Orfanato Siete Hermanos

By NaneishkaB

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ADVERTENCIA: Esta historia puede ser fuerte para personas sensibles. NO estoy a favor de la violencia ni nada... More

Prólogo
Capítulo Dos:
Capítulo Tres:
Capítulo Cuatro:
Capítulo Cinco:

Capítulo Uno:

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By NaneishkaB

(Nate en multimedia)

La campana suena por cuarta vez en el día. Hora de almuerzo. Salgo del aula y llego al pasillo. Me encamino hacia las enormes escaleras principales que adornan el medio del gran orfanato. Me recuesto del pasamanos a esperar a que mis amigos lleguen. Mientras tanto, admiro la elegancia que se sitúa en cada uno de los rincones de lo que vendría siendo mi "Hogar".

Por suerte no tengo que esperar tanto, en medio de todos los huérfanos logro reconocer una melena rojiza corta y una castaña hasta más abajo de la espalda que van en mi dirección.

—¡Nate!, ¿Todo bien?— Dijo con su tono alegre Michelle, la pelirroja, al llegar a donde yo estaba.

—Ah... Sí... supongo— contesté con desdén colocando mi mano derecha tras mi cuello.

—Hey, ellos quieren vernos deprimidos. No podemos darles el gusto.— Intentó animarme Amy a la vez que colocaba su mano en mi hombro y me sonreía.

Las miré a ambas y no pude evitar sonreír un poco. Bajé mi mano y relajé mis hombros. Espero que nunca les suceda nada malo...

—Así te ves mejor— Rió Amy, haciendo que nos contagiara su risa.

Nos sentamos en las escaleras y así estuvimos unos minutos. Aún no podíamos marcharnos. Así que nos quedamos pensando en silencio. Aunque no es buena idea pensar mucho. Siempre intentábamos mantener nuestras mentes distraídas y evitar pensar en nuestro pasado. En la mayoría de los casos es mejor olvidar todo y comenzar de cero... O al menos intentarlo. Aquí en el orfanato, u "Hogar" como solemos decir, hay tantas historias, cada una parecida a la otra pero única en algún sentido.

—Bueno, rompiendo el momento incómodo... Vamos a comer. No vaya a ser que nos quedemos fuera como la otra vez— Anunció Amy a la par que se levantaba y nos miraba.

—Un momento, falta alguien... ¿Dónde está Mischa?— Me levanto de golpe. Giro en dirección al gran reloj que está en la división de las dos escaleras. -Ya ha pasado más de lo normal. Él nunca nos ha hecho esperar tanto.

—Es verdad... — Concuerda Amy.

—Vamos a buscarlo, su aula no queda muy lejos— Sugiere Michelle.

Asentimos y caminamos tras de ella. Subimos las escaleras opuestas a donde estamos sentados, aún había uno que otro niño por allí y una que otra persona vigilando que no nos escapemos... o por lo menos haciendo que vigilan. Seguimos por un largo pasillo y tres salones a la derecha. Nos asomamos por la puerta con cautela en busca de el pequeño ruso. Pero no había rastro de él. Nos alejamos de la puerta y nos posicionamos frente al salón en el medio del pasillo.

—Que raro... Nate, tu que lo conoces bien, ¿Dónde crees que esté?— Cuestionó Michelle.

—Sinceramente no lo sé. Él no lleva mucho aquí y dudo que se haya ido solo...— Comienzo a pensar en los posibles lugares que puede llegar a estar pero no se me ocurre ninguno...

—¿Y si verificamos en las fuentes?— sugirió Amy

—Puede ser, a Mischa le gusta el sonido relajante que emite... Pero hay cinco... ¿En cuál buscamos primero?

—Yo digo que deberíamos buscar en la principal, recuerda que no es horario de salir al patio— Sugirió Amy.

—Anda, pues vamos.

Bajamos hasta el patio principal que queda exactamente en el medio de el "Hogar". Habían bastantes niños reunidos almorzando. Rápidamente nos dirigimos a la fuente. Y allí estaba, mirando fijamente caer el agua. Pero se notaba apagado... Y su conejo de felpa estaba tirado en el suelo... se veía bastante raro... Esto es malo.

