Mi cuerpo desnudo se estampa contra el suelo, siento como cada uno de mis huesos sufre. La sangre me recorre la cara y de nuevo otro puñetazo. Mas sangre se acumula en mis pulmones sin casi dejarme respirar. Me levanta de nuevo y me besa. Siento su asqueroso aliento salir de su boca para entrar en la mía. Su mano me acaricia la espalda mientras la otra me estira del pelo. Me toca el culo y me baja la cabeza hasta su cintura. Se que disfruta con esto, sus gemidos son cada vez más fuertes. Me vuelve a levantar, sus ojos castaños se clavan en los míos y reflejan odio. Me tira sobre la cama y se abalanza sobre mi, su peso me machaca pero a él le da igual. Empieza a gemir de nuevo, vuelvo a sentir ese dolor tan habitual. Me besa otra vez, me repugna su aliento. Me toca los senos, los aplasta tanto que me duelen. Intento quitarle las manos pero me pega otro puñetazo en la nariz. Vuelvo a sangrar y empiezo a llorar. Termina y se separa de mi, me da un azote en el muslo y sale de la habitación. Apenas tres segundos después entra con la cadena. Me la ata en el cuello y la cierra con un candado. La sujeta a la pata de la cama y sale de nuevo. Le veo pasar hacia la puerta, ya vestido, sale y la cierra con llave. Sé a donde va. Cerca de casa hay un prostíbulo al que va varias veces al día. Noto el frío tacto del acero tocando mi piel. No entiendo como pude casarme con ese hijo de puta. No puedo soltarme, me ha atado las manos a la cintura. La manta de la cama es tan áspera que me produce rozaduras. Estoy llena de sangre, no he comido ni bebido nada desde hace cinco días. Solo tengo 25 años y ya estoy prisionera en mi propia casa. No puedo cerrar los ojos, aparte de los moratones, cada vez que consigo cerrarlos me vienen imágenes suyas a la cabeza. Algún día me matara con sus golpes.
Pasadas dos horas llega borracho, sin camisa y con el pantalón medio abierto. Apesta a colonia barata. Cada día me da más asco. Me desata las manos para seguir de nuevo pero esta demasiado borracho como para saber lo que hace. Al final, y tras varios intentos, lo consigue. Cuando me iba a coger otra vez del pelo se desploma sobre el colchón. Ahora que tengo las manos desatadas cojo la llave de su bolsillo derecho. No se entera de nada así que aprovecho y cuando me quito la cadena se la ato a él al cuello. Me pongo unos pantalones y una blusa rasgada e intento salir. No llevo ropa interior, me la tiró diciendo ''Para que la quieres si estas todo el día desnuda. Puta, que eres una puta''. No se lo que sería capaz de hacerme si consigue alcanzarme de nuevo. Probablemente no viva para contarlo. Intento bajar las escaleras pero las piernas me fallan, no están acostumbradas a caminar. Además el hecho de no comer ni beber nada en cinco días también aumenta las dificultades. Cuando consigo salir del portal camino calle arriba. Hay un bar muy cerca de aquí. Veo el letrero ''Bussines''. Un sentimiento de alegría invade mi cuerpo mal herido. Llego a la puerta de cristal y justo cuando acababa de entrar me desplomo súbitamente y caigo al suelo. Me acabo de desmayar.
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