Jueves 1 de diciembre.
CAMILA
Me hubiera gustado levantarme y decirle al padre de Lauren, que la familia de dicha hechicera no se había desvanecido. Qué yo era prueba de ello. Pero tenía miedo. ¿Cómo le iba a decir eso? Lauren me odiaria. No podía.
Cuando por fin me vi sola en aquella biblioteca tome la linterna y me agache de nuevo bajo el escritorio, note cuando me escondí la primera vez que había algo extraño. Una pequeña grada de madera sobresalía hacia abajo y tallada en ella se encontraba el escudo de los Jauregui un lobo y una luna en cuarto creciente. En las esquinas note una abertura circular, lo suficientemente grande para un dedo. La podía jalar hacia afuera. La madera cedio después de un par de intentos provocando una nube de polvo que me hizo estornudar.
Adentro había dos libros con cubierta de cuero, en el lomo cada uno tenían grabado un sol y una luna juntos.
La incertidumbre por saber que había en su interior me hacía entrar en una gran ansiedad. Y sin embargo cuando quise abrirlos no pude.
Habia una ranura muy extraña, lo que me indicaba que necesitaba una llave. Tenía un forma muy extraña.
Una llave. ¡Maldición! Lo que me faltaba. Intente por todos los medios abrirlo y no funcionó.
Regrese abajo del escritorio, quizá la llave estaba dentro del compartimiento secreto, rápidamente busqué entre el polvo que había con ayuda de la linterna y efectivamente adentro había algo, cuando por fin lo pude sacar era solo un pequeño dije en forma de luna. A simple vista se notaba que era de plata aun que no tenía una cadena a juego ya que ésta era una simple cinta negra.
Casaba perfectamente en el lado derecho de la cerradura. Pero faltaba una parte, así que empecé a buscarlo en silencio por todo el sótano.
Nada más que libros y libros por todas partes y en una esquina pinturas de gran tamaño y seguramente muy valiosas.
Supuse eran antepasados de Lauren, sus rostros impasibles me daban escalofríos. Recorrí cada pintura con gran interés, limpiándolas del polvo que las cubría, hasta que llegué a la primera que me sorprendió de sobremanera. ¡Era Lauren! No, no podía ser, la pintura estaba fechada atrás, y era de hacía siglos. Le preste más atención que a las otras, sus rasgos marcados, su sonrisa, parecía ser la misma, pero en la pintura tenia cierto aire de melancolía que la hacía parecer una persona triste y desdicha. Sus ojos eran de un verde muy intenso, pero más claros que los de Lauren, vestía como una dama de la edad media y en su cuello colgaba el dije en forma de luna que tocaba delicadamente. Como en una caricia, lo rozaba con su mano izquierda.
Como sí quisiera decirme algo, como sí quisiera hablarme y contarme la verdad.
Y recorde entonces el pequeño retrato de Meredith la hechicera que fundó a los Hijos del Sol.
Ella maldijo a los Jauregui, porque éstos mataron a su amante. Se parece a ti había dicho mi papá, sí, tenía un parecido enorme con ella igual que Lauren con este retrato.
Mi corazón estaba alborotado, me sentía al borde de un precipicio, colgaba de la mano de Meredith un collar, ¿Qué forma tenía?
- ¿Qué haces?-.Di un respingo.
- ¡Maldición! ¿acaso intentas matarme?
Ella se rió.
-Lo siento. ¿Qué haces?
-Ven, acércate y mira.
Por su expresión ella también se sorprendió.
- ¿Pero qué...? – me vio con incertidumbre.
-Y ves esto-Señale el cuello de la dama.
-Es como un collar, con forma de... ¿Es una luna?
-Una luna menguante. Ven-. la tome de la mano y la lleve de vuelta al escritorio.
-Libros...
-Sí, pero estaban aquí abajo, escondidos. Además, no se pueden abrir, necesitan una llave especial, y esta-le enseñe el dije- es parte de ella, es la misma luna que lleva en el cuello la mujer en la pintura. Mira aquí en la portada del libro un sol y una luna juntos...
¡Era eso! ¡El sol y la luna juntos, era la forma de la llave! El sol... era la forma del collar de Meredith...