—¡Mischa!— Gritamos para llamar su atención; lograndolo.

Volteó hacia nuestra dirección sin expresión. Al llegar se abalanzó sobre mi y comenzó a llorar. Lo abrazo intentando consolarlo. Estabamos todos confundidos, nos mirábamos intentando formular palabra pero no sabíamos que decir. Mischa sollozaba sin parar. El repentino escándalo llamó la atención de algunos niños cerca.

—A ver Mischa, intenta calmarte y explícanos qué fue lo que pasó y así te podemos ayudar— Lo sujeté de los hombros y le limpié un poco la cara.

—M-Mischa estaba caminando y de la nada encontrarme con maestro...— comienza a llorar de nuevo... Vaya... Debió de haberle pasado algo muy malo. —Entonces, adulto decirle a Mischa "Muñecos ser para bebés" y agarró a Mint y-y-y— Me volvió a abrazar y comenzó a llorar.

—¿Y?, ¿Que pasó?— dijeron al unísono las chicas.

—Alejó a Mint de Mischa y con cuchillo abrir espalda de Mint y sacar algodón y tirarlo a la basura y reírse y...

—No puede ser...— Exhalé frustrado.

—Realmente ese conejo es muy importante para ti— concluyó Amy

—Sí,— bajé la voz —es el único recuerdo que tiene de sus padres... murieron en un incendio y él, desafortunadamente, lo tuvo que presenciar— susurré en el oído de Amy haciendo que ésta hiciera un gesto de impresión y abriera sus ojos a su máximo punto.

Michelle acariciaba la melena rubia/albina de Mischa. Amy se quedó mirando a Mint, el conejo de felpa. Y a mi me comía el coraje por dentro...

—Ah, venga. No sean dramáticos— anunció una voz masculina detrás de nosotros.

Lentamente volteamos. Ahí se hallaba el desgraciado que causó las lágrimas de Mischa, junto a una maestra y otros dos maestros. No entiendo qué hacen a esta hora en el patio. De todas formas, su presencia me transmitía inquietud y malestar. Odio se reflejaba en mis orbes color azul zafiro. Y sé que es él por la reacción repentina de Mischa, dejó de llorar, se separó de mi y miró fijamente a el hombre con sus ojos color azul/lilas.

—Monstruo...— murmuró Amy.

—¿Qué dijistes insolente? Atrévete a decirlo de nuevo si eres tan valiente— retó el hombre.

—Amy, tranquilizate— pareció más una súplica por parte de Michelle, la cual estaba detrás de nosotros con Mischa intentando alejarlo, lo sujetaba levemente por los hombros. Ambos sabíamos que ellos estaban ahí solo porque estaban aburridos y querían diversión... Pero Amy al parecer no.

—He dicho ¡Que Eres Un Monstruo!— eso hizo que se sorprendieran, incluyendo a los niños que ya nos miraban.

—Niña estúpida, ¡Cómo te atreves a faltarme el respeto!— Gritó colocándose en modo de defensa, aunque se notaba que estaba  disfrutandolo. —Discúlpate ahora y esto no irá más lejos. O mejor, si lames mi zapato tal vez lo reconsidere— Carcajeó lo último. Asqueroso.

—¡Tú eres el que se debe de disculpar con Mischa!— Esta niña, no sabe en lo que se mete. Ya todos estaban asustados. Poco a poco me acerco a ella por si llegase a suceder algo, que es lo más probable.

—Dale su merecido por malcriada— dijo la mujer bien arreglada.

—Deberíamos dejar que los superiores se encarguen— siguió uno de los hombres con cabello rubio.

—No sé qué hacemos aquí... No creo que sea adecuado...

—¡Shh! Silencio, de esto me encargo yo— Gritó perdiendo la paciencia el "elegante" hombre.

Se acercó amenazante en nuestra dirección. Traía su puño cerrado.

«Oh, no...»

