa sonrisa se encontraban los sentimientos más puros, más blancos, así como la propia nieve que llenaba el lugar ahora mismo. En esos ojos azules como el mar, resaltaban todo tipo de emociones. Mientras que detrás de las ventanas negras se escondían todas sus emociones, como sus expresiones, todos sus secretos, todos sus sentimientos.
Lo tengo a mi lado.
El invierno de aquella vez no estuvo solo.
Solo que este año no era así, lo frío de la habitación calaba hasta el fondo de su ser. No había fuego, ni calidéz, ni nadie con quién hablar. Ni nadie con quién comer. No había nada. Él no iba a venir, debería aceptarlo ya.
Miraba de nuevo la venta las cabezas de los hokages.
"Están llorando de nuevo" Pensó el rubio.
—Otra navidad solos, ¿eh?
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*No sé como se escribe.
Para darle emoción al capitulo léanlo con el video de multimedia.
Comenten, me harían feliz.