Estuve todo el día en mi cuarto, pensando en las cosas, no me vengaría de Harry. No haría nada, simplemente quería estar tranquila. Pero, sabiendo que tenía que estar con Harry toda la semana, era imposible. Al otro día me levanté más tarde que ayer y tomé ropa de ejercicio, hace tiempo que no hacía y no quería perder mi figura. Me puse unas calzas negras deportivas, una camiseta negra, y unas zapatillas de deporte. Era muy cómodo, como corría un poco de viento, me puse un polerón con cierre{x}. Tomé mi IPod y mis audífonos y salí de mi habitación.
-Hola-dijo Ariadna sentada en sofá con un libro en sus manos.
-Hola-dije yendo a la cocina, me hice un pan con queso y me tomé un jugo.
-¿Saldrás a correr?-se burló
-Si, ya viene una fiesta importante, y tengo que estar estupenda-dije
-¿Y qué fiesta, viene?-preguntó confundida
-Pues la fiesta de… “mostrar pierna”- y reí apenas
-¿Qué?-preguntó sin entender
-Es una fiesta que hacemos los cuartos y terceros todos los años, y pues esta fiesta es como para mostrar tus…atributos. Es como una competencia de quién muestra más. Pero…mientras te veas sexy y no tan…tú sabes…Eleanor.-y reí con ella.
-Creo que entendí-dijo riendo.
-Ok, entonces…me voy- le besé la mejilla y me fui, al salir a la vereda empecé a correr sintiendo el viento en mi cara, no recordaba lo genial que se sentía. Estuve corriendo una hora y luego fui a una plaza y caí rendida en una banca. Tomé un poco de agua y me quedé sentada viendo como los niños corrían detrás de otros, mi plan en la vida siempre fue formar una familia con hijos, un esposo que me amara. Juraba que el amor era fácil y no tan difícil, pero creo que me equivoqué. Me levanté luego del rato y empecé a trotar hacia la casa, en el camino hubo un momento en que me agache a abrocharme el zapato y sentí que alguien chocaba con mi cuerpo haciendo que perdiera el equilibrio y callera.
-En verdad lo siento- dijo el chico tomándome de la mano para ayudarme.
-Deberías fijarte por donde caminas- dije limpiándome la ropa sin verlo a la cara.
-Vuelvo a repetirlo…lo siento-dijo con tono fastidiado.
-No vale la pena discutir contigo, asi que acepto tus disculpas. Adiós-dije dispuesta a irme, pero al levartarme pude ver su cara, quedé paralizada y sentí los ojos escocerme por las lágrimas que querían salir.