Lanzó un puñetazo en dirección a Amy pero yo reaccioné más rapido. Logré interponerme en medio de ambos recibiendo todo el impacto en mi tabique. Caí de espaldas en los brazos de Amy; el sonido de impresión y gritos se logró escuchar por todo el lugar.

Mi vista se tornó borrosa. Pude sentir el liquido caliente y espeso salir por mi nariz, bajando por mi cuello y manchando todo mi traje. No escuchaba absolutamente nada. Mis ojos comenzaron a lagrimar y se me nubló la vista. Logré incorporarme luego de algunos segundos. Miré en dirección a Mischa y cuando me vió con la sangre lanzó un grito. Michelle lo sujetó y se sentó en el suelo.

—Já, fallé— mencionó el imbécil sacudiendo la mano llamando nuestra atención. Estaba alejándose poco a poco de espaldas pero aún mirándonos —Tienes suerte, pero para la próxima no te salvas...— Me miró de reojo y se fue riendo.

Estoy seguro de que estamos hasta el cuello. Justo cuando no podían empeorar más las cosas... Amy agarró una roca y con todas sus fuerzas la lanzó haciendo que le pegara en la cabeza, sangre saliendo rápidamente. Los dos maestros lo sujetaron y lo levantaron. La maestra se tapó la boca en acto de sorpresa.

—¡Maldito desgraciado! ¡No te tengo miedo idiota! ¡Ya me harté de su insensibilidad malditos sucios!— Tuve que sujetarla antes de que corriera a atacarlo. Se nota que no lleva mucho tiempo aquí. Sus cabellos miel volaban en todas direcciones a la vez que se sacudía, pataleaba y soltaba oraciones llenas de rabia.

Logré tranquilizarla, y por lo menos Mischa ya estaba más tranquilo también. Los maestros corrieron a la enfermería. Los niños que nos observaban apartaron rápidamente la vista y algunos ya habían salido corriendo a esconderse.

—Amy, no sabes en lo que te metiste— Dijo Michelle aterrada.

—Olvida eso. Hay que llevarte a la enfermería Nate...

—Voy a estar bien... No te preocupes Mischa, yo arreglaré tu conejo, ahora vayan todos a almorzar— Agarro a Mint, acaricio la melena de Mischa y comienzo a caminar.

—¡Mischa acompañar a Nate!

-Descuida, voy a estar bien- Suena la campana y todo el mundo comienza a correr en dirección a sus aulas. Se nos pasó la hora... Comienzo a alejarme dándole una última mirada a Amy y me quito la chaqueta. Me volteo y la coloco en la nariz, finalmente hago una leve presión para intentar detener un poco el sangrado en lo que llego a la enfermería.

—¡Oh Dios! ¡Niño! ¿Pero qué te sucedió?— exclamó la joven enfermera, de cabello largo negro amarrado en una coleta alta y ojos marrón chocolate, cuando me vió entrar todo manchado de aquel líquido carmesí. Mi camisa es blanca y mi chaleco es crema, eso hace que resalte mucho más. Pobre, no sabe que esto es una tontería comparado con otros casos.

—Vamos, siéntate— me dirigió hacia la camilla más cercana. —A ver, permíteme— aparto la chaqueta y acto seguido comienza a verificarme.

—Tienes suerte, no fue nada grave, solo queda esperar a que dejes de sangrar.Vas a tener una hinchazón en el área y al rededor de la misma. Te durará aproximadamente dos semanas, mientras tanto necesito que vengas mañana y dentro de dos semana, pues, estarás bajo mi observación— Me informaba mientras me colocaba una gasa en el área. —Te haré una excusa médica, no te preocupes. Mientras tanto, recomiendo descanso y colocarte hielo por encima de la gasa, nunca lo hagas directamente.— dicho esto me coloca una bolsita de hielo y yo la sujeto. Ha sido más amable que las otras... Al parecer es nueva.

—Muchas Gracias enfermera...— no se su nombre... Que vergonzoso... intento mirar su identificación pero ella me contesta antes de que pueda hacerlo.

—Watson, enfermera Watson— dijo sonriendo.

—Muchas Gracias, Enfermera Watson.