-Camila, cálmate, respira, es necesario para vivir.
La observé atónita, Lauren no sabía la importancia de esto, regrese al retrato y observé con apremio la pintura.
Ella tenía un dije en forma de luna, Meredith tenía otro en forma de sol. Juntos eran una llave, una llave que abría esos libros que estaban guardados con recelo. ¿Qué significaba todo esto?
-¿Camila estás bien?
- ¿Quién es la mujer de la pintura?
-Pues no lo sé.
-Pero es una de tus antepasados.
-Sí, seguramente, pero no los conozco a todos Camila, en serio, siéntate, estás pálida.
-No te resulta misterioso que se haya tomado tantas molestias para ocultar los libros y resguardarlos. Deben tener cosas muy interesante dentro.
Tomé asiento, las piernas me temblaban.
-No lo había pensado.
Ella tomo uno de los libros e intento abrirlo por la fuerza sin ningún resultado.
- ¿Ya buscaste la llave?
-Ya. No encontré nada, solo a tu doble en las pinturas...
Lauren rió, aunque no tenía mucha gracia mi comentario.
-Está bien, tenemos que irnos, subiré esto a mi habitación y buscaré la llave mañana.
-Si la encuentras, no lo leas sin mí.-Dije aunque no creí que encontrara la otra parte de la llave en su casa.
-No lo haré.
-
¿Qué decían esos libros?
La intriga por saberlo me carcomía haciéndome sentir ansiosa y desesperada por saberlo. Guardaba algo en sus hojas antiguas, guardaban la verdad de lo que pasó.
Lo sentía en mí, lo intuía.
Con esa idea molesta me fui a la cama.
-
Lunes 5 de diciembre.
CAMILA
Desperte, sintiéndome abatida, me atormentaba de nuevo esos ojos, era la pesadilla, los gritos, los perrros que ladraban furibundos.
Y al despertar me atormentaba las peleas con mi papá, se habían vuelto constantes, mi madre se quería mantener en un punto neutro pero en el fondo ambas sabíamos que quería apoyar a mi padre. Pero yo no iba a hacer algo con lo que no era feliz, no me interesaba una estar entre los principales de los Hijos del Sol, no me importaba su poderío, sus influencias, no me importaba nuestro linaje. Sólo me importaba Lauren y mi futuro a su lado.
Quería ser aceptada en su comunidad, quería estar con ella y si para eso debía convertirme en licántropo lo haría. No me importaba.
-
-No creas que no lo he notado- Decía la voz de mi padre algo alterada- por las noches sales y regresas a una hora específica, yo lo sabía. - ¿Cómo lo sabía? - Pero ahora te vas y tengo suerte si regresas a dormir. Eres una chica y entiendo que sepas cuidarte, estas bien protegida, lo sé. Me lo has dicho. Tienes novia, tu madre me lo repite constantemente.
》Pero soy tu padre y me es imposible no preocuparme. No importa si eres inmune a todo. Yo siempre me voy a preocupar por ti. Y mientras vivas en esta casa te acoplaras a mis reglas. No volverás a salir de noche. -Sentenció.
-Pero papá...
-Pero nada -Me corto bruscamente. - ¿Esa chica te acompaña por las noches? ¿Es de fiar? ¿Sabe de ti y de tu don?
Pues sí que lo sabe, ella es un licántropo. ¿Por qué no le había contado a mi padre sobre ella? Seguro él sabía que existían los hombres lobo, eso no sería una sorpresa para él. Y aún así, algo en mi interior me gritaba que no hablara sobre Lauren y su familia.
- ¿Por qué no ha venido a verme? Para conocerla formalmente y saber con quién sale mi hija. ¿Sabes por lo menos en dónde vive? ¿Es quién dice ser?
-Alejandro creo que estas exagerando.- terció mamá.
-Sí papá, pienso lo mismo, Lauren es una persona... es una buena persona y es confiable si lo que te preocupa es no conocerla yo la puedo invitar a cenar y listo. Comprenderás lo extraordinaria que es...
Una sonrisa fue a posarse en mis labios. Sí, ella es extraordinaria.