Con esto, agarré mi escusa, a Mint y me retiré silenciosamente de la enfermería. Al salir puedo notar que aún siguen en clase. Así que consideré ir a mi habitación a descansar como me recomendó la enfermera. Ya luego tendré tiempo de escusarme... Solo espero no encontrarme a nadie de camino.

Caminé por el patio, lo cual me sorprende que esté abierta la entrada, hasta llegar al edificio apartado a la derecha; las habitaciones de los niños. Subí todas las escaleras hasta el tercer piso. Caminé mirando las enormes ventanas selladas. No miré por donde iba y tropecé con alguien...
Oh...
El dueño de todo y todos...El Director. Un señor elegante de cabello negro corto y ojos profundos marrones. No aparenta más de treinta. Usaba traje y corbata negra.

—¿Y tú qué haces fuera si se puede saber?— me dijo a la par que se volteaba, con una voz seria y profunda. Al parecer me estaba esperando, pues, está frente a mi habitación. Le enseñé la escusa y asintió. —Te has salvado de un castigo, anda, ve a tu habitación. Y no vas a salir de allí, solo para la enfermería, el comedor, el baño y nada más. ¿Te quedó claro?— Me advirtió mirándome serio, intento no hacer contacto visual. Tampoco es como si pudiera salir de ahí cuando entre... Las puertas de las habitaciones solo se pueden abrir desde fuera... Por motivos desconocidos...

Asiento mientras sujeto la bolsita de hielo en mi naríz con la derecha y a Mint con la zurda. —Sí, señor. Con su permiso, me retiro.

Él sigue su camino y yo el mío. Entro a mi pequeña habitación y me siento al borde de la litera. Miro el cajón y me levanto para buscar aguja e hilo. En un botiquín pequeño lo encontré, increíblemente. Realmente no pensé que habría uno.
Volví a sentarme en el borde de la litera y me entretuve sacando un poco de relleno de mi almohada (para colocarselo al conejo) y cosiendo. Valieron la pena las clases que me dió mi mamá antes de que falleciera...

No sé cuanto tiempo pasó, pero supongo que bastante. Una doña, de piel tostada y moño canoso con redecilla, me fue a llevar la cena a mi habitación y no se veía muy contenta de hacerlo. Minutos después de irse, y yo terminar de comer, volvió a subir para recojer la bandeja y avisarme que fuera a darme un baño; está de más decir que lo dijo de muy mala gana.

Recibí muchas preguntas de cómo me sucedió y cómo me sentía. Sí, nos bañamos todos los niños juntos; Y ya que no hay muchos lo hacemos por turnos... Muy rápidos turnos. Yo solo me límite a decir que fue un accidente y que estoy bien. Aunque no ví a mi compañero.
Me bañé, me vestí, salí y volví de nuevo a mi habitación. Al entrar encontré a Mischa, que es mi compañero de cuarto, mirando curioso su conejo. Al sentir que yo entré volteó rápidamente y corrió a abrazarme.

—¿Nate estár bien?— preguntó preocupado con su típico acento. Me dá ternura saber que está intentando hablar nuestro idioma.

—Sí, Mischa. No te preocupes por mí.¡Pero mira! Mint quedó como nuevo, ¿A que sí?— dije intentando hacer que se centrara en otra cosa.

Rió —¡Como Nuevo! ¡Mint como nuevo!— comenzó a saltar abrazando su conejo. —Gracias Nate— me volvió a abrazar y yo le devolví el afecto.

-—amos, se hace tarde. A dormir— se trepó a la litera, lo arropé y le acaricié su cabello.

Spokoynoy nochi, Nate.

—Buenas noches, Mischa.

Con eso apagué las luces, encendí el abanico de techo y me limité a acostarme en la litera de abajo. Pero por más que lo intentara no lograba quitarme de la cabeza a Amy... Niña tonta pero valiente. Tengo miedo de lo que le pueda pasar... Tengo miedo de lo que le puedan hacer...

º·º·º·º·º·º

Wattpad cambia los guiones largos a cortos... Oh God, Why?...